Hércules.
EUGE entró en la cocina, al momento que LALI dejaba el teléfono sobre la mesada, soltando un pequeño suspiro. La rubia se acercó hasta ella y se sentó en una de las sillas.
—¿Qué? —le preguntó LALI al ver que ella no hacía nada....
—¿No quieres contarme? —dijo ella. LALI frunció el ceño.
—¿Qué cosa? —inquirió. EUGE soltó un suspiro…
—Olvídalo —murmuró.
—EUGE, si no me dices que sucede… jamás lo sabré, y no podré contarte eso que quieres que te cuente.
—¿Qué estabas haciendo? —le preguntó para cambiar de tema rápidamente.
—Oh, llamé para solicitar un turno con el obstetra… conseguí un turno para este viernes que viene…
—¿Este viernes? —dijo ella.
—Sí, este viernes…
—El viernes es el cumpleaños de PETER…
—¿Qué? —dijo ella abriendo bien los ojos.
—Sí, es 12 de Enero… cumpleaños de PETER…
—¿Por qué no me lo habías dicho antes? —preguntó sin poder creerlo.
—Yo no sabía que no sabías cuando era su cumpleaños —se defendió ella.
—¡Jamás se me ocurrió preguntárselo! —exclamó sintiéndose terriblemente mal por ello. ¿Cómo no le había preguntado algo tan… común?
—Tranquila, amiga, no te alteres. Según NICO, PETER jamás festeja sus cumpleaños… es como un día más para él…
—¿Por qué no festeja sus cumpleaños?
—No lo sé… solo sé que no lo hace. Su mamá ha intentado convencerlo de hacer algo en los últimos cinco años, pero él se ha negado…
—La muerte de su abuelo… —susurró ella sin mirar a su amiga.
—¿Qué? —le preguntó EUGE.
—Nada, nada —se apresuró a decir ella —¿Por qué mejor no vamos a la sala? Creo que PETER y NICO ya terminaron de recorrer todo.
—Vamos —dijo poniéndose de pie.
Salieron de la cocina y entraron a la sala, haciendo que todos se giraran a verla. LALI miró al moreno.
—¿Ya terminaron de ver todo? —le preguntó.
—Sí —dijo PETER —Y debo decirte que mi parte favorita es mi habitación…
—La verdad que me gustaría que cuando tengas tiempo le hicieras algo parecido a mi casa, LALI —le dijo NICO.
PETER lo miró asesinamente.
—Yo ya redecoré un poco la casa, amor —le dijo ella. NICO la miró y apretó los labios.
—Perdona que te diga esto cielo pero… no es como lo que ha hecho _LALI…
—¡Estupendo! —dijo la rubia —Cuando lleguemos a casa voy a desarmar todo y voy dejarlo peor que antes, para que lo arregles tú mismo.
—EUGE, que exagerada —sonrió LALI. NICO miró la hora en su reloj y se sobresaltó.
—Oh, por Dios —dijo y buscó rápidamente su abrigo —Debemos irnos, mi amor… mi hijo llegara muy pronto a casa.
LALI miró rápidamente a su mejor amiga. ¿NICO tenía un hijo? La rubia soltó un largo suspiro y también la miró.
—Está hablando de un mugroso perro —le contó.
—Que no es mugroso, EUGE —se quejó él —Y Vamos ya porque van a llegar y nosotros no vamos a estar allí.
—Pues yo te dije que no lo quería en mi casa…
—¿Acaso no tienes corazón, amor mío? ¿Cómo le voy a decir que no a mi tía Marie y mi lindo Hércules? —le preguntó. Miró a LALI —Él era mi perro cuando yo todavía vivía con mis padres, pero tuve que dárselo a mi tía al mudarme a la cuidad… no podía estar todo el día solo. Y ahora mi tía tiene que irse de viaje… y me pidió que me lo quedara.
—Pero yo no quiero a un pulgoso en casa —dijo la rubia.
—Ya lo discutimos ayer, cariño —dijo él algo cansado —No vamos a empezar de nuevo ¿o si?
—Lo discutimos ayer, claro que sí… pero no tuviste en cuenta lo que yo quería y le dijiste a tu tía que lo trajera igual.
—Serán solo un par de días, amor…
—Sí, ya lo creo —dijo irritada. LALI sonrió por lo bajo.
—Bueno, ya que ustedes dos se van… nosotros también —dijo NICO L —Tenemos que ir a hacer varias cosas en casa, familia.
—Conmigo no cuentes padre —dijo VICO —Estoy destruido y tengo una cita.
Todos comenzaron a hablar a la vez y a colocarse sus abrigos. LALI miró a su mejor amiga.
—No seas tan dura con NICO , y dale una oportunidad a Hércules —le dijo.
—No serás tú la que va a tener que juntar pelo de perro cada dos segundos…
—Yo creo que vas a terminar tomándole cariño —sonrió —Ya verás.
—Ojala que sí, amiga.
Juntos caminaron hacia la puerta. Se despidieron con besos, abrazos y agitadas de manos, y luego todos bajaron por las escaleras.
LALI cerró la puerta con cuidad y soltó un suspiro antes de girar y encontrarse sola con PETER en aquella enorme habitación. Se tensó un poco.
—Al fin se fueron —sonrió él.
—Que malo eres —dijo ella y acomodó su garganta —No estaban molestando.
—Claro que no —le dijo —Pero necesitaba un poco de paz… hablan demasiado.
—Sí, tienes razón —asintió —¿Por qué no me dijiste que este viernes es tu cumpleaños?
Él alzó ambas cejas y luego le sonrió.
—¿Ya es mi cumpleaños? —preguntó y respiró profundamente —Ni yo me acordaba de que era mi cumpleaños…
—Me lo dijo EUGE.
—Bueno, no es nada importante.
—El viernes tengo turno para mi primera ecografía… —le contó. Él la miró fijo y volvió a sonreír lentamente.
—¿En serio?
—Ajá —asintió ella algo tímida —¿Vas a venir?
—LALI… no me lo perdería por nada del mundo.
—Estoy nerviosa —le contó.
Él se acercó a ella despacio, se detuvo a unos pocos pasos. Levantó la mano y acomodó un mechón rebelde detrás de su oreja.
—No lo estés… yo voy a estar ahí contigo —le dijo. El estomago de ella gruñó —Mmm, me parece que tenemos hambre —ella sonrió —¿Quieres que cocine algo?
—No, esta vez cocinaré yo…
Pobre euge :)
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