sábado, 2 de julio de 2016

CAPITULO 74

  —No... Por favor, no ha sido mi intención hacerte daño. Simplemente estaba atravesando un mal momento. Y Nico está furioso. Yo le mentí, pero está decidido a descubrir de dónde salieron esas bragas. Por favor, debes tener cuidado. Debemos dejar de hablar y de... —Y de besarnos? 
— Sí. Tenemos que dejar de besarnos. Por favor, no te enojes conmigo. Te aprecio mucho. 
No te enfades. 
—No me enfado —él le sonrió—. Porque volverás. 
Ella meneó la cabeza. 
—No, no volveré. 
—Un beso de despedida? —pidió él. 
— Claro. 
No fue un beso casto. Él deseaba más y ella, que estaba nerviosa, no se resistió al principio. Luego halló las fuerzas necesarias para apartarlo de sí. 
—Todavía te quiero —dijo él. 
— Seguimos como buenos amigos — murmuró Rocio. 
—Ya veremos. 
—No te enfades. 
—No estoy enfadado. En absoluto. 
Él se dio media vuelta y se alejó. Ella temblaba violentamente. Se preguntó si debía sincerarse. Decirle a Nico lo que había estado a punto de hacer. 
Oh, Dios, no, no podía. Había demasiadas personas involucradas; podía estropearlo todo. 
Rocio regresó a casa rápidamente y sacó la compra. Nico ya estaba acostado, viendo la televisión. Al verla, dio una palmadita en la cama, sonriéndole esperanzado. 
—Espera un momento. Voy a ducharme. 
Rocio se duchó, se cepilló los dientes y se enjugó con elixir bucal, diciéndose que el sabor de los labios de otro hombre no podía adherirse a los suyos. 
— ¡Oh, sí! Llevemos a LALI. ¡Que mire a la víctima de otro maldito asesinato! — Peter soltó un exabrupto. 
La luz del cuarto estaba encendida, y él se paseaba de un lado para otro, delante de la cama de Lali. Tan solo llevaba puestos unos calzoncillos negros de algodón. Estaba muy furioso. 
— Estabas en mi cuarto — le recordó ella—. Me asustaste. 
—Tú sabías que regresaría esta noche. Estabas chillando y gritando en sueños. Supuse que tendrías otra pesadilla y vine a despertarte. 
— Pues lo siento. Pero me asustaste de verdad. 
—~,Qué estabas soñando? 
—Fue... un sueño muy extraño. No lo recuerdo con claridad. Era una mezcla del pasado y el presente. Iba conduciendo por la carretera de Tamiami, hacia las cabañas de caza. Era yo, pero no era yo... Parecía la época en que éramos niños, salvo que yo era adulta, y el asesino intentaba llevarme a alguna parte. No podía huir, porque... 
—¿Por qué? 
—Había una niña en el coche. 
—¿Alegra? 
—No lo sé. Creo que no. Todo era muy extraño. Era yo, pero también era otra persona... 
— Siempre ves a través de los ojos de las víctimas. 
— Sí, pero este sueño era distinto de los anteriores —Lali exhaló una larga bocanada de aliento—. Algunas personas poseen el don de predecir hechos futuros, pero yo nunca lo he poseído. Solo veo cosas que ya han pasado. Este sueño era diferente. No era algo que hubiese 
sucedido con anterioridad. Y la del sueño era yo y no era yo... Y la niña decía «mamá» continuamente. Extraño, ¿verdad? 
— ¿No crees que nada de eso haya sucedido en el pasado?  

No hay comentarios:

Publicar un comentario