domingo, 17 de abril de 2016

CAPITULO 74

Al día siguiente por la tarde, PETER se plantó delante de la casa de los ESPOSITO con un paquete en cada mano. Miró fijamente la puerta principal; tenía el estómago revuelto y el corazón en un puño. Todo lo que quería estaba dentro de aquella casa, cosas que no sabía que quería hasta que las había experimentado y luego las había perdido.
Tras la reprimenda que le había soltado ROCIO, se había dado cuenta de que tenía que ir allí, aunque sólo fuera porque le debía a LALI una explicación de por qué le había mentido y una disculpa por las cosas tan horribles que le había dicho en el jardín de PABLO. Si ella le seguía odiando después de hablar con él, se lo tenía bien merecido. Pero, en su fuero interno, él esperaba y rogaba a Dios un desenlace diferente.
Recolocándose los paquetes envueltos con colores alegres, llamó a la puerta. Al cabo de un rato, la puerta se abrió de par en par. Grimsley estaba de pie en el umbral, con los ojos entornados.
- ¿Sí? ¿Quién es? - Preguntó el anciano, tocándose nerviosamente la chaqueta y frunciendo el ceño - ¡Rayos y centellas! ¿Dónde diablos he puesto las gafas?-
- Las lleva en la cabeza, Grimsley - Dijo PETER, incapaz de contener una sonrisa.
«Dios, cómo me gusta estar de vuelta».
Grimsley se palpó la cabeza, encontró las gafas y se las puso sobre la nariz. Cuando vio a PETER, su rostro arrugado se desencajó en una expresión que sólo podía describirse como de repugnancia. Abrió la boca para hablar, pero le acalló un vozarrón que retumbó en los oídos de PETER.
- ¿Quién diablos es y qué diablos quiere? - Winston se asomó al umbral y sus ojos se achinaron hasta convertirse en meras ranuras en cuanto vio a PETER - ¡Que me saquen del nido del cuervo y me tiren como carnaza a los peces! ¿No es su asquerosa y santísima señoría?-
PETER notó que se estaba sonrojando ante las duras miradas de ambos sirvientes. Parecía como si todo el mundo con quien se topaba tuviera que darle un fuerte rapapolvo.
- ¿Cómo está, Grimsley? ¿Y usted, Winston?-
- Estábamos bastante bien hasta que le hemos visto ahí de pie - Dijo Grimsley con evidente desdén.
- ¿Por qué ha venido? - Preguntó Winston - ¿No le ha hecho ya suficiente daño a la pobre?-
A pesar de que PETER entendía su enfado, no tenía ninguna intención de hablar sobre sus errores allí fuera.
- ¿Puedo entrar?-
Grimsley frunció los labios como si acabara de probar algo ácido.
- Lo cierto es que no puede. Estamos preparando una fiesta que está a punto de empezar y todo el mundo está muy ocupado.-
Empezó a cerrar la puerta. PETER introdujo el pie en la abertura.
- Tengo muchas faltas que expiar y no creo que pueda hacerlo si me obligan a quedarme aquí fuera.-
Grimsley resopló.
- ¿Ha dicho «expiar»?-
Winston cruzó sus musculosos brazos llenos de tatuajes sobre el pecho.
- Me gustaría ver cómo lo intenta.-
- A mí también me gustaría - Dijo PETER sin alterarse - ¿Me dejan entrar?-
PETER estaba dispuesto a abrirse paso a empujones si era necesario, pero esperaba fervientemente que eso no fuera necesario. Dudaba mucho que pudiera esquivar a Winston, quien le miraba como si tuviera ganas de masticarlo vivo, escupirlo y enterrarlo en un profundo hoyo.
- No, no puede entrar - Dijo Grimsley echando chispas por los ojos - La señorita LALI por fin ha dejado de llorar. Ella cree que nadie se ha enterado de lo mal que lo ha pasado, pero conozco a esa chiquilla desde que nació. Ella salvó su despreciable vida, no una, sino dos veces. Le ofreció todo cuanto tenía, pero a usted no le bastaba, ¿Verdad? - Los labios de Grimsley se deformaron en una mueca de repugnancia - Pues bien, ahora tiene un pretendiente como Dios manda. No permitiré que vuelva a hacerla sufrir.-
- No tengo ninguna intención de hacerla sufrir - Dijo PETER intentando mantener la calma y haciendo un esfuerzo por ignorar la alusión a «un pretendiente como Dios manda» - Sólo quiero hablar con ella.-
Winston frunció todavía más el ceño.
- ¡Sobre mi cadáver! Si hace falta, le sacaré las tripas con mis propias manos. De hecho...-
- Ella me quiere - Le interrumpió PETER, esperando que sus tripas no acabaran en las manos de Winston.
- Lo superará.-
- Y yo la quiero a ella.-
Grimsley contestó a aquella declaración con un elocuente resoplido.
- Tiene una forma de lo más extraña de demostrarlo, mi señoría.-
- Espero poder remediarlo.-
- ¿Cómo?-
De algún modo, PETER consiguió mantener la paciencia.
- Eso es privado, Grimsley.-
- Usted lo ha querido.-
La puerta empezó a cerrarse de nuevo.
- Está bien. Si deben saberlo, tengo pensado pedirle a LALI que se case conmigo.-
Grimsley parecía sorprendido, pero Winston se mostró aún más sorprendido.
- ¿Qué ha dicho?-
- Que quiero casarme con ella.-
Era evidente que ninguno de los dos hombres esperaba aquel giro de los acontecimientos.
Winston se rascó la cabeza y preguntó:
- ¿Por qué?-
- Porque la quiero. Estoy enamorado de ella.-
- La ha tratado como a un trapo sucio.-
- Lo sé - Cuando PETER vio que los ojos de Winston se ensombrecían todavía más, añadió - Pero estaba equivocado, terriblemente equivocado. Y lo siento mucho - Miró a los dos sirvientes, que estaban de pie como dos centinelas vigilando la puerta - Les admiro a ambos por su lealtad. Déjenme hablar con ella. Si LALI me pide que me vaya, les prometo que lo haré sin tardanza.-
Winston maldijo para sí y empujó a Grimsley a un lado. Estuvieron susurrando durante un rato y luego volvieron a dirigirse a PETER. Grimsley carraspeó.
- Hemos decidido que, si realmente la quiere, y la señorita LALI tiene un corazón tan grande que es capaz de perdonarle, no nos interpondremos en su camino. Ella debe tomar sus propias decisiones.-
- Pero, si vuelve a hacerla sufrir - Le avisó Winston - Ataré su noble culo al ancla y luego la tiraré al mar.-
Dieron un paso atrás y le indicaron con un gesto que podía entrar.
- Gracias. Tienen mi palabra de que no se arrepentirán de haberme dejado entrar.-
- Ella se merece lo mejor - Dijo Winston en tono malhumorado.
- Tendrá todo cuanto esté en mi poder darle - Prometió PETER solemnemente - Toda la familia lo tendrá, ustedes dos incluidos.-
Los dos hombres parecieron sorprenderse ante aquellas palabras.
- Lo único que queremos es verla feliz - Refunfuñó Winston.
Permanecieron un rato de pie en el vestíbulo, mirándose fijamente entre sí. Luego, en una muestra de camaradería que PETER nunca antes habría considerado tener con un sirviente, tendió la mano primero a Grimsley y luego a Winston. Tras estrecharles la mano, PETER soltó un sonoro suspiro de alivio.
- ¿Dónde está LALI?-
- Todo el mundo está en el lago - Contestó Grimsley - Esperamos que estén de vuelta dentro de una hora.-
Winston se disculpó, diciendo que tenía cosas que hacer, y Grimsley condujo a PETER hasta la biblioteca.
- Usted puede esperarles aquí - Dijo Grimsley - Ya le avisaré cuando lleguen.-
- Gracias. Dígame una cosa, Grimsley, ¿Está el resto de la familia igual de enfadado conmigo?-
Grimsley se rascó la barbilla.
- Los niños no lo están, pero ellos no saben que usted le partió el corazón a la señorita LALI. No puedo hablar por tía JUSTINA, pero yo no esperaría una cálida bienvenida de la señorita Lucy y, a menos que tenga ganas de que le peguen una patada en sus nobles nalgas o con una cacerola en su cabeza de chorlito, le aconsejo que evite a Pierre.-
PETER disimuló su sorpresa ante las directas palabras del lacayo.
- Entiendo.-
Grimsley se dio la vuelta para irse, pero se detuvo en el umbral de la puerta.
- Supongo que nuestras formas poco convencionales debían de ser un tanto violentas para un aristócrata de su nivel.-
- Créame, Grimsley, toda la «violencia» que he recibido de manos de los ESPOSITO ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.-
La mirada gélida y reticente se esfumó del rostro de Grimsley.
- Bueno, va a tener que sudar la gota gorda para conseguir lo que desea. El doctor Wentbridge le propuso en matrimonio a la señorita Lucy y tienen pensado casarse dentro de dos meses. Creo que al señor AMADEO, que me parece que es del tipo impaciente, le gustaría celebrar una boda doble.-
Grimsley tosió discretamente sobre la mano y dejó a PETER solo en la biblioteca.
PETER anduvo hasta la ventana y miró hacia fuera sin ver nada mientras las palabras de Grimsley resonaban en su cabeza.
«O sea que AMADEO es un hombre del tipo impaciente, ¿Eh? Va a convertirse en un hombre del tipo magullado y sin dientes si se ha atrevido a ponerle las manos encima a mi mujer».

1 comentario: