- ¿papa?- dijo SANTI corriendo hasta la sala de
estar.
- SANTI ¿Cuántas veces te he dicho que no puedes correr así?—resople mientras lo alzaba-¿Qué pasa?
- Es mami- contesto con toda la seriedad que poseía para su edad—no me presta atención.
- Seguro está ocupada.
- ¡no hace nada!-exclamo exasperado—solo esta en la ventana mirando hacia afuera y yo quiero que juegue conmigo.
- Haremos una cosa—sonreí para calmarlo—enciende la tv y busca algo que podamos ver, yo iré a ver a mama ¿está bien?
- Si, no dures mucho.
A pesar de todas las veces que lo he corregido en cuanto lo baje, empezó a correr otra vez. Cuando desapareció de mi vista, me apresure a subir las escaleras para buscar a LALI.
El corazón me martilleaba tan fuerte, que creía que me saldría disparado. Habían pasado solo dos día desde que la encontré donde se estaba quedando, en casa de su amigo. Solo dos días y ya esto estaba pasando.
Y no era que hubiésemos solucionado nada, al contrario seguían igual o peor de cómo estaba, solo acepto venir a casa bajo la influencia de SANTI, y de que este le había contado que no podía dormir sin ella. Amaba eso de ella, sin importarle tener que soportarme regreso con nosotros pero con algunas condiciones.
Ni siquiera podía entrar en la habitación cuando ella estaba allí. Solo permitía que le hablara lo esencial para personas que vivían en un mismo lugar y que tendrían una niña, aunque ya prácticamente había uno de ellos.
Otra de las cosas era que ya no trabajaría para mí, lo que en principio fue un alivio, pues ya se la había pedido. Pero después de darle vuelta no era muy buena idea, conociéndola eso tenía algún trasfondo. Por suerte, de recursos humanos me enviaron una practicante muy eficiente. Aunque las ganas de llamarla a mi oficina no eran muchas y mis deseos de ir en las mañanas a la empresa ya no tenían el mismo matiz.
Nuestra relación en estos dos días seguía igual de mal, le había pedido perdón en tantas ocasiones que ya no tenía siquiera sentido hacerlo, pero seguía insistiendo de muchas maneras. Había trabajado al máximo para intentar que todo fuera bien y pensaba que lo estaba logrando, hasta ahora.
La encontré donde Gabriel me había dicho, sentada en su ventana personal mirando hacia afuera, no se inmuto cuando me acerque a ella. En estos días cuando me acercaba tanto así, arqueaba una ceja y con so tenia para que me retirara. Pero ahora, al parecer ni siquiera sabía que estaba aquí.
Saber que era normal en ella este tipo de transe no alivio en lo mas mínimo a disminuir el miedo que corría por mis venas, mi mente iba a toda velocidad intentando encontrar una solución a esto. Recordé las cosas que Ana me había dicho la otra vez y camine hacia la habitación.
Encontré su teléfono en el buro junto a sus audífonos, mientras caminaba de vuelta busque su lista de reproducción y me apresure a ponérsela en cuanto me arrodille a su lado. Verla así, saber que era por mi culpa aunque ella dijera lo contrario era lo peor de todo. Teníamos que solucionar nuestros problemas pronto, pero para ello, había algo que debía hacer.
Recordaba que Ana me había dicho que la dejara tranquila, por lo que reuní fuerzas y me aleje bajando las escaleras, encontré a Gabriel tumbado en el sillón mirando fijamente al televisor, estaban pasando un de sus cartoons favoritos, hora de aventura, también eran de los preferidos de layla, quizás verlos le haría bien.
Me senté a su lado en el sofá mirando fijamente como el rey helado intentaba secuestrar a una princesa, otra vez. Me gire para ver a Gabriel que tenia la vista fija en mi rostro. Ni siquiera lo había notado.
- ¿Cómo esta mama?- pregunto
- Estará bien—conteste—solo necesita estar sola un rato.
- ¿es porque no se hablan?- pregunto inocentemente.
- Si lo hacemos- ante el niño intentábamos aparentar algo de normalidad, aunque me daba cuenta de que eso no estaba teniendo resultado.
- Sé que no se hablan—dijo como si fuese lo más normal del mundo—y que tienes una nueva habitación.
- Eres muy inteligente hijo- suspiro—mama y yo estaremos bien no te preocupes.
- Está bien—dijo volviendo su atención al televisor.
LALI
Radioactive de imagine dragons retumbaba en mis oídos, lentamente fui dándome cuenta de lo que tenía alrededor. Alguien me había puesto los audífonos y esta vez me fui tan lejos que ni de eso me percate, de nada lo que ocurría a mí alrededor. Mire hacia la ventana, había empezado a anochecer ya, suspire agotada, había pasado más de seis horas aquí, de seguro.
Tataree la canción un rato, era una de esas canciones que en estos momentos iban tan acorde contigo que no sabias ni que pensar, la amaba, pero estando sumida como ahora en mi limbo personal hacia que me replanteara que estaba haciendo con mi vida.
Y eso hice, en ese momento, pensar en cómo iba mi vida y no era para nada bueno lo que veía. Volví del apartamento de POLI mas por SANTI y por cómo me lo pidió, no pude negarme; pero también porque podía ver como PETER se consumía por la tristeza y no quería que eso siguiera pasando, aunque en los días que llevaba aquí, no había hecho nada para arreglar la situación.
No ganábamos nada con seguir peleados, lo supe desde el primer momento, pero mi lado egoísta no pensaba igual, era muy cómico ver como se desvivía en cumplir con lo que le pedía aunque eso no fuera de su agrado. Veía como luchaba por no acercárseme en las mañanas, sentarse junto a mí en esta ventana o en el jardín cuando jugaba con Gabriel. Hacia todo lo que estaba en sus manos para tratar de compensarme y yo actuaba con una indiferencia increíble.
Deberían de darme un novel.
O debería dejar de pensar ganar uno.
Las palabras dolieron, como ningunas otras me habían dolido en la vida, quizás sea porque espero mucho de él, maldita sea, formamos una familia, hay muchas cosas que debemos hacer por nosotros, tenemos mil y una diferencias, personalidades difíciles y con el tiempo había aprendido que teníamos algo que opacaba a todas aquellas; teníamos amor.
Pero, aun así, tenía que estar claro hasta donde llegábamos.
Me levante y camine hasta la habitación, en el pasillo me encontré con PETER subiendo las escaleras. Mi corazón dio un vuelco al ver que me traía un sándwich y zumo de fresas. Me gustaba eso, tratarlo mal y que él me trajera cosas para comer, pero ya era tiempo de darle vacaciones.
Aunque fuesen solo pequeñas.
- Hola—dijo llegando hasta mi lado.
- Hola—respondí mirando fijamente al amor de mi vida, el que él llevaba en brazos.
- Pensé que tendrías hambre—dijo a modo de disculpa.
- Un poco si—se los quite de las manos, por no decir que se los arranque- ¿y SANTI?
- Se quedo dormido viendo los cartoons, pasamos la tarde viéndolos.
- ¿se durmió sin cenar?—pregunte alarmada.
- Leche y galletas—se encogió de hombros—ya sabes lo difícil que es.
- Menos mal—suspire aliviada—gracias.
- Siempre more—me dedico su hermosa sonrisa—te dejo para que comas.
- ¿no quieres quedarte?—pregunte desilusionada.
- ¿quieres que me quede?
- De igual forma no te daré, puedes acompañarme, aunque pienso ver a Damon.
- Como odio a ese farsante.
Reí a carcajadas como llevaba mucho sin hacerlo, pasar tiempo con PETER era una de las cosas que más me gustaban. El también rio contagiado de mi risa y me sentí feliz. Era maravilloso.
Durante dos horas nos mantuvimos sentados relativamente juntos en la cama. Reía cada vez que PETER refunfuñaba acerca de lo arrogante y pretencioso que era mi vampiro favorito. Como me encanta molestarlo, en cada oportunidad proclamaba lo mucho que me gustaba, cada vez que lo hacía me daba un codazo o me fulminaba con la mirada.
Sonreí internamente, cada minuto que pasaba, el tomaba más libertad conmigo; cuando nos acomodamos para ver la serie estábamos sentados relativamente juntos, si movíamos los brazos podíamos rosarnos, lo que al descubrirlo el utilizo a su favor. Lo hacía muy a menudo. Con el jueguito y las risas nos tomamos de las manos y ya cuando al parecer se percato de que no protestaba, me abrazo atrayéndome a su regazo.
Aprovechado.
- ¿piensas ver otro?- pregunto arqueando una ceja.
- Y si así es ¿Qué?- dije retándolo
- Nada- sonrió- pensé que querrías hacer otras cosas.
- ¿Qué cosas?- pregunte inocentemente, aunque ya sabía a qué se refería.
- Ya sabes- dijo acariciándome el brazo lentamente- cosas que nos gusta hacer a ambos.
- No sé de que hablas.
- Mejor te muestro para que salgas de dudas.
No me dio tiempo a protestar, tomo mis labios y me beso dulcemente, llevaba días anhelando ese contacto, sentir como mi piel se erizaba con solo un roce de sus manos o como me enloquecía e impacientaba que me besara de esa manera. Teníamos días sin hacerlo, días que parecieron años.
El beso se volvió más descontrolado, en un visto y no visto ya me había sentado ahorcajadas sobre él, enrede mis dedos en su suave cabello oscuro y lo atraje para profundizar más el beso, mientras él me acariciaba la espalda.
Rápidamente nos quitamos franelas que llevábamos puestas de estar en casa, mi sostén desapareció con la misma rapidez y nuestros torsos hicieron contacto, la fricción de mis senos contra su pecho hacia que deseara mas por segundos y el estaba dispuesto a dármelo.
Lentamente caí despaldas en la cama, sin despegar nuestros labios, siguió besándome el cuello con toda la tranquilidad con la que fue capaz, solo para desesperarme con el sabia que hacia el muy maldito. Fue repartiendo cortos besos llegando hasta uno de mis senos y concentrándose en él, no pude evitar soltar gemidos de aprobación mientras él hacia maravillas con su boca.
Mi teléfono empezó a sonar, intentaba incorporarme para tomar la llamada pero PETER me sostenía mas fuerte sin dejar de besarme y mordisquearme. Lo volví a intentar con el mismo resultado.
- PETER puede ser importante- dije jadeando.
- Maldita sea- mascullo soltándome.
Dejo que me sentara y me pasó el teléfono, el número no estaba registrado pero aun así tome la llamada.
- ¿hola?- dije tranquilizando mi respiración
- Hola, LALI—respondió una voz conocida pero que no pude asociar—soy la madre de PETER ¿me recuerdas?
- Si claro señora- respondí frunciendo el ceño- ¿pasa algo?
- Ah no querida—se apresuro a decir—al contrario las cosas van muy bien, esta tarde estuve con mi hijo NICO y su prometida EUGE y le pedí tu numero para hablar contigo, espero que no sea problema.
- Claro que no—dije mientras que veía como PETER intentaba adivinar quién era.
- Quería pedirte un favor—dijo un poco nerviosa.
- Lo que se le ofrezca.
- Seguro que ya PETER te conto lo que paso en tu casa, pero aun así la relación con el no es igual que con los demás, me gustaría acercarme mas a él, por lo menos, estar cerca de mis nietos y de ti, claro está.
- Me parece una buena ¿tiene algo en mente?
- Si- contesto- mañana iré al club donde solía ir con ellos ¿podríamos quedar allí para el almuerzo?
- Por supuesto, yo me encargo de eso.
- Muy bien, gracias- suspiro- PETER sabe cómo llegar.
- Entonces, hasta mañana.
- Hasta mañana.
Sonreí al ver a PETER intentar descifrar lo que encerraba la conversación, estaba pletórica de contenta, era lo que necesitábamos, el debía de encontrar la forma de volver a estar con su madre, es algo que necesita y si está en mis manos lograrlo, tengo tiempo de sobra.
Total, ya ni trabajaba.
- ¿a qué se debe tanta felicidad?- pregunto alarmado.
- Mañana tenemos andadera- dije besándole el cuello.
- ¿Qué?- dijo con la respiración agitada, me encantaba el efecto que lograba en el.
- Fuimos invitados a un club a almorzar- dije entre besos.
- ¿por quién?- pregunto apartándome.
- Por tu madre- dije mirándolo fijamente, tardo unos segundos en asimilar la noticia, pobre lento- dijo que sabias llegar al lugar.
- Íbamos casi todos los fines de semana con ella.
- Pues volverás con ella y con nosotros también.
- ¿Por qué?- pregunto extrañado.
- Porque lo necesitas y nosotros también.
- Eres increíble- dijo volviendo a besarme, las ganas que se habían disminuido por estar hablando por teléfono, volvieron incrementadas por dos, amaba tanto a este hombre dañado que dolía. Pero al parecer no importaba.
Por ahora, solo tenía que preocuparme de que en ese lugar no se desarrollara ningún tipo de guerra.
- SANTI ¿Cuántas veces te he dicho que no puedes correr así?—resople mientras lo alzaba-¿Qué pasa?
- Es mami- contesto con toda la seriedad que poseía para su edad—no me presta atención.
- Seguro está ocupada.
- ¡no hace nada!-exclamo exasperado—solo esta en la ventana mirando hacia afuera y yo quiero que juegue conmigo.
- Haremos una cosa—sonreí para calmarlo—enciende la tv y busca algo que podamos ver, yo iré a ver a mama ¿está bien?
- Si, no dures mucho.
A pesar de todas las veces que lo he corregido en cuanto lo baje, empezó a correr otra vez. Cuando desapareció de mi vista, me apresure a subir las escaleras para buscar a LALI.
El corazón me martilleaba tan fuerte, que creía que me saldría disparado. Habían pasado solo dos día desde que la encontré donde se estaba quedando, en casa de su amigo. Solo dos días y ya esto estaba pasando.
Y no era que hubiésemos solucionado nada, al contrario seguían igual o peor de cómo estaba, solo acepto venir a casa bajo la influencia de SANTI, y de que este le había contado que no podía dormir sin ella. Amaba eso de ella, sin importarle tener que soportarme regreso con nosotros pero con algunas condiciones.
Ni siquiera podía entrar en la habitación cuando ella estaba allí. Solo permitía que le hablara lo esencial para personas que vivían en un mismo lugar y que tendrían una niña, aunque ya prácticamente había uno de ellos.
Otra de las cosas era que ya no trabajaría para mí, lo que en principio fue un alivio, pues ya se la había pedido. Pero después de darle vuelta no era muy buena idea, conociéndola eso tenía algún trasfondo. Por suerte, de recursos humanos me enviaron una practicante muy eficiente. Aunque las ganas de llamarla a mi oficina no eran muchas y mis deseos de ir en las mañanas a la empresa ya no tenían el mismo matiz.
Nuestra relación en estos dos días seguía igual de mal, le había pedido perdón en tantas ocasiones que ya no tenía siquiera sentido hacerlo, pero seguía insistiendo de muchas maneras. Había trabajado al máximo para intentar que todo fuera bien y pensaba que lo estaba logrando, hasta ahora.
La encontré donde Gabriel me había dicho, sentada en su ventana personal mirando hacia afuera, no se inmuto cuando me acerque a ella. En estos días cuando me acercaba tanto así, arqueaba una ceja y con so tenia para que me retirara. Pero ahora, al parecer ni siquiera sabía que estaba aquí.
Saber que era normal en ella este tipo de transe no alivio en lo mas mínimo a disminuir el miedo que corría por mis venas, mi mente iba a toda velocidad intentando encontrar una solución a esto. Recordé las cosas que Ana me había dicho la otra vez y camine hacia la habitación.
Encontré su teléfono en el buro junto a sus audífonos, mientras caminaba de vuelta busque su lista de reproducción y me apresure a ponérsela en cuanto me arrodille a su lado. Verla así, saber que era por mi culpa aunque ella dijera lo contrario era lo peor de todo. Teníamos que solucionar nuestros problemas pronto, pero para ello, había algo que debía hacer.
Recordaba que Ana me había dicho que la dejara tranquila, por lo que reuní fuerzas y me aleje bajando las escaleras, encontré a Gabriel tumbado en el sillón mirando fijamente al televisor, estaban pasando un de sus cartoons favoritos, hora de aventura, también eran de los preferidos de layla, quizás verlos le haría bien.
Me senté a su lado en el sofá mirando fijamente como el rey helado intentaba secuestrar a una princesa, otra vez. Me gire para ver a Gabriel que tenia la vista fija en mi rostro. Ni siquiera lo había notado.
- ¿Cómo esta mama?- pregunto
- Estará bien—conteste—solo necesita estar sola un rato.
- ¿es porque no se hablan?- pregunto inocentemente.
- Si lo hacemos- ante el niño intentábamos aparentar algo de normalidad, aunque me daba cuenta de que eso no estaba teniendo resultado.
- Sé que no se hablan—dijo como si fuese lo más normal del mundo—y que tienes una nueva habitación.
- Eres muy inteligente hijo- suspiro—mama y yo estaremos bien no te preocupes.
- Está bien—dijo volviendo su atención al televisor.
LALI
Radioactive de imagine dragons retumbaba en mis oídos, lentamente fui dándome cuenta de lo que tenía alrededor. Alguien me había puesto los audífonos y esta vez me fui tan lejos que ni de eso me percate, de nada lo que ocurría a mí alrededor. Mire hacia la ventana, había empezado a anochecer ya, suspire agotada, había pasado más de seis horas aquí, de seguro.
Tataree la canción un rato, era una de esas canciones que en estos momentos iban tan acorde contigo que no sabias ni que pensar, la amaba, pero estando sumida como ahora en mi limbo personal hacia que me replanteara que estaba haciendo con mi vida.
Y eso hice, en ese momento, pensar en cómo iba mi vida y no era para nada bueno lo que veía. Volví del apartamento de POLI mas por SANTI y por cómo me lo pidió, no pude negarme; pero también porque podía ver como PETER se consumía por la tristeza y no quería que eso siguiera pasando, aunque en los días que llevaba aquí, no había hecho nada para arreglar la situación.
No ganábamos nada con seguir peleados, lo supe desde el primer momento, pero mi lado egoísta no pensaba igual, era muy cómico ver como se desvivía en cumplir con lo que le pedía aunque eso no fuera de su agrado. Veía como luchaba por no acercárseme en las mañanas, sentarse junto a mí en esta ventana o en el jardín cuando jugaba con Gabriel. Hacia todo lo que estaba en sus manos para tratar de compensarme y yo actuaba con una indiferencia increíble.
Deberían de darme un novel.
O debería dejar de pensar ganar uno.
Las palabras dolieron, como ningunas otras me habían dolido en la vida, quizás sea porque espero mucho de él, maldita sea, formamos una familia, hay muchas cosas que debemos hacer por nosotros, tenemos mil y una diferencias, personalidades difíciles y con el tiempo había aprendido que teníamos algo que opacaba a todas aquellas; teníamos amor.
Pero, aun así, tenía que estar claro hasta donde llegábamos.
Me levante y camine hasta la habitación, en el pasillo me encontré con PETER subiendo las escaleras. Mi corazón dio un vuelco al ver que me traía un sándwich y zumo de fresas. Me gustaba eso, tratarlo mal y que él me trajera cosas para comer, pero ya era tiempo de darle vacaciones.
Aunque fuesen solo pequeñas.
- Hola—dijo llegando hasta mi lado.
- Hola—respondí mirando fijamente al amor de mi vida, el que él llevaba en brazos.
- Pensé que tendrías hambre—dijo a modo de disculpa.
- Un poco si—se los quite de las manos, por no decir que se los arranque- ¿y SANTI?
- Se quedo dormido viendo los cartoons, pasamos la tarde viéndolos.
- ¿se durmió sin cenar?—pregunte alarmada.
- Leche y galletas—se encogió de hombros—ya sabes lo difícil que es.
- Menos mal—suspire aliviada—gracias.
- Siempre more—me dedico su hermosa sonrisa—te dejo para que comas.
- ¿no quieres quedarte?—pregunte desilusionada.
- ¿quieres que me quede?
- De igual forma no te daré, puedes acompañarme, aunque pienso ver a Damon.
- Como odio a ese farsante.
Reí a carcajadas como llevaba mucho sin hacerlo, pasar tiempo con PETER era una de las cosas que más me gustaban. El también rio contagiado de mi risa y me sentí feliz. Era maravilloso.
Durante dos horas nos mantuvimos sentados relativamente juntos en la cama. Reía cada vez que PETER refunfuñaba acerca de lo arrogante y pretencioso que era mi vampiro favorito. Como me encanta molestarlo, en cada oportunidad proclamaba lo mucho que me gustaba, cada vez que lo hacía me daba un codazo o me fulminaba con la mirada.
Sonreí internamente, cada minuto que pasaba, el tomaba más libertad conmigo; cuando nos acomodamos para ver la serie estábamos sentados relativamente juntos, si movíamos los brazos podíamos rosarnos, lo que al descubrirlo el utilizo a su favor. Lo hacía muy a menudo. Con el jueguito y las risas nos tomamos de las manos y ya cuando al parecer se percato de que no protestaba, me abrazo atrayéndome a su regazo.
Aprovechado.
- ¿piensas ver otro?- pregunto arqueando una ceja.
- Y si así es ¿Qué?- dije retándolo
- Nada- sonrió- pensé que querrías hacer otras cosas.
- ¿Qué cosas?- pregunte inocentemente, aunque ya sabía a qué se refería.
- Ya sabes- dijo acariciándome el brazo lentamente- cosas que nos gusta hacer a ambos.
- No sé de que hablas.
- Mejor te muestro para que salgas de dudas.
No me dio tiempo a protestar, tomo mis labios y me beso dulcemente, llevaba días anhelando ese contacto, sentir como mi piel se erizaba con solo un roce de sus manos o como me enloquecía e impacientaba que me besara de esa manera. Teníamos días sin hacerlo, días que parecieron años.
El beso se volvió más descontrolado, en un visto y no visto ya me había sentado ahorcajadas sobre él, enrede mis dedos en su suave cabello oscuro y lo atraje para profundizar más el beso, mientras él me acariciaba la espalda.
Rápidamente nos quitamos franelas que llevábamos puestas de estar en casa, mi sostén desapareció con la misma rapidez y nuestros torsos hicieron contacto, la fricción de mis senos contra su pecho hacia que deseara mas por segundos y el estaba dispuesto a dármelo.
Lentamente caí despaldas en la cama, sin despegar nuestros labios, siguió besándome el cuello con toda la tranquilidad con la que fue capaz, solo para desesperarme con el sabia que hacia el muy maldito. Fue repartiendo cortos besos llegando hasta uno de mis senos y concentrándose en él, no pude evitar soltar gemidos de aprobación mientras él hacia maravillas con su boca.
Mi teléfono empezó a sonar, intentaba incorporarme para tomar la llamada pero PETER me sostenía mas fuerte sin dejar de besarme y mordisquearme. Lo volví a intentar con el mismo resultado.
- PETER puede ser importante- dije jadeando.
- Maldita sea- mascullo soltándome.
Dejo que me sentara y me pasó el teléfono, el número no estaba registrado pero aun así tome la llamada.
- ¿hola?- dije tranquilizando mi respiración
- Hola, LALI—respondió una voz conocida pero que no pude asociar—soy la madre de PETER ¿me recuerdas?
- Si claro señora- respondí frunciendo el ceño- ¿pasa algo?
- Ah no querida—se apresuro a decir—al contrario las cosas van muy bien, esta tarde estuve con mi hijo NICO y su prometida EUGE y le pedí tu numero para hablar contigo, espero que no sea problema.
- Claro que no—dije mientras que veía como PETER intentaba adivinar quién era.
- Quería pedirte un favor—dijo un poco nerviosa.
- Lo que se le ofrezca.
- Seguro que ya PETER te conto lo que paso en tu casa, pero aun así la relación con el no es igual que con los demás, me gustaría acercarme mas a él, por lo menos, estar cerca de mis nietos y de ti, claro está.
- Me parece una buena ¿tiene algo en mente?
- Si- contesto- mañana iré al club donde solía ir con ellos ¿podríamos quedar allí para el almuerzo?
- Por supuesto, yo me encargo de eso.
- Muy bien, gracias- suspiro- PETER sabe cómo llegar.
- Entonces, hasta mañana.
- Hasta mañana.
Sonreí al ver a PETER intentar descifrar lo que encerraba la conversación, estaba pletórica de contenta, era lo que necesitábamos, el debía de encontrar la forma de volver a estar con su madre, es algo que necesita y si está en mis manos lograrlo, tengo tiempo de sobra.
Total, ya ni trabajaba.
- ¿a qué se debe tanta felicidad?- pregunto alarmado.
- Mañana tenemos andadera- dije besándole el cuello.
- ¿Qué?- dijo con la respiración agitada, me encantaba el efecto que lograba en el.
- Fuimos invitados a un club a almorzar- dije entre besos.
- ¿por quién?- pregunto apartándome.
- Por tu madre- dije mirándolo fijamente, tardo unos segundos en asimilar la noticia, pobre lento- dijo que sabias llegar al lugar.
- Íbamos casi todos los fines de semana con ella.
- Pues volverás con ella y con nosotros también.
- ¿Por qué?- pregunto extrañado.
- Porque lo necesitas y nosotros también.
- Eres increíble- dijo volviendo a besarme, las ganas que se habían disminuido por estar hablando por teléfono, volvieron incrementadas por dos, amaba tanto a este hombre dañado que dolía. Pero al parecer no importaba.
Por ahora, solo tenía que preocuparme de que en ese lugar no se desarrollara ningún tipo de guerra.
Haaasta que al fin!!
ResponderEliminarQuiero mas cappp
Nos debes un cap d ayer
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