sábado, 24 de diciembre de 2016

CAPITULO 41


Él gruñó, sucumbiendo a la dulce seducción de los sensuales labios de Lali. Su
boca atrapó la de ella, su lengua jugueteó burlona con los labios de ella, sin intención
de hacer ese beso más profundo por miedo a dejarse en él el alma. Cuando Lali
abrió la boca para recibir el beso, le negó a Peter la posibilidad de apartarse antes
de que sus sentidos lo abandonaran: se dejó envolver en el baño de seducción de
Lali tan profundamente como una mosca cuando queda atrapada en una tela de
araña. El beso de él se hizo más intenso, de una intensidad casi salvaje, mientras la
rodeaba a ella con los brazos. En el momento en que sus labios se rozaron, se
apoderó de él una extraña locura.
Fuego. La sacudida de un incendio líquido y abrasador encendió
completamente a Peter . Se sintió como nuevo, más vivo de lo que había vuelto a
sentirse nunca después de la última vez que estuvo así con Lali . Quería gritar del
puro placer de tener el cuerpo de ella pegado al suyo y amoldándose perfectamente.
Lali se apretó contra Peter , degustando su sabor y sintiendo cada parte de
él. La boca de Peter emanaba calor, persuasión y exigencia. Él seducía y
conquistaba, coaccionaba y tomaba, pero también daba. Lali se estremeció de deseo
mientras los labios de él le devoraban los suyos propios. El calor del cuerpo de él y la
fuerza de su deseo desbordaban sus sentidos.
—Bruja —le susurró Morgan en los labios—. Bruja española. —La cogió en
volandas y la depositó sobre la litera—. Me dejas sin voluntad para resistirme a ti.
Lali le agarró la mano y se la llevó al pecho, colocándosela de tal modo que él
pudiese sentir los latidos salvajes de su corazón acelerado.
—Si yo soy una bruja, entonces tú eres un brujo, porque me haces temblar de
ansia.
—Pero tú me odias —le recordó Peter .
—¡No, jamás! Bueno —corrigió ella—, tal vez durante un tiempo.
—Te regodeaste en mi sufrimiento.
—¡Eso era mentira!

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