Don Eduardo reprimió una sonrisa.
—Ven conmigo a casa, vamos a hacer un brindis por tu salud y tu prosperidad.
Sin parar de retorcerse las manos, Lali estaba tan encima de Peter como una
gallina clueca, esperando a que recuperara la consciencia. Riera, Pablo y
Euge se mantenían detrás de ella, dándole su apoyo.
—Se pondrá bien, Lali —le aseguraba Euge —. Dice Nico que este Peter
tuyo es un hombre fuerte y que ha salido de otras peores.
Lali le echó a Euge una sonrisa llorosa. Había estado tan angustiada que ni
siquiera había saludado como Dios manda a su amiga, pero ya celebrarían el
reencuentro en cuanto ella tuviera la certeza de que Peter estaba fuera de peligro.
Lali se dirigió a Euge en un español rápido que sabía que ni Peter ni
Riera eran capaces de seguir.
—¿No te arrepientes de irte de España, Euge? Ya sé que no eras feliz en el
convento, pero la decisión de abandonar el país en que naciste no ha tenido que ser
fácil. Aquí sigue estando tu familia.
Euge sonrió, melancólica.
—Quiero mucho a mi familia, pero los conozco bien. Nunca dejarán de renegar
de mí. Me habrían dejado envejecer y morirme en el convento antes que dar su brazo
a torcer. Tú y tu pirata me habéis dado la ocasión de tener un futuro. Y os lo voy a
agradecer siempre. Espero que no estés enfadada conmigo por haber presionado a
Peter para que me dejara venir. No tengo dinero, ni ningún otro sitio al que ir.
—Estoy encantada, Euge; es justo lo que yo quería. Un día no muy lejano
Andros estará lleno de pueblos y de gente, y tú vas a encontrar un hombre del que
enamorarte. De eso estoy segura.
—Yo también estoy segura —dijo Euge, lanzándole una tímida mirada a
Nico.
—¿Qué estáis murmurando vosotras dos? —preguntó Nico, colocando el brazo
sobre los estrechos hombros de Euge. El gesto fue tan posesivo que a nadie le
quedó duda de cuáles eran los sentimientos de Nico hacia la señorita española.
—Del futuro —le dijo crípticamente Lali—. De pronto parece que nos sonríe.
—Pues sí —coincidió Nico, ciñendo el brazo alrededor de Euge. Le
sorprendía darse cuenta de que quería tenerla en sus brazos. Puede que Euge y él
encontraran la felicidad juntos.
Poco después, Peter abrió los ojos y sonrió a Lali. Cuando se les hizo
evidente que Peter no tenía ojos más que para su mujercita, los demás se
disculparon y salieron sin hacer ruido.
Peter le cogió a Lali la mano y se la llevó a los labios.
—¿Cómo has llegado hasta aquí?
—Eso tenemos que agradecérselo a mi padre. En realidad no es el demonio que
tú crees que es. Cuando se enteró de que estoy embarazada de ti y de que no podría
ser feliz con otro hombre, cedió. Seguimos siendo marido y mujer, Peter. Leí el
documento de anulación. Decía que no tendrá validez ninguna en el caso de que yo
estuviera embarazada de ti.
—Qué más da eso; me habría casado contigo otra vez.
—Lamento que fuera de mi padre el barco responsable de que mataran a tu
familia y a ti te hicieran esclavo, pero te ruego que dejes eso atrás y que intentes
perdonarle. Tampoco es justo echarle la culpa de lo que hayan hecho todos y cada
uno de sus barcos en sus muchos viajes.
—No quiero hablar ahora de tu padre, amor mío —musitó Peter —. Estoy
deseando que el pasado, pasado sea, si es que él está de acuerdo. Él te ha traído a
donde yo estaba, y eso se lo tengo que agradecer. Me pareció oír disparos antes de
desmayarme...
—Sí, don Mariano apareció con el cuerpo de dragones, pero la niebla y la
oscuridad estaban de nuestra parte. Ahora estamos a salvo. Nico ha puesto rumbo a
Andros. Todavía no me puedo creer que hayáis venido a España a buscarme, con el
peligro tan grande que supone para ti y para tus hombres. Mis paisanos no tienen
precisamente motivos para quererte.
Peter se quedó mirando a Lali como si se hubiera vuelto loca.
—¿Cómo no iba a venir? Me habría sido imposible, con lo enamorado que estoy
de ti. Tú me perteneces. Ya he arriesgado la vida por ti varias veces antes, y volveré a
hacerlo si fuera necesario. Cuando se quiere a alguien como yo te quiero, todo
sacrificio es poco. Y ahora querré también a nuestro hijo. —Apoyó con ternura la
mano en la tripa abultada de Lali—. Quiero a este niño tanto como tú, mi amor. Por
fin voy a tener mi propia familia. Hasta que te conocí, lo que me latía en el pecho era
una cosa dura y amarga que ni siquiera podía llamarse corazón. La venganza
gobernaba mi vida, y el odio anidaba en mi alma. En cambio ahora estoy tan lleno de
amor que en mi corazón no cabe ningún otro sentimiento.
Los ojos oscuros de Lali chispearon, maliciosos.
—Hay cosas en las que no has cambiado, querido. Sigues siendo el apuesto
sinvergüenza que entró en mi vida como un huracán y me raptó. Si no llega a ser por
ti yo nunca habría sabido que semejante dicha existía siquiera.
—Si no recuerdo mal, tú lo que querías era ser monja —dijo Peter guiñándole
un ojo.
Lali sonrió sin pudor.
—Por aquel entonces yo no sabía hasta qué punto me iba a derretir por ti. —Se
agachó para besarle en los labios—. Ahora lo único que quiero es seguir siendo tu
mujer para siempre.
—Reconocí desde el principio esa pasión tuya que tantísimo te empeñabas en
negar. Hasta cuando te arrodillabas para rezar, tus seductores ojos negros traslucían
un deseo infinito que sólo esperaba a liberarse. Te quiero, Lali.
A Lali le brillaban los ojos de felicidad.
—Yo también te quiero, Peter. En cuanto te pongas mejor te voy a demostrar
cuánto.
—Túmbate a mi lado —la apremió Peter, apartando las mantas—. Necesito
abrazarte.
—No quiero hacerte daño.
—Todavía no puedo hacerte el amor como es debido; sólo quiero tenerte entre
mis brazos.
La urgencia que había en su voz la empujó a decidirse. Se sentó con cuidado en
el borde de la cama, preparándose para meterse junto a él.
—No, así no. Quítate la ropa.
—Peter... no creo que sea buena idea. Necesitas descansar.
Peter le echó una sonrisa perversa.
—Es una idea estupenda. Quiero sentir cómo se mueve mi hijo a mi lado
mientras duermo.
Lali no se resistió cuando él la desvistió amorosamente y le hizo sitio en la
litera. Al rodear con su cuerpo magullado el cuerpo de ella, Peter se sintió
recorrido por un renovado vigor; volvió a sentirse entero.
—Ven conmigo a casa, vamos a hacer un brindis por tu salud y tu prosperidad.
Sin parar de retorcerse las manos, Lali estaba tan encima de Peter como una
gallina clueca, esperando a que recuperara la consciencia. Riera, Pablo y
Euge se mantenían detrás de ella, dándole su apoyo.
—Se pondrá bien, Lali —le aseguraba Euge —. Dice Nico que este Peter
tuyo es un hombre fuerte y que ha salido de otras peores.
Lali le echó a Euge una sonrisa llorosa. Había estado tan angustiada que ni
siquiera había saludado como Dios manda a su amiga, pero ya celebrarían el
reencuentro en cuanto ella tuviera la certeza de que Peter estaba fuera de peligro.
Lali se dirigió a Euge en un español rápido que sabía que ni Peter ni
Riera eran capaces de seguir.
—¿No te arrepientes de irte de España, Euge? Ya sé que no eras feliz en el
convento, pero la decisión de abandonar el país en que naciste no ha tenido que ser
fácil. Aquí sigue estando tu familia.
Euge sonrió, melancólica.
—Quiero mucho a mi familia, pero los conozco bien. Nunca dejarán de renegar
de mí. Me habrían dejado envejecer y morirme en el convento antes que dar su brazo
a torcer. Tú y tu pirata me habéis dado la ocasión de tener un futuro. Y os lo voy a
agradecer siempre. Espero que no estés enfadada conmigo por haber presionado a
Peter para que me dejara venir. No tengo dinero, ni ningún otro sitio al que ir.
—Estoy encantada, Euge; es justo lo que yo quería. Un día no muy lejano
Andros estará lleno de pueblos y de gente, y tú vas a encontrar un hombre del que
enamorarte. De eso estoy segura.
—Yo también estoy segura —dijo Euge, lanzándole una tímida mirada a
Nico.
—¿Qué estáis murmurando vosotras dos? —preguntó Nico, colocando el brazo
sobre los estrechos hombros de Euge. El gesto fue tan posesivo que a nadie le
quedó duda de cuáles eran los sentimientos de Nico hacia la señorita española.
—Del futuro —le dijo crípticamente Lali—. De pronto parece que nos sonríe.
—Pues sí —coincidió Nico, ciñendo el brazo alrededor de Euge. Le
sorprendía darse cuenta de que quería tenerla en sus brazos. Puede que Euge y él
encontraran la felicidad juntos.
Poco después, Peter abrió los ojos y sonrió a Lali. Cuando se les hizo
evidente que Peter no tenía ojos más que para su mujercita, los demás se
disculparon y salieron sin hacer ruido.
Peter le cogió a Lali la mano y se la llevó a los labios.
—¿Cómo has llegado hasta aquí?
—Eso tenemos que agradecérselo a mi padre. En realidad no es el demonio que
tú crees que es. Cuando se enteró de que estoy embarazada de ti y de que no podría
ser feliz con otro hombre, cedió. Seguimos siendo marido y mujer, Peter. Leí el
documento de anulación. Decía que no tendrá validez ninguna en el caso de que yo
estuviera embarazada de ti.
—Qué más da eso; me habría casado contigo otra vez.
—Lamento que fuera de mi padre el barco responsable de que mataran a tu
familia y a ti te hicieran esclavo, pero te ruego que dejes eso atrás y que intentes
perdonarle. Tampoco es justo echarle la culpa de lo que hayan hecho todos y cada
uno de sus barcos en sus muchos viajes.
—No quiero hablar ahora de tu padre, amor mío —musitó Peter —. Estoy
deseando que el pasado, pasado sea, si es que él está de acuerdo. Él te ha traído a
donde yo estaba, y eso se lo tengo que agradecer. Me pareció oír disparos antes de
desmayarme...
—Sí, don Mariano apareció con el cuerpo de dragones, pero la niebla y la
oscuridad estaban de nuestra parte. Ahora estamos a salvo. Nico ha puesto rumbo a
Andros. Todavía no me puedo creer que hayáis venido a España a buscarme, con el
peligro tan grande que supone para ti y para tus hombres. Mis paisanos no tienen
precisamente motivos para quererte.
Peter se quedó mirando a Lali como si se hubiera vuelto loca.
—¿Cómo no iba a venir? Me habría sido imposible, con lo enamorado que estoy
de ti. Tú me perteneces. Ya he arriesgado la vida por ti varias veces antes, y volveré a
hacerlo si fuera necesario. Cuando se quiere a alguien como yo te quiero, todo
sacrificio es poco. Y ahora querré también a nuestro hijo. —Apoyó con ternura la
mano en la tripa abultada de Lali—. Quiero a este niño tanto como tú, mi amor. Por
fin voy a tener mi propia familia. Hasta que te conocí, lo que me latía en el pecho era
una cosa dura y amarga que ni siquiera podía llamarse corazón. La venganza
gobernaba mi vida, y el odio anidaba en mi alma. En cambio ahora estoy tan lleno de
amor que en mi corazón no cabe ningún otro sentimiento.
Los ojos oscuros de Lali chispearon, maliciosos.
—Hay cosas en las que no has cambiado, querido. Sigues siendo el apuesto
sinvergüenza que entró en mi vida como un huracán y me raptó. Si no llega a ser por
ti yo nunca habría sabido que semejante dicha existía siquiera.
—Si no recuerdo mal, tú lo que querías era ser monja —dijo Peter guiñándole
un ojo.
Lali sonrió sin pudor.
—Por aquel entonces yo no sabía hasta qué punto me iba a derretir por ti. —Se
agachó para besarle en los labios—. Ahora lo único que quiero es seguir siendo tu
mujer para siempre.
—Reconocí desde el principio esa pasión tuya que tantísimo te empeñabas en
negar. Hasta cuando te arrodillabas para rezar, tus seductores ojos negros traslucían
un deseo infinito que sólo esperaba a liberarse. Te quiero, Lali.
A Lali le brillaban los ojos de felicidad.
—Yo también te quiero, Peter. En cuanto te pongas mejor te voy a demostrar
cuánto.
—Túmbate a mi lado —la apremió Peter, apartando las mantas—. Necesito
abrazarte.
—No quiero hacerte daño.
—Todavía no puedo hacerte el amor como es debido; sólo quiero tenerte entre
mis brazos.
La urgencia que había en su voz la empujó a decidirse. Se sentó con cuidado en
el borde de la cama, preparándose para meterse junto a él.
—No, así no. Quítate la ropa.
—Peter... no creo que sea buena idea. Necesitas descansar.
Peter le echó una sonrisa perversa.
—Es una idea estupenda. Quiero sentir cómo se mueve mi hijo a mi lado
mientras duermo.
Lali no se resistió cuando él la desvistió amorosamente y le hizo sitio en la
litera. Al rodear con su cuerpo magullado el cuerpo de ella, Peter se sintió
recorrido por un renovado vigor; volvió a sentirse entero.
Hasta q al fin estan tranquilos, pero q sera la reina de su pais ojala no joda
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