jueves, 14 de enero de 2016

CAPITULO 26



Una NO cita.

Llegó caminando tranquilamente al edificio de LALI. Por alguna razón estaba tranquilo. Se acercó a la entrada y justo cuando estaba por tocar el portero, la puerta se abrió y aquel simpático encargado le sonrió.
—Tú eres el amigo de la niña LALI —le dijo. ...
—Sí, soy yo —dijo PETER.
—Ven pasa, así no haces bajar a la niña, y de paso le llevas una cosa que tengo para ella.
PETER lo siguió curioso. Entró al edificio y fue tras sus pasos. Llegaron a una pequeña puerta y Wolfgan sacó de ella una gran caja de cartón. Se la tendió a PETER.
—¿Le tengo que dar esto? —preguntó.
—Sí, así es. La niña anda necesitando cajas —sonrió —Me voy a seguir con mi trabajo, joven. Que tenga buena tarde.
Se fue dejándolo solo. PETER se encogió de hombros y tomó bien la caja para subirse en el ascensor. Cuando llegó al piso bajó tranquilamente, mientras silbaba aquella pegadiza canción que Niall había puesto una y otra vez en el taller. Cerró las puertas del ascensor y se acercó a la otra puerta que había en el piso. Miró la hora en su reloj y estaba llegando más que puntual. Sonrió como si fuera todo un galán y tocó el timbre.
Entonces toda la tranquilidad que tenía se fue y aquella estúpida sonrisa de tonto matador abandonó su rostro. Él no estaba teniendo una cita, solo estaba llevando a la madre de su futuro hijo a conocer a sus padres, ¿Qué acaso no era lo mismo que tener una cita?
Sacudió la cabeza y trató de tomarlo con calma. Aquella no era una cita, esperaba que ella no la sintiera como tal. No quería confundirla, ni mucho menos.
Soy un imbécil, no puedo estar pensando de esa manera.
Rió quedamente agitando la cabeza de un lado hacia el otro. Claro que no tenía que pensar así. LALI era una mujer inteligente, no hacía falta explicarle como eran las cosas.
—Ahí va —escuchó que ella decía.
Se rascó la nuca, al comenzar a sentirse realmente nervioso. La puerta se abrió y ella lo recibió con una pequeña sonrisa. El moreno quedó idiotizado. Sintió un pequeño cosquilleo en la boca del estomago. ¿Y por qué diablos reaccionaba así al verla? ¡Pffff! Como si fuera la primera vez que la ve. LALI estaba vestida acordemente al clima que había afuera. Cosa que indicaba que estaba lista para irse. Llevaba unos pantalones de jean azul oscuro y tenía un lindo suéter con rombos color negro con blanco. Sus pies estaban metidos en unas abrigadas botas negras, que parecían de astronauta. Él sonrió bobamente, se veía adorable así vestida, resaltaba aun más lo pequeña que era. Llevaba el cabello recogido en una cola de caballo, pero varios mechones se le escapaban por los costados. También estaba levemente maquillada. En ese momento él quiso besarla. Besarla despacio, como si ella fuera de cristal.
Eres idiota, PETER, eres un gran idiota…
—¿Pasa algo? —le preguntó sacándolo de sus tontos pensamientos.
—¡Hola! —saludó alegremente imbécil —¿Cómo estás?
Se acercó a ella para besar rápidamente su mejilla. En ese corto acercamiento su aroma lo invadió impávidamente. Olía a dulces y a mujer. La piel de la nuca se le erizó. LALI rió por lo bajo.
—Bien, ¿y tú?
—¿Yo? —por favor, ¿puedo ser más estúpido? Gracias —Perfectamente bien.
—Me alegro —le sonrió —¿Te abrió Wolfgan?
—Sí, así es —dijo y levantó un poco la caja ante su vista —Te manda esto.
—Oh, ese hombre es un amor —aseguró ella y tomó la caja —Pero pasa, que ordeno un par de cosas más y nos vamos.
Él entró detrás de ella y se sorprendió al ver todo vacío, pero lleno de cajas. Frunció levemente el ceño.
—¿Qué es todo esto, LALI? —le preguntó.
Ella, que estaba agachada terminando de cerrar una caja, lo miró.
—¿Cajas? —inquirió confundida. Él rió levemente.
—Sé que son cajas —dijo divertido —La cuestión es, ¿Qué estás haciendo?
—Tengo una semana para buscarme un departamento —le contó —Me llamó el abogado de mi lindo abuelo y dijo que me habían dado una semana para poder buscar algo. Se apiadaron de mí y me alargaron la tortura, ¿no es encantador? —sonrió con tanto sarcasmo que a PETER casi se le escapa una sonrisa. Pero se mantuvo serio.
—Tu padre no podía estar hablando en serio —le dijo.
Ella se encogió de hombros y terminó de colocar la cinta de embalar sobre la caja.
—Ya ves que sí hablaba en serio —se puso de pie y lo miró —¿Vamos?
—¿Y a dónde vas a ir? —preguntó él preocupado.
—Ya estoy buscando algo. Me mudaré y buscaré un nuevo empleo. Y todo va a estar bien. Al fin mi vida será mía.

Él la contempló en silencio. Si ella se mudaba, él sabía que iba a tener que hacerlo a un lugar completamente diferente al que estaba acostumbrada. Su vida cambiaría completamente.
Sabía que LALI había sido criada en una cuna de oro, pero también sospechaba que no había tenido una infancia muy feliz.
¿Por qué tenía que seguir sufriendo a estas alturas de su vida por un pequeño traspié que cometió? No, él no iba a permitirlo.
—Ven a vivir conmigo —soltó él sin siquiera pensárselo una vez.
Y es que en realidad no había mucho que pensar. Su casa tenía 3 habitaciones que nadie utilizaba, y no estaba demasiado amueblada. Ella podía perfectamente llevar todas sus cosas allí.
Entonces PETER no tendría que preocuparse por su bienestar, ya que la tendría allí todos los días.
¿Acaso no era una locura? Se encogió de hombros como respuesta a si mismo. La había embarazado sin siquiera conocerla, que se fuera a vivir con él no era ni la mitad de loco que aquello.
—¿Has perdido completamente le juicio? —dijo ella sin poder creerlo.
—No —se apresuró a decir —Piénsalo así, LALI. Mi casa es algo grande y tiene habitaciones de más. Puedes vivir allí y estar tranquila… Y olvídate del trabajo…
—¿Qué?
—No pienso permitir que trabajes —aseguró.
—Oh Dios, ¿Acaso eres de esos hombres que cree que una mujer embarazada esta enferma o incapacitada para hacer algo?.
—No, no es que crea que no puedes hacer nada. Pero llevas a mi hijo dentro de ti y no voy a arriesgarme a que sufras algún tipo de accidente…
—¡Te recuerdo que es mi cuerpo y mi hijo también! —lo interrumpió elevando un poco la voz. No podía creer que él pensara así —¡Y ya estoy cansada de que todo el mundo me diga que hacer! ¡Si quiero trabajar voy a hacerlo! ¡Si quiero irme a vivir a la china, voy a hacerlo…!
—Estás pensando como una niña… —dijo él calmadamente.
—¡Y tú estás pensando como un cavernícola!
—Solo estoy tratando de cuidarte, LALI…
—¡No necesito que nadie me cuide! —exclamó.
Le dio la espalda para alejarse y entrar a la cocina, pero él dio unos pasos rápidos, la tomó del brazo y la giró hacia si. Ella se resistió un poco, pero entonces él comenzó a tirar levemente de su brazo, hasta que la pegó a su pecho. La respiración femenina se había vuelto irregular, ya que estaba nerviosa. PETER la mantuvo cerca.
—Claro que necesitas que alguien te cuide —susurró él cerca de su frente. La sintió temblar y por fin apoyó la cabeza contra su pecho —Todos necesitamos un momento de cuidados ¿No estás cansada de luchar sola? —ella asintió levemente —Bien, yo me ofrezco a cuidarte… Nos conocemos poco, LALI, pero se nota que eres una gran persona… y estoy tratando de darte una solución fácil. Puedes mudarte conmigo y si quieres trabajar, puedes trabajar en el taller. Estamos necesitando una telefonista que organice los turnos(...)
(...)O una linda secretaría que atraiga más clientes —la escuchó suspirar y sonrió. Ella se había relajado completamente contra él —Hagamos un trato.
—¿Cuál? —preguntó ella en un susurro.
—Te mudas conmigo, y si vemos que la cosa no va bien, yo mismo te busco un departamento y hasta pago el alquiler del mismo por un año.
Ella se alejó un poco para poder mirarlo a los ojos.
—¿Y tu novia, PETER? ¿Pensaste en como va a tomarlo ella?
—Yo hablaré con MERY, no te preocupes por ella.
—No lo sé, PETER —se alejó completamente —Es algo… es una locura.
—Yo creo que no —dijo y le sonrió —Estamos completamente jugados, LAI. Estás embarazada de mí. Y no es que estemos intentando tener algo…
—No, no —dijo ella rápidamente —Claro que no.
—Podemos verlo como algo que hacemos por… nuestro… hijo.
—Voy a pensarlo —sonrió ella.
—Perfecto, ese es un gran paso —exclamó y luego miró la hora —¿Vamos? No creo que quieras hacer ansiar a mi madre.
—Para nada —dijo divertida.

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