- ¿listos para saber?- pregunto la doctora.
- Si- hablamos al mismo tiempo.
- Está bien, cámbiate a la camilla.
Me levante y ansiosa me subí en el intento de cama del hospital. Mientras me recostaba y dejaba que la doctora empezara a subirme el camisón, no pude evitar ponerme a pensar en lo rápido que estaba pasando el tiempo, los tres meses para saber cuál era el sexo de minimi se habían cumplido, por lo que hoy nos tomamos el día libre en el trabajo- que novedad- para venir a enterarnos.
El pequeño y hermoso SANTI ya se había adaptado nuevamente a su horario de colegio, por lo que pasaba casi todo el día en el. La relación entre PETER y yo seguía igual de bien, espectacular si omitíamos las peleas de vez en cuando y el tema que hacía que los nervios me crisparan. El quería que dejara de trabajar.
Lo sé, entiendo su punto, tanto que ya lo había hablado con POLI y todo, pero con diferentes realidades. PETER tenía en mente que ya no trabajaría mas, mientras que yo- y el tumba polvos de POLI- pensábamos que mientras el tiempo que durara la maternidad no lo haría, pero luego, luego volvería a mi rutina habitual.
Yo era además de hermosa e inteligente, testaruda y orgullosa. Si PETER me quería, debía tomar todo de ellas.
Un pitido me saco de mis ensoñaciones, era la doctora programando su aparato súper extraño, a mi lado estaba PETER de lo más nervioso-lo que no era una novedad en realidad- teníamos los dedos entrelazados, el en señal de apoyo y yo por si me dolía rompérselos todos.
En la pantalla aparecieron unas rallas y cosas extrañas, como no entendía ni el nombre de la maquina, me dedique a mirar a la doctora, la cual tenía su cara en pura concentración, llevó así unos minutos hasta que después sonrió, al aparecer había llegado a donde queríamos llegar.
- Muy bien- señalo en la pantalla, se veía el cuerpo de minimi y no pude evitar sonreír como estúpida ¡la primera vez que lo veía!- en esta parte de aquí- señalo algo más abajo- podemos ver el sexo de la criatura.
- Minimi- dije más ansiosa aun.
- Si minimi- rio la doctora- es una niña, felicidades a los dos.
- Niña- fui feliz, después no, después si y después seguí siéndolo aunque había perdido una apuesta, el inútil de POLI volvía a ganar- una niña a la que influenciar.
- Bueno- dijo PETER- Dios me ayude.
Los tres reímos ante su comentario aunque este tenía un deje de verdad, si esta niña tenía el mismo carácter que yo, PETER ya podría irse tirando de un puente o cualquier otra muerte que prefiriera. Seria perfecta.
De las carcajadas que siguieron a esa ensoñación me salieron lágrimas, pero grandes lágrimas, tantas, que la doctora tuvo que darme una toalla de papel para secarlas.
Una vez todo hubiese sido hablado, me habían cambiado los medicamentos, pasando de tomar tres a solo uno, salimos de lo más felices y contentos con la nueva noticia. Todo el camino a casa no pude evitar acariciar mi vientre más que abultado, bueno... no era que pareciera el titanic, pero yo era muy dramática, así que valían mis pensamientos.
En eso de las dos de la tarde, susan llamo por algo que se había presentado, me acomode un poco más cuando no necesitaban que yo también fuera, por lo que, al momento en que PETER se fue y que maría le siguiera los pasos, porque tenía que hacer algunas compras, Sonreí ampliamente o más de lo que llevaba todo el día haciendo ya que sabía de minimi.
Ca-sa so-la
One republic, imagine dragons y ed sheeran, mi trió perfecto me hace compañía por dos horas, en las que vagueo todo lo que quiero, como todo lo que quiero y hablo con POLI ni la cuarta parte de lo que quiero. Estúpida vida, no podíamos tener todo lo que queríamos.
Faltando media hora para las cuatro, voy al colegio para buscar al enano, era una de las cosas que lamentaba, no poder siempre ir a recogerlo, pero las pocas veces que lo hacía, trataba que fuera de lo más vergonzoso y perturbador, algo que permaneciera por el tiempo en que faltaba.
Aparque lo más cerca que pude- desventajas de llegar justo a la hora- y me encamine todo lo rápido que podía con mi ridículo paso entre rápido y lento, yo era todo un caso, presente mis credenciales en la entrada y al entrar, me volví vigía de barco, mirando de lado a lado para ver en cuál de los juegos lo encontraría. Lo vi junto una niña de larga melena rubia y fue lo más dulce y romántico que vi en mi vida.
Saque mi teléfono y grave la escena. Estaban en los columpios, la niña, vestida por completo de rosa, desde el lazo de su cabello, hasta sus zapatos en los pies. SANTI la mecía suavemente sus risas eran angelicales, me embargo una felicidad terrorífica. Para dramática yo.
Unos suspiros llegaron desde mi lado derecho, había una mujer de algunos treinta años mirando embobada también la imagen, yo aun gravaba cuando le pregunte si conocía la ternura, en fin que después de tantos suspiros me conto que era su madre. De un momento a otro el pequeño se percato de mi presencia, se despidió amablemente de la nena y corrió hasta mí.
Ese día no hice uno de mis hermosos dramas al buscarlo, pues tenía demasiadas emociones encontradas. Llegamos a casa alrededor de las cinco de la tarde, había que parar por helado, además la noticia de la nueva hermana puso a SANTI pletórico y ya había hecho planes adelantados para presentársela a su nueva amiga Emily.
No me di cuenta que había alguien en la entrada hasta que deje de hurgar en el bolso en busca de las llaves, al principio no la reconocí, pues la verdad es que nunca la había visto en persona, pero recuerdo que PETER me mostro una antigua foto, pero a pesar del tiempo, se parecía mucho.
Tenía el cabello en un lindo corte detrás de las orejas, vestía como me gustaba hacerlo, unos pantalones sueltos con una hermosa blusa de un intenso rojo. Llevaba un labial claro y a diferencia de la foto tenia las arrugas ya marcadas en sus facciones y era un poco más voluptuosa. Pero al mirarla, solo podía ver el reflejo de una persona.
Era la madre de PETER, y era el vivo rostro quizás veinte años más que BRENDA.
No supe cómo reaccionar, la verdad, estaba petrificada, bueno estaba porque SANTI se empezó a mover inquieto por estar tanto tiempo en un solo lugar. No sabía qué hacer, pero de igual modo siempre terminaba haciendo algo.
- Hola- dije acercándome un poco más.
- Buenas tardes- dijo con hermosa voz- soy Elizabeth montés
- LALI ESPOSITO- dije aceptando su mano- este pequeño es SANTI y esta- señale mi estomago- minimi.
- Bonito apodo- sonrió tristemente, mi corazón no tardo en sentir un poco de pena por esta mujer- supongo que me equivoque de casa.
- Usted es la madre de PETER ¿cierto?- asintió mirándome con sorpresa- soy su cuasi-mujer
- ¿cuasi-mujer?- pregunto estupefacta
- Si, es que no estamos legalmente casados- sonreí
- Entiendo- sonrió- Si, soy su madre, me informaron que me estaba buscando y decidí dar la cara de una vez, ya ha pasado demasiado tiempo.
- Entremos entonces, PETER no tardara en regresar.
- Claro, gracias.
No sabía bien como actuar, porque no sabía cuáles eran las intenciones de esta mujer, cuando PETER apareciera que él se hiciera cargo de la situación. Con tanto alboroto no me hubiese percatado de los nervios que esta tenía, las manos literalmente le temblaban más de lo que había visto alguna vez. Le ofrecí un vaso de agua lo que al parecer la tranquilizo, luego envié al niño a la habitación a jugar. Aquí se iba a armar la de Troya.
A las 6:20 PM escuche el sonido del carro del inútil, mis nervios llegaron, sabía que aunque la estaba buscando, el sentía una gran animadversión contra esta mujer y hasta que no conociera todas las partes no podía darle la razón a ninguno de ellos, aun así, decidí que todo fuera más tranquilo interviniendo. Le sonreí a Elizabeth para que estuviera tranquila y fui hasta la entrada para encontrarme con PETER, de alguna manera tendría que decirle.
- Estamos muy felices hoy- dijo caminado hacia mi- me gusta eso de que me recibas en la puerta.
- Ponme un sueldo y lo haré todos los días- me burle- necesito hablar contigo.
- ¿paso algo?- su sonrisa desapareció al instante y maldije por ello-¿SANTI?
- Esta enamorado- suspire recordando- pero no era de eso de lo que quería hablarte. Es algo un poquito más importante.
- Me estas poniendo nervioso- dijo intentando entrar, me apresure a agarrarlo por el codo.
- Espera- dije- en la casa hay alguien buscándote- el arqueo una ceja para que prosiguiera, tartamudee un poco antes de decirlo, que ridícula me sentía- es tu madre.
- ¿Qué?- por un momento pensé que se iría a su viaje de las galaxias, pero al ver como se oscurecía su mirada mis nervios aumentaron- ¿la dejaste entrar sin más?
- Que querías- resople- no la dejaría en la calle.
- No es mala idea- dijo sarcásticamente- ¿no me dejaras entrar?
- Solo quiero que lo tomes con calma ¿está bien?
- Como sea- mascullo antes de empezar a caminar.
Lo seguí hasta la sala de estar, Elizabeth se había levantado del sillón y caminaba de un lado a otro revolviéndose las manos en señal de nerviosismo, sin quererlo sentí pena por lo que pasaría aquella mujer.
El inútil se quedo pasmado por unos momentos, su madre lo vio y se quedo de la misma manera, en sus ojos no vi lo que supongo que se vería en alguien que abandona sus hijos para largarse y tener otra vida, podía leer la añoranza, el reconocimiento y sobre todo el amor. Lo sé porque cada vez que desde el espejo me miraba la panza o a SANTI tenía esa mirada, cargada de sueños y promesas.
Luego de lo que pareció una eternidad PETER se movió quedando lo suficientemente lejos de ella, pero lo suficientemente cerca para acerque escuchar sin tener que levantar la voz.
- ¿Qué quieres?- dijo entre dientes.
- Querías verme- contesto ella
- Pero no quería que estuvieras aquí, en la casa de mi familia.
- No sabía- dijo controlando su voz- me encontré con que me andabas buscando, quería verte también.
- Así es- dijo sarcásticamente- contaba los días para ver a mi queridísima madre.
Ella ahogo entre sus manos un grito al igual que yo, PETER estaba dolido lo entendía pero no iba por buen camino si quería saber lo que pasaba, molesta me posicione delante de él y puse mis manos en jarras. Lo que, si no fuera por la ocasión sería muy gracioso.
- ¿en serio PETER?- dije irritada- ¿para eso querías encontrarla?
- LALI ¡por amor al cielo!- dijo exasperado- ¿Qué quieres que haga?
- ¿escucharla, tal vez?- dije entre dientes- pensé que por eso querías encontrarla.
- Y es que ahora estas de su parte- me asuste, PETER estaba más furioso de lo que nunca había visto, no pude evitar dar un paso retrocediendo- o apoyas lo que ha hecho.
- No estoy del lado de nadie- grite- solo quiero que tomes las cosas con calma, si quieres hablar con ella así no lo lograras ¿no crees?
- Lo que pienso es que la estas apoyando- también grito- la apoyas porque de seguro harías lo mismo cuando te canses de estar conmigo ¿verdad? Cuando decidieras que ya lo nuestro no funciona me abandonarías con los niños y te largarías quien sabe a dónde.
Juro que Elizabeth y yo estábamos compenetradas, las dos al tiempo volvimos a ahogar gritos por la sorpresa, retrocedí par de pasos más y me concentre en volver a respirar y a parpadear, el se había quedado de piedra, las venas del cuello aun marcadas y su mandíbula tensa. Después de unos segundos que se me hicieron eternos, todo el miedo y el asombro por lo que había pasado fue a un segundo plano.
Señoras y señores, después de un tiempo volvió a aparecer mi ira y furia, sin ganas de irse en mucho tiempo.
Camine hasta el, sin decir palabra le di la bofetada más fuerte que alguna vez le había dado a alguien en mi estúpida vida, la mano me dolía como si se hubiese roto, pero con todo y eso, volví a darle otra, se quedaba paralizado, como si de un maniquí se tratara, aunque al parecer, le había dolido o eso imaginaba por el pequeño hilo de sangre que bajaba de sus labios.
El que se quedara así me enfureció más, las lágrimas empezaban a brotarme, Elizabeth se me acerco, con un poco de miedo por mi reacción pero no tenia que temer, las ganas de matar a su hijo solo iban con él.
- Eso piensas de mi- volví a gritarle- después de todo lo que hemos pasado juntos, después de tener que soportar tu inaguantable familia, después de que deje todas mis cosas y por hacerte feliz vine a vivir contigo ¿crees que te aria eso a ti? Se supone que te amo maldita sea, que estoy cambiando toda mi personalidad de mierda para que podamos tener un maldito futuro junto a los niños. Pensé que éramos mejor que esto.
- LALI yo- comenzó a hablar, pero no lo deje que continuara, el orgullo y la poca dignidad que me quedaba estaban haciendo acto de presencia.
- LALI nada- seguía gritando- deberías suspirar aliviado- tome mi bolso que había dejado tirado en el sillón tiempo atrás-solo te dejare uno de los niños.
- No iras a ninguna parte- grito
- Si lo haré- debía volver a mostrar mi dura personalidad, la única que podía pisotearme era yo y no tenía tiempo para eso- y veras como lo hago ahora y juro que si intentas detenerme las cosas irán a peor.
Agarre mi bolso con fuerzas, mis nudillos se tornaron blancos y la mano aun me Escocia por el golpe, Salí disparada hasta la puerta y suspire aliviada cuando vi que no me seguía, conduje dando vueltas por lo mínimo una dos horas; no podía ir a casa de mis amigas, sería el primer lugar a donde me buscaría y tampoco me apetecía dar explicaciones a nadie, habían empezado a llamarme todos menos PETER. Bien que sabía el maldito.
Me detuve para pensar lo que haría en una arboleda pequeña, había muchas flores aun y algunas personas charlando. El sonido de mi teléfono hizo eco en mis pensamientos, era el pitido de un mensaje, al que solo le preste atención porque sabía que era de POLI. La importancia de los tonos personalizados.
POLI me conocía más que nadie y que mi misma, sabía que en este momento no quería hablar con nadie, que lo único que deseaba era estar tranquila y sola para regodearme en mi tristeza y miseria. Por eso me enviaba un mensaje, porque el sabia que lo vería.
El mensaje no decía lo que se suponía que alguien te escribía cuando no te encontraba, no había nada de ve a casa o todos están preocupados por ti. No me preguntaba como estaba, ni si quería que viniera a verme, no me decía que me apoyaba o que me escucharía. Fue directo al punto como amaba que hiciera, el mensaje solo tenía una dirección y una indicación de que pidiera las llaves al portero. Nada más.
Con eso me decía más que lo que en estos momentos me dirían alguna de mis amigas, sabía que debían estar preocupadas, pues cuando me irritaba cambiaba completamente, de cualquier manera tendría que ponerme en contacto con ellas tarde o temprano, aunque aseguraba que ya POLI les había dicho que me encontraba bien o lo que se le ocurra en esos momentos.
La dirección se encontraba a diez minutos de donde me encontraba, el lugar era un bloque de apartamentos que tenia por seguro que yo no podría pagar, pero POLI sí. Después de pedirle las llaves al portero, subí hasta la sexta y última planta de ese edificio, llegue hasta una puerta de madera oscura, al abrirla me embargo el sentimiento de familiaridad, tenía por seguro que POLI no habría pasado más de dos noches aquí. Pero todo lo que tenía el departamento reflejaba que eran de él.
Por lo tanto, me quede con mi familiaridad y yo, bueno eso hasta que tocaron la puerta y el mismo portero entro con varias bolsas de compras para dejarlas en la cocina, después de agradecerle me puse a desempacar para guardar, ocupaba mi cabeza, retrasando un poco lo inevitable.
No pude evitar reír, por los tarros de helados, galletas y todo lo que POLI había pedido, el sí que me conocía.
Después de hacer eso, decidí que era el momento idóneo para acabar con todo de una vez por todas, hacer como una persona normal suponía que en estos casos haría. Me duche y colocándome uno de las franelas de POLI me tire en su cama, aspirando su familiar aroma, después de acostumbrarme a la situación. Contiene con lo que había aplazado. Empecé a llorar como magdalena.
Peter se fue al carajo con todo, y muchas veces se olvida que lali esta embarazada y la lastima mas de lo q piensa, se dejo llevar por algo que ni ella tiene culpa
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