Vivir sin PETER se me hace difícil. Duro e insoportable.
Me he acostumbrado a verlo pulular por la oficina y por mi casa y estar
sola me
descompone.
Antes de marcharse, quiso decirle a mi jefa la verdad sobre nuestra
relación, pero
yo se lo prohibí. Odio los cuchicheos,
y aunque sé que los habrá cuando todo el
mundo se entere, cuanto más tarde
mejor.
El mismo día que se marcha, me llama veinte veces. Necesita hablar
conmigo y
me recuerda que piense en su
proposición sobre vivir en Alemania. Me necesita y
me necesita ya.
El día de la operación, Sonia me llama y me indica que todo ha salido
bien, pero
que el humor de PETER es pésimo. Es
un mal enfermo. Pasan los días y le comento a
Sonia la posibilidad de ir yo a
Alemania. Ella lo consulta con PETER y su respuesta es
no.
PETER se niega. No quiere que lo vea mal. Intento convencerla, pero ella
me
recuerda que ya me avisó de que su
hijo era un mal enfermo y que en un momento
así era mejor no llevarle la
contraria.
Desesperada, llamo a mi padre y le explico lo que ocurre.
Como puede, el hombre me tranquiliza y me ordena que me vaya a la cama a
descansar. Al día siguiente, cuando
llego de trabajar me encuentro a mi padre y a
mi hermana esperándome en mi casa.
Entre lágrimas e hipos les explico lo que le
ocurre a PETER.
Veo la tristeza en sus ojos. Soy testigo de cómo se miran sin saber qué
decirme.
Pero, como siempre, no me fallan.
Me animan y me aseguran que PETER es un
hombre fuerte y que, pase lo que
pase, regresará a mi lado. Yo quiero creer en ello.
Necesito creer en ello.
De madrugada, mi padre y yo hablamos. Le comento la posibilidad de
marcharme a vivir a Alemania con
PETER y Flyn y él parece aceptarlo. Entiende y me
anima a vivir mi vida junto a la
persona que quiero y me ama. Papá es el ser más
comprensivo del mundo y, a pesar
del dolor que siente por saber que me marcho
lejos de él, cree en el amor y en
la necesidad de vivir el momento.
Una semana después, mi padre regresa a Jerez. Tiene que atender su
negocio,
pero mi hermana continúa pendiente
de mí. Es maravillosa. La quiero con toda mi
alma y, a pesar de que a veces me
saque de mis casillas, es la mejor hermana del
mundo.
De: PETER LANZANI
Fecha: 17 de octubre de 2012 20.38
Para: LALI ESPOSITO
Asunto: Te echo de menos.
Odio el tratamiento y a mi hermana. Me pone de muy mala leche.
En cuanto a Flyn, no sé qué hacer con él.
Te echo de menos.
Te quiero.
PETER
De: LALI ESPOSITO
Fecha: 17 de octubre de 2012 20.50
Para: PETER LANZANI
Asunto: Re: Te echo de menos.
¿Tú de mala leche?
¿Seguro?
No te creo... ¡imposible!
Un hombre como tú no conoce lo que es eso.
Sobre Flyn, dale tiempo. Es un niño demasiado pequeño.
Te quiero... te quiero... te quiero...
LALI
De: LALI ESPOSITO
Fecha: 18 de octubre de 2012 23.12
Para: PETER LANZANI
Asunto: Holaaaaaaaaaa
Hola, ¡¡¡soy tu novia!!!
¿Cómo está hoy mi cariño?
Espero que un poquito mejor. Venga, sonríe, que seguro que tienes el
ceño
fruncido. Y vaaaaaaaale, ya he
entendido la indirecta de que no quieres que vaya a
verte. Me aguantaré.
Aquí en Madrid comienza a hacer frío. Hoy en la oficina ha sido un día
de locos
y he llegado hace poquito a casa.
Tengo tanto trabajo que casi no tengo tiempo ni
para respirar.
Espero que Flyn te lo esté poniendo fácil.
Besos, cariño, que pases una buena noche. Te quiero. ¿Me contestarás
mañana?
Tu morenita
De: PETER LANZANI
Fecha: 19 de octubre de 2012 08.19
Para: LALI ESPOSITO
Asunto: Hola
Odio que trabajes tanto.
¿Qué horas son ésas de llegar a casa? Cuando regrese a Madrid, hablaré
muy
seriamente con la idiota de tu
jefa.
Te quiero, morenita.
PETER
De: LALI ESPOSITO
Fecha: 19 de octubre de 2012 20.21
Para: PETER LANZANI
Asunto: No te metas en mi trabajo
Como te he puesto en el asunto, ¡no te metas en mi trabajo! El que sea
tu novia
no te da derecho a inmiscuirte en
mis temas laborales.
¡Ah!, y por cierto... Yo te quiero más.
LALI
De: PETER LANZANI
Fecha: 19 de octubre de 2012 22.16
Para: LALI ESPOSITO
Asunto: Soy tu jefe
No vuelvas a decirme que no me meta en tu trabajo. SOY TU JEFE.
Y en referencia a quién quiere más al otro, ¡ya te lo demostraré yo!
PETER
De: LAL ESPOSITO
Fecha: 19 de octubre de 2012 22.19
Para: PETER LANZANI
Asunto: Mmmmm
Y digo yo, ¿por qué no me llamas por teléfono en vez de escribirme? ¿No
tienes
ganas de oír mi voz? Yo me muero
por escuchar aunque sean tus gruñidos.
Anda...venga... sé bueno y llámame,
JEFE.
Y en cuanto a lo de querer... ¡demuéstramelo!
LALI
Le doy a enviar y espero... espero y espero y, como dice el refrán,
¡desespero!
Ni llama. Ni me escribe. Nada.
A las once de la noche opto por hacerme algo de cenar. No tengo mucha
hambre,
por lo que me hago una tortilla
francesa pero, cuando la veo tan desangelada en el
plato, decido echarle un
ingrediente secreto que a mi sobrina luz le encanta:
¡lacasitos! Tortilla con lacasitos.
¡Buena cena!
Cojo el plato y, junto a una Coca-Cola, lo llevo hasta la mesita.
Enciendo la
televisión y, para variar, aparece
un programa de cotilleo. Lo observo durante unos
minutos y al final cambio. Cuando
llego al canal Divinity veo que dan la serie
Cinco hermanos y lo dejo aquí,
porque esta serie me gusta mucho. Abro la Coca-
Cola, doy un trago y suena la
puerta.
Me extraño y miro el reloj. Las once y veintiuno. Me levanto, miro por
la mirilla
y de pronto grito: «¡PETER!». Abro
la puerta y sin decir nada me lanzo a sus brazos.
—¡Ehhh, cuidadoooooooo!
Pero ¡ni cuidado ni leches!
PETER está allí. ¡No me lo puedo creer!
Me lo como a besos mientras él ríe y me mantiene entre sus brazos.
Cuando me
deja en el suelo, pletórica de
felicidad, saludo sin aliento.
—Hola.
—Hola, cariño.
Vuelve a abrazarme y yo cierro los ojos. Aún no me puedo creer que él esté
delante de mí. En mi casa. En mi
salón. Entre mis brazos.
Cuando consigo separarme de él, lo miro y veo su cara cansada y sus ojos
enrojecidos. Entonces me arrepiento
de mi efusividad.
—¡Ay, cariño...! Qué bruta soy, ¡lo siento!
PETER sonríe y se acerca de nuevo a mí.
—No lo sientas. Es lo que necesitaba de ti, tu naturalidad.
Con cariño y deleite le agarro la cara con mis manos.
—¿Cómo estás?
—Bien... mucho mejor ahora que estoy contigo.
—¿Qué tal Flyn?
Tuerce el gesto.
—Bien, lo dejé bien. Veamos cuánto dura.
Sonrío. No me imagino a PETER
bregando con un niño de nueve años.
—¿Por qué no me has dicho que venías?
—Era una sorpresa. Además, ¿no me has dicho hace unos minutos que te
llamara aunque fuera para escuchar
mis gruñidos? Pues aquí me tienes en carne y
hueso.
Ambos reímos.
—¿Qué tal si me invitas a pasar a tu casa?
Cierro la puerta, le quito el pesado abrigo azul que trae y lo llevo
hasta el sofá.
Al sentarme frente a él, me percato
de que está más delgado, pero su aspecto en
general es bueno. Deseo achucharlo
pero caigo en la cuenta de que no es el
momento de demasiados achuchones.
No quiero agobiarlo.
—¿Quieres beber algo?
—Un poco de agua.
Rápidamente me levanto, cojo una jarra, la lleno y voy hasta el comedor.
Cuando
me siento a su lado, me mira y
señala el plato.
—¿Qué es eso?
—Mi cena, ¿quieres?
—¿Y qué sé supone que es?
Divertida por cómo mira el plato respondo:
—Tortilla con lacasitos.
—¿Tortilla con lacasitos?
Yo me río. Debe de pensar que estoy como una regadera.
—Cuando me quedo con mi sobrina Luz a veces no quiere cenar. Y descubrí
hace tiempo que si le pongo
lacasitos en vez de patatas fritas o arroz se come la
tortilla. Y hoy, como no tenía
muchas ganas de cocinar, decidí imitarla. Fin del
cuento.
—Dios, nena —murmura, sonriendo—, ¡cuánto te he echado de menos!
—Y yo a ti... y yo a ti...
PETER me mira, yo no puedo apartar mis ojos de él.
—¿Por qué no me abrazas?
—No quiero agobiarte.
—Ven aquí. Estoy bien, tonta... muy bien.
Me hace sentar sobre él y comienza a repartir cientos de besos sobre mi
cuello.
—Agóbiame y bésame. ¡Eres mi mejor medicina!
Minutos después, desnudos sobre mi sofá, PETER me muestra las ansias que
tiene
de mí y lo mucho que me ha echado
de menos haciéndome dos veces el amor, con
su posesión habitual.
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