lunes, 25 de enero de 2016

CAPITULO 40

La pareja que no es pareja.

—Bien, señorita LALI, terminamos —dijo él mientras cerraba la pequeña carpeta en donde tenía su historial médico. Ella suspiró.
—¿Habló con el doctor Salinas para conseguir mi historial? —preguntó ella.
—Sí, así es —asintió —Y de paso nos juntamos a tomar una taza de café. Hacía bastante tiempo que no lo veía. ...
—Quería pedirle disculpas por lo que pasó recién…
—¿Disculpas? —inquirió —Por favor, señorita ESPOSITO…
—LALI—dijo ella. Él la miró fijo.
Ella era una mujer hermosa y demasiado joven para él, bueno… parecía ser demasiado joven para él. Aunque acababa de comprobar que ella tenía veintitrés años y no faltaba tanto para que cumpliera los veinticuatro, su aura y su luz la hacían parecer apenas una adolescente recién salida de la secundaria. LALI le recordaba a una de sus pacientes de diecisiete años, que ya llevaban embarazos de cinco o seis meses.
—Bueno, LALI —volvió a hablar —No tiene por qué pedirme perdón… veo que la situación con el señor LANZANI es… complicada.
—Algo —asintió ella y se removió en su asiento —A veces creo que él no se da cuenta de que… solo es el padre de mi bebé.
—Pero —él se acomodó la garganta —¿Nunca fue su pareja?
—Es una historia complicada —sonrió algo nerviosa.
—Entonces no hablemos más de eso —dijo él y se puso de pie —Póngase cómoda y acuéstese en la camilla mientras yo voy por el señor LANZANI.
—Claro —asintió.
GASTON salió de allí y se acercó a la mesa de su secretaría. Miró a su alrededor, buscando al hombre que parecía ser simpático, pero bastante posesivo.
—¿Dónde está? —le preguntó a Isabel.
—Oh, fue al baño —dijo ella. En ese momento se escuchó que una puerta se abría a lo lejos y PETER se asomó por el pasillo. El moreno lo miró al instante y se acercó rápidamente.
—¿Ya va a hacer la ecografía? —le preguntó.
GAS sonrió. Le encantaba cuando veía la emoción en los padres de las criaturas. La mayoría de las veces eran las madres las que se mostraban exaltadas, mientras que los hombres se quedaban callados.
—Sí, ya vamos a hacerla.
PETER sonrió y caminó rápidamente hacia el consultorio.GASTON se giró a ver a su secretaría. Ella le sonrió.
—Está ansioso —le comentó ella —Cuando salió me preguntó si ella iba a sentir algún tipo de dolor o molestia por realizar esto… Es lindo ver como un hombre se preocupa y se hace cargo de su esposa…
—No están casados —comentó él pensativo. Ella alzó ambas cejas —Y tampoco son pareja…
—¿Qué? —preguntó sorprendida.
—Lo sé, es muy extraño —aseguró él y luego se encogió de hombros —No me pases ninguna llamada, por favor.
—Está bien, querido —dijo ella con una leve sonrisa.
GAS ingresó de nuevo a su consultorio, y se quedó quieto al observar como PETER acariciaba la mejilla de la morena mientras esta estaba recostada en la camilla. Ella lo miraba a los ojos y asentía levemente, mientras él le decía algo.
Bien, para no ser una pareja… lo aparentaban muy bien. Alex acomodó la garganta y ambos lo miraron. PETER se alejó solo un poco de ella y se sentó bien en la silla.
—Bueno, comencemos —dijo DALMAU.
Se acercó hasta ellos y fue hacia el lado derecho de la morena. Prendió el ecógrafo y acomodó un par de cosas.
—Por favor, señorita, ESPOSITO levántese un poco la remera —ella lo hizo y aquel pequeño vientre se hizo presente. PETER sonrió —Ahora esto va a estar un poco frío —le advirtió.
Vertió un poco de aquel transparente gel sobre su panza. La piel se le erizó a LALI.
—Vaya que es frío —dijo ella.
—Dame la mano —le pidió PETER.
Ella obedeció al instante y él entrelazó sus dedos. GAS sonrió. Estaba seguro de que si no eran pareja, entonces iban a serlo.
Tomó el control del ecógrafo y le colocó un poco de gel en la punta. Entonces lo apoyó en el estómago de LALI. De repente en la pequeña pantalla apareció una imagen extraña. PETER la miró al instante.
—A ver por dónde anda ese bebé —dijo GASTON y comenzó a mover el aparato, esparciendo más el gel. La habitación se llenó de un repentino sonido, y en la pantalla se hizo presente una pequeña figura, un poco confusa.
PETER miró fijamente aquello. A pesar de la distorsión y que nada más todo era blanco y negro, pudo distinguirlo. Algo se movía a gran velocidad en medio de él o ella… sonrió al saber que ese era su corazón.
—¿Es mi bebé? —preguntó LALI.
—Así es —asintió GAS —Hay un solo bebé, porque hay una sola placenta…
—Por Dios, jamás me puse a pensar que podrían ser más —aseguró PETER. GAS rió por lo bajo.
—Bien, es solo uno… pueden estar tranquilos —aseguró —Tiene un tamaño de dos centímetros. Ahí están sus brazos y piernas —las señaló con un pequeño láser —Aquellos dos profundos agujeros son sus globos oculares. Tiene un corazón muy fuerte, papis. Y… puedo decirles en este momento que sexo tiene.
LALI se incorporó un poco, soltando la mano de PETER y miró sorprendida a GAS. LANZANI la miró fijo, todo aquello era increíble, estaba viendo a su bebé, y lo estaba escuchando. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Sí, aquello lo emocionaba. Jamás había creído que se podía amar a alguien sin conocerlo.
—Pero… —habló ella —¿Cómo puede saberlo si… no se ve casi nada?
—Descubrí una forma de saberlo, y por ahora jamás me he equivocado al decir que va a ser, con apenas dos meses de gestación. ¿Y bien? ¿Quieren saberlo?
—Sí —dijo PETER.
—No —exclamó LALI. El moreno la miró, y ella a él —Por favor… aun no.
Él la miró a los ojos. Había cierta inseguridad en ellos. Con su mano le tocó la mejilla.
—Bueno, esperaremos, doc.
—Perfecto —asintió GAS —Sigo contándoles… Todavía no puede escuchar, pero siente todo lo que siente mamá. Por lo que veo, todo va a normal. Es un feto muy sano. Y… nacerá aproximadamente en veintiocho semanas.
—Es muy frágil —dijo la morena algo emocionada.
Era hermoso, su bebé era hermoso. Claro que sí. Y era pequeño. Ahora dependía de ella, iba a depender de ella…
—Pero muy fuerte —le aseguró GAS —Va a ser muy saludable… lo sé.
—¿Ese es su corazón, cierto? —preguntó PETER.
—Sí —asintió DALMAU —Y creo que sabe que estamos viendo su… formita.
LALI sonrió y en ese momento, por alguna razón, pensó en su madre. Le hubiese encantado estar compartiendo esto con ella. A pesar de todo, ella era su madre y LALI la amaba. Sabía que Robert la manejaba y que EMILIA estaba atrapada en aquella relación… y ella podía perdonarla, claro que sí. Porque necesitaba a su madre, necesitaba el consejo de su madre. Una lágrima resbaló por su mejilla.
Al instante sintió un dedo que la secaba. Giró la cabeza para encontrarse con la mirada vidriosa de PETER. Él le sonrió levemente. Ella tomó su mano y la apretó. Él sabía lo que ella estaba pensando.
—Todo va a estar bien —dijo PETER —Sé que ella va a buscarte…
LALI asintió. EUGE acomodó su garganta, haciendo que ambos dejaran de mirarse.
—Bueno, creo que terminamos —informó.
Entonces los latiditos desaparecieron y la pantalla se puso completamente negra. Alex le entregó a LALI un poco de papel para que se quitara el resto del gel. Ella se lo agradeció en por lo bajo y se sentó en el borde la camilla.
DALMAU sacó un CD del ecógrafo, se dirigió hacia su escritorio y comenzó a escribir en una carpeta. PETER se puso de pie, le besó la frente a la morena y se acercó hasta GAS. Se sentó frente a él.
—¿De verdad sabe lo que será? —le preguntó. GAS le sonrió.
—¿Ansioso? —inquirió.
—Bastante —sonrió. Miró sobre su hombro a LALI, que terminaba de acomodarse —Pero esperaré hasta que ella quiera saberlo.
LALI llegó hasta ellos y se sentó al lado de PETER.
—¿Y bien? —preguntó.
—Aquí le estoy anotando el nombre de las vitaminas que quiero que tome. Observé su último análisis de sangre, y vi que tenía una pequeña anemia. Tiene que alimentarse mejor, LALI. También le daré un poco de calcio… pero solo la dosis mínima, solo por precaución.
—Perfecto —asintió ella. GAS firmó el papel, lo arrancó y se lo dio.
—Nada de hacer fuerza, ni de nervios. Puede hacer un poco de ejercicio si quiere, pero algo como bicicleta o salir a caminar. Y tiene que comer por lo menos cinco veces al día.
—Eso es mucho —dijo ella divertida.
—Pero ahora debes comer por dos —dijo PETER.
—Exacto —sonrió GAS. Se puso de pie y ellos dos también lo hicieron —Solicite un turno para dentro de dos meses, así veremos como va ese crecimiento.
—Está bien —asintió ella.
GAS le tendió la mano, LALI la tomó. Ya no se sentía incomoda frente a él. Se notaba que era todo un profesional. GAS miró a PETER.
—Un gusto, señor LANZANI —le dio la mano también —Aquí tienen un pequeño DVD con la ecografía grabada —le tendió el CD.
—¿De verdad? —preguntó PETER —Muchas gracias. Mi madre va a emocionarse con esto…
—Ya lo creo —sonrió LALI.
—Cualquier urgencia, señorita LALI, llame a mi secretaria y pídale el número de mi casa o mi celular…
—Claro —dijo.
Los tres caminaron hacia la puerta y GATON la abrió. PETER le dio el paso a LALI y ambos vieron como la secretaria les sonreía.
—Isa, dale un turno a la señorita para dentro de dos meses, por favor —le pidió GAS.
—Con mucho gusto —dijo ella —Si puede, llámeme mañana, señorita LALI y ya le tendré el turno anotado.
—Está bien, muchas gracias por todo.
—Hasta luego —dijo PETER mientras abría la otra puerta para salir del edificio.
Al cerrarse la puerta, Isa miró a GAS.
—Encantadora pareja —le dijo. Él asintió.
—Se nota que se quieren… me resulta raro saber que no son pareja. Porque… se tratan como si lo fueran.
—Esos son asuntos complicados —aseguró la mujer —Pero estoy segura de que los van a solucionar.
—Ojala que sí —asintió él y suspiró —¿Algún llamado importante?
—Tu madre —le dijo —Quiere que la llames.
—Por Dios —suspiró él —¿Algún día tendré paz?
—No hables así, jovencito —lo retó —Es tu madre…
—Sí, lo sé —aseguró —Pero ella sabe como enloquecerme

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