domingo, 30 de abril de 2017

CAPITULO 38

- Te ves horrible- dijo susan al percatarse de mi presencia- ¿Por qué no te quedaste en casa?

- Me siento horrible- conteste- pero tenía que enviar lo de la fusión hoy, no pienso permanecer mucho tiempo.

- ¿quieres que te sirva algo?

- No está bien- sonreí- no tardan en traerme el amor de mi vida.

- Está bien entonces- contesto- ve, anda para que puedas irte pronto.

- Hasta luego.

En verdad, me veía más que horrible... asquerosamente mal. La causa, no dormí un solo segundo. Me había levantado de lloriquear en mi vieja y adorada cama, mis amigas me hicieron, por no decir que me amenazaron a salir por lo menos un rato. Todos los días no era tu cumpleaños.

Me vestí con alguna de las cosas que había dejado tirada en el apartamento, unos pantalones jeans y una de mis blusas holgadas, mis sandalias bajas y ni siquiera me moleste mucho con el peinado. Me sorprendí de lo mucho que me divertí al fin y al cabo, pero más me dolió recordar que PETER no lo estaría pasando bien.

Cuando nos tiramos en la cama, luchaba con todas mis fuerzas por no levantarme y correr hasta la casa del maldito aquel, tenía que darnos tiempo a los dos para pensar las cosas y con tantas horas de sueño sin utilizar no podía poner excusa de no verlo hecho.

No pensaba venir hoy a la oficina, pero recordé vagamente la importancia de enviar los documentos de la fusión el día de hoy, sabía que mi amado jefecito no tendría cabeza para ello ni hoy, ni los días que seguían a este. Apostaba a que todavía estaba en shock.

Entre en mi lugar y resople. Inmediatamente me coloque mis audífonos y encendí el computador, mientras más rápido terminaba mucho mejor, tenía la certeza de que hoy me quedaba dormida.

Juro que no pasaron ni 15 minutos cuando mis puertas se abrieron de golpe, yo, ni siquiera ose inmutarme, sabía que esta seria así. Siguiendo con las apostaderas, apostaba que susan le había dicho que estaba aquí. A este paso sería rica ganando tanto.

Estaba más horrible que yo, aunque aun así se veía malditamente bien, llevaba puesto uno de sus polos informales- cosa que me sorprendió- apretados pantalones vaqueros negros, su cabello despeinado y como no se había afeitado ayer, una incipiente barba de dos días, esto, junto con sus ojeras y pálido rostro me resumieron el sufrimiento por el que estaba pasando. Soy una blanda.

- Te ves horrible- dije recordando las palabras de susan.

- Pensé que no vendrías hoy- contesto

- Tenía esos planes- sonreí con tristeza- pero recordé lo de la fusión y vine a enviar los documentos.

- ¿estas bien?- pregunto acercándose- estas muy pálida

- Estoy bien- suspire- solo que no dormí anoche.

- Yo tampoco- sonrió sarcásticamente- me acostumbré a tenerte en mi cama

- PETER- gimotee- no me iré de tu lado, entiende, solo, ayer no era un buen día para quedarnos juntos.

- Arruine tu cumpleaños

- Tú no lo hiciste, además mis amigas me hicieron salir anoche.

- Algo así me dijo NICO.

- Maldito chismoso- refunfuñe.

Unos golpes en la puerta me hicieron desviar la mirada de los cansados ojos de PETER, sonreí ampliamente por primera vez después de tantas horas, cosa que no paso desapercibida por él, se apresuro a abrir la puerta y dejándome ver al causante de mi sincera alegría: Juan.
- Disculpa la tardanza- dijo al entrar.

- No te preocupes- dije corriendo hacia el- sabes que no debes de disculparte.

- Aquí tienes- dijo claramente intimidado por la mirada de PETER- tengo que volver.

- ¿te he dicho lo mucho que te quiero?- dije besando su mejilla. Juan era uno de los dependientes de la cafetería, y algunas veces, después de mi embarazo el me traía cosas a la oficina, así no tenía que bajar.

- Todos los días lo haces, hasta luego.

- Adiós.

Sonriendo, como siempre salió, debía tener la charla de la intimidación con PETER algún día, cuando no hubieran niños ni nada de eso de por medio. Mientras tanto, llegue hasta mi mesa y de la bolsa saque mi delicioso y añorado batido de chocolate y, cómo no, mis hermosos hockeys. Amaba a esa gente.

- Por un minuto pensé que te alegrabas de verme a mí- dijo haciéndose el dolido.

- No seas dramático- conteste- siempre me alegro de verte, ven me sacrificare, te vez como que no has comido en años.

- Lo haré más tarde- resople y le lance una venenosa mirada, por lo que tomo asiento a mi lado- está bien señor.

- Que no se te olvide quien manda.

- No señora- dijo aparentemente más animado.

Algunos minutos después y habiendo terminado, después de contarle las loqueras de mis amigas ebrias anoche, volvió a estar serio y como siempre, sabía que algo serio se aproximaba.

- Dime de una vez- sisee.

- Tengo que pasar por el niño hoy- dijo en voz baja- mi padre, insistió para tenerlo mucho antes, ya nos hicieron las pruebas.

- Gracias al cielo- suspire- ¿a qué hora iras?

- En media hora- dijo mirando su reloj- crees que podrías venir conmigo, de verdad te necesito.

Lo pensé, medite y reflexione, sabía que PETER no sería capaz o si lo seria pero no objetivamente de ir a conocer al niño. Tenía toda la disposición de ayudarlo, pero en estos momentos me sentía intimidad. No sabía cómo resultaría todo eso.

Recordé que me gustaba hacer las cosas sin pensar, por lo que levantándome, tome mis cosas y me dirigí a la puerta. Le sonreí y él se apresuro a seguirme. Por suerte ya había hecho parte de lo que me proponía al llegar a la empresa.

El viaje en auto fue de lo más silencioso, apreciaba el espacio que PETER me estaba dando, sabía que no debía presionarme, porque sino mas difícil se le aria la vida. Por lo menos más de lo que ya era. En tan solo veinte minutos llegamos a una edificación de dos plantas, era muy modesta, con colores llamativos y dibujos de niños en alguna de las paredes.

Los nervios que no tenia me llegaron más rápido de lo que creía capaz, tenía unas ganas de hacer girar el volante y que condujéramos hasta Finlandia si se podía, pero debíamos hacer frente a lo que se avecinaba. Otro niño en nuestra dramática y disfuncional familia.

Ay dije familia.

Respiramos hondo al mismo tiempo. Después de mirarnos algunos segundos salimos del auto, mientras más rápido mejor. No proteste cuando PETER entrelazo nuestros dedos y nos insto a caminar- buen el caminaba, yo daba zancadas- hasta la recepción del lugar. Una señorita muy sonriente, que en otra vida seguro fue mis sonrisa nos llevo hasta la oficina del coordinador del centro. Después de esperarlo unos cinco minutos, nos honro con su presencia.
Era parecido a uno de esos que salen en las películas de narcotráfico. El típico policía panzón y calvo- debería de dejar de hacer eso- llevaba unos lentes más grande que su pobre cara, mis nervios fueron reemplazadas por una amenazadora carcajada, pero no era tiempo de reír.

M recompuse en mi asiento, mientras hacían las presentaciones, yo estaba embarazada, lo que me daba todo el derecho de quedarme sentada, así que así lo hice.

- Tengo entendido que el señor LANZANI a insistido en que el niño salga hoy- dijo mientras tomaba asiento frente a nosotros- debo decir que no es parte de nuestras políticas.

- Lo sabemos señor Muñiz- dijo PETER- pero no queremos que pase tanto tiempo aquí.

- Legalmente, cuando una persona se hará responsable de uno de nuestros niños, deben pasar, mínimo 15 días.

- Es demasiado tiempo- intervine- queremos al niño con nosotros lo más pronto posible, me disculpa usted, pero no quiero que este en casas de acogida.

- Entiendo su parecer, tratamos con la junta y hemos decidido que podrían llevarlo, pero una asistente social, estará visitándolos entre semana.

- ¿Qué día?- pregunto PETER

- Sería una visita sorpresa, políticas de la institución- sonrió con suficiencia.

- Por mi bien- conteste mirando a PETER.

- Estamos bien con eso, entonces.

- Muy bien entonces- se levanto de su lugar al igual que PETER, yo... me tome mi tiempo- vallamos a buscarlo.

Los nervios me volvieron nuevamente y maldije internamente, debía estar segura para poder aguantar a PETER por si se desmayaba de la impresión. Respire hondo y los seguí fuera de su oficina.

Volvió a entrelazar nuestros dedos, esta vez se tomo su tiempo manejando, pasamos por un corredor aburrido, caminando unos pasos por detrás del señor muñoz, se detuvo delante de unas puertas dobles y antes de que abriera, apreté mas nuestro agarre y bese fugazmente la mejilla de PETER. Quería hacerle saber que estaría ahí apara él.

Era un enorme salón, las paredes, en vez de tener el mismo tono aburrido rebosaban de color, era un bonito cuarto de juegos, había por lo menos una veintena de niños pequeños revoloteando y corriendo por todo el lugar, algunos tenían carros, un grupo de niñas muñecas, saltaban la cuerda o eran doctoras. Esto era más que lindo.

Antes de que el señor muñoz nos presentara al niño, mis ojos se habían posado en el, estaba sentado frente a nosotros, pero no nos había visto. Estaba coloreando junto a un niño, más pequeño que el con la piel morena, más de lo que nunca había visto a alguien. Mi corazón se detuvo por un instante, era la viva imagen de PETER.

Un mini PETER.

Tenía el mismo color oscuro de cabello, el mismo tono de piel y la misma postura que PETER usaba cuando se concentraba leyendo. Todo lo que siempre quise que minimi fuera y que podría ser.

Antes de que PETER dijera nada camine aun embobada con aquel precioso ángel a su encuentro, al parecer en ese momento fue que el lento procesador de mi jefe registro mis movimientos, pues sentí como se iba tensando. Cuando llegamos hasta donde se encontraba levanto la vista. Tenía sus mismos penetrantes ojos verde.

Nos miraba con el seño fruncido, mientras yo le daba una de mis sonrisas psicópatas y girándome a ver a PETER vi que se había quedado en blanco, resople, este sí que no nos serbia.

- Hola- tendí la mano para saludarlo- soy LALI.

- El mío es SANTINO- dijo con una seguridad nada de niño de cuatro años.

- El es PETER- dije señalando al inútil- se queda así por ratos, es por la edad.

- Se parece a mi abuelo.

- Si bueno- como decirle a un niño esto- el es tu papa, hijo de tu abuelo.

- ¿mi papa?- dijo asombrado- yo no tenía papa

- Pero ahora si- contesto PETER por primera vez- ¿te gusta la idea?

- Si- dijo frunciendo otra vez el ceño. Era toda una ternura- entonces ¿tu serás mi mama? Mi otra mami murió y está en el cielo cuidándome ahora.

Mire a PETER alarmada, no creía que el pudiera hacer esas preguntas tan pronto, se supone que los niños la hacen cuando tienen siete o diez años, no ahora, el me devolvió la misma mirada, lo que no fue de mucha ayuda, volví a girarme otra vez.

- Bueno, solo si quieres- me apresure a decirle mientras sonreía- pero si no quieres decírmelo está bien.

- Eres muy bonita- sonrió.

- Gracias, tu pareces un angelito- toque sus cabellos- sabes, vinimos a buscarte ¿estás listo?

- ¿Viviré con ustedes?- volvió a asombrarse.

- Así es- le respondimos al mismo tiempo.

- ¡genial!

- Señor LANZANI- dijo el muñoz acercándose- debe firmar algunos papeles, mientras le traemos las pertenencias del niño.

- Si, por supuesto.

- Sígame entonces.

- ¿te quedaras aquí?- me pregunto entonces.

- Si- le acaricie la mejilla- acabo de encontrar a esta preciosura, no tienes oportunidad.

- Are como que no escuche eso.

Salió del salón siguiendo al rarito señor muñoz, yo, volví mi atención al pequeño SANTI, que me había desplazado y cambiado por su dibujo. Suspire aliviada, era más fácil de lo que tenía pensado.

Dos horas después, estábamos en casa, mirando la habitación que habían preparado para el pequeño, estaba mas vacía que cuarto de hospital, por lo que recuperando mi bolso, y tomando la manito de mi nueva obsesión salimos al centro comercial. Con PETER y su tarjeta de crédito detrás.

No habíamos aclarado nada, ni siquiera habíamos tenido una conversación normal, pero ahí estábamos, en una tienda de niños practicando para cuando al minimi le pareciera bien llegar a nuestras vidas. Y mentía si decía que no me sentía bien con eso.

CAPITULO 37

- Y bien ¿Qué te parece?- pregunto un poco ansioso.

- Bueno...- dramatice, estaba entrando en la bañera después de que le hubiera dicho que lo preparara, este estaba buscando todas las formas de agradarme para que le contara el porqué de mis limbos personales, pero eso sería difícil para él- he tenido mejores.

- Pero yo los he preparado- resopló- ¿verdad?

- No eres el centro del universo- canturree

- No, es cierto- dijo entrando y colocándose detrás de mi- pero soy una importante parte del tuyo.

- Engreído- reí.

Permanecimos algunos minutos en silencio, solo se escuchaba el salpicar del agua de vez en vez, estaba irritándome en gran manera, sabía que PETER estaba buscando la manera de abordar el tema y no la encontraba, a menos una que a mí no me diera ganas de girarme y lo hundiera... sabe mucho el, pero no más que yo.

Resoplando me reacomode en la bañera, quedando con la espalda apoyada en la otra punta de esta, ahora estábamos frente a frente, el tenia una de sus mascaras de indiferencias bien puestas, aunque sabía que conmigo no tenia ninguna oportunidad pues me las sabia todas.

El sabia, que yo sabía que él quería preguntarme, pero ni siquiera así dijo nada, por lo que después de cansarme, volví a resoplar y le di lo primero que me llego a la mente como respuesta.

- Quedarme así no tienen ninguna razón especial- comencé- a veces solo me quedo pensando en las cosas que pudiera cambiar de mi pasado, en otras mis meteduras en líos y en algunas pocas ocasiones, en la no muy buena relación que tenia con mi padre. ¿es todo lo que querías saber?

- No- respondió en voz baja- primero me gustaría saber que te gustaría cambiar.

- No se la verdad- conteste sinceramente- si no fuera por todas esas cosas, no estuviera donde estoy ahora.

- ¿en una bañera con tu amor y jefe, además de embarazada?

- No- dramatice- con mis estudios finalizados y pudiendo mantenerme como Dios manda, por primera vez en la historia de todos mis sueldos, con amigas que me aman y siendo considerablemente feliz.

- ¿solo considerablemente?- pregunto aparentemente asustado- ¿no eres feliz aquí conmigo?

- Más de lo que me gustaría admitir- balbucee

- Entonces- siguió- ¿Por qué ni siquiera entro en tu ideología de felicidad?

- Si entras- resople- no estoy hablando de donde están tu o minimi, cuando pienso así, es sobre las cosas de mi pasado que aún me quedan- suspire- para sacar esa carrera adelante tuve muchos obstáculos, poder hacerla y seguir con amistades de muchísimos años, es muy importante para mí, es todo.

- ¿puedes venir aquí?- puse los ojos en blanco y volví a acomodarme entre sus piernas- me dolió mucho verte así, me dolió gritarte que no respondieras a nada, tenía mucho miedo LALI, pensaba que yo había hecho algo mal, fueron de las peores horas de mi vida, no quisiera volver a verte de esa manera.

- Tendrás que acostumbrarte- susurré- si es que quieres que vivamos juntos.

- Eso ya lo hacemos- respondió- pero sé que sufres con eso yo solo quiero que seas feliz.

- Créeme que lo soy- respondí mientras me sentaba a horcajadas en sus piernas, nuestras caras a solo centímetros- pensé que no duraríamos ni una semana, pero aquí estamos, dos semanas después, respetas mis espacios y buscas que siempre me sienta bien, no te preocupes por ahora de eso.
- Te amo LALI, quiero que siempre lo tengas presente.

- Lo sé, ahora empieza a pagarme por haber dejado que Ana me golpeara.

- Pero si no tengo nada que ver- dijo mientras acariciaba mis caderas- aun así, pensaba recompensarte por tu día.

- Hazlo entonces- susurré.

Empezamos a besarnos lentamente, deje que marcara el ritmo lento y sensual que tanto nos gustaba, entrelazamos nuestras lenguas deseando no terminar nunca, sintiendo las chispas que saltaban entre los dos, como si fuera la primera vez. Sus manos dejaron de estar fundidas en mis caderas y empezaron a acariciar todo mi cuerpo, lenta y dulcemente. Ahogue un grito cuando una de sus hábiles manos llego hasta el centro de todo el placer que estaba sintiendo en estos momentos.

Una sonrisa arrogante y sexi apareció en su rostro mientras trazaba círculos y mi respuesta a ello haya sido de lo más audible. Volvió a besarme, esta vez en el cuello, bajando lentamente dejando una cadena de besos cortos y dulces hasta llegar a mis senos, estos ya había empezado a sentirse más sensibles por el embarazo. Por lo que cuando me mordió, juguetonamente uno de ellos no pude evitar soltar un fuerte grito.

Por suerte los vecinos no estaban tan cerca para escucharme.

Esa noche, nos dormimos muy felices y abrazados, PETER cumplía su parte de hacerme feliz muy bien, debería de ser más honesta y decirle que lo hacía de maravilla, pero no lo era, así que, que siguiera esforzándose cada día más.

***************

El estridente sonido de mi teléfono me despertó de mi fantástico sueño. La decisión estaba tomada, le cambiaria el sonido tan hermoso antes de que tan fantástica canción fuera a mi lista de cosas que odiaba. Tantee para tomar el teléfono, aun no había amanecido del todo, el reloj marcaba las 5:45 AM, rápidamente me asuste, por lo que sin mirar tome el teléfono.

- ¿paso algo?- pregunté sin rodeos.

- ¡feliz cumpleaños!- gritaron mis tres amigas tan fuerte, que lance el teléfono al otro lado de la cama, sin querer, golpeando a PETER.

- ¿Qué tienes?- dijo alarmado.

- Yo nada, EUGE y las otras malditas que me gritaron al teléfono...- espera ¿Por qué feliz cumpleaños? Se supone que faltaban días para eso. Volví a tomar el teléfono, aun no habían colgado, pero junto a la hora pude ver que si era el día de mi cumpleaños ¡que mente la mía!- hijas de nadie ¡me van a matar del susto! Ahora empiecen con la cantadera- chille emocionada.

- MARIA te toca- grito CANDE- bueno mi hermana, esto no saldrá muy bonito, pero hay voy.

- Si, si como sea cántame.

- El día en que tu naciste- comenzó a cantar y yo volví a gritar emocionada- murieron todas las flores... y en la pila del bautismo, se ahogaron los ruiseñores- el coro de EUGE y CANDE se hizo presente mientras yo revolvía las sabanas de alegría, era loca que estaba- y bueno eso es lo único de lo que me acuerdo de la canción, felicidades mana.

- Gracias more- grite- gracias por la hermosa canción, demasiado profunda he reflexionado con ella, ahora si me permiten, dormiré otra vez.

- Está bien, recuerda, nos vemos en la noche ¡hoy se bebe!

- Si claro como yo no puedo- resople- adiós.

Deje mi teléfono en el buro y me gire para encontrar una mirada escéptica en mi maravilloso cuasi-marido, se veía demasiado bien para que fuera legar, con su cabello revuelto y las marcas de haber dormido largo y tendido en su cara. Estaba bueno y lo sabía... y el también.
- ¿Cómo puedes olvidar tu cumpleaños?- pregunto acercándome a él.

- No tengo ni idea- respondí.

- Creo que tendré que recordártelo ahora.

Rodamos hasta que el quedo encima de mí, pero sin descansar su peso, el inútil este se preocupaba mucho por el estado de minimi. Empezó a darme besos por todo el rostro, mis opciones eran tratar de responderlos o reírme a carcajadas. Y como en todo donde reírse sea una opción, esa ganaba, por lo que mientras él seguía con su ataque yo me reía como pura desquiciada.

Cuando dejo de hacerlo, nos quedamos mirándonos a los ojos, respirando dificultosamente, tenía una de esas expresiones de puro éxtasis y me imaginaba que yo estaría igual, amaba a este hombre.

- Feliz cumpleaños amor- dijo sonriendo- que se siente tener 24 años, mi reina.

- Me siento como si aun tuviese los 23- conteste- aunque sí que es un feliz cumpleaños.

- Me alegro- contesto besándome- y espero estar ahí para ver todos los que faltan.

- Admito que espero lo mismo- sonreí.

- ¿Cuáles son tus planes para hoy?- cuestiono- no quisiste fiesta.

- No, tengo todo el día libre, en la noche sí que saldremos con los demás.

- ¿entonces eres mía toda la mañana?- dijo con voz ronca- tengo muchos planes para ti, entonces.

- Espero que no impliquen salir de casa.

- Podemos arreglar eso.

Pasamos casi media mañana entre las sabanas, festejando mi cumpleaños, cuando al fin salimos de ellas y después de tomar una ducha, desayunamos, nos pusimos a hacer algo lindo y bello el resto de la mañana; jugar call of duty en el play station. Estaba en mi lista de cosas por hacer.

Gane algunas campañas más que PETER, sospechaba que me dejaba ganar, aunque no era que yo fuera mala con el juego, pase mucho tiempo jugándola cuando aún vivía en mi casa y recordaba algunas estrategias del bendito juego.

Cuando nos cansamos- por lo menos PETER de perder- el inútil pidió comida en un restaurant, de los que a él le gustaban, alegando, que hoy estábamos de celebración y no podíamos ir a la cocina. Media hora después un joven de algunos veinte años nos trajo dos grandes bolsas y yo feliz y contenta, como siempre se las arranque de las manos mientras PETER le daba la propina, corrí lo más rápido que me permitía la seguridad de minimi y cantando llegue a la cocina.

Bistec, hermoso y sabroso bistec, que desgraciadamente tenía que compartir con PETER, no podía quejarse si lo miraba mal de ninguna manera, era lo malo de casarse con alguien como yo.

- ¿Qué locura tienen tus amigas hoy?- pregunto

- No me han dicho mucho- conteste- aunque tiene que ser bueno, mis cumpleaños siempre son los mejores de las tres.

- Y ¿no te han dicho ni a donde van?

- Creo que sí, aunque no directamente- dije- ayer MERY tenía ganas de algo más de caro y ella, cuando ya llevaban más de tres cervezas.

- Eso no suena a nada bueno.

- Relájate PETER, estarás ahí para controlarme.
- Lo sé.

Mientras seguíamos pensando en que podría pasar esta noche, el sonido del timbre llego a nuestros oídos, yo ni loca me levantaba y dejar mi hermoso y sensual almuerzo.

- ¿esperas a alguien?- le pregunte.

- Teníamos el día para nosotros solos, recuerdas.

- Pues ve y mira.

Enarco las cejas antes de ir hasta la puerta, si ahora era que se daba cuenta que yo mandaba en esta relación estaba muy mal. Al cabo de unos minutos entro a la cocina junto a su padre, mi sonrisa, esa que siempre me aparecía cuando veía al señor LANZANI, se borro al ver su cara de preocupación.

Lo poco que llevaba de tiempo conociendo al señor LANZANI, era suficiente para saber que nada bueno pasaba, pues el siempre tenía una gran sonrisa en su rostro.

- ¿Qué está pasando?- pregunte con un poco de pánico en mi voz.

- Tengo que hablar de algo importante con ustedes.

- ¿Cómo de malo será lo que escuchare?

- LALI...- comenzó PETER.

- No pasa nada hijo- repuso el- tiene razón, aunque no tengo una respuesta para ti.

Y en ese momento sentía que me iba a dar algo, olvide por completo mi almuerzo y calve una profunda mirada en los ojos de ambos al mismo tiempo. Lo que quiera que sea sabia, tenía la certeza de que arruinaría todo lo que tenia. Puto sexto sentido de las mujeres.

Fui hasta la nevera, saque el zumo de naranja y me serví un vaso, camine hasta la isla y me subí a un taburete teniendo cuidado. Sentía que la cabeza me zumbaba y por los movimientos del vaso me di cuenta que estaba temblando. Aparentando tranquilidad- después de respirar profundo- tome un gran trago de mi jugo y volví a mirarlos a ambos.

- Ahora si- dije aclarando mi garganta- cuando gusten.

- Ayer en la mañana, recibí un mensaje del hospital central- dijo el señor LANZANI- una de las secretarias de la empresa sufrió un ataque al corazón en su casa.

- ¿Qué tiene eso que ver con nosotros papa?- pregunto PETER tenso.

- Era BELEN- dijo mirando a PETER, yo también lo hice y pude ver como se tensaba- esa mujer, al parecer, no tiene buena relación con su familia y bien sabes que aprecio mucho a todos mis empleados. Ella siempre me estimo mucho y hace algún tiempo me había pedido que fuera su número de urgencias, por si algo pasaba con su hijo.

- ¿tenia un hijo?- pregunto PETER claramente sorprendido.

- De cuatro años- respondió el y mi cuasi-marido se puso más nervioso si podía, en ese momento la iluminación llego a mí.

- Apostaría mi vida a que es hijo de PETER- dije lo más calmada que pude.

- ¿Qué?- dijeron los dos al mismo tiempo

- Que es hijo tuyo- señale a PETER, mientras tomaba zumo para que me diera fuerzas- por tu postura corporal se que tuvieron algo juntos y por como lo está contando tu padre, es porque es donde quiere llegar ¿me equivoco?

- No lo haces- dijo en un susurro- al principio cuando leí su carta pensé que no podía ser verdad, por lo que me hice una prueba de ADN y si somos compatibles.
- Se me da bien lo de resolver casos- intente bromear, para ocultar el dolor que eso me hacía sentir- ¿y dónde está el niño ahora?

- Esta con servicios familiares, aunque ya sabemos que es de PETER, quieren hacer más pruebas antes de pasar la custodia.

- Pobre niño- susurre, sabía que la mayoría de personas que pasaban por ahí podían sufrir traumas después, por lo que a pesar de todo no pude evitar sentirme triste por él, mire a PETER que llevaba una de esas expresiones de perdida que siempre tenía al recibir noticias malas- debemos hacer algo pronto, no podemos dejarlo solo ahí, debe de estar sufriendo.

- ¿estarías dispuesta a tenerlo?- me pregunto el señor LANZANI con incredulidad- no es que crea que seas mala persona- se apresuro a decir- pero teniendo en cuenta las circunstancias quiero decir.

- Lo entiendo en verdad- repuse- pero es un niño que no tiene la culpa de nada. Iré a llamar a mi madre, tengo algunas llamadas perdidas.

Salí disparada para que ninguno de ellos viera mis lagrimas llegar, se suponía que hoy iba hacer un fantástico día, mi cumpleaños, el primero que pasaría con PETER, pero por la normalidad de estar sin contratiempos dos semanas, olvide que nuestra vida siempre tiene algo de drama- aunque yo no sea la causante- y no podía cambiar eso.

Me encerré en la habitación, le puse seguro a la puerta para que cuando PETER despertara de su trance no me molestara y ahogue mis gritos en la almohada.

Me quede dormida entre llantos, al despertar y verme en el espejo me di lastima a mí misma, ya no sentía la necesidad de llorar, lo que sentía eran unas ganas irrefrenables de salir de la casa, sabía que debía dejar que PETER me explicara, aunque se notaba que él no tenía ni idea de ello. Pero mentalmente no me sentía con las ganas de hacer esto ahora, mucho menos, cuando pudiera estar celebrando mi cumpleaños.

Me apresure a bañarme, al salir me encontré a PETER en la cama sentado, aun estaba pálido y preocupado y no es para menos, al momento sentí una punzada de dolor y mi sensibilidad del embarazo pudo más que mi orgullo, fui hasta donde se encontraba y me senté en sus piernas, lo abrace fuerte mientras trataba de transmitirle un poco de seguridad. Debía de estar pasando por un infierno.

Luego de algunos minutos me levante y fui hasta el vestidor, me cambie con lo primero que encontré a mano, cuando me había alistado, lo suficiente para aparentar estar bien, ante los demás Salí de vuelta a la habitación.

- ¿te irás?- pregunto al verme vestida

- Iré a casa- respondí

- Esta es tu casa

- Sí, pero también lo es el departamento- suspire- no podemos hablar ahora, si lo hacemos, puede que las cosas no salgan bien entre nosotros. Además es mi cumpleaños, supongo que tengo que celebrar un poco.

- No sabes cómo lo siento, esto es lo peor que podía haberte hecho, no quiero que esto sea lo que haga que te vayas.

- También lo siento- suspire tristemente- pero no podemos cambiar las cosas. Trata de descansar y ya luego hablaremos.

Sin esperar respuesta Salí de la habitación y después de bajar las escaleras salí sin mirar atrás. El aire fresco me dio al instante, respire como si llevaba años que no lo hacía, definitivamente era la mejor elección que tomaba.

Al llegar al garaje, me sorprendí al ver junto a los tres vehículos de PETER y al mío, un hermoso mercedes negro, me acerque a mirarlo, pues estaba segura que no lo había visto antes en la casa. En la ventanilla del conductor había una tarjeta pegada, con curiosidad me acerque a leerla y sonreí con tristeza al hacerlo.

¡Feliz cumpleaños!

Mi reina, esto es poco para lo que mereces, pero sabía que si hacia algo más, me matarías.

Te amo, como nunca imagine hacerlo.

PETER

Me limpie las lagrimas, arranque la nota y la guarde en mi bolso, saque las llaves de mi viejo auto y con pesar lo conduje por el centro de la ciudad, al llegar a casa, encontré un murmullo de voces. Al abrir las puertas todas chillaron y fueron a abrazarme.

- ¿empezamos la bebedera temprano?- pregunto caro

- Aun no sé si tengamos bebedera hermana- conteste lanzándome al sofá.

- ¿Qué tienes?- pregunto EUGE- tus cumpleaños te la pasas de lo mas histérica siempre.

- Todo cambia more.

- ¿te hizo PETER algo?

- No pero la vida nos lo hizo a los dos, no tengo ni idea en de que haremos.

Con eso di por concluido el interrogatorio, después de que me obligaran- por primera vez- a probar la tarta de chocolate que habían estado haciendo para la noche, fui hasta mi antigua habitación y me tire en mi antigua cama. Algunas cosas no cambiaban, suspire por la ironía.

sábado, 29 de abril de 2017

CAPITULO 36

PETER 

Habían pasado dos semanas desde que LALI había venido a casa a vivir conmigo, todo mi miedo por lo que pudiera ocurrir en los primeros días ya se iban desvaneciendo. No es que no haya visto problemas, con nuestros choques de personalidades pero nada difícil de resolver intensamente en nuestra habitación.

Bueno, todo eso hasta ahora.

Todo el miedo que había perdido volvió en cuanto la vi. Había estado casi toda la mañana con lucían y ella había querido quedarse en casa, en ese momento estaba muy contenta hablando con su madre sobre el embarazo, su vientre estaba considerablemente más hinchado lo que hacia imposible que no se notara. Pero en ese momento estaba feliz o eso me parecía.

En cambio ahora parecía que su vida era miserable y vacía.

Llegue a casa justa al medio día, era sábado por lo que al entrar no me extraño nada el silencio de una casa vacía, al principio pensaba que se había ido con sus amigas como hacia algunas veces sin contarme, por lo que mientras subía, marque su número de teléfono- se supone que ella no era la persona más silenciosas del mundo- pero me sorprendió mucho escuchar su tono de llamada arriba.

El sonido provenía del corredor, supuse que ella se encontraba en la ventana que había declarado "propiedad única y exclusiva de ella, en la que absolutamente nadie se podía sentar" porque le había encantado la vista del lugar, algunas ocasiones se sentaba a leer allí, otras simplemente a holgazanear. Esta vez no sabría decir a que.

En efecto, la encontré ahí sentada, su mirada estaba perdida entre los rayos de sol que se filtraban a través del cristal, estaba tan sumida en sus pensamientos que no se percato del sonido estridente de su teléfono. Eso me asusto, siempre que sonaba ella se ponía a bailar por la música, pero ahora nada.

Me acerque apresuradamente, la llame mientras acariciaba su rostro pero no se inmuto, la moví, le grite y por último la bese, esa vez al parecer, se percato por lo menos de mi existencia, dirigió a mí una mira vacía y opaca, nada de lo que ella en realidad era; LALI era la mujer más divertida que he conocido en mi vida, pero ahora parecía como la más desgraciada en todo el mundo.

Esa mirada hizo que me tambaleara, fue una de las peores cosas que vi en mi vida y sabía que se quedarían grabadas a fuego en mí.

Tome mi teléfono nuevamente, necesitaba que alguien me diera respuestas, ya que no sabía qué hacer para ayudarla, torpemente marque el numero de una de sus amigas, esta me respondió al tercer timbre.

- ¿hola?- contesto animadamente

- Necesito hacerte una pregunta- mi voz salía raposa como si tuviera algo rasgando mi garganta.

- ¿le paso algo a LALI?- dijo cambiando su tono de voz- si le hiciste algo, te juro que te...

- No le hice nada- me apresure a decir- o eso creo.

- ¿eso crees?

- Si, acabo de llegar a casa y solo la encontré sentada, como si fuera un....

- Zombi- termino ella en un susurro- no la muevas, ni le hables, busca su teléfono y conecta sus auriculares, hay una lista de reproducción que tiene tres puntos suspensivos y pónsela, llegare en un rato.

- Está bien- colgué y me apresure a la habitación, saque mis cascos, porque no sabía dónde tenía los de ella y me apresure a llegar a su lado, sentí un gran alivio al ver que cuando le colocaba los cascos suspiraba, por lo menos era un avance.
EUGE se tomo 20 minutos en llegar, cuando le abrí la puerta no se molesto ni en saludarme, sin ningún tipo de rodeo me pregunto dónde se encontraba y la lleve hasta allá, asombrosamente, aun no se movía de donde estaba, dudaba que lo que quiera que le hiciera la música estuviera haciendo efecto.

Se sentó a su lado y miro a sus ojos, ella no estaba sorprendida en lo absoluto, solo la miraba como cuando ella salía con uno de sus dramas, pero me sorprendió ver como la abofeteaba, aunque LALI no se inmuto en lo mas mínimo. Después de esto, se levanto y me agarró por el codo, casi me arrastro hasta bajar y quedarnos en la cocina, definitivamente mi hermano tendría problemas con esta mujer.

- ¿Hice algo mal?- me apresure a preguntarle

- Para que ella este así no- contesto- algunas veces se pierde así

- ¿Por qué?- no entendía porque rayos le pasaría algo así

- ¿Por qué crees que es cómo es?- ironizo- ella no siempre es dura, odiosa o perversa, algunas veces se siente así, como en el aire, se pone a pensar en cosas que pasaron hace años y que le gustaría haber cambiado, pero no podemos cambiar el pasado verdad- sonrió- son espacios que ella necesita para pensar, cuando se le pase, estará igual o mejor que antes.

- Pero eso no puede ser normal, EUGE- conteste- eso no está bien, no pude solo encerrarse en sí misma y sentirse miserable.

- No se encierra, por lo general POLI hace que se sienta mejor, pero no ahora, en estos momentos solo necesita su deprimente música y cualquiera de sus comidas favoritas.

- ¿y cual podemos hacer?- pregunte esperanzado.

- Ya me encargue de eso

En ese momento, el timbre sonó, ella al igual que LALI corrió hacia la puerta- parecía que hacían casi todo igual- y le sonrió amablemente a un chico en la puerta, en las manos tenía una gran bolsa con el nombre de un restaurant del que nunca he escuchado en mi vida.

- ¿Qué es?- pregunte al llegar a la cocina.

- Yaro- respondió sonriente- ¿me prestas un plato y cubiertos?

- Claro- saque lo que me pido y se los pase- ¿Qué es yaroa?

- Es un delicioso manjar dominicano, de la parte norte concretamente, y LALI mata por ellas, así que cuando la vea y coma, se sentirá mejor en menos tiempo del normal.

- ¿Cuánto será eso?- pregunte ansioso mientras ella sacaba la extraña yaroa dentro de su envase plástico la dejaba en el plato.

- Tal vez una hora- susurro- algunas veces dura todo un día o solo unos minutos, pero está bien deja de preocuparte.

La acompañe de vuelta a donde LALI se encontraba, seguía en la misma posición, pero ahora, susurraba la letras de las canciones, aunque no reconocí ninguna de ellas, pero por lo menos, era algo. Ana, después de llamarla bastarda le paso el plato y se alejo. Después de un rato volvió a su lado y besándole el cabello se despidió, dejándome solo con ella nuevamente.

Me senté en el suelo justo al lado, no quise tocarla para darle su espacio, esto no era algo que podría ver esperado, ella nunca dijo nada sobre esto y no se lo reprochaba, de seguro era algo de lo que no le gustaría hablar, conociendo lo orgullosa que llega a ser, juraría que odia que yo la vea así.

Paso alrededor de una hora antes de que ella se moviera, me apresure a levantarme y vi como ya había terminado de comer, una de sus comisuras se levanto casi imperceptiblemente antes de que se levantara y comenzara a bajar, yo, me quede como todo un idiota parado en shock viéndola volver a subir. No había hablado pero se movía, sus ojos iban capturando lentamente la luz que siempre tenían y no pude evitar sentirme mejor.
Fue hasta la habitación y la seguí, allí estaba de pie junto a la cama, parecía esperarme o eso quería yo, y por primera vez en todos nuestros tiempos juntos acerté en algo. Cuando llegue hasta ella y antes de que pudiera decir nada, se lanzo a mis brazos aferrándose a mi cuello, me apresure a devolverle el gesto, entrecerrando mi cara en su cuello, sintiendo por primera vez en todo este tiempo mi corazón latiendo.

Su piel se sentía fría en comparación y sentía como temblaba entre mis brazos, por lo que la lleve hasta la cama y apartando las mantas la hice entrar en ellas, vacile un momento pero luego decidí entrar. Ella no tenía porque estar sola, si ya me tenía mi y a nuestro pequeño minimi. Ella se aferro nuevamente a mi cuerpo, enredando sus piernas con la mía, podía sentir a nuestro hijo entre nosotros, lo que en otras ocasiones podría hacerme sonreír.

- Odio que me veas así- susurro después de un rato.

- Créeme que lo se- dije besando una y otra vez su cabello.

- No quiero que hablemos de esto nuca- repuso.

- N o creo que pueda ayudarte con eso.

- Debes hacerlo, por favor.

- Por ahora no hablaremos de eso- suspire- pero ya luego tendrás que hablarme.

- Ya déjame dormir- gimió.

- Está bien, duerme amor.

- Te quiero- dijo antes de que su respiración se volviera calmada.

- Yo también te quiero- murmure en su cabello

LALI

¡Que calor!

Desperté en medio de la noche entre los fuertes brazos de mi inútil PETER, parecía que quería asfixiarme, me sentía desorientada. Hasta que las imágenes de todo el día llegaron a mi mente.

Maldije.

La verdad es que no le prestaba importancia a que PETER me viera en mi limbo personal, pero conociéndolo como al parecer ya lo iba haciendo, sabía que no descansaría hasta que yo le dijera que había pasado, resople, tenía que evitarlo mientras fuera posible.

Lentamente empecé a desenrollarme de su abrazo, sacando brazos y piernas, que estaban unidas como si fuesen hilos, la poca luz que llegaba de la ventana me permitía ver los rasgos de PETER durmiendo, parecía un niño, un precioso niño al que cuidar y sonreí como maniática. Soñaba con que el minimi, se pareciera a él, que llevara su mismo corte de cabello y sus mismos ojos azules.

Pensando en el minimi, lentamente salí de la cama, baje hasta la cocina para buscar algo de comer y en el camino vi que solo eran las nueve, tendría que hacer muchas cosas para volver a dormir. Toda la casa estaba completamente a oscuras, por lo que atentando por las paredes iba encendiendo todo alrededor- no quería caerme y darles motivos a PETER para que me encerrara para siempre- en la cocina encontré una nota- escrita por EUGE- pegada al hermoso refrigerador: veo que ya se te paso el drama, imbécil, te deje una para que la calientes en la nevera, espero que me lo agradezcas de buena manera. Te quiere, EUGE.

Hablando de ella, tenía que desquitarme la bofetada que me dio, siempre se aprovechaba para darme las que le apetecían, olvidándose que luego le iba peor a ella, tal vez debería de romperle una pierna.

Abrí la nevera y ahí estaba ella esperándome, una fantástica, deliciosa y preciosa yaroa casi lista para comer, lo de casi lo resolveríamos en unos minutos, la entre en microondas y le di diez minutos, si es que mis ansias perimirían que estuviera tanto tiempo ahí.

Escuche los gritos de PETER arriba llamándome y me asuste, nunca sale nada bueno de el gritando en la noche, siempre sucede cuando tiene pesadillas, por lo que corrí un poco hasta el comienzo de las escaleras y lo llame, para que bajara, lo que no le tomo ni dos segundos.

Al parecer, si que había tenido alguna de sus pesadillas, de esas de las que nunca hablaba y de las que yo nunca le preguntaba de igual modo- ya tenía una para responderle- llego con los ojos abiertos, más de la cuenta, corriendo frenéticamente hasta mí, me tambalee, cuando me abrazo tan fuerte y beso mi cabeza, yo me limite a acariciarle la espalda y murmurarle al oído que todo estaría bien.

Ahí se pasaron mis diez minutos de espera, cuando escuche el pitido de alarma, me lo quite de encima y Salí corriendo a la cocina, me coloque los guantes y saque a mi preciosa dejándola en un plato, al girarme a la isla, ya PETER se encontraba ahí, arqueando cejas y todo.

Maldito bipolar

Aunque que hablaba yo si era igual o peor.

Puta conciencia.

Me ayudo a subir en un taburete, yo empecé con mi drama diario de adular a mi plato- debía ver un psicólogo pronto- antes de dar el primer bocado y gemir audiblemente por lo bueno de esta cosa, amaba esta bendita cosa. Me gire para ver a PETER, este me miraba con una de sus bobas sonrisas plasmada en su querido y besable rostro. Sonreí igualmente, imaginándome lo desesperado que estaría esta mañana al encontrarme, lastima no verle prestado atención.

Me sacrifique al compartir mi cena con él, era demasiado grande para mi sola la verdad, pero eso no se lo diría, no quiero ningún tipo de restricciones con el amor de mi vida por parte de PETER. Por su parte, también empezó a hacer sonidos de aprobación, era difícil no hacerlo, yo llevaba todo una vida en ello.

- ¿Qué quieres hacer ahora?- pregunto después de terminar.

- Ah no lo sé- dramatice- se supone que debes de atenderme y complacerme ¿verdad?

- Si, exacto- respondió con voz más aguda de lo habitual.

- Bien- sonreí y lo bese para ganármelo- prepara la bañera, mientras iré a gritarle a EUGE por darme, luego a ti por dejarla.

Me levante para subir a la habitación, aun en las escaleras podía escuchar sus carcajadas, sí que sería mucho, que pronto le borraría esa sonrisa.

CAPITULO 35

PETER 





- ¿a que debo esta sorprendente visita?- dijo abrazándome- pensé que te habías olvidado de tu padre.

- Te vi hace tres días- conteste- necesito hablar contigo

- ¿Qué es tan urgente? Nunca te levantas antes de las diez en sábado.

- Es importante- dije mirando el reloj instintivamente, eran las ocho de la mañana- es sobre LALI

- ¿pasa algo a mi nieto?- pregunto asustado

- Nada de eso- lo tranquilice- es que después de tanto rogarle acepto irse a vivir conmigo, anoche para ser más precisos.

- En hora buena hijo, no veo ningún problema en eso.

- Te equivocas papa- dije- bien sabes que ella no es del agrado de tu esposa.

- Hijo no hay porque...- empezó a decir.

- No padre escucha- lo interrumpí- bien sabes que ella y su hija no la soportan y quise hablar contigo antes, porque no voy a permitir que hagan algo que ponga en peligro mi relación con LALI, sabes que eres importante para mi padre, pero también sabes que tu esposa y su hija no son de mi agrado.

- Lo sé hijo y siento que las cosas sean así- suspiro- siempre he intentado que todo vaya bien, que veas a Mónica como algo mas.

- ¿Cómo una madre?- espete- sabes que eso nunca pasaría, lo último que necesito es una madre, solo te pido que la mantengas a raya, LALI se está tomando esto como una prueba para ver si puede estar conmigo, no quiero que se vaya a ir.

- Sabes hijo, no creí verte nunca así por una mujer- sonrío- haré todo lo que esté en mi poder para evitar que eso pase, en verdad la amas.

- Más de lo que imaginas- suspire.



LALI



Abrí lentamente mis parpados, mi vista era bloqueada por los rayos de sol que entraban por la ventana, toquetee para encontrar el lado de CANDE vacio, el mundo se iba a acabar que se estaba levantando temprano.

Me desespérese mientras me sentaba en la cama, frote mis ojos como poseída, cuando los abrí por fin ahogue un grito. Esta no era mi habitación, era la de PETER, lentamente, pero muy lentamente las imágenes de mi persona llegando anoche a vivir aquí inundaron mi mente, por lo que cuando me levante no me sorprendió verme completamente desnuda.



Vida de casada.



Fui hasta donde recordaba estaba el baño, en el espejo encontré una nota de PETER escrita atropelladamente, al parecer tenía prisa en salir.

Amor, tenía que hacer algunas cosas importantes esta mañana, no sabes lo mucho que lamento no estar ahí para verte despertar en nuestra cama, pero ya habrán muchísimos días más, tienes el desayuno en la cocina, besos. PETER.



De la nota solo me importaron tres palabras: amor, desayuno, cocina. Lo demás, segundo plano, no me sorprendió encontrar mi neceser encima del lavabo, así que rápidamente me adecente lo suficiente para estar entre la gente.
Baje, con cuidado, hasta la cocina, encontré tres notas, una en la encimera dándome los buenos días, otra, en el microondas indicándome que sacara el desayuno y la ultima en la nevera, en esta me pedía que tomara mucho zumo de naranja- como si necesitara motivación para comer- saque todas las cosas y empecé a desayunar.

Estaba colocando la losa en el lavavajillas cuando los fuertes brazos de PETER me rodearon desde atrás, ahí estaba yo sonriendo como poseída por la sensación de estar en el cielo, me dio varios besos en la coronilla antes de susurrarme al oído.

- Me acostumbrare a esto- dijo en un susurro- tú, descalza en la cocina, emocionada por verme regresar todos los días del trabajo. Maravilloso, no crees.

- Discrepo- dije dándome la vuelta- creo que te equivocas en eso de esperarte todos los días, porque yo también trabajo.

- ¿podrías perder un día?- sonrió maliciosamente- me gustaría tener la sensación de ganarte alguna vez.

- Tienes todo el derecho de soñar- deposite varios besos en sus mejillas- pero no a ganar.

- Seguiré soñando entonces- suspiro- ¿Qué quieres hacer hoy?

- Ordenar mis cosas- pensé, aunque me daba flojera- y en la noche tenemos una celebración.

- ¿ah sí?- sus ojos mostraban su excitación, además de otras partes de su cuerpo- ¿quieres celebrar que ahora vivimos juntos?

- No- dramatice, solo para ver su aturdimiento- hoy iremos a celebrar por EUGE y NICO.

- Ah- se limito a decir, al parecer tenía otros planes- entonces te ayudare.

Lo mire sospechosamente, algo había, que tendría que averiguar por mi cuenta como todo.

Pasamos el resto de la mañana organizando mi ropa, por mi parte media, solo media enojada, resulto ser que el Don PETER se había tomado la libertad- según él- de comprar algunas cosas para mí. Esas algunas cosas consistían simplemente en haber llenado prácticamente la mitad de su "pequeño" vestidor, dejando una pequeña, minúscula y casi invisible parte en la que guardaría las cosas que traje.

En si no es que haya cargado con medio departamento, pero en fin, debo decir que por un lado me sentía muy emocionada, había ropa para dar a manos llenas, sin contar los zapatos, accesorios y todo en general. Para salvación de él, las mayorías de las cosas eran de mi agrado, siempre me ha gustado la sencillez a la hora de vestir.

Pase la mayor parte del tiempo sin hablarle, el se limitaba a colgar las prendas, mientras yo guardaba en los cajones, cada vez que intentaba entablar conversación, ahí estaba yo respondiéndole con monosílabos. Debo reconocer que no reaccione con mucha madurez, pero así soy.

Dramática, patética e imbécil.

- No quiero estar as así- dijo después de un largo silencio- se que debí haberte preguntado pero sabía que no ibas a aceptar.

- Qué bien que me conoces- murmure.

- Por favor, olvidemos esto- dijo tomándome por sorpresa desde atrás- el día no va como lo había planeado.

- ¿Que habías planeado?- pregunte con mas animo, yo era una persona fácil de comprar.

- Pasar todo el día en la cama- susurro en mi oído. Chispas corrieron por mis venas.

- Interesante- respondí

- Aun estamos a tiempo- sus manos ya iban deslizándose por mis caderas y mi cuerpo traicionero estaba respondiendo de lo mas bien a ellas.
- ¿tu crees?- susurre

- Te lo mostrare- respondió.

Me hizo dar la vuelta y quedar frente a él, tenía sus hermosos ojos azules más oscuros por la excitación que su cuerpo gritaba a los cuatro vientos. Sin ningún tipo de vergüenza, restregó su miembro contra mí, haciéndome jadear varias veces. Lentamente acerco sus labios a los míos, provocándome, insinuándome, persuadiéndome. Y yo que era de lo más fácil, cuando de él se trataba.

Por lo que, atraje su rostro para darnos así un gran beso, eso, al parecer lo hizo olvidarse de sus tranquilas y concentradas caricias, me empujo, hasta quedar aplastada, pero sin lastimarme, contra los cajones del armario, lo que duro solo unos segundos, pues me levanto hasta quedar sentada. Por instinto, o por lo que sea, de una lo abrace con mis piernas aun sin romper el beso, la fricción que esto desató hizo que ambos ahogáramos gemidos entre nuestro beso.

La verdad, es que, me enamore por otras causas de él, pero esto era...

Empecé a desabrocharle los botones de su camisa, el hizo lo mismo, separándonos lo suficientes para sacarme la blusa, volviéndonos a conectar al instante, una vez que solo quedó nuestra ropa interior, nos separamos, de mi parte a regañadientes, su frente descansaba en la mía, mientras recuperábamos el aire.

- ¿ya quieres ir a la cama?- pregunto con voz ronca.

- No podemos quedar si quieres- respondí de la misma manera.

Con un gruñido, que muy poco tiempo después me di cuenta de que era de satisfacción volvió a besarme, aunque ahora con más calma, sentía mis labios ya hinchados por el ritmo que estábamos llevando, así que mentalmente agradecí el cambio. Con su gran agilidad y destreza, me saco el sostén y las bragas en un tiempo record.

Yo... bueno, por lo menos intente hacer lo mismo con él, pero sin su impecable resultado.

Maldito.

Me sentía de lo más excitada, debo decir que experta, no soy en este ámbito, pero la posición en la que estábamos y el lugar hacia que los fuegos artificiales que siempre sentía, se sintieran como bombas nucleares. Que se repitieron una y otra y otra vez, hasta que después de tanto explotar, gritar y gemir, me quede dormida, una vez terminamos en la cama lo que por dos veces, habíamos hecho en el vestidor.

PETER

El sonido de una estridente canción me hizo despertar de un buen sueño, me incorpore, toda la habitación estaba a oscura y seguramente toda la casa igual, tome la llamada antes de que LALI se despertara, lo que fue un gran error.

- ¿hola?- dije saliendo hasta el corredor

- Tanto ha progresado el amor que ya hasta se toman las llamadas- se burlo ella- ¿Dónde está?

- En la habitación- resople- ¿pasa algo?

- ¿Qué si pasa algo?- me vi obligado a separar el teléfono de mi oreja- por supuesto que pasa, tenemos que encontrarnos en media hora para nuestra celebración.

- Está bien, nos encontraremos allá.

- O los matare- dijo y colgó.

Por lo visto, LALI no era la única con carácter, debía prevenir a mi hermano. Volví a la habitación y maldije, quería dejarla dormir, pero sino la despertaba, corría el riesgo de que ella me matara, antes de que EUGE tuviese su propia oportunidad.

Me acerque y senté en su lado, acaricie lentamente su rostro, caricias a las cuales después de un rato reacciono, sin abrir los ojos me maravillo con su hermosa sonrisa, no pude evitar acercarme y darle suaves besos en la comisura de su boca.

- Sabes que podrías morir ahora ¿verdad?- susurro

- Hay más posibilidades de morir si no te levantas- conteste- ¿dejarías que me matara?

- ¿Quién?- pregunto

- EUGE- y fue todo lo que tuve que decir, se incorporo de un salto, chocando fuertemente su cabeza contra la mía, pero eso no la detuvo, se levanto, busco la hora y maldijo, a continuación corrió hasta el baño cerrando de un portazo.

Media hora después, estaba siendo arrastrado a un club nocturno, al parecer a LALI, se le había pasado lo molesta, porque muy feliz que iba, mientras yo me carcomía por dentro y sentía la necesidad de romperle el bonito y corto vestido que llevaba puesto.

CAPITULO 34

Todo el viaje de vuelta lo pase resoplando, fue el vuelo mas largo de toda mi vida, sentía que en vez de new york, estábamos en china o en Finlandia, al llegar a mi departamento y despedir melosamente a Erich en la entrada, camine hasta la puerta pensando en lo maravilloso que sería llegar, ducharme, comer y dormir. Si tenía el resto del día planeado.

Y dije tenia porque como siempre mis planes salían frustrados.

Me encontré con una escena de lo mas perturbadora al entrar, mis tres amigas estaban bailando como poseídas por todo el salón, cosa que no me sorprendió mucho la verdad, hasta que repare en que la canción era happy de pharel willians y eso solo quería decir algo. Estaban celebrando algo, la pregunta era ¿Qué celebraban?

Y sin mí

Hijas de nadie

Me acerque bailando hasta el ipod de EUGE y así mismo bailando, se lo apague, todas giraron a verme mal de una vez mientras yo esperaba que alguna reparara en que yo había llegado de mi aburrido y sensual viaje de negocios, o de magreo- si quieren- y que esperaba respuesta. Al final la insolente de caro tuvo la decencia de hablar.

- Pensábamos que te hubieses casado y quedado a vivir allá

- Lamento defraudarlas- dije dramáticamente- ¿me pueden decir que celebran?

- EUGE ya tiene la fecha de su boda- contesto MERY impaciente

- ¿ah sí?

- Si- respondí ahora EUGE- será dentro de dos meses

Se pueden imaginar la descarga de gritos y saltitos de locas retrasadas que empezamos a dar, todas menos caro que se cree la mas normalita de las cuatro. Volví a encender el ipod y reproduje la canción nuevamente, si había cosas que celebrar, EUGE se casaría, se iría y la casa para CANDE y para mi sola, si libertad en mi habitación nuevamente. Estábamos celebrando así, ellas tomando vino barato y yo zumo de fresas muy contentas y felices, hasta que yo recordé algo.

- Un momento- dije corriendo a apagar la música, otra vez- dejemos la felicidad y la movedera para otro momento, acabo de recordar algo.

- Si vas a contarnos de tus encuentros sórdidos y sexuales mejor no- dijo caro

- Aunque te mueras por saberlos no- dije sonriendo ante algunos recuerdos- es algo mucho peor.

- Haz el grandísimo favor de hablar de una vez- dijo EUGE entonces- sabes que me pones de los nervios cuando dramatizas las tragedias.

- Está bien, no era para que te entrara a ti entonces- resople- bien, que esta celebración me hizo pensar en que volveré a tener mi habitación para mi sola y por eso bailaba con mas entusiasmo, pero acabo de recordar que no servirá de nada

- ¿Por qué?- pregunto CANDE visiblemente intrigada

- Si anda mare no nos desesperes- volvió a decir EUGE

- Yo sé porque- dijo MERY con superioridad, todas nos giramos y enarcamos las cejas para que prosiguiera- se irá a vivir con mi jefe

Todas jadeamos al mismo tiempo lo que fue muy sorprendente, pero por mi parte me recupere rápidamente- ¿Cómo lo sabes?

- No lo sabía- respondió contenta con su acierto- era obvio que pasaría de un momento a otro, pero pensé que tardarías mas, has cambiado.

- Si hasta yo me sorprendí- mire a CANDE y EUGE que aun estaban anonadadas con la noticia, sabía que esto pasaría- a ver despierten ustedes, tenemos que llorar.
- Nada de llorar- dijo Ana levantándose- nuestra LALI ha sucumbido a un hombre, es señal de que las cosas serán mejores o del fin del mundo- dijo en un murmuro- espero y sea lo primero.

- ¿para cuándo?- pregunto caro

- No lo sé- conteste- le dije que tenía que arreglar todas las cosas antes.

- Y eso que cambio- resoplo caro- está igual o peor que antes, menuda maldita estas hecha

- Discrepo mi querida amiga- dije calmadamente- no tomare mucho tiempo, solo tengo que arreglar mis cosas, ver lo del departamento y pasar mi parte a tu nombre y cosas así

- Es tan bello el amor- suspiro MERY- caro tenemos que hacer algo al respecto.

Nos reímos por mucho tiempo de la reacción de caro, no es que fuera anti-amor o algo parecido, solo que aun no superaba muy bien un amor, aunque nunca lo diría ni siquiera a nosotras que somos como una familia. Pero no la presionábamos tampoco, como siempre decía, había que aceptarla tal y como era.

Olvide por completo la frustración de mi viaje, aunque cuando me fui a dormir en los brazos de caro, refunfuñando por su imperfección en comparación con los del jefe, me quede dormida hasta que la estúpida alarma me despertó para ir a trabajar.

Ese mismo día al llegar a casa, en vez de mi habitual rutina de comer, cotorrear con mis amigas, empecé a decidir qué cosas llevaría y cuáles no a la casa del jefe, era un hecho, hasta aquí había llegado.

***

El fin de semana y la semana siguiente pasaron de la misma manera, aunque digamos que el domingo en la tarde tomamos un merecido descanso de "todo" el inmenso trabajo de guardar unas cuantas cosas en maletas, mis amigas no quisieron dejarme ir sola al spa en el que había ganado toda una sesión por haber superado el record de susan el día de las flores. De tal manera que la tarde del domingo fue increíblemente agradable.

Así que aquí estábamos, ya no tenía ninguna excusas y por más que quisiera disimularlo, el viernes me levante mas ansiosa que de costumbre, por primera vez el sonido de la alarma no me molesto, así que con una estúpida sonrisa, Salí de entre mis cobijas y de los brazos de caro hasta el baño, iba tan ocupada tarareando que no me fije en que minimi había empezado a hacerse notar, para cuando quise darme cuenta, estaba desnudándome aun tarareando para entrar a la ducha.

Como era de esperarse lance un grito que seguramente fue escuchado en el parque de la otra calle, cuando me calle, escuche el golpe producto de la caída de caro de la cama y en consecuencia las maldiciones que siguieron al grito de dolor, la puerta fue aporreada hasta que me digne a abrirles y no me sorprendió ver las caras de terror de EUGE y CANDE.

Me repasaron con la mirada por lo menos tres veces antes de notar el porqué del grito, aun tenía mis dedos toqueteando la leve hinchazón de mi abdomen, no es que sea tan impresionante, pero se sentía magnifico, se sentía como un recordatorio de que minimi estaba ahí.

Después de que mis amigas superaron el grito se acercaron a toquetearme hasta que recordé que estaba completamente desnuda, les di algunas palmadas y las saque del baño.

Enfermas

Me vestí con un mis nuevos pantalones de vestir negros que me quedaban maravillosamente con una camisa holgada, aun no tenía idea de cómo llevaría lo de mi embarazo en la empresa, ese aun estaba en la lista de cosas por pensar.

Pero mientras tanto, el reciente descubrimiento del crecimiento del minimi y que esta noche me mudaba a casa de PETER eran suficientes.

Al llegar a la oficina, sentía la paranoica sensación de que todos me miraban, por lo que hice el camino a mi puesto más rápido de lo normal, llegue hasta mi lugar, después de saludar a susan, con el corazón entre mis dedos, metafóricamente hablando, sus latidos no hicieron más que ir en aumento cuando me encontré, como no, con PETER en mi sillón sonriendo como poseído.
Aquí estaba la parte que me hacia rodar los ojos a cada momento, toda la bendita semana, en todos los benditos días, sin importar la hora de cada uno de ellos, el maniático que tenia frente a mi me recordaba la bendita fecha, hubo un momento en que pensé que se me iban a pasar las ganas de hacerlo pero me equivocaba, las muy malditas y traicioneras no hicieron más que incrementar.

Se acerco a mí rápidamente y me abrazo como si hubiesen pasado tres años desde la última vez que lo hizo, aunque su beso, su beso... ese fue tan delicado y delicioso que cuando se aparto no pude disimular un sonido de protesta.

- ¿Cómo amanecieron hoy?- pregunto sin apartarse de mis labios

- Amanecimos mas grandes- dije acariciando sus labios con los míos y sintiendo las repercusiones de ese acto en algunas zonas de mi cuerpo.

- ¿mas grandes?- pregunto separándose

- Si moii, mira- lleve una de sus manos a mi abdomen recién descubierto y la deje en libertad para que explorara por su cuenta.

- Es cierto- dijo plenamente asombrado, su cara iluminada fue lo mejor que había visto en todo el día- mi bebe está haciéndose notar.

- Exacto, por eso, ahora visto más holgada

- Eres la embarazada mas sexi de toda la tierra- dijo abrazándome- y toda mía.

No conteste pero si me reí, bueno ahora lo hacía, porque de seguro que no le encontraría el chiste cuando mi cuerpo se transformara en el titánic o algo así, después de unos segundos nos separamos y aun riendo nos dimos un corto beso, PETER se giro para irse a su oficina, pero sentí como se tensaba, aun tenía su mano en mi abdomen. Me gire para preguntarle que pasa y al momento descubrí la causa de su estado.

En la puerta estaba susan más blanca que un papel, haciendo lo que mejor me salía cuando estaba impresionada, abriendo y cerrando la boca por no saber qué decir.

Actué rápido, al parecer, eso de quedarse en blanco para PETER era normal, arrastre a susan y cerré la puerta, por los hombros la guie hasta dejarla caer en una silla y me propuse hacer lo mismo con PETER pero este sí que fue un caso difícil, su cuerpo estaba mas rígido de lo que parecía- lo que fue muy chistoso, la forma en que lo arrastraba era increíblemente dramática- solo me quedo un camino y como siempre que lo hacía, lo disfrute.

Lo abofetee par de veces hasta que me detuvo agarrándome de las muñecas.

La decepción creció en mí dolorosamente.

Se sentó en la silla cercana a la de susan y quiso que me sentara en su regazo y por primera vez, me negué a esa delicia, había cosas que hacer antes, evitar que susan muriera de un infarto era una de ellas.

- Escucha susan- empezó PETER, pero ella no lo dejo terminar

- Una cosa es saberlo- murmuro levantando la vista por primera vez, en todo el rato- otra diferente es verla

- ¿lo sabías?- preguntamos al mismo tiempo

- Soy vieja, no ciega- dijo totalmente recuperada, a PETER debería darle vergüenza- aunque saben disimularlo muy bien, nadie en la empresa se ha dado cuenta y lo sé porque yo sé todo.

- Y por consecuencia yo- dije con suficiencia, estar arriba tenía sus beneficios- ¿Por qué nunca dijiste nada?

- No lo creí necesario, ustedes me decían todo sin hablar, lo del embarazo, también por si se lo preguntan.

- Increíble- murmuro PETER

Me reí, que mas me quedaba, después de ese pequeño intercambio de información le contamos a susan algunos de nuestros planes, luego el jefe tenía que darse a notar mandándonos a trabajar como si fuésemos esclavas, aunque nos recompenso con dos sonoros besos a las dos, que podía decir, habían algunas cosas que me encantaban de él, su rara personalidad era una de ellas.

Que me dejara abofetearlo, la principal.

En todo el día, no pude evitar mirar de reojo a susan cada vez que se me presentaba la ocasión, algunas veces se daba cuenta y se reía, otras en las que no, era yo la que me reía, siempre había querido contárselo, pero al parecer el creer que ella me juzgaría me detuvo, aunque ese no fue el caso

Susan era genial.

Esa tarde, Salí primero que ellos de la empresa, tenía que pasar un poquito más de tiempo en mi departamento, esa noche ya no dormiría en el, tenía que darle amor, por lo cual al llegar empecé a abrazar todo lo caía en mi vista.

- Ni que te fueras al fin del mundo, dramática- dijo caro arruinándome el momento.

- Como puedes ver- señale- estoy en un momento intimo y como tal necesito silencio

- Sabes que estás loca verdad- repuso quitándome los brazos del tv- yo lo siento por el pobre PETER que tendrá que soportarte mas ahora.

- Y no te compadeces de mi que soy prácticamente tu hermana- resople- no me valoras

- Pues no la verdad- dijo riendo- tu jefe me cae mejor.

Hice lo que haría cualquier persona racional, empecé a arrojarle todos los cojines del sofá, correteamos un rato hasta que el bendito timbre sonó, jadeando abrí la puerta para encontrarme con PETER y el hombre que siempre está en su casa- ese del que nunca recuerdo su nombre- ahora si es oficial, me voy.

Una vez que las cosas estuvieron en la parte trasera de una Range Rove negra, en la que andaba el señor aquel, me despedí dramáticamente de mis amigas- como si no fuera a verlas mañana- y subí al auto de PETER.

Al llegar a las puertas de su casa, suspire dramáticamente, si alguien me hubiese dicho que esto me pasaría a mí, le daría el numero de los psicólogos que me han recomendado a lo largo de mi vida, pero aquí estaba, caminando de la mano con PETER LANZANI, el insoportable de mi jefe y el padre de mi hijo.

Al cerrar las puertas me abrazo y después de un largo beso, me susurro al oído.

- Bienvenida a nuestra casa amor

Y yo casi que me derrito.

CAPITULO 33


Después de un intenso amanecer, en la que habíamos obtenido intensas sensaciones por algunas horas, nos quedamos despiertos hablando de todas las estupideces que se nos ocurrieron, PETER me había contado algunas de sus anécdotas de la universidad, de algunos de sus amores- de los que me reí como una foca retrasada- y de alguno de sus logros, como que fue campeón en baloncesto por tres años y también los del ámbito académico.

Me gusto esa parte de él, estaba empezando a conocer al padre de minimi, eso me alegraba, no quería estar con un desconocido y si el lograba convencerme, como estaba tratando de hacerlo, seguramente viviría con él.

Es bueno conocer a tus victimas.

A eso de las ocho y media, nos fuimos en el hermoso auto hasta la empresa para más aburridas reuniones, las que por suerte terminaron a las dos de la tarde- no creía soportarlo por más tiempo- MARIANO, volvió con sus intentos de convencerme para que cenara con él, pero siguieron las excusas por mi parte, se veía buena gente, por eso no le dije nada que le hiciera daño.

¿Qué? A veces, aunque muy a veces, tenía bondad en mi corazón

Las horas siguientes, me las pase correteando por las avenidas cercanas del apartamento del PETER, sola, pues el señor- dizque- tenia cosas que hacer y yo no pensaba desperdiciar una tarde para mi sola en new york, no señor- eso no se podía ni pensar.

Cuando regrese a casa, a las seis de la tarde- cargada de algunas bolsas de tiendas- me encontré con una de las mejores imagines que habían visto mis pobres y mortales ojos: PETER, el mismo PETER que conocía, el que era mi jefe y también padre de mi criatura, completamente mojado y desnudo paseándose por la sala como lo más normal del mundo.

No hace falta decir, que yo parecía un pez fuera del agua, con los ojos fuera de orbitas y la boca abierta respirando dificultosamente. No es como que nunca lo hubiese visto así, pero es que aun no me cansaba de mirarlo. Y él era tan apetecible.

- ¿Te gusta lo que ves?- pregunto el sonriendo descaradamente

- Si ¿algún problema?

- Ninguno señorita- se acerco y mientras me besaba, contoneaba todo su estupendo cuerpo con el mío- quieres unírteme en la bañera.

- Tal vez- dije patéticamente

- ven- dijo encaminándome hasta la habitación- no me dijiste que ibas de compras

- es porque no fui de compras- miro en dirección a las bolsas- entre a algunas tiendas, pero no andaba de compras.

- Está bien- dijo arqueando las cejas- vamos, tienes mucha ropa.

Resumiendo, tuve dos intensos orgasmos bajo la deliciosa agua de la ducha de PETER, lo que no fue ninguna novedad, dado que mi PETER no solo tenía habilidades en los negocios o siendo súper hermoso, también las tenía en la ducha, en la cama, paredes, jacuzzis y algunas que otras superficies mas.

Sexualmente hablando.

A las ocho, fuimos hasta un restaurante italiano, según PETER, el mejor de toda la ciudad y al que estaba muy ansioso de traerme- dramático- el maître, nos llevo entre las mesas, hasta una que, a simple vista no se podía ver.

Por segunda vez en el día...

La estructura del fantástico restaurante, hacia que nuestra mesa pasara desapercibida- aunque era la mejor- a todos los comensales del lugar, el ambiente era tan mágico que, aunque nunca hubiese ido a Italia, me pareció estarlo en esos momentos, la decoración proclamaba a los cuatro vientos la elegancia en su máxima proporción y las personas que cenaban, por igual.
Además del dinero, pero esa ya era otra cosa.

Nuestra mesa, ay nuestra mesa, estaba llena de pétalos de rosas rojas en un mantel de lino blanco, velas blancas en las esquinas que eran la única luz que predominaba en el oculto lugar. El romanticismo en su máximo esplendor.

El maître nos lleno las copas con un exquisito vino y luego se retiro para darnos intimidad, aun estaba media atontada, por no decir estúpida o idiota. Abría la boca para decir algo, pero luego me arrepentía y así pasaron varios intentos, hasta que el inútil, cansado de burlarse de mí, hablo primero.

- ¿te gusta?

- Si moii- dije apenas audible- me encanta la forma en la que puedo espiar personas desde aquí

- No hablaba de eso

- Si, también esto, gracias

- Me gusta eso de moii- dijo engreídamente- puedo acostumbrarme

- Fanfarrón

- Te pones igual cuando te digo que te digo que eres el amor de mi vida.

- Engreído

Básicamente, esas eran nuestras conversaciones, minutos después, llego un camarero y después de un rato, habías disfrutado del mejor pollo florentino que habría probado jamás. Había que darle el crédito al PETER, esto era de lo mejor.

PETER

- Tenemos que hablar de algo importante- al escuchar eso me tense, LALI no era el modelo de la seriedad que digamos y esas palabras de su boca asustarían hasta al más grande de los asesinos seriales

- ¿pasa algo?- el intento para no sonar ansioso no sirvió de nada, en su mirada veía como disfrutaba de la situación

- He estado pensando en estos días sobre nosotros- dijo calmadamente, la ansiedad acabaría matándome- si... lo he pensado mucho, mientras estaba en el jacuzzi también, además de ayer cuando desperté por el mini sándwich y también esa ocasión en la que...

- Puedes decirme cuál es tu decisión- la corte

- Paciencia jefecito- rodo los ojos- tienes que dejarme terminar el discurso.

- ¿te gusta esto?- dije inquieto

- La verdad es que si, me fascina, pero déjame terminar de una vez- asentí para que prosiguiera- en fin- suspiro- como iba diciendo, antes de que te pasaras de listo, creo haber tomado la decisión, pero antes de decírtela quiero que me prometas que respetaras mi decisión

- No puedo acceder a algo así- el temor me invadió, ya la escuchaba diciéndome que no podíamos estar juntos- no sin saber antes lo que te propones, no creo poder prometerte alejarme de ti, no puedo ni pensarlo amor

- Tranquilo- suspiro ruidosamente- está bien te lo diré, aguafiestas

- Entonces dime de una vez, termina con esto

- Ni que te estuviera martirizando- la fulmine con la mirada al tiempo que ella alzaba los brazos en señal de rendición- ¡está bien! Que frustrante, mi decisión es la siguiente: accedo a mudarme contigo

Me quede un momento en estado de shock, no podía creer que LALI, esa que tantos dolores de cabeza me ha dado, haya dicho que si, sin siquiera tener que tratar de convencerla, bueno no directamente claro, pero sabía que algo no terminaba de cuadrar, por lo que me recupere de la sorpresa y de una vez le pregunte- ¿pero?
- ¿pero qué?- repuso sabiendo que la había descubierto

- Sé que tienes un pero, anda suéltalo

- Pero digamos que primero será un tiempo de prueba

- ¿para que necesitas eso?

- Lo necesitas tu- sus ojos denotaban sinceridad, lo que me hizo ver que hablaba en serio- y bueno también yo pero en menores proporciones

- ¿Qué te hace pensar eso?- pregunte estupefacto, lo que decía no tenía sentido para mi

- Llevamos un tiempo trabajando juntos, conoces mi carácter y falta de tacto algunas veces, se que te irrito y frustro por no decir que te enfado más de lo que podría decir que te hago feliz- se encogió de hombros- seria una persona difícil con la que vivir- intente protestar pero me lo impido con un gesto- no me vengas con habladurías que sabes que es verdad, necesito que me prometas que si vemos que no funciona, dejaras que vuelva a mi hermoso y pequeño departamento.

- No quiero que vuelvas a decir que no me haces feliz- dije en tono cortante- lo haces de muchas maneras, se que eres difícil pero ¡yo también lo soy, joder! Mantendremos nuestra relación y prometo que estaremos bien, no siento la necesidad de prometerte eso, te quiero viviendo conmigo siempre, corrección, los quiero a los dos en mi vida como no tienes una idea.

- Me alegra saber eso- sonrió irónicamente- pero necesito que por lo menos lo pienses, por favor

- Está bien LALI- suspiro- pero si veo que llega el momento haré todo lo que esté en mi poder para evitar que te vallas

- ¿Cuándo quieres que me mude?- pregunto ahora s con una sonrisa sincera

- Cuando lleguemos mañana- imite su sonrisa.

- Ya quisieras jefecito- murmuro- lo haré cuando ponga todas mis cosas en orden

- ¿y cuando te llevara hacerlo?

- El tiempo que sea necesario

Esa noche, al llegar a casa, felices como estábamos, me sorprendí a mí mismo, poniendo música para bailar, nos reímos sin parar de las locuras que se le ocurrían a LALI bailando, era consciente de que por lo menos en ese aspecto- y en otros como el sexo- todo iría bien. Cuando la música cambio a chasing cars, empezamos a bailar abrazados, como si fuera baile de secundaria, llegado un momento no soporte mas y reclame sus labios.

LALI me devolvió el beso con la misma intensidad, sus manos subieron a mis cabellos y empezó a tironear de ellos como descubrí que a ella le encantaba, tome su disposición y, sacándome el mando a distancia, apague la música, sin despegarnos, solo lo necesario para respirar, la lleve hasta la habitación, una vez allí la ropa no hizo falta.

Había estado con incontables mujeres en toda mi vida, mujeres que hubiesen dado lo que tenían por estar conmigo en estos momentos, no era por ser fanfarrón o engreído, pues era la verdad, lo que no me dejaba de sorprender era, a pesar de todo, hacer el amor con LALI era lo mejor. Acariciar y besar todo su cuerpo era sensacional, escucharla suspirar y gemir por las sensaciones era estupendo, saber que era yo el causante de todo eso era lo mejor que me había pasado en la vida.

Aunque luego se le había agregado el hecho de que tendríamos un hijo y que viviríamos juntos.

Centrándome en las sensaciones, que estábamos sintiendo, me propuse con mis dedos hacer gritar a LALI de placer todo lo que me fuera posible, como cada vez que lo hacíamos. Cuando se arqueo para dar paso a las sensaciones al llegar al orgasmo, sonreí mientras la besaba para quedarme con sus gemidos.
El reloj marcaba las 3:08 AM y aun no podía dormir, LALI se había quedado dormida en mi torso como siempre lo hacía, me sentía pleno de una manera en la que no creí que lo estaría nunca, mi vida había dado un giro significativo en menos de un año. Primero me enamore de la chica mas difícil que había conocido en toda mi vida, después me entero de que tendríamos un hijo al tiempo que conocía sus sentimientos por mi y ahora se mudaría a casa, conmigo.

Por esa parte me sentía satisfecho, pero habían algunos factores, cosas de mi pasado que aun me sobresaltaban en las noches, cosas que aun no le había contado a ella, pero que tenia por seguro que si no lo hacía, ella terminaría sabiéndolo de igual forma, así era ella. Así la amaba.

Compartíamos el mismo miedo, aunque ella no lo llevara tan claro, sus ojos asustados solo eran un reflejo de los míos, no sabía lo que pasaría cuando estuviéramos los dos en la misma casa, aunque no por eso dejaría de intentar que funcionara, porque lo deseaba de verdad.

Suspire y abrazándola con más fuerzas intente quedarme dormido.

******

A las 11:30 AM entraba al departamento para buscar a LALI, teníamos que salir ya para el aeropuerto si no queríamos perder el vuelo de vuelta a casa. Esa mañana fui a la oficina sin ella, hoy no habría reuniones solo algunos puntos que aclarar con erodine por lo que ella no tenía la necesidad de aburrirse como sabia que lo hacía.

Me sorprendió no encontrarla en la cocina con el bendito amor de su vida como siempre decía, fui hasta la habitación y tampoco estaba, mientras caminaba devuelta a buscar el teléfono que había dejado en la chaqueta escuche su resonante risa proveniente de la terraza.

La encontré en el jacuzzi, tenía el teléfono justo al lado en altavoz y hablaba con un hombre, en un principio creí que era su amiguito PABLO, eso hasta que ella hablo. Al parecer este quería algo más que hablar por teléfono con ella o de seguro ya lo habría tenido, sentía como la irritación se apoderaba de mí mientras escuchaba como hablaban tan relajados los dos.

Cuando hubo acabado suspiro y siguió con su sonrisa en el rostro, tenía que averiguar antes de que me diera un ataque. Me apresure a acortar la distancia que nos separaba y me quede ahí hasta que ella reparo en mi.

- Pensaba que durarías más tiempo- dijo aun con su sonrisa como si esta fuera dibujada

- Tenemos que irnos al aeropuerto- conteste en tono cortante

- Bájale, bájale dos rayitas a tu volumen moii- dijo sentándose en el jacuzzi- lo que quieras que traigas no pagaras conmigo ¿Qué te pasa?

- ¿con quién hablabas?- ella arqueo las cejas momentáneamente sorprendida- te escuche hablando cuando llegue

- No me escuchaste me espiaste- contesto- hablaba con BENJA- asentí para que siguiera- es mi ex novio

- ¿Por qué hablas con él?

- Porque es mi amigo

- ¿y?

- Los amigos hablan siempre- resoplo- ¿no me digas que estas celoso?

- ¿y si lo estoy qué?- inquirí

- No deberías- dijo jugando con el agua- BENJAMI marco una parte en mi vida y aun es muy importante para mí, aunque nuestros sentimientos ya cambiaron, pensé que tenias claro que te quería

- Lo sé- suspire- solo que escuchar como hablabas con él, no se es solo que... olvídalo- en ese momento ella salió del agua, con todo no me había dado cuanta que solo llevaba la parte de debajo de un biquini puesto, tomo una toalla y se cubrió haciendo que mi cerebro volviera a funcionar correctamente.

- El es solo un amigo- dijo abrazándome- un gran amigo, que quiero con todo mi corazón nada mas, no seas dramático moii

- Como sea yo gane- dije posando mis manos en sus caderas- eres completamente mía

- Engreído

Y era cierto, ningún estúpido ex novio o cualquiera que deseara tener más que una simple amistad con ella, tendríamos un hijo, lo que prácticamente decía que estaríamos juntos sin nadie en nuestro camino, o eso me gustaba pensar.

Después de que ella me enseñara lo que me había perdido por mis celos, no me fue difícil quitarle lo que le faltaba y demostrar con hechos lo que llevaba demostrando hasta ahora.



LALI era toda para mí y en algunos meses la compartiría con nuestro hijo.

CAPITULO 32

PETER

Hacia las once y media de la mañana, desembarcábamos en el aeropuerto John F. Kennedy de Queens, aun teníamos tiempo de descansar en casa, llegar hasta mi departamento nos tomaría, por lo menos 45 minutos.

El diablillo de LALI estaba más perezosa que de costumbre, después de tomar nuestras pertenencias salimos hasta donde nos esperaba un DBS V12 de Aston Martin- me obsesionan los autos de lujo- negro, el encargado me entrego las llaves y después de un saludo cordial, arrastre a LALI- casi literalmente- hasta el.

Estaba más que sorprendido, asustado, era el lapso más grande de tiempo que LALI no decía ni una sola palabra, ni siquiera un insulto o una burla, todo el trayecto al departamento se dedico a pasar de canal en la emisora y a mirar por el cristal las congestionadas calles de la ciudad. Al llegar al departamento, tiro en el sofá su bolso y entro en la que fue su habitación la vez pasada, la seguí con preocupación y me la encontré tirada en la cama, aprisionando una almohada con sus brazos.

- ¿necesitas algo?- pregunte acercándome a la cama

- No, solo estoy cansada- dijo sin abrir los ojos- dame diez minutos

- Tomate el tiempo que necesites- dije besándole el pelo mientras ella decía algo sobre cortarme la lengua si no me callaba- me llamas si me necesitas

- Limítate a morir- la escuche decir cuando cerraba la puerta.

Me sentía extremadamente bien, después de mucho tiempo, esta era la oportunidad que necesitaba, tres días juntos, tenía tres días para convencerla de que tenía que irse a vivir conmigo, aunque aun no tenía idea de que hacer para lograrlo.

Siendo claro, asumir un compromiso de esa magnitud me asustaba a gran escala, pero esperaba, que el tiempo con ella, me hiciera sentir mejor.

Ni siquiera yo me reconozco.

LALI

Me desperté toda asustada ¿Dónde estaba? Los recuerdos me llegaron tan lentos que casi vuelvo a dormirme, habíamos llegado al departamento del jefe y me había tirado a dormir. La pereza era mi talento.

Me senté en la cama y mire a un punto en la pared, resople y me quite los tacones que aun llevaba puestos, sentí como el estomago y minimi empezaban la tercera guerra mundial en mi interior por no darles de comer, por lo que me levante y toda aburrida fui hasta la cocina.

Le tire algunos besos al refrigerador y saque algunas cosas para prepararme mi plato oficial, un sándwich, después de prepararlo, tome zumo de naranja y me senté en uno de los taburetes que habían en la isla. Me deleite, como siempre cuando comía, esto era la gloria.

Cuando, dolorosamente termine, mire con tristeza el plato y al levantar la vista me encontré con la mirada intensa de PETER que me miraba como si intentara determinar de qué humor estaba, se acerco lentamente y apoyo los codos en la isla, aun sin dejar de mirarme.

- ¿te pasa algo?- pregunte

- Nada- sonrió- ¿ya te encuentras mejor?

- Si como sea- dije- ¿Qué hora es

- Ya es la una y cuarto, deberías apresurarte.

- Si señor- hice el saludo militar

- Anda, corre.

Le lance una mirada interrogatoria, mientras él se limitaba a sonreír el muy inútil, le dije que tenía que limpiar mi desorden y Salí de la cocina, ahora sí, sonriendo yo. Entre a la habitación para buscar mis cosas pero no la encontré por ningún lado. Suspire y fui hasta la sala, peo tampoco encontré nada, por lo que refunfuñando volví a la cocina para buscar a PETER.

- No encuentro mis cosas- dije cruzando mis brazos

- Están en la habitación- dijo arqueando las cejas

- No están ahí- dije como lo más obvio

- Quizás no buscaste en la correcta

Me quede mirándolo boquiabierta ¿estaba de broma? Entorne mis ojos y luego me dirigí a su habitación, y en efecto, encima de la mesa de estudio estaba mi bolso, pero no vi la maleta. Camine hasta el vestidor y, colgada JUNTO a la de PETER, estaban mis pertenencias, junto a su zapatos los míos y no me sorprendió encontrar mi ropa interior en un cajón junto a la de él.

Buena jugada jefe, buena jugada.

Me dirigí hasta el baño y me desnude, al entrar en la bañera no me asombre al ver mis cosas de baño en el estante integrado, resople, que inteligente había sido, debía de devolverle el golpe. Me vestí, maquille y peine con una estúpida sonrisa en mi rostro iluminado. Mientras yo estaba de perezosa el padre de mi hijo había dispuesto todo para que estuviera cómoda y me encantaba.

Aunque no le daría la satisfacción de decirle absolutamente nada al respecto, es lo que él espera.

Tome todo lo que necesitaba para las aburridas reuniones y Salí para encontrarme con el espécimen más lindo que rodeaba mi vida, estaba vestido con un hermoso traje negro a medida, como los que solía llevar, pero eso no hacía que su aspecto impactara cada vez que lo veías, aunque el maldito, aun con harapos se veía bien.

- Te vez hermosa- dijo tomando sus cosas

- Lo mismo digo- sonreímos

Llegamos faltando apenas cinco minutos para empezar la reunión, Erodine, la jefa de la sucursal nos recibió con gran entusiasmo y de una vez subimos hasta el piso 15, donde la vez pasada fueron las reuniones. PETER me lanzo una mirada lasciva antes de ir a sentarse a la cabecera para presidir la reunión, al frente había quedado Erodine y rápidamente los puestos de izquierda a derecha fueron ocupados. Sonreí al ver como Antonio, el mismo chico de la otra vez se sentaba a mi lado y me dedicaba un saludo cortes que no paso desapercibido por la mirada penetrante de PETER, si no dejaba de comportarse así, pronto todos se darían cuenta.

Reconocí a el asistente de Erodine, cuando ponía ante cada uno de los presente, el programa de la reunión. Recordé al instante la posdata que había añadido al correo que me había enviado ayer, me estremecí al pensar en que diría mi jefecito sobre eso.

Después de tres aburridas y largas horas, en las que tuve que tomar notas, responder consultas del jefe y decirme una y otra vez no te duermas, se acabo la reunión, aunque mi jefe tenía algunas cosas que hablar con la jefa, por lo que resoplando, volví a tirarme en mi asiento.

- Pareces como si estuvieras muriendo- escuche una voz a mi lado

- Y así es- dije girándome para encontrarme con MARIANO- estoy pensando cuales serán mis últimas palabras.

- Estas reuniones suelen ser monótonas y aburridas- dijo sentándose- ¿Qué tal el viaje?

- Muy bien

- Me alegro- dijo sonriendo- ¿tienes planes esta noche?

- ¿planes?- este tenía esperanzas conmigo, cuando vi que asentía proseguí- si el señor LANZANI tiene una cena a la que asistir y me pidió que lo acompañara.

- Es una lástima- dijo pareciendo sincero- al menos lo intente

- Eso es algo.
- Señorita LALI, nos vamos- dijo PETER con cierto tonito

- Hasta luego

Echó a andar a zancadas al ascensor, mientras yo, me lo tome con toda la calma del mundo, fue tanto así, que, para su mayor irritación le tocó detener las puertas del ascensor que ya se iban a cerrar. Al entrar me percate de su frustración, pero no dije absolutamente nada aunque en mi interior me imaginaba rodando por el ascensor a causa de la risa.

- ¿Qué quería el asistente de Erodine?- me pregunto cuando íbamos en el coche

- Me invito a salir- dije

- ¿aceptaste?

- No- dije burlonamente- le dije que tenía una cena importante

- Ah- dijo visiblemente aliviado, por mi parte sonreí, lo de celoso se le da graciosísimo.

Empezamos a magrearnos desde el momento en que cerró la puerta del departamento, cuando quise abrir los ojos estábamos sentados en el sofá, respire con dificultad mientras veía como las manos temblorosas de PETER intentaban desabotonar mi camisa sin ningún tipo de éxito.

Entre risas, quite sus manos y en tan solo segundos logre lo que al parecer era el mayor reto del jefe. Arquee las cejas cuando termine de sacármela de la falda tipo lápiz que llevaba, el sonrío arrogantemente, cuando sin darme cuenta me había quitado el sostén. Le quite la chaqueta y la camisa con rapidez y eficacia, siendo yo la ganadora.

Siempre tenía que ganar yo

Seguimos besándonos mientras el tocaba mis pechos, gemía por la deliciosa sensación que me hacía sentir, me levanto del sofá en brazos, pasándome una mano por debajo de las rodillas- estúpida falda- me separe de sus labios para abrir la habitación y bueno... volvía a disfrutar de lo lindo de la vida.

Me deposito en la cama y no dudo un segundo en quitarme la dichosa falda y luego las bragas, me quede observándolo mientras él hacía lo mismo con sus pantalones y el bóxer, suspire, y mirándolo bien, todo su hermoso cuerpo trabajado, con ese tatuaje que lo hace ver tan ahg... ¡que frustración! Si no se venía rápido creo que iba a enloquecer.

- ¿impaciente?- se atrevió a preguntar el estúpido

- Disfruta mientras puedas.

Cuando se canso de reírse el muy maldito, poso sus labios en los míos, me beso exigentemente mientras con sus manos marcaba trazos en mi piel desnuda, exageradamente maravilloso, se separo de mis labios y se quedo mirándome a los ojos como al parecer le gustaba hacer y a mí que lo hiciera, volvió a besarme, esta vez con más calma y dulzura mientras se introducía lenta y deliciosamente en mi.

Decidí dejar de pensar en cuando me cansaría de estar con este hombre, me dedique a sentir las sensaciones mientras el cuidadosamente me hacía el amor, cuando llegamos al clímax, gritamos y nos retorcimos por lo asombroso que fue al mismo tiempo, entre jadeos PETER salió de mi y se recostó en la cama atrayéndome para quedar con recostada en su pecho.

Recientemente reconocido como uno de mis lugares preferíos en todo el mundo.

*********

Desperté y literalmente no pude ver nada por la oscuridad de la habitación, PETER estaba dormido con una de sus manos abrazándome, aun permanecía recostada en su pecho pero sin nada de sueño y famélica por lo poco que había comido.

Quite su brazo lentamente para no despertarlo, lo logre con creces, me levante poco a poco mientras él se removía. Suspire cuando estuve fuera de la cama y él seguía sin despertar. Orgullosa por mi triunfo tome lo primero que vi en el piso (la camisa de PETER) y tape mi desnudes, fui hasta la cocina y rebusque en la nevera, lo mío.

Me senté tarareando casi audiblemente con un mini sándwich a las 5:20 AM porque a minimi le dio por armar la tercera guerra mundial por escases de alimentos. Aun no había nacido, ni siquiera desarrollado bien y ya era igualito a mí. El momento más dramático y aun no amanecía bien.

El sonido de puertas me hizo dar un respingo, seguido de la voz de PETER llamándome, me levante, sin soltar el sándwich que aun no terminaba para ver que se traía entre manos este ahora. Casi me tira cuando pasaba corriendo por el pasillo, por suerte se percato y ni mi comestible ni yo sufrimos ningún daño.

¿Qué le pasaba?

- ¿Dónde estabas?- pregunto visiblemente alterado

- En la cocina

- ¿Por qué?

- Tenía ganas de comer- le enseñe mi bebe- ¿Qué pasa?

- No te encontré en la cama

- ¿y?- su rostro denotaba terror, lo que me asusto también a mí y al parecer él se percato

- No pasa nada- dijo rápidamente- ven, vamos a la cocina

- Sabes, estaba pensando ir a un psicólogo- dije mientras permitía que él me condujera de vuelta a la cocina- pero creo que iremos los dos

- Ni de broma- refunfuño

Volví a sentarme nuevamente en el taburete y el fue directo al frigorífico, saco una botella de agua y se la tomo entera, lo mire con las cejas alzadas, este tenía algo y tenía que saberlo tarde o temprano, se acerco y se acomodo en el taburete de al lado. Volví a prestarle atención a mi bebe y por un segundo me olvide de la existencia de cierto maestro del drama a mi lado.

Pero solo por un segundo

- Me gusta cómo te queda mi camisa- dijo seductoramente

- Fue lo primero que encontré- dije sin prestarle atención, sabia por donde iba

- Supongo que aquí no llevas nada mas- dijo dejando a la vista lo poco que me tapaba la bendita camisa- es interesante

- Para mí no- dije tratando de no alterarme mucho- déjame comer en paz

- Nada te lo impide nena- dijo acariciando mis muslos con sus dedos.

- Sin ofender sigas-

- ¿eso quieres?- dijo burlón

Resople, termine con mi bebe y me quede observándolo por lo que pareció una eternidad, el siguió con sus deliciosos movimientos suaves por mis muslos mientras me miraba a la espera de que estallara o algo por el estilo. Entorne mis ojos mientras me levantaba del taburete, el, por su parte no se movió, me acerque más a él y mientras me reía internamente porque sabía que él estaba esperando algún insulto o golpe, lo bese como nunca había tomado la iniciativa de hacerlo, era uno de esos besos que le dejaban sin aliento, pero esta vez, quien se quedo sin aliento fue el.

- Joder- murmuro después de una eternidad

Me aparte de el seductoramente, camine despaldas- corriendo el riesgo de caerme por no ver por dónde iba- aun sosteniéndole la mirada, mientras me desabotonaba su camisa, sin ninguna prisa la deslice por mis brazos hasta que cayó al piso, PETER a un no se movía y yo, con una picara sonrisa, me gire para ir hasta el dormitorio, no sin antes ver cómo salía de su estupor y corría hacia mí.