Conversación de alcoba
Se despertó en medio de la noche a causa de la incómoda posición en la
que estaba durmiendo. Miró un poco alrededor y luego levantó la cabeza.
Ella dormía acurrucada en la punta del sillón, él se había quedado
dormido sobre su vientre. Lentamente se puso de pie, seguramente ella
estaba realmente incómoda. Con mucho cuidado para no despertarla se
acercó y la alzó en brazos. Dormida,
LALI, rodeó su cuello y apoyó la cabeza en el hueco de su hombro y
cuello. Con sumo cuidado, PETER, la llevó hasta la habitación, la apoyó
en la cama y la cubrió con una manta. La contempló por incontables
minutos. Ella lo llenaba de mucha paz, ello lo hacía sentirse una mejor
persona.
No supo bien por qué, pero no fue consciente de que ella
tenía los ojos abiertos y lo miraba tiernamente. Se sorprendió un poco
al darse cuenta de que estaba despierta.
—¿Por qué no vienes a dormir conmigo? —le preguntó ella con voz suave a causa del sueño.
—Pensé que estabas dormida…
—Lo estaba —asintió ella —Pero al darme cuenta de que me faltaba tu
calor, me desperté y te vi ahí sentado, con la mirada fija en la nada,
¿Qué pasa?
PETER se puso de pie y se acercó a la cama. Se acostó a
su lado y LALI se acomodó sobre su costado, apoyando la cabeza cerca de
su pecho, y luego los cubrió con la manta que él había encontrado sobre
una silla.
—Solo pensaba, cariño —contestó él después de un rato.
—¿En qué? —inquirió ella y su mano acarició el pecho masculino.
—En todo lo que pasamos hasta terminar así, aquí —soltó una suave risa y
acarició el cabello de ella con la mano que estaba cerca de su cabeza
—Pensaba en que dejé que todo tardara más de lo que tenía que haber
tardado.
—Yo tampoco ayudé mucho que digamos —analizó ella.
—Es verdad, saliendo con ese doctorcito, solo me ponías las cosas peores.
Ella rió y se apretó más contra él.
—GAS es un buen hombre, y siempre fuimos solo amigos. Él era muy consciente de que lo pasaba entre nosotros.
—Me alegro mucho por ello —aseguró.
—¿Qué les diremos a todos? —preguntó luego de unos cuantos segundos en silencio.
—La verdad —respondió él —Sentimos algo muy fuerte el uno por el otro como para seguir ocultándolo, simplemente eso.
—¿Crees que estén todos de acuerdo?
—LALI, mírame —le pidió. Ella alzó un poco la cabeza para encontrarse
con su mirada. PETER acarició su nariz con la suya —¿Por qué estás tan
preocupada por lo que puedan pensar todos?
—No lo sé —dijo sin dejar de sonreír —Tal vez es porque estoy acostumbrada a que todos critiquen lo que hago o dejo de hacer…
—Bueno, ya no te preocupes por eso, mi amor —la besó suavemente en los
labios. LALI soltó un suspiro —Porque te aseguro que todos estarán más
que de acuerdo. Ya lo verás.
—Lo sé —asintió con los ojos cerrados y volvió a acomodar la cabeza bien sobre su pecho.
—¿Sabes? Sería lindo que volvieras a vivir conmigo…
—No —dijo ella.
—¿Por qué no? —preguntó frunciendo el ceño.
—Debemos ir despacio, PETER —dijo sin dejar de sonreír —Ya hicimos muchas cosas mal por apurados, ¿no te parece?
—Pero LALI, yo quiero tenerte a mi lado todos los días.
—Podemos vernos todos los días —razonó —Yo puedo ir a seguir trabajando
en el taller en la mañana y a la tarde ayudar a mi mamá con su nuevo
proyecto de poner una agencia de decoradoras de interiores.
—No lo
sé… no me gusta esa idea. Yo quiero poder abrazarte después de un largo
día de trabajo, que estés ahí para cuando quiera ver tu pancita.
—Es que, PETER…
—Por favor, piensa que es lo mejor para ambos.
—Pero mi madre está muy contenta conmigo aquí. Jamás estuvimos tan unidas como lo estamos ahora.
—Pero yo te necesito —murmuró.
—Yo creo que solo estás encaprichado —sonrió.
—No, no es un capricho —hizo un leve puchero.
—Bueno, vamos a pensarlo un poco más descansados mañana ¿si? Estoy muerta del sueño y tú no me dejas en paz.
—Sí, seguro —dijo y la obligó a levantar la cabeza hasta tener su
rostro predispuesto al suyo. Ella rió —Es increíble lo mucho que te has
metido debajo de mi piel… —acarició sus labios con los suyos —Dios,
LALI, sigo si entender que fue lo que hiciste conmigo.
—Lo mismo
opino sobre ti, LANZANI —susurró ella —Jamás pensé que diría esto pero…
le haría un monumento a BENJAMI por haberme pateado aquella noche.
—Yo primero lo volvería golpear y luego le haría un monumento —afirmó.
—Como siempre poco civilizado —lo miró con reproche.
—No puedes culparme por haberlo golpeado ese día… se lo merecía con
creces. ¿Quién se cree que es como para creer que podía hacerse cargo de
mí bebé?
—Pero yo no lo iba a dejar, PETER.
—Lo sé, pero tenía
que asegurarme de que le quedará claro que yo estaba ahí… Además me dio
pánico que volvieras a aceptarlo en tu vida.
—Te quiero, tonto —le dijo dulce.
Él abrió los ojos para mirarla. Ella se veía relajada, tranquila, sus
mejillas estaban levemente enrojecidas. Dios, estaba enamorado de esa
mujer.
—No más de lo que yo a ti…
LALI sonrió, lo besó
cortamente en los labios y se acomodó para dormir de una vez. PETER se
quedó despierto hasta que la respiración de ella se volvió pausada,
demostrando así que ya estaba dormida. No supo bien cuanto tiempo más
estuvo despierto, pero de repente el sueño había llegado a él.
Él tocó el timbre de la puerta de su casa. Nadie le contestó. Comenzaba
a preocuparse. Ella no había contestado el teléfono en todo el día.
Sabía que estaba en su casa, porque las luces estaban prendidas. Algo no
andaba bien.
—MERY, por favor, ábreme —le pidió. No obtuvo
respuesta —Sé que estás ahí, cielo, solo necesito que hablemos. Ya no
quiero seguir jugando contigo, MERY. Sabes que lo que siento por ti es
algo verdadera, aunque no lo quieras ver.
PABLO se cansó de esperar
una respuesta. Comenzó a rodear la casa en busca de alguna ventana
abierta. Festejó internamente al ver que la ventana que daba a la sala
estaba disponible. Sin ningún problema logró ingresar.
Las luces de la casa estaban todas prendidas. Se quedó quieto para intentar escuchar algún ruido. Nada.
—¿MERY? —la llamó. Otra vez no obtuvo respuesta. Comenzó a caminar
hacia la cocina, la habitación y se quedó completamente helado al
pararse frente a la puerta del maño. MERY estaba tirada en el suelo y un
enorme charco de sangre la rodeaba —Oh, maldita sea…
Se acercó a
ella rápidamente y divisó los dos profundos cortes sobre sus muñecas, a
un costado una pequeña hoja de afeitar. Le tocó el rostro, estaba helado
y pálida. El corazón se le encogió. ¿Por qué diablos había hecho
aquello?
Sin seguir dando vueltas, sacó su celular y se comunicó con
una ambulancia. Le dieron las instrucciones de que no tocara nada y que
simplemente aguardara…
Pero, ¿Cómo podía simplemente aguardar
mientras el amor de su vida se moría lentamente? Se le llenaron los ojos
de lágrimas. Cinco minutos después el sonido de las sirenas llegaba a
sus oídos. Corrió hacia la puerta para abrirle a los médicos y fueron de
nuevo al baño.
—¿Usted es familiar de ella? —le preguntó uno de los médicos mientras envolvía las muñecas de MERY.
—Soy un amigo —contestó simplemente.
—Bien, necesito que llame a algún familiar. Vamos a tener que
internarla y necesitamos todos sus datos y alguien que pueda hacerse
cargo por si… no sobrevive.
PABLO simplemente asintió. Los médicos se movieron rápido, colocando el cuerpo inmóvil de MERY sobre una de las camillas.
Todo pasó muy rápido. De repente estaba sentado dentro de la ambulancia
al lado de ella. El vehículo arrancó a toda velocidad, pululando su
fuerte sirena por la cuidad.
Fijó su mirada en su rostro. No podía perderla, no ahora que estaba decidido a confesarle todo realmente.
Entonces supo, o mejor dicho, comprendió por qué MERY había hecho todo
aquello. Era por PETER. PETER la había dejado, eso era lo más seguro.
Tragó saliva. Si MERY no salía de aquello, él mismo se iba a encargar de que su primo pagara el daño que le había causado
Hay no seas caradura Pablo,tu hacerle pagar que?!
ResponderEliminarSube mas!
Maass
ResponderEliminaroooooh wow y como fue que ellos terminaron estando juntos el cuidado de ellas ? eh ?......
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