jueves, 9 de febrero de 2017

CAPITULO 87

—Voy a hacer lo que me pides, aunque a mí no me parezca bien.
A los pocos minutos iban ya trotando por el camino con el caballo de don Mariano
atado a la parte de atrás de la calesa, junto al de don Eduardo.
Estaba ya anocheciendo cuando la carreta que transportaba a Peter llegó 
serpenteando por las calles de Cádiz hasta el muelle. Peter había vuelto en sí unas
cuantas veces, pero no logró decir nada coherente sobre la suerte que había corrido
Lali ni sobre cómo había acabado cayendo prisionero de don Mariano .
—Tened cuidado con él, compañeros —advirtió Nico mientras localizaba a toda
prisa el bote que habían dejado amarrado en el embarcadero, custodiado por un par
de hombres—. Podría tener alguna lesión interna.
Acomodaron a Peter en el bote, apuntalándolo contra Pablo. Dos hombres
se pusieron a los remos, mientras otros empujaban el muelle. Nico soltó un suspiro de
alivio cuando vio el bote Cortando suavemente las olas en dirección al Vengador. A su
llegada lo izaron a bordo con el habitual sistema de poleas, y al poco Peter estaba
tumbado en su litera, esperando a que el cocinero, que hacía también las veces de
médico de a bordo, viniera a curarle las heridas.
—Me da la impresión de que tiene alguna costilla rota —dijo el cocinero cuando
hubo examinado las contusiones de Morgan—. En la cabeza, le ha salido un chichón
del tamaño de un huevo, y parece que le han herido en el mismo punto de la pierna
que se había roto.
—¿Cómo es de grave? —preguntó Nico lleno de ansiedad.
—La pierna no la tiene rota, sólo magullada. El capitán es un hombre duro, se
curará como es debido, creo yo, si es que no trata de fugarse de la cama demasiado
pronto. Voy a administrarle una dosis de láudano.
—No, láudano no —la voz de Peter sonó débil pero firme—. Necesito mis
cinco sentidos para rescatar a Lali.
—¿Dónde está? —preguntó Riera , inclinándose hacia Peter .
—Estará ya en su casa con su padre —conjeturó Peter —. No recuerdo casi
nada. ¿Qué ha pasado con Martinez y sus secuaces? ¿Qué hacíais vosotros en aquel
camino, cuando se supone que teníais que estar en el Vengador, esperándome?
—Tenía una corazonada de la que no lograba desprenderme. Gracias a Dios que
le he hecho caso. ¿Qué demonios está haciendo Martinez en España?
—Eso es algo que yo tampoco entiendo —dijo Peter. El dolor lo atravesaba;
su cuerpo entero era un doliente amasijo de carne y huesos. Estaba sufriendo de tal
manera que a duras penas podía hablar. Pero luchó contra el dolor con cada aliento
que tomaba. No podía rendirse a él hasta que tuviera a Lucía a salvo a bordo del
Vengador. Intentó levantarse, luchando contra la negrura que se cerraba sobre él, y la
cara se le puso blanca como una sábana.
—¡Por todos los infiernos! ¿Qué pretendes hacer? —preguntó Nico , irritado ante
la testarudez de Peter —. No estás en condiciones de levantarte de la cama.
—Ayúdame, Nico, tengo que encontrar a Lali antes de que la coja Martinez .
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1 comentario:

  1. Al fin lograron ayudarlo....ojala el papa d lali logre dejarla a tiempo con peter!!

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