¡Maldita sea, PABLO! ¿Qué es tan endiabladamente importante para que me
arrastres hasta aquí? - Preguntó PETER mientras entraba en el despacho
privado de PABLO.
- Me alegra verte levantado - Comentó PABLO.
-
No me has dejado otra elección - PETER se sirvió una generosa copa de
brandy y luego se plantó delante de PABLO - Te lo vuelvo a preguntar.
¿Qué demonios quieres?-
Joseph negó repetidamente con la cabeza.
- Vaya, vaya. Hoy nos hemos levantado con el pie izquierdo, ¿Eh?-
- No nos hemos levantado de ninguna forma. Tenemos un horrible dolor de
cabeza, una montaña de correspondencia que revisar y ningún tiempo que
malgastar haciendo vida social.-
- Una pena - Dijo PABLO, sin asomo
de compasión - Y yo que creía que te encantaría salir de casa. Llevas
una semana entera encerrado en tu casa de Londres. Según me ha informado
mi personal, ya llevas varios días levantado.-
- ¿Cómo sabe tu personal lo que pasa en mi casa?-
- Uno de los ayudantes de cocina de tu casa es sobrino de la doncella de ROCIO-
PETER se bebió media copa de un trago.
- ¡No sabes la alegría que me das!-
- Alguien tiene que mantenernos informados - Dijo PABLO con delicadeza -
No es que estés muy comunicativo que digamos últimamente.-
- No
tengo nada que contar. He estado trabajando. Hace tres días todavía
estaba guardando cama. Como tal vez recuerdes, me dispararon. Y ahora...
¿Vas a decirme por qué insististe tanto en que viniera a verte?-
- No insistí...-
- Insististe - Enfatizó James con una mirada fulminante En que tenías algo muy importante que decirme.-
- Siéntate, PETER.-
- No tengo ningunas ganas de sentarme - Gritó PETER - Limítate a darme
la maldita noticia que, por lo visto, tienes que darme y deja que me
vaya.-
- Muy bien. Es sobre LALI.-
PETER se quedó helado, con la copa de brandy a medio camino de la boca. Simulando una calma que estaba lejos de sentir, dijo:
- ¿Ah, sí?-
PABLO le alargó un sobre.
- Me lo ha traído un mensajero esta mañana. Lleva esta dirección, pero
está dirigido a ti. El mensajero dijo que procedía de una tal señorita
ESPOSITO de Halstead.-
PETER dejó la copa y cogió el sobre, con el
corazón en un puño. La mitad de él deseaba desesperadamente saber qué le
había escrito LALI, pero la otra mitad temía sus palabras, que, sin
duda, estarían llenas de rencor. Y justificadamente.
PABLO se dirigió hacia la puerta.
- Tienes que saber que sólo una vida entera siendo un caballero me ha
impedido abrirla y leerla. Te dejaré un momento de intimidad, pero
volveré en breve. No se te ocurra marcharte antes de que vuelva.-
Tras decir esas palabras, PABLO salió de la habitación.
PETER miró fijamente el sobre mientras le palpitaba fuertemente el
corazón en señal de anticipación y de miedo. Se sentó en una butaca
orejera y deslizó un tembloroso dedo bajo la solapa del sobre, rompiendo
el precinto lacrado. Abrió el sobre y extrajo una hoja de papel. Miró
al techo, respiró hondo y luego bajó la vista y leyó la hoja que tenía
delante.
Estimado lord Glenfield,
Espero que se
encuentre mejor. Cuando LALI nos contó que se había hecho daño en la
cabeza, me puse muy triste. Dijo que se recuperaría pronto. Eso espero.
Nosotros estamos todos bien. Tía JUSTINA me ayudó a hacerle un vestidito
nuevo a la señorita Josephine y ahora está preciosa. Mi cumpleaños es
el próximo viernes, día 20, y estamos organizando una fiesta. ¿Se
imagina de qué tipo? ¡Una merienda con pastas y té! También habrá
pastel, y hemos bañado a Winky, Pinky y Stinky para que puedan venir. Me
encantaría que usted viniera. Entonces sería el mejor cumpleaños de
toda mi vida. LALI dice que usted es un importante miembro de la nobleza
y que no tiene tiempo para fiestas de cumpleaños. Pero, si usted viene,
tal vez LALI no esté tan triste. El otro día la vi llorar, pero, cuando
le pegunté qué le pasaba, me dijo que se le había metido algo en el
ojo. Tal vez el señor AMADEO le había dicho algo que la puso triste.
Viene a vernos casi cada día. El doctor Wentbridge viene cada día, pero
no porque haya alguien enfermo en casa, sino porque se va a casar con
Lucy. Winston ha acabado de arreglar el gallinero y ahora está reparando
el techo del establo. Grimsley volvió a perder sus gafas, y Pierre las
encontró en el estofado. Pierre se enfadó mucho y dijo muchas palabras
que yo no entendía, y ahora Grimsley está haciendo un esfuerzo para no
quitarse las gafas de la nariz. Andrew y Nathan dicen que esperan que
usted se encuentre bien y le echan de menos. También le echa de menos
tía JUSTINA. Ella me ha ayudado a escribir esta carta, un poco. La
señorita Josephine y yo le echamos mucho de menos y también le queremos.
Afectuosamente,
Callie Eugenia ESPOSITO
Cuando PETER llegó al final de la carta, tenía un enorme nudo en la garganta y los ojos sospechosamente húmedos.
«¡El maldito polvo! ¿Por qué PABLO no tendrá este asqueroso lugar suficientemente limpio?»
Negó con la cabeza y se secó rápidamente los ojos con el dorso de la
mano. Debía de haber perdido mucha sangre en su refriega con Melissa.
¿Cómo, si no, se podía explicar que le afectara tanto la carta de una
niña?
- ¿Qué te ha escrito _LALI? - La voz de PABLO interrumpió sus pensamientos.
- Nada.-
- Si no me lo quieres contar...-
- No, no es eso. No me ha escrito nada, literalmente. La carta no es de LALI.-
- Entonces, ¿De quién es? - Preguntó PABLO - El mensajero dijo que procedía de una tal señorita ESPOSITO.-
- Y así es. Me ha escrito la señorita Callie ESPOSITO.-
PABLO levantó las cejas.
- ¿Callie? ¿La niña pequeña? ¿La de la diabólica tortura de las sillas
que se quedaban enganchadas a las nalgas y la manía de invitar a todo el
mundo a tomar el té?-
- Esa misma.-
PABLO parecía haberse quedado sin palabras.
- Estaba seguro de que...-
- Estabas equivocado - Le interrumpió PETER en tono cortante - Ya te
dije cuando hablamos al principio de esta semana que no había ninguna
esperanza de que hubiera algo entre LALI y yo. Me detesta. Es normal que
lo haga, después de cómo me fui de Halstead y de las cosas que le dije
en el jardín.-
- ¿Se te ha ocurrido alguna vez disculparte?-
- No tiene ningún sentido. Me dijo que no quería volverme a ver nunca más.-
PABLO le dirigió una mirada penetrante.
- ¡Por el amor de Dios, PETER! Te salvó la vida. Incluso después de que le dijeras esas cosas.-
- Habría hecho lo mismo por cualquiera - Insistió PETER con testarudez -
Ella es así: se preocupa por los demás y es absolutamente generosa.-
- Sí. Y también estoy seguro de que es comprensiva y compasiva. Y de que sabe perdonar.-
- Las cosas que le dije... Créeme, son imperdonables. Tú no viste la
expresión de su rostro. Me miró como si le diera asco, como quien mira
algo que está flotando en el Támesis, y era lo menos que me merecía.-
- No viste la expresión de su rostro cuando no sabíamos si sobrevivirías.-
PETER se pasó las manos por el pelo, haciendo una mueca de dolor al
palparse la herida de la cabeza. Había dado vueltas a lo ocurrido en el
jardín de PABLO miles de veces. Era lo único en lo que pensaba. Por su
maldita estupidez había perdido a LALI, para siempre.
Levantándose
de la silla, PETER se sirvió otro brandy y miró por la ventana. El sol
brillaba intensamente, bañando a las gentes más distinguidas de Londres
de un dorado resplandor mientras paseaban por Hyde Park, pero James no
tenía ojos para nadie.
- No se quedó a mi lado, PABLO. Tanto tú como ROCIO le pidieron que se quedara, pero ella se marchó.-
- No hasta que supo que te recuperarías. Y además tiene una casa entera a su cargo. Tenía que irse.-
- Quería irse. Alejarse de mí.-
- Tal vez - PABLO le dio la razón - Pero ¿Puedes culparla realmente por eso?-
PETER apuró su copa.
- No. La traté fatal. Te lo he dicho más de una vez. Ella está mejor sin mí.-
- Hum... Tal vez tengas razón. Parece ser que un tal AMADEO está
pasando bastante tiempo en casa de los ESPOSITO. Puesto que Lucy parece
estar comprometida y a tía JUSTINA ya se le ha pasado bastante el arroz,
sólo puedo asumir que LALI es su principal atracción.-
Al oír el
nombre de AMADEO, PETER se dio media vuelta desde la ventana. PABLO
tenía en la mano la carta de Callie y estaba devorando ávidamente su
contenido.
- No recuerdo haberte dado permiso para leer mi carta - Dijo PETER con voz gélida.
PABLO le dirigió una sonrisa.
- Tienes toda la razón, pero tampoco te lo he pedido. Entonces, ¿Quién es ese tal AMADEO? ¿Un pretendiente?-
Ijjajajaja bien Pablo hazlo entrar en razón!
ResponderEliminarSubí más!!!!
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