Más
tarde aquel mismo día, _LALI estaba en el jardín, agachada arrancando
malas hierbas con desgana. Aquella actividad era demasiado lenta y
demasiado solitaria, y propiciaba demasiado fácilmente la introspección.
Y LALI había descubierto que la introspección no le iba bien. Le
llevaba sólo a un lugar, siempre al mismo lugar. PETER. Y pensar en
PETER le llevaba siempre al mismo lugar. La aflicción.
Tras la divertida informalidad de bañar a los perros, arrancar malas
hierbas le resultaba demasiado pesado y aburrido. Tal vez escribir la
ayudaría a dejar de pensar en las cosas en que no quería pensar.
Suspirando, se levantó y se quitó de un tirón los guantes de jardinería.
- Hola, LALI.-
Sobrecogida, se dio la vuelta.
- ¡Dios mío, BENJAMI, me has dado un buen susto!-
Él sonrió.
- Lo siento. Tienes un jardín precioso.-
- Gracias. Me encanta la jardinería - En realidad, apenas soportaba
mirar las flores, pero tampoco podía dejarlas morir por falta de
cuidados - ¿Querías hablar conmigo?-
- Sí, de hecho, eso es exactamente lo que quería. Hablar contigo - Le ofreció el codo - ¿Te apetece dar un paseo?-
LALI dudó un momento y luego se encogió de hombros. Con tal de mantener la mente ocupada, cualquier cosa serviría.
- Está bien.-
Dejó los guantes en la cesta y se cogió del brazo de BENJAMI. Pasearon
lentamente por el jardín hablando sobre naderías hasta que BENJAMI se
detuvo. Se volvió hacia LALI, y ella notó que se estaba poniendo serio
por momentos.
- ¡Por Dios, BENJAMI! Por tu forma de mirarme, parece como si se fuera a acabar el mundo. ¿Va algo mal?-
- No, sólo que tengo algo importante que decirte.-
- ¡Por todos los santos, haz el favor de decírmelo!-
BENJAMI se soltó de LALI bruscamente, entrelazó los dedos de ambas manos detrás de la espalda y empezó a andar delante de ella.
- He estado pensando bastante en ti desde mi regreso a Halstead.-
LALI arqueó las cejas en señal de extrañeza.
- ¿Ah, sí?-
BENJAMI asintió, sin reducir el paso.
- Sí, de hecho, también pensé a menudo en ti mientras estaba fuera - Hizo una pausa y la miró - Y tú, ¿Pensaste también en mí?-
«Por supuesto que sí. Tenía ganas de golpearte con una cacerola en la cabeza por haberme abandonado».
- Sí. A veces.-
Él exhaló sonoramente.
- Excelente. Como te decía, desde mi vuelta he estado pensando bastante
en ti, o mejor dicho, en nosotros, en cómo fueron las cosas antes de mi
partida. Cuando me fui, era considerablemente más joven y bastante
inexperto - Un súbito rubor tiñó las mejillas de BENJAMI - Lo que te
quería decir es que ya no soy un chiquillo. Hace tres años, no estaba
preparado para asumir la responsabilidad de sacar adelante a toda tu
familia - Se pasó un dedo por el pañuelo que llevaba en el cuello - Pero
creo que ahora sí lo estoy.-
LALI se limitó a mirarlo fijamente.
- No te entiendo.-
- Lucy se casará pronto, sobre todo si Marshall Wentbridge no se duerme...-
- Le ha pedido que se case con él hoy mismo - Interrumpió LALI - Y ella ha aceptado.-
Una sonrisa triunfal curvó sus labios.
- ¡Ya lo decía yo! ¿Lo ves?-
- De hecho, no...-
- Andrew y Nathan están creciditos y son bastante autosuficientes, y
Callie ha dejado de ser un bebé - Alargó los brazos y los apoyó en los
hombros de LALI - En otras palabras, lo que tanto me imponía e
intimidaba hace tres años ha dejado de imponerme y de intimidarme.-
LALI lo miró fijamente sin entender absolutamente nada.
- ¿Qué pretendes decirme?-
- Quiero que te cases conmigo.-
La expresión de extrañeza de LALI dio paso a otra de profunda estupefacción.
BENJAMI cogió con más fuerza a LALI por los hombros y la atrajo hacia
sí. Inclinándose hacia delante rozó sus labios con los de ella varias
veces en una serie de castos besos y luego se retiró. Los labios de
BENJAMI se iluminaron con una sonrisa.
- Ya veo por tu expresión que te he sorprendido.-
- Me has dejado completamente anonadada - Consiguió articular LALI cuando logró hilvanar varias palabras.
- Pero no te he ofendido, espero.-
- No, no me has ofendido - Dijo con suma cautela, mientras intentaba
ordenar sus caóticos pensamientos - Sólo me has desconcertado.-
BENJAMI tomó las frías manos de LALI y las estrechó entre las suyas.
- Siempre me has importado, LALI, y tú lo sabes - Se llevó las manos de
LALI a los labios y le besó fervientemente los dorsos - No fue hasta
que me marché que me di cuenta de lo maravillosa y especial que eres, de
lo buena y cariñosa que eres - La rodeó con ambos brazos y la abrazó
fuertemente - Y tan pura e inocente.-
A LALI se le encendió la cara.
«¿Inocente? ¿Pura?»
Cerrando los ojos, contuvo algo que estaba a medio camino entre la risa y el llanto.
«¡Santo Dios! ¡Menuda ironía! Hace tres años habría dado cualquier cosa
por oír esas palabras saliendo de la boca de BENJAMI. Pero ahora es
demasiado tarde».
BENJAMI quería casarse con una mujer pura e inocente, con una virgen, y tenía todos los motivos para esperar que LALI lo fuera.
«Y yo soy cualquier cosa menos eso».
Su noche de bodas tendría un desenlace dudoso, que probablemente
traería la vergüenza y la humillación a ambos. No podía plantearse bajo
ningún concepto casarse con él. Y luego estaba la cuestión de su
identidad secreta como H. Tripp. Esa información no sólo escandalizaría a
BENJAMI, sino que también le haría dudar de su honestidad.
Dando un paso hacia atrás para soltarse del abrazo de BE3NJAMI, LALI dijo:
- Yo...-
BENJAMI le tapó los labios delicadamente con la yema de un dedo, deteniendo sus palabras.
- No quiero que me des una respuesta ahora - Una medio sonrisa arqueó
sus labios - Sobre todo si la respuesta va a ser no. Piensa en ello,
LALI. Podríamos ser muy felices juntos -Le tocó suavemente la mejilla -
Quiero cuidar de ti.-
LALI cerró los ojos y respiró hondo. Alguien que cuidara de ella.
«¡Dios, qué bien suena eso! ¡Qué maravilloso debe de ser que te cuiden!
He cuidado de tanta gente durante tanto tiempo... ¿Cómo debe de ser eso
de que alguien cuide de ti?»
- Prométeme que pensarás en ello.-
¿Cómo no iba a pensar en ello? La proposición de BENJAMI era
increíblemente tentadora, no algo que descartar de entrada. Sí, era
cierto que LALI había llorado y lo había pasado muy mal por culpa de
BENJAMI hacía tres años, pero una parte de ella había entendido aquella
decisión. Aunque tal vez no estuviera enamorada de él, lo apreciaba y
los dos se llevaban bien.
«Alguien que me cuide».
LSLI asintió.
- Te lo prometo. Pensaré en ello.-
Volviéndola a atraer hacia sí, BENJAMI le besó la mejilla, luego los
labios. LALI intentó sentir algo, cualquier cosa, ante el contacto de
los labios de BENJAMI, pero no sintió nada. La embargó una profunda
decepción, una desesperada necesidad de sentir algo en los brazos de
aquel hombre que quería pasar con ella el resto de su vida.
«Alguien que me cuide».
Rodeándole el cuello con los brazos, le pasó los dedos por su recio pelo rubio.
- Bésame - Le susurró al oído.
La sorpresa brilló momentáneamente en los ojos de BENJAMI, y luego
rodeó a LALI por la cintura con ambos brazos y la besó varias veces
antes de separarse de ella.
- Creo que será mejor que paremos - Dijo con voz trémula.
- Sí - Asintió LALI intentando ocultar su decepción.
- ¿Puedo venir a verte mañana?-
- ¿Mañana? - Repitió ella ausente - Celebramos la fiesta de cumpleaños
de Callie, pero sí, por supuesto. Estaremos encantados de que nos
acompañes.-
Él le dio un delicado beso en el dorso de la mano.
- Hasta mañana entonces, cariño.-
Y se fue, caminando hacia la casa por el sendero del jardín.
En cuanto hubo desaparecido de su vista, LALI se dejó caer en el banco
más cercano y se llevó los dedos a los labios. Había intentado
desesperadamente sentir algo, la más leve chispa de pasión, en el beso
de BENJAMI, pero no lo había conseguido. Había fracasado
estrepitosamente.
En comparación con el beso de PETER, besar a
BENJAMI había sido tan excitante como besar a una carpa muerta. El beso
de PETER la había dejado sin aliento y anhelando más. El de BENJAMI,
sólo vagamente aburrida.
Emitiendo un hondo suspiro de auto
reproche, LALI hundió el rostro en las manos. Era injusto comparar a
BENJAMI con PETER porque el PETER de quien ella se había enamorado no
existía en realidad. BENJAMI era real. Ella sabía que a él sí que le
importaba. Quería casarse con ella. Y cuidarla.
«¿Qué diablos voy a hacer?»
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