jueves, 14 de abril de 2016

CAPITULO 66

¡Dios mío! - Susurró _LALI mientras se apretaba el estómago con la mano - ¿Se lo ha explicado él mismo?-
- No, PETER vino a cenar anteayer por la noche. Él y PABLO tuvieron una conversación muy reveladora que, bueno... Yo acerté a oír, por pura casualidad. PETER estaba como una cuba y habló bastante sobre sus sentimientos.-
- ¿Habló sobre un complot para matarlo?-
- Sí. Y también habló sobre usted.-
- ¿Sobre mí?-
- Sí. Así fue como supe quién era usted y dónde vivía. LALI, quiero que sepa que, desde que PETER volvió a Londres, parece un alma en pena. La echa de menos. La necesita.-
LALI negó con la cabeza.
- No. Está equivocada.-
- No lo estoy - Dijo ROCIO efusivamente - Lo he oído de su propia boca. Conozco muy bien a PETER. Exceptuando a PABLO, soy la persona que mejor le conoce. PABLO está muy preocupado por JPETER. No duerme, apenas come. Y está bebiendo más de la cuenta. Todo le trae sin cuidado, y su mirada... LALI, su mirada es la de un hombre desdichado y atormentado.-
- ¿Y por qué me cuenta a mí todo eso? - Susurró LALI haciendo un gran esfuerzo por contener las lágrimas.
- Porque está enamorado de usted, aunque es demasiado estúpido para darse cuenta.-
LALI dejó caer la cabeza sobre sus temblorosas manos. Las palabras de ROCIO se le estaban clavando en el corazón, atormentándola, confundiéndola.
- Desea estar con usted, LALI, pero sabe que no puede hacerlo, no con alguien intentando matarlo. No quiere ponerla a usted ni a su familia en peligro.-
LALI levantó la cabeza.
- ¿Por eso no me dijo la verdad sobre quién era en realidad?-
- Francamente, no lo sé. Sólo sé lo que acerté a oír.-
- Tal vez debería explicarme qué fue exactamente lo que oyó.-
- Por supuesto.-
Cuando ROCIO hubo acabado, LALI se sentía tan vapuleada como si se hubiera caído desde lo alto de un precipicio. Estaba enfadada con PETER por su doblez y sus mentiras, aterrada por su seguridad, y con el corazón destrozado por la falta de esperanzas sobre su amor por él.
ROCIO se le acercó más, tomó sus manos entre las suyas y le dio un cariñoso apretón.
- PETER nunca ha sido un hombre feliz, LALI. Mi padre siempre ha sido muy duro con él, exigiéndole siempre la perfección absoluta por ser el heredero. Como consecuencia, PETER es bastante frío y distante con la mayoría de la gente. Pero, desde que volvió de Halstead, está profundamente abatido. Alguien quiere verle muerto y me temo que, a este paso, lo va a conseguir, porque se lo está poniendo en bandeja.-
La idea de que alguien pudiera matar a PETER hizo que a LALI se le helara la sangre en las venas.
- Pero... ¿Y qué puedo hacer yo? Le ofrecí todo cuanto podía darle, pero, de todos modos, se marchó.-
- ¿No lo entiende? Tenía que irse. Tenía que volver a Londres para averiguar quién intentaba matarle.-
- Sigo sin saber qué puedo hacer yo.-
- Puede hacerle feliz. ¿Lo quiere?-
LALI respiró hondo ante aquella repentina pregunta.
«¿Lo quiere?»
Un centenar de imágenes de James bombardeó su mente, imágenes que había intentado borrar infructuosamente. Imágenes del hombre de quien se había enamorado, del hombre a quien todavía quería.
Incapaz de negarlo, susurró:
- Sí. Pero seguro que usted es consciente del poco sentido que tiene ese amor. PETER y yo pertenecemos a mundos completamente diferentes. ¡Dios mío! Él es un marqués. Yo nunca encajaría en...-
- Tonterías - La interrumpió ROCIO agitando la mano en el aire para quitar importancia a las palabras de LALI - Encajaría si quisiera encajar. Lo único que necesitaría es el apoyo y la protección adecuados, y eso ya lo tiene.-
- ¿Ah, sí? ¿Quién me los podría proporcionar?-
- Yo, por supuesto - La mirada de ROCIO era seria y resuelta - Quiero ver feliz a PETER. Incluso aunque no la encontrara encantadora, que no es el caso, usted es la mujer a quien él quiere. Y eso me basta. Ahora bien, ¿Está segura de que lo quiere?-
- Absolutamente.-
- Entonces, ayúdeme a salvarlo.-
- ¿Cómo?-
Una chispa de determinación brilló en los ojos de ROCIO.
- Tengo un plan.-

Dos noches más tarde las luces brillaban en las ventanas de la residencia de campo de los Blackmoor. Elegantes carruajes adornados con blasones nobiliarios ascendían por la avenida que llevaba a la entrada de la mansión, y los lacayos ayudaban a bajar de sus asientos a miembros de la alta sociedad.
Cuando LALI entró en el vestíbulo de suelo de mármol, la fiesta se hallaba en su apogeo.
Habían asistido más de doscientos invitados, algunos estaban en la pista de baile de parquet, otros charlaban en corrillos. LALI divisó a ROCIO en el lugar acordado, junto al tiesto de una palma, al lado de un ventanal.
ROCIO vio a LALI y fue en su busca.
- Está preciosa - Le dijo en cuanto llegó a su lado - Lleva un bonito vestido.-
- Gracias.-
LALI se había puesto el vestido azul claro que le había regalado PETER. Se apretó el estómago, que tenía algo revuelto, con ambas manos.
- Estoy un poco nerviosa.
- Y yo - Reconoció ROCIO mientras llevaba a LALI a un rincón - ¿Ha visto a PETER?-
A LALI se le humedecieron las palmas de las manos ante la idea.
- No. ¿Está por aquí?-
ROCIO asintió.
- Sí. Ha llegado hace unos veinte minutos, y me alegra decirle que parece estar bastante sobrio.-
- Todavía no estoy segura de que esto sea una buena idea...-
- Tonterías - Interrumpió ROCIO - Ya lo hemos hablado un montón de veces. Cuando PETER la vea, cuando haya hablado con usted, todo se arreglará - Dio a LALI un apretón de manos para animarla - Basta con que recuerde que él la quiere. Sólo necesita darse cuenta de sus sentimientos.-
- ¿Y si no lo hace? - Preguntó LALI, sintiendo una súbita punzada de inseguridad sobre el plan de ROCIO.
- Créame, lo hará - Victoria dirigió su mirada hacia el salón - Lo veo. Está cerca de las puertaventanas que dan al jardín. Vaya a hablar con él - Dio un rápido abrazo a LALI - Buena suerte. Y quiero que me cuente hasta el último detalle.-
- Espero poder darle buenas noticias - Dijo LALI con voz trémula.
ROCIO dio a LALI un empujoncito para incitarla a salir del rincón.
- Vaya. Ahora.-
LALI vio a PETER de inmediato y le dio un vuelco el corazón. Estaba de pie junto a las puertaventanas, solo, con una copa de champán en la mano, mirando hacia la oscuridad. Su elegante traje negro de noche acentuaba la anchura de sus hombros, unos hombros que a LALI le parecía como si se le hubieran desplomado. Le vio sacar un reloj de mano del chaleco y mirarlo. Se bebió el champán, abrió la puerta y salió al jardín.
Para no perderlo de vista, LALI recorrió a toda prisa el perímetro del salón de baile, y pocos minutos después salió al cálido aire nocturno que olía a flores. Las nubes ocultaban la luna, pero los jardines estaban iluminados con antorchas. LALI vio que PETER se disponía a coger uno de los senderos que salían del fondo del lado derecho del jardín, y se apresuró a seguirle.

Un par de ojos entornados siguieron la repentina salida de PETER del salón de baile. Una sonrisa de satisfacción arqueó unos labios sumamente finos.
«Esta noche, canalla. Esta noche morirás».

3 comentarios: