sábado, 21 de enero de 2017

CAPITULO 58

Admitir mi debilidad por ti resulta excesivamente doloroso. No me gusta sentirme 
así con ninguna mujer. Siempre pensé que alguna vez tendría hijos, pero tener hijos 
con sangre española me da náuseas. No quiera Dios que te apresures a darme un 
hijo, porque no sé si yo podría aceptarlo. Ésa es una de las razones por las que te dejé 
en el campo. Ojos que no ven, corazón que no siente.
Peter no tenía idea de lo hondo que sus palabras lastimaban a Lali.
También ella quería hijos, pero en su imaginación los retrataba como miniaturas de
Peter. Si él no quería que ella pariera sus hijos, no veía porvenir para ellos dos.
Después de aquella sincera confesión de Peter, Lali se daba cuenta de que lo
mejor era que se casara con Lady Martina. Anular su matrimonio parecía ser la única
solución, porque ella no podía tolerar la idea de que Peter repudiara a un hijo de
su unión.
Tenía que dejar a Peter. Si se quedaba, un hijo sería el resultado de las ansias
que sentían el uno por el otro. Lali pensó que era un milagro que no llevara ya
dentro a un hijo suyo.
Con gran esfuerzo, recompuso los añicos de dignidad que le quedaban,
desechando su sueño de un futuro con Peter.
—Ojos que no ven, corazón que no siente —repitió lúgubremente—. Tengo que
abandonarte, Peter.
La expresión de Peter se endureció. El juego de la luz de la ventana hacía de
su rostro un siniestro paisaje.
—¡Y un cuerno! Tú no vas a dejarme, ni ahora ni nunca.
Sus brazos se tensaron, y empujó dentro de ella con renovado vigor. Después
de unos minutos de reposo la deseaba de nuevo. Todos sus sentimientos en conflicto
estaban perversamente reñidos unos con otros, pero sobre una cosa estaba seguro:
cuando estaba sepultado en lo más hondo dentro de ella, la idea de dejarla irse era la
negación del deseo de su corazón. Su dolorosa necesidad de tener a Lali estaba
abierta y sangraba, y ninguna mujer podría curarla salvo su esposa.
—Pero y si...
—No hables, amor; siente, sólo siente.
Lali sentía. Sentía el dolor del rechazo y de su necesidad de él. Y rezó por que
no hicieran un hijo.

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