lunes, 6 de febrero de 2017

CAPITULO 82

Gracias, Peter . Ahora sí que estoy lista para irme a la cama. —En sus ojos
brilló un resplandor oscuro con toques de malicia y de deseo... sobre todo de deseo.
—Tienes que descansar, Lali —le advirtió Peter, esforzándose en contener
la erección que le apretaba la bragueta. 
—Para descansar ya tendremos todo el tiempo del mundo cuando estemos a
bordo del Vengador. —Se estiró hacia él, y Peter se dio por perdido.
Hicieron el amor con delicadeza, con ternura, conscientes como eran de que
iban a tener muchos más días para amarse el uno al otro durante el resto de su vida.
Y puede que aún más en la otra vida.
Un resonar de pasos por el pasillo al que daba su habitación despertó a Peter .
Buscó con la mano su espada, maldiciendo violentamente al darse cuenta de que
estaba al otro lado de la habitación, encima de la pila de ropa que había arrojado
precipitadamente, y luego había dejado sin ningún cuidado, encima de la gastada
alfombra. Se incorporó en la cama de un salto, dando gracias por haber tenido la
precaución de cerrar la puerta con llave. Pero antes de que pudiera levantarse, la
puerta se abrió de un golpe y varios hombres irrumpieron en la habitación.
El susto despertó a Lali de su sueño profundo; dando un chillido, se cubrió
hasta la nariz con la sábana. Tenía el pánico en los ojos, el corazón le latía
furiosamente.
—Mi error fue no daros muerte en La Habana —dijo con desdén uno de los
hombres, lanzando una mirada despreciativa a la cama revuelta y a la despeinada
pareja que la ocupaba.
Lali escrutó a los dos hombres que permanecían en el umbral de la puerta, y
se quedó lívida cuando logró reconocerlos.
—¡Padre! ¡Don Mariano ! ¿Qué estáis haciendo aquí?
—Por lodos los infiernos —murmuró entre dientes Peter .
Nunca había tenido buena suerte, pero aquello ya era el colmo. ¿Cómo
demonios le habían encontrado? ¿Quién les había dicho que estaba en España? Y
¿qué hacía Martinez que no estaba en La Habana?

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