domingo, 7 de febrero de 2016

CAPITULO 59



La abuela Kate.

Kate LANZANI miró las cartas que su compañera, Jenna, acababa de repartirle. Una leve sonrisa se curvó en su rostro, pero pronto volvió a su habitual cara de poker para no se descubierta. Sobre el borde de las cartas miró a su amiga Gloria, con la que hacia equipo en el poker. Gloria, una mujer regordeta y de cabellos rubios platinados, le guiñó el ojo. Kate volvió a so...nreír, iban a ganar de nuevo esa partida.
—¿Y cómo esta tu nieto, Katie? —preguntó Rachel la más anciana del grupo. Su voz era ronca y temblorosa, en sí todo su cuerpo era tembloroso. Pero no era ninguna tonta. Con sus 93 años, era toda inteligencia y sabiduría. Hasta caminaba sin bastón.
—Tengo tres nietos, querida —le recordó Kate.
—El hijo mayor de tu hijo NICO L —prosiguió la mujer.
—Oh, mi bello PETER —dijo con ternura y arrojó una carta sobre la mesa para luego recoger otra. Soltó un suspiro —¿No te comenté que va a ser padre?
—Oh, querida, que noticia tan hermosa —exclamó Rachel mirándola sonriente.
—Yo todavía estoy enojada por eso —aseguró Jenna.
—¿Por qué? —quiso saber Gloria y bebió un poco de su taza de té.
—Yo le dije a Kate que quería que su nieto conociera a mi nieta Ivonne —se quejó.
—Pamplinas, mujer —resopló Gloria —Ivonne no es mujer para PETER…
La mujer la miró espantada.
—¿Cómo te atreves? —quiso saber.
—Solo digo la verdad… en todo caso, mi nieta Katrina era perfecta para él.
—Katrina es una loquilla, sin aspiraciones futuras —murmuró Jenna.
—No te permito que hables así de mi nieta…
—Ya basta —interrumpió Kate con mucha calma. Las tres mujeres la miraron —Nadie es suficiente para mi PETER. Solo la mujer que va a darle un hijo…
—¿Hablas de MERY? —quiso saber Rachel —Jamás la soportaste…
—No —sonrió complaciente —Me enorgullece decir que esa muchachita ya no está en la vida de mi nieto.
—Ah, ¿no? —volvió a preguntar Rachel intrigada —Yo no sabía nada.
—¿Cómo que no? —dijo Gloria —Se la pasó los últimos tres días hablando de PETER y de su nueva novia… ¿LALI, verdad?
—Exactamente —sonrió Kate.
—LALI ¿Cuánto? —inquirió Jenna.
—Creo que era LALI… sí, LALI.
—Kate… —las cuatro mujeres escucharon el llamado de Rita y se giraron a ver. Kate le sonrió con ternura.
—Hola, querida, ¿Qué te trae por aquí? —le preguntó ella.
—Kate, te traje visitas —dijo sin dejar de sonreír y le se corrió a un lado para dejar ver a PETER y su acompañante. Los ojos de Kate se iluminaron y dejó las cartas sobre la mesa para ponerse de pie y acercarse a su nieto.
—¡Mi amor! —exclamó realmente contenta y lo abrazó efusivamente cuando este estuvo cerca. PETER le devolvió el gesto igual de contento.
—Hola, abue —le dijo cerca del oído.
LAI se sentía bastante nerviosa, tenía la garganta seca y miraba con una sonrisa temblorosa como PETER abrazada a su abuela. ¿Y si Kate no la aprobaba? Trató de calmarse, todo iba a salir bien.
Kate soltó a PETER y le tomó el rostro con ambas manos. LALI vio el amor que esa mujer tenía por él. Y por algún motivo la mitad de sus nervios desaparecieron. Pero entonces la mirada celeste de Kate se giró hacia ella. La respiración abandonó el cuerpo de LALI. La mirada de Kate vagó por su rostro con lentitud, hasta que bajó a su vientre. La morena tragó saliva.
—Abuela, ella es… LALI —la presentó PETER.
Kate se alejó de él y se acercó a ella. Ambas se miraron fijo por incontables segundos.
—Eres tan bonita —murmuró Kate. La morena sonrió sin poder evitarlo.
—También usted —le respondió.
—Bien —dijo PETER interrumpiendo —¿Por qué no nos sentamos?
Kate se alejó de LALI y los tres se encaminaron hacia la mesa de juego y té. Kate presentó a LALI a sus amigas y la sentó bien pegada a PETER.
—Tranquila, LALI, estás muy nerviosa —le murmuró él al oído.
—Lo sé, lo siento —se disculpó ella y giró para mirarlo a los ojos —Es que… conocer a tu abuela es algo, no sé como explicarlo…
—Creías que ella iba a juzgarte o algo así —la interrumpió él. Sus rostros estaban bastante cerca, pero al parecer ninguno fue consciente.
—Algo así —asintió LALI.
—No te preocupes, preciosa —le aseguró y levantó una mano para colocar un mechón detrás de su oreja —Mi abuela va a amarte…
—¿Si? —inquirió ella algo tonta.
—Claro —respondió él sonriendo tontamente.
—Oh, mírense —dijo Kate, haciendo que ambos salieran de sus pensamientos —Se ven tan bien juntos…
—Dinos, muchacha —habló animada Gloria —¿Cómo conseguiste pescar a este muchachito tan bonito?

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