Se había producido algún avance, sin embargo. A pesar del estado del cadáver descuartizado de Holly, el forense pudo determinar que había tenido relaciones sexuales antes de morir. Si había sido forzada o no, era algo imposible de saber, aunque sí se pudo extraer una muestra de esperma para realizar un posterior análisis de ADN.
No había sido la única novedad. Harry Nore se había suicidado en su celda. Un final patético para una vida patética. No obstante, la muerte de Harry no contribuyó en absoluto a resolver la reciente racha de asesinatos.
De repente, sonó la radio del coche. Era Ricky Haines.
—¿Qué hay, Ricky? —respondió Peter.
— En primer lugar, enhorabuena. He oído que te has casado.
— Gracias.
—Bien, iré al grano. Creo que hemos encontrado algo que apunta a una relación entre estos asesinatos y el de Gimena Esposito. He estado revisando viejos archivos. ¿Sabías que una de las últimas películas de Gimena se titulé Una rosa entre espinas?
— Lo recuerdo vagamente. Interpretaba a una mujer de las montañas de Virginia, ¿verdad?
— Sí. Es una historia a lo Cenicienta, sobre una joven que crece con una pandilla de ladrones. Se siente avergonzada de su condición, hasta que descubre que, en realidad, pertenece a una familia rica de Nueva York y fue secuestrada por los ladrones cuando era pequeña.
—Me acuerdo.
—Bueno, el título de la película apoya tu teoría de que estos asesinatos están relacionados con el de tu madrastra, sobre todo teniendo en cuenta que la «firma» del asesino es una rosa con espinas.
—Gracias, Ricky. Llámame si averiguas algo más, por insignificante que parezca — después de dar por finalizada su conversación con Ricky, Peter se giro hacia Jake—. Bueno, Jake, probemos suerte en el Rusty Rumhouse.
El interior del restaurante estaba casi en penumbra. Había una barra en el centro y varias mesas diseminadas por los cuatro rincones del local. Peter pidió hablar con el encargado, un tipo agradable llamado Brad Maxwell, y, cuando sacó una fotografía de Holly Tyler, una de las camareras solté un grito.
— ¡ Sí, sí! La atendí yo. No fue este fin de semana, sino... mmm, el jueves o el viernes anterior — explicó la chica con voz excitada.
—~,Cómo se llama, señorita? —preguntó Peter.
—Bitsy. Bitsy Larkin.
—Bien, Bitsy, gracias por haberse acordado. Es muy importante. Holly Tyler debió de comer aquí el viernes — dijo Peter.
— ¡Tiene usted razón! Debía de ser viernes, porque pidió el plato especial de los viernes, sopa de marisco y camarones.
— Exacto — afirmé Peter. Se estremeció interiormente. ¡ Por favor, que fuese la pista necesaria para llegar hasta aquel lunático!
—¿Recuerda quién acompañaba a Holly?
—Sí, desde luego.
—¿Cree que podría identificarlo?
— ¡Claro! —prometió Bitsy—. ¡Oh, claro que sí! Lali acompañó a Mariano hasta la puerta. Mariano la había visitado para darle la enhorabuena, y no había sido el único. Nicolas también había estado en casa de su hija, dando su bendición al matrimonio.
Al abrir la puerta, Lali se sorprendió al ver que Pablo acababa de aparcar su coche en
el jardín, y que se dirigía presuroso hacia ella.
No había sido la única novedad. Harry Nore se había suicidado en su celda. Un final patético para una vida patética. No obstante, la muerte de Harry no contribuyó en absoluto a resolver la reciente racha de asesinatos.
De repente, sonó la radio del coche. Era Ricky Haines.
—¿Qué hay, Ricky? —respondió Peter.
— En primer lugar, enhorabuena. He oído que te has casado.
— Gracias.
—Bien, iré al grano. Creo que hemos encontrado algo que apunta a una relación entre estos asesinatos y el de Gimena Esposito. He estado revisando viejos archivos. ¿Sabías que una de las últimas películas de Gimena se titulé Una rosa entre espinas?
— Lo recuerdo vagamente. Interpretaba a una mujer de las montañas de Virginia, ¿verdad?
— Sí. Es una historia a lo Cenicienta, sobre una joven que crece con una pandilla de ladrones. Se siente avergonzada de su condición, hasta que descubre que, en realidad, pertenece a una familia rica de Nueva York y fue secuestrada por los ladrones cuando era pequeña.
—Me acuerdo.
—Bueno, el título de la película apoya tu teoría de que estos asesinatos están relacionados con el de tu madrastra, sobre todo teniendo en cuenta que la «firma» del asesino es una rosa con espinas.
—Gracias, Ricky. Llámame si averiguas algo más, por insignificante que parezca — después de dar por finalizada su conversación con Ricky, Peter se giro hacia Jake—. Bueno, Jake, probemos suerte en el Rusty Rumhouse.
El interior del restaurante estaba casi en penumbra. Había una barra en el centro y varias mesas diseminadas por los cuatro rincones del local. Peter pidió hablar con el encargado, un tipo agradable llamado Brad Maxwell, y, cuando sacó una fotografía de Holly Tyler, una de las camareras solté un grito.
— ¡ Sí, sí! La atendí yo. No fue este fin de semana, sino... mmm, el jueves o el viernes anterior — explicó la chica con voz excitada.
—~,Cómo se llama, señorita? —preguntó Peter.
—Bitsy. Bitsy Larkin.
—Bien, Bitsy, gracias por haberse acordado. Es muy importante. Holly Tyler debió de comer aquí el viernes — dijo Peter.
— ¡Tiene usted razón! Debía de ser viernes, porque pidió el plato especial de los viernes, sopa de marisco y camarones.
— Exacto — afirmé Peter. Se estremeció interiormente. ¡ Por favor, que fuese la pista necesaria para llegar hasta aquel lunático!
—¿Recuerda quién acompañaba a Holly?
—Sí, desde luego.
—¿Cree que podría identificarlo?
— ¡Claro! —prometió Bitsy—. ¡Oh, claro que sí! Lali acompañó a Mariano hasta la puerta. Mariano la había visitado para darle la enhorabuena, y no había sido el único. Nicolas también había estado en casa de su hija, dando su bendición al matrimonio.
Al abrir la puerta, Lali se sorprendió al ver que Pablo acababa de aparcar su coche en
el jardín, y que se dirigía presuroso hacia ella.
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