La conversación derivó primero hacia la música, y luego hacia el arte. Lali, en un extremo de la mesa, lejos de Peter y de Sheila, observó cómo Peter se unía ávidamente a la charla.
Él la sorprendió mirándolo una vez. Y fue un momento extraño, porque Lali supo que Peter le estaba leyendo el pensamiento, aunque, de algún modo, eso lo hacía extrañamente vulnerable a ella.
Un cambio agradable, se dijo.
La conversación fue animada y distendida. Todos reían. Lali se sentía cómoda, relajada, segura.
Era inevitable, sin embargo, que alguien preguntara a Peter por su trabajo.
— Una vez leí acerca de vuestro trabajo en el Time —dijo George—. ¿Puedes decirnos a qué has venido aquí? ¿Tiene que ver con ese asesino en serie del que habla la prensa?
—Bueno, definitivamente creemos que hay un asesino en serie actuando en la zona —contestó Peter solemnemente—. La mayoría de los sucesos más recientes saldrán en el telediario de esta noche. Como mi irrupción en casa de Lali — añadió cínicamente.
— ¿Qué? — inquirió ella sobresaltada.
Él se encogió de hombros y miró a los demás.
—En los últimos cuatro meses se han producido cuatro espeluznantes asesinatos, siempre a mitad de mes, y cada asesinato más violento que el anterior. Todas las víctimas eran mujeres jóvenes, guapas y vivaces. Cuando trabajas en un caso tan horripilante, tiendes a preocuparte por las personas que te rodean.
—Dios santo —murmuró Lali, colocando un codo sobre la mesa y descansando la cabeza en la mano mientras lo miraba. Temblaba intensamente.
—¿E irrumpiste en casa de Lali persiguiendo al asesino? —preguntó Michelle, confusa.
Peter meneó la cabeza, sonriendo con pesar.
—Como digo, el asesino hace presa en mujeres jóvenes y guapas. Anoche no conseguí ponerme en contacto con Lali. Y cuando tampoco la encontré esta mañana... — alzó las manos en gesto de rendición, luego tomó un trago de cerveza y miró de nuevo a Lali—. La cerradura era fácil de forzar, pero tenía un sistema de alarma muy bueno. Le dije a VICO D ALESSANDRO, de homicidios, que pensaba entrar, pero... En fin, casi acaban arrestándome. Ahora me preguntó con qué ridículo aspecto saldré en las noticias.
—¿Irrumpiste en mi casa solo porque no respondí al teléfono? —el tono de Lali era incrédulo.
— ¡No deberías ser tan tiquismiquis, Lali! —le aconsejó Sheila.
— ¡No soy tiquismiquis, Sheila! Simplemente estoy sorprendida.
— ¡Menos mal que tienes un hermanastro que te cuida así! ¡Si alguien de mi familia no consiguiera dar conmigo, probablemente tardaria una semana entera en preocuparse!
— Tú sales de gira continuamente, Sheila —le recordó Lali.
—Bueno, sí, ¡pero no deberías enfadarte! —repuso Sheila.
—¿Estás enfadada? —preguntó Héctor a Sheila, sonriendo traviesamente.
Todos la estaban mirando. Ella miró a Peter y apretó los dientes.
—Desde luego que no. Ya digo, solo estoy sorprendida.
— ¡Sorprendida! Pues yo tengo miedo. ¡Un asesino en serie que hace presa en mujeres jóvenes! — Sheila se estremeció.
—Un poco de miedo puede ser sano —dijo Jaime.
—¿Estás de acuerdo, Peter? —inquirió Michelle con su habitual suavidad—. ¿Hacemos bien las mujeres en tener miedo?
—Un poco de miedo puede ser muy sano. La policía no ha intentado ocultar los hechos, pero tampoco conviene que cunda el pánico. Por los comentarios que las víctimas hicieron a sus amigas, estamos seguros de que el asesino es un joven encantador que seduce a sus víctimas haciéndolas creer que van a vivir el idilio de su vida. Probablemente es muy atractivo, se mezcla con los demás, parece una persona del todo respetable. No ofrece en absoluto la imagen de un asesino enloquecido. De modo que sí, Sheila, debes sentirte preocupada. Ve con mucho cuidado.
—¿Sabes? —murmuró Héctor—, si tienes curiosidad por ver las noticias... Ya es tarde. Quizá tengan puesto el telediario de las once en el televisor de la barra.
Todos se miraron brevemente y, a continuación, se levantaron a la vez. Peter se quedó ligeramente rezagado. Después de una noticia sobre terrorismo, apareció en la pantalla una portavoz de la policía dando una conferencia de prensa. La policía, según dijo, creía que los cuatro asesinatos recientes eran obra del mismo individuo, y se recomendaba a las mujeres jóvenes que estuvieran alerta, sobre todo si vivían solas.
Mientras escuchaba, Lali se sintió repentinamente preocupada por Cande. Se dijo que su hermana era lista. Además, aún sospechaba que Peter era el hombre con el que Cande se estaba viendo, así que...
Parpadeó. El telediario aún hablaba de los asesinatos. De repente, se vio una imagen fugaz de Peter. Estaba vestido de chaqueta, delante de la casa de Lali. Había coches de policía por todas panes. Peter parecía cansado y muy contrariado.., pero, a pesar de todo, guapo y atractivo. Luego Jimmy apareció en escena y habló brevemente con la prensa, recomendando a las mujeres de la zona que fueran precavidas a la hora de aceptar alguna invitación.
—No salgan con desconocidos. Punto. No vayan a ningún sitio sin decir antes a algún amigo a dónde van y con quién. Salgan de sus lugares de trabajo en grupo, vayan de compras con alguna amiga.
A continuación, alguien preguntó a Peter qué hacía en casa de Lali Esposito, su antigua hermanastra, hija de Gimena Esposito, la actriz asesinada.
—En realidad, señor, ¿no acaba usted de allanar su domicilio?
—¿Lo ha arrestado la policía?
Peter se vadeó bien, ignorando lo que quiso ignorar y contestando que, naturalmente, cualquier hombre estaría preocupado por un miembro de su familia en tales circunstancias. Sí, admitió haberse preocupado por su hermanastra, pero finalmente le habían comunicado que Lali se encontraba bien y estaba ausente, posando en una sesión fotográfica.
Lali se dio cuenta de que no dijo dónde. Una vez que Peter se excusó y dio por acabada la entrevista, la cámara enfocó a la guapa periodista que le había formulado la mayoría de las preguntas. Había hecho bien sus deberes. Recordó el asesinato de Gimena y su vida «escandalosa», luego habló del trabajo de Lali, de su parecido con su madre y de sus colaboraciones ocasionales con la policía.
Lali deseó que se la tragase la tierra.
Al mismo tiempo, se sintió como una completa ingrata. Peter había estado a punto de ser detenido por allanar su casa. Y todo porque estaba preocupado.
Por ella.
Lali miró a Peter, quien se encogió de hombros irritado.
—Por lo menos no han contado que casi me disparan antes de que pudiese
enseñar mi placa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario