sábado, 2 de abril de 2016

CAPITULO 43

- Siento no haber podido verla esta vez.-
- Ella no sabía que venías.-
- ¿Ah, sí? ¿Por qué no se lo dijiste? ¿Lo hiciste a propósito para que no me cruzara con ella? ¿Acaso temías que notara algo raro en su comportamiento? ¿O tal vez en el tuyo?-
PETER se paró de golpe y dirigió una mirada pretendidamente imperturbable a su amigo.
«¡Maldito seas, tú y tu condenada perspicacia!».
- No tengo ninguna intención de hablar contigo sobre LALI, PABLO.-
PABLO se detuvo y analizó atentamente a PETER. PETER intentó poner cara de póquer. Si ni tan siquiera él entendía lo que sentía por LALI, ¿Cómo iba a intentar explicárselo a PABLO?
- Como quieras, PETER - Dijo bajando la cabeza. Reanudaron la marcha - Pero, como no quieres hablar conmigo sobre la señorita ESPOSITO, supongo que no te interesará conocer una curiosidad que he averiguado sobre ella.-
- ¿Sobre LALI? - Preguntó PETER incapaz de ocultar la sorpresa en su voz.
- Ajá – Dijo PABLO paseándose pausadamente delante de PETER como si tuviera todo el tiempo del mundo.
- ¿Y bien? - Preguntó PETER impacientemente cuando comprobó que su amigo guardaba silencio.
- Creía que no querías hablar sobre ella.-
- He cambiado de opinión – Espetó PETER.
«¡Maldita sea! A veces PABLO sabe sacarme de quicio».
- Ah, bueno. En tal caso, te lo contaré. He hecho algunas indagaciones, con suma discreción, descuida, y he descubierto que el padre de LALI los dejó en la ruina cuando murió.-
PETER frunció el ceño y miró a PABLO con rostro preocupado.
- ¿Eso hizo?-
- Sí. Al parecer, vendiendo su barco consiguieron reunir suficiente dinero para pagar las deudas de Tripp ESPOSITO. La herencia de la familia ascendía a menos de cien dólares en total.-
- Entonces, ¿Cómo se las han arreglado para sobrevivir? - Preguntó PETER sumido en la confusión - Deben de recibir dinero de alguna parte. ¿Tal vez de la familia materna? ¿O de algún abuelo? ¿Quizá de tía JUSTINA?-
- No lo creo - Dijo PETER negando con la cabeza - En ninguna de mis indagaciones averigüé nada semejante.-
- Sé que no nadan en la abundancia, pero reciben dinero de algún sitio. Se te debe de haber escapado algo, PABLO.-
- Tal vez.-
Paseando, los dos amigos habían llegado al establo. Tras desatar su caballo, un magnífico ejemplar castrado, PABLO se subió a la silla de montar.
- Te espero de vuelta pasado mañana, PETER.-
PABLO se ladeó el sombrero y guiñó el ojo a PETER exageradamente.
- Pásatelo bien en la fiesta.-
PETER observó cómo PABLO se alejaba galopando y luego se encaminó hacia la casa, apretándose contra el pecho el paquete que le había traído PABLO.
Estaría en Londres dentro de sólo dos días. Debería estar ilusionado. Entonces... ¿Por qué se sentía tan abatido?

LALI entró en su alcoba más tarde aquel mismo día, y una expresión de confusión se dibujó en su rostro.
«¿De dónde diablos ha salido este paquete?».
Cogiendo el paquete, que estaba envuelto con un sencillo papel de regalo, estiró de una tarjetita que había debajo de la cinta del paquete. Rompió el precinto lacrado del sobrecito y leyó la nota:
«Para LALI, con mi más profunda gratitud,
PETER.»
PETER le había hecho un regalo.
Llevaba todo el día intentando quitárselo de la cabeza, a él y el apasionado encuentro de la noche anterior, pero él llenaba todos y cada uno de los rincones de su mente. Su sonrisa, sus ojos, maliciosos y juguetones en un momento, nublados por el deseo en el momento siguiente. El tacto de sus manos, el sabor de su boca... LALI cerró fuertemente los ojos. Tenía que dejar de pensar en él. Pero ¿Cómo?
Apretó el paquete contra su pecho, soltando un profundo suspiro. Volvió a dejar el paquete sobre la cama y desató la cinta con dedos temblorosos. Retiró el envoltorio, miró con admiración el contenido del paquete y luego levantó el vestido más bonito que había visto jamás. Metros y metros de una muselina del matiz más claro de azul imaginable caían sobre el suelo. El vestido tenía las mangas cortas y abullonadas, adornadas con cintas de color crema. El corpiño tenía un generoso escote y estaba adornado con una cinta color marfil justo debajo del busto, con un ribete de flores color crema y violeta oscuro. Las flores eran pensamientos. El mismo ribete de pensamientos adornaba el dobladillo del vestido, y había enredaderas de color verde claro bordadas a lo largo de los pliegues de la falda.
LALI se puso el vestido a la altura del cuello y miró hacia abajo sin creer lo que veían sus ojos. Parecía justo de su talla, la línea del dobladillo le rozaba la parte superior de sus sufridos zapatos marrones de piel.
Se deshizo rápidamente de su polvoriento vestido marrón y deslizó con reverencia aquella creación azul sobre su cabeza. El vestido le iba como anillo al dedo, como si se lo hubieran hecho a medida. Sin apenas poder respirar, LALI se acercó al espejo de cuerpo entero que había en la esquina de la habitación.
El generoso escote dejaba al descubierto una considerable extensión de piel que la hizo sonrojar. El fino material le caía sobre los pies desde la cinta color marfil que había bajo el busto. LALI resiguió con un dedo uno de los pensamientos bordados en el corpiño, todavía sin creerse que llevara puesto un vestido tan bonito. Se sentía como una princesa.
Alguien llamó a la puerta.
- Adelante - Dijo aturdida, sin poder apartar la vista del espejo.
- LALI, podrías... - Lucy se paró en seco en cuanto vio a su hermana delante del espejo - ¡LALI! ¡Qué vestido tan exquisito! ¿De dónde lo has sacado?-
LALI se dio la vuelta y miró fijamente a su hermana.
- Es un regalo.-
- ¿Un regalo? ¿De quién?-
Lucy tocó la fina muselina con un dedo.
- De PETER - Dijo LALI con un hilo de voz - Me lo ha regalado PETER.-
Lucy abrió la boca de par en par.
- ¿Dé dónde diablos lo ha sacado? ¿Y cómo ha podido pagar un vestido así? Ha debido de costarle una pequeña fortuna.-
LALI sacudió repetidamente la cabeza.
- No tengo ni idea. Lo único que sé es que me he encontrado este paquete encima de la cama al regresar del pueblo. Llevaba una tarjeta. Está ahí, sobre la cama.-
Lucy se acercó a la cama, cogió la tarjeta y leyó lo que había escrito. Luego observó el paquete y volvió a quedarse boquiabierta.
- ¿Has visto el resto?-
- ¿El resto? ¿Qué resto? – Preguntó LALI ausente.
No podía dejar de pensar en el vestido el tiempo suficiente para atender a cualquier otra cosa.
- Mira esto - Dijo Lucy sofocada - ¿Has visto alguna vez una cosa tan preciosa?-
LALI se giró y miró boquiabierta la combinación que le mostraba su hermana. Aquella prenda de ropa interior era de un blanco resplandeciente y estaba tejida con tal delicadeza que casi parecía transparente.
- ¡Santo Dios! - Exclamó LALI acercándose a su hermana.
Juntas fueron extrayendo uno a uno los demás artículos que había en el paquete. Unas medias de pierna entera de pura seda, un liguero de raso color marfil adornado con una cinta azul claro, y un par de zapatos azules satinados.LALI deslizó un pie en uno de ellos. Eran justo de su número.
- ¡Oh, LALI! - Exclamó Lucy con voz entrecortada - Debe de habértelo comprado para que te lo pongas en la fiesta de mañana. ¡Qué increíblemente romántico!-
- No me lo puedo creer - Dijo LALI aturdida - ¿Cómo lo ha hecho? ¿De dónde lo ha sacado? ¿Cómo ha sabido exactamente qué talla comprar?-
Se sonrojó al recordar que PETER había tocado prácticamente todos los rincones de su cuerpo. Él, mejor que nadie, podía estimar con bastante exactitud sus medidas.
- Tienes que importarle mucho - Dijo Lucy con dulzura. Cogió las manos de LALI y se las apretó con fuerza - Estoy tan contenta por ti. El señor LANZANITIEL me cae de maravilla y, si te hace feliz, yo le recibiré con los brazos abiertos.-
LALI levantó la cabeza y desplazó su anonadada mirada de los preciosos zapatos al radiante rostro de Lucy.
- ¿De verdad crees que le importo?-
- Por supuesto - Dijo Lucy sin asomo de duda - Un hombre no le regalaría algo así a una mujer a menos que le importara muchísimo - Su mirada se detuvo en la ropa interior desparramada sobre la cama - Tienes que importarle mucho.-
LALI cerró los ojos e inspiró profundamente.
- Oh, Lucy. Ojalá tengas razón. ¡Dios! Ojalá la tengas.-
- Por descontado que la tengo - Lucy le dio un breve abrazo - Ahora vamos a quitarte el vestido antes de que se estropee - Ayudó a LALI a quitarse la prenda y a colgarla en el armario - Espera a que el señor LANZANITIEL te vea con este vestido. Se arrodillará ante ti y te declarará amor eterno - Predijo Lucy, alargándole la ropa interior, que LALI guardó con sumo cuidado en el cajón de la cómoda.
- Espero que la conmoción de verme con algo distinto que un vestido de estar por casa no haga que se le pare el corazón - Dijo LALI con una risa.
- Creo que el corazón del señor LANZANITIEL va a estar demasiado ocupado latiendo desbocadamente para plantearse siquiera la posibilidad de pararse.-
LALI no pudo borrar la radiante sonrisa que sabía había iluminado su rostro al oír las palabras de Lucy. Se volvió a vestir rápidamente con la idea de dirigirse al establo.
Cogidas del brazo, ella y Lucy salieron de la habitación y bajaron las escaleras. En el vestíbulo, se encontraron con PETER. Con una tímida sonrisa, Lucy se excusó y dejó a LALI a solas con él.

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