Un video.
GIMENA se secaba las lágrimas mientras terminaban de ver el pequeño DVD de la ecografía de LALI. NICO L sonrió y la abrazó de costado.
—No llores, amor —le dijo. Ella se secó las mejillas....
—Es que… —lloró de nuevo. Todos rieron —Es muy emocionante… estoy algo sensible y esto es… es hermoso.
—Basta, mamá —le pidió CANDE —Me harás llorar a mí también…
—Aaaw, bonita —dijo AGUS y se acercó a ella.
—Nada de besos, SIERRA —le advirtió VICO.
—Piérdete, idiota —le dijo CANDE a su hermano y besó a su novio.
—Esto de que estés embarazada es muy destructivo para mis emociones, LALI—habló EUGE. Ella la miró. La rubia se aguantaba las lágrimas. Al instante la morena fue hacia ella y se abrazaron, para luego empezar a llorar las dos. Y toda aquella habitación se llenó de llantos de mujeres.
PETER miró con incomodidad a su padre, hermano, mejor amigo y cuñado. Estos cuatro asintieron y salieron de allí todos juntos para ir hacia la cocina.
—Creo que necesitan ‘espacio femenino’ —aseguró NICO mientras los tres se sentaban en la mesada.
—He leído que las embarazadas suelen sensibilizar al entorno femenino que las rodea. Así que esto es algo… común —dijo AGUS.
—Ya lo creo —asintió PETER —Me alegra no ser mujer…
—Pero seguro que lloraste como un niño en la ecografía —dijo VICO. PETER asintió a medias.
—No lloré como un niño… pero si me emocioné, hermano —le contó —No sé como explicarte la sensación… es muy rara.
Alguien entró a la cocina. Todos miraron como GIMENA los observaba con desaprobación.
—Insensibles —los acusó. NICO L sonrió.
—Solo queríamos darle su espacio, mi amor —le dijo él.
—Ya hablaremos en casa, LANZANI —le aseguró ella —Pero ahora vamos hacia la sala, que tenemos un pequeño regalito más para ti, PETER.
PETER alzó ambas cejas sorprendido. ¿Había más?
—Es de parte de todos —le contó su hermano.
—¿Y qué es? —preguntó.
—Un video —dijo NICO.
Se pusieron de pie y siguieron a GIMENA. Las mujeres ya estaban calmadas y ahora sonreían. Por Dios, eso se llamaba ser bipolar. Todos tomaron asiento, menos PETER. NICO L le hizo una seña para que se sentara en medio de él y su madre. PETER miró a la morena. Ella estaba sentada al lado de su mejor amiga y miraba fijamente hacia el televisor. Entonces él también lo hizo y alguien encendió el DVD. En la tele una imagen se hizo presente. PETER se sorprendió.
—¿Y qué te parece, papá? —la voz de NICO L se hizo presente en el video, sonaba detrás de la cámara, mientras grababa a JUAN LANZANI, sentado en una silla mecedora. Él sostenía algo muy pequeño entre sus brazos.
—Estoy… desconcertado —le respondió y miró al bebé. NICO L se acercó más y lo enfocó. Era pequeño y miraba fijamente a su abuelo. También le agarraba con fuerza el dedo que este le había entregado.
—¿Por qué estás desconcertado? —le preguntó NICO L.
—¿Recuerdas que hace un tiempo te conté que jamás me volví a sentir tan idiota como la primera vez que te tuve a ti y a tu hermana en brazos? —inquirió.
—Sí, lo recuerdo.
—Bueno, lo estoy sintiendo ahora, NICO L. Me haz hecho sentir un idiota de nuevo, pero ahora dándome el regalo de ser abuelo… por primera vez.
NICO L volvió a enfocar el rostro del bebé. Él seguía mirando fijamente al hombre que lo sostenía. Por alguna razón sabía que no era su padre, pero también sabía que era alguien importante.
—Hola, PETER —le dijo su padre —Dile hola a tu abuelo…
—Déjalo, muchacho —lo retó JUAN —Él está muy tranquilo con su abuelo… pensando.
—¿En qué? —quiso saber él.
—En los buenos amigos que seremos.
La imagen en la pantalla cambió de repente.
—¿Qué estás haciendo, PETER? —le preguntó su abuela Kate.
Alguien más los estaba grabando. Su abuela llevaba puesto un delantal de cocina y tenía las manos llenas de harina.
—Le quiero dar una sorpresa al abuelo —contestó él sin dejar de hacer lo que estaba haciendo sobre un papel. Parecía no tener más de cinco años.
—¿Puedo ver que es? —preguntó ella.
—Sí —le dijo y se puso de pie.
Le mostró su dibujo y la cámara se acercó un poco más para tomarlo bien. En él había solo garabatos, pero se podían distinguir con perfecta claridad dos ‘personas’ tomadas de la mano y atrás de ellos una especie de auto.
—¿Quiénes son? —quiso saber su abuela.
—Somos el abuelo y yo… y este es nuestra nave espacial y nuestro futuro auto volador. Y aquí estás tú, abuela, dentro del auto, esperándonos para ir a comprar la cena de mañana. Y este también es papá y mamá con su panza enorme, en donde está mi nuevo hermanito —le contó entusiasmado. La puerta se abrió y los ojos de PETER se iluminaron —¡Abuelo!
Corrió hacia él, la cámara lo siguió todo el tiempo. Cuando llegó hacia él, abrazó a JUAN y este también a él.
—¿Qué hace mi campeón? —le preguntó mientras se agachaba hasta su altura.
—Te hice un regalo —dijo con misterio y sacó de atrás de su pequeña espaldita el papel. Simón lo tomó y lo miró.
—¡Por Dios, mira que buen dibujo! —exclamó. PETER sonrió contento —¿Estos somos nosotros?
—Si —asintió y le señaló con el dedito —Estamos todos y ese es nuestro auto fantástico…
—Ven aquí y dale un abrazo a tu viejo y gastado abuelo…
La imagen desapareció y fotos comenzaron a pasar. Fotos de él y de PETER. Fotos de todos juntos. Fotos de JUAN y Kate. Fotos y más fotos. PETER miraba todo aquello fijamente… sintiendo como cada cosa removía sus recuerdos y hasta le hacía doler un poco el pecho. Otra escena de hizo presente.
—Oigan —los retó GIMENA —La cena está lista hace una hora…
—Ya vamos, mamá —aseguró un PETER de unos trece años. Estaba metido dentro del capó de un auto con Simón a su lado.
—Esto es importante, mujer —le dijo JUAN —Estamos por arreglar la chata, así PETER puede salir a conquistar niñas…
—¿Qué es eso de conquistar niñas, abuelo? —lo retó GIMENA —PETER aun es un niño… no puede tener novias a esta edad.
—No le hagas caso, muchacho —le recomendó él —Tu madre solo siente celos… pero sé que serás un matador.
—Yo solo quiero ser como tú, abuelo.
JUAN sonrió y palmeó su hombro.
—Yo era todo un matador…
—¡Te escuché, JUAN! —exclamó Kate desde la otra habitación. JUAN y PETER se sonrieron el uno al otro y entonces el DVD terminó.
El silencio reinó en el lugar. La morena miró algo nerviosa al moreno. Todos hicieron lo mismo. Él no reaccionaba, solo tenía la mirada fija en la tele. Entonces se puso de pie…
—Discúlpenme un momento —dijo y caminó hacia el pasillo.
—PETER —lo llamó su madre. Él no se detuvo y pronto desapareció de allí. Todos escucharon como la puerta de su habitación se cerraba.
—Creo que no le gustó —dijo VICO.
—Cállate —le dijo CANDE y le tiró con una almohada —Solo esta… emocionado… a su manera, claro.
LALI no podía sentirse peor, porque no sabía como. ¿Le había hecho mal? ¡Por Dios, jamás pensó en ello!
—No te sientas mal, cariño —le dijo GIMENA al verla. LALI forzó una sonrisa.
—Fue un video hermoso —le aseguró NICO L —Y creo que fue una idea genial hacerlo… Él necesita entender varias cosas con respecto a la muerte de mi padre.
—Iré a hablar con él —dijo NICO mientras se ponía de pie.
—No —lo detuvo la morena. La miraron —Yo iré.
—¿Estás segura? —preguntó EUGE.
—Sí —asintió y respiró profundamente.
Se encaminó hacia el pasillo.
—Si se pone loco… pégale en sus partes —le aconsejó VICO. Ella sonrió.
—Lo tendré en cuenta
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