Lali asintió, intentando disimular cl escalofrío que la recorrió de
pronto. Todo el mundo había oído hablar de ello, Earl Petersoll habia
sacado su pistola del armario donde la tenía cuidadosamente guardada
bajo llave, para salir de la casa cuando oyó ruidos junto a su coche.
Una vez, fuera, forcejeó con alguien y resultó muerto por su propia
arma, Lo encontró su mujer a las seis de la mañana del día siguiente.
—Creo que quizá puedas ayudarme —dijo VICO,
—¿En serio? no debió haberlo Llamado. De repente, Lali se sintió
enferma. No porque no quisiera ayudarlo, sino porque deseaba tener los
conocimientos precisos para hacerlo.
—Tienes algo Lali, Un don especial.
¿Querrás ayudarme?
Ella vaciló. A su padre no le gustaría, pero ya casi había cumplido
dieciocho años, Había visto a la señora Peterson llorando en la
televisión y. si podía hacer algo para mitigar el dolor de aquella
mujer, lo haría,
Caminó hacia el coche, y VICO le abrio la portezuela del pasajero.
Lali se deslizó en el asiento,
Luego fueron hasta el lugar de los hechos.
Había un BMW apareado en la entrada de la casa. Lali se acercó a él y
enseguida retrocedió, alarmada por la oscura y fría sensación quedo de
repente se abatió sobre ella.
Después se quedó inmóvil.
Cerró
los ojos. Tuvo una visión de un escenario nocturno, de una sensación de
furia- Oyó el sonido de una respiración controlada. haciéndose cada
vez más trabajosa. El señor Peterson, vio su mano. vio el arma que
sostenía mientras, cuidadosamente, rodeaba el BMW, avanzando a la
oscura figura que intentaba forzar el coche. Lali sufrió un violento
sobresalto cuando una segunda figura, inadvertida hasta entonces,
emergio de la. sombra de una palmera y golpeó con el codo el brazo del
senor Peterson. Peterson dejó caer la pistola con un jadeo ahogado.
Lali gritó, sintiendo el dolor en su brazo, el mismo dolor que habla
experimentado en el sueño, Se encorvó, rodeándose la cintura con el
brazo, Y siguió viendo.
El hombre recogió la pistola del suelo, El señor Peterson alzó los ojos hacia él.
—No, espere.,, —empezó a decir.
El hombre, alto y rubio, con el pelo cortado al rape, miró a Peterson y tranquilamente apretó el gatillo dos veces,
Lali sintió la fuerza de las balas perforando su pecho. No gritó, sino que se llevó la
mano al pecho, notando el impacto.
Y el frio. El espantoso frío que asaltó a Peterson mientras la vida se le escapaba...
Lali siguió viendo, Vio cómo el asesino se alejaba con su oscuro
acompañante y ambos corrían al otro lado de la calle, hacia un inmenso
solar vacío.
El asesino se detuvo e hizo ademán de volver, pero su
acompañante lo detuvo, apremiándolo a seguir adelante, Lali vio cómo
apretaban a correr nuevamente. siguió presenciando la escena hasta que
los dedos gélidos de la muerte erosionaron del todo la visión de
Peterson e hicieron que la imagen se fundiera en negro, VICO estaba
junto a Lali, ayudándola a levantarse, temblando también.
—No debería haber consentido esto. Dios bendito, mira cómo estás, empapada en sudor, tiritando...
Ella meneo la cabeza con vehemencia,
—Estoy bien, Estoy bien, de verdad —titubeo—. Puedo darte la descripción del asesino.
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