- Yo he pescado el pez más grande - Proclamó una voz juvenil.
- Pero yo he pescado más peces - Respondió otro muchacho indignado.
Los hermanos de LALI entraron en el campo de visión de PETER, ambos cubiertos de porquería hasta las cejas, ambos enfadadísimos entre sí. Sin inmutarse ante el aspecto desaliñado de los chicos, LALI se limitó a inclinarse hacia delante y a susurrar al señor MARTINEZ:
- Mis hermanos, Andrew y Nathan.-
Los chicos siguieron discutiendo mientras entraban en el patio.
- «Por lo que veo, eres objeto de aversión universal, y todos debieran sacudirte».-
Andrew escupió la cita de Shakespeare a su hermano menor acompañándola de una mirada fulminante.
- «Ah, no merecéis otro título sino el de sinvergüenza» - Gritó Nathan, pretendiendo decir la última palabra.
- «Veo que responderíais bien al azote como si estuvierais a punto de recibirlo» - Contraatacó Andrew.
- «¡Señor, me estáis vejando de una manera insoportable!» - Replicó Nathan.
- «¡Su cara no vale la pena ni de quemarse al sol!»-
- «¡Asqueroso engendro de la naturaleza!»-
- ¡Nathan! ¡Andrew! ¡Basta ya! - LALIse levantó de la silla y se forzó a dirigir una mirada de reprobación a sus hermanos - No les enseño Shakespeare para que se insulten mutuamente.-
Andrew y Nathan se giraron hacia ella, con los ojos abiertos de par en par en señal de inocencia.
- ¿Ah, no? - Le preguntaron al unísono.
- Por supuesto que no.-
- Pero ésas son las mejores partes - Protestó Andrew - Nadie sabe insultar tan bien como el bardo.-
- De todos modos, ahora no es momento para eso - Dijo mientras inclinaba la cabeza en dirección a la mesa - Tenemos un invitado.-
LALI presentó los chicos al señor MARTINEZ y luego los mandó a sus habitaciones con órdenes estrictas de bañarse y ponerse rompa limpia. Los chicos hicieron lo que su hermana les había mandado murmurando entre dientes.
- Unos chicos con mucha energía - Comentó el señor MARTINEZ con una sonrisita.
- No ha visto ni la mitad - Dijo LALI sacudiendo la cabeza y mirando al cielo - Intentar mantener la paz entre ellos es agotador.-
- Parecen dominar la obra de Shakespeare - Dijo pensativo el señor MARTINEZ tras tomar un sorbo de té - ¿Ha sido usted su profesora, señorita ESPOSITO?-
- Sí. Mi abuelo materno era un erudito. Transmitió parte de sus conocimientos a mi madre, y ella nos instruyó a nosotros. Yo me he limitado a seguir la tradición familiar con mis hermanos. Como durante el verano la escuela del pueblo está cerrada, cada día les doy clase sobre un amplio abanico de materias.-
- ¿Como por ejemplo? - Preguntó el señor MARTINEZ.
- Bueno, literatura, por supuesto. Y matemáticas, filosofía, mitología, música, astronomía, bellas artes - Dirigió una mirada maliciosa al señor LANZANITIEL - Y latín, con el que tal vez pueda echar una mano al señor LANZANITIEL. Cada uno de mis hermanos tiene un don especial. Lucy toca muy bien el piano y Andrew es un genio de los números y el cálculo. La pasión de Nathan es la astronomía y tiene su propio telescopio. A Callie le encanta dibujar y pintar con acuarelas. Es bastante buena para su edad.-
- ¿Y usted, señorita ESPOSITO? – Preguntó PETER, uniéndose a la conversación - ¿Cuál es su don especial?-
- Soy la pacificadora - Contestó riéndose - Supongo que vengo a ser algo parecido a un general del ejército. Mantengo las tropas a raya, doy órdenes, instruyo a mis subordinados y planifico ataques estratégicos.-
- Todo un desafío - Observó el señor MARTINEZ.
- Desde luego, pero me encanta.-
El señor MARTINEZ miró el reloj y se levantó.
- Me temo que debo irme. Tengo un largo camino por delante - Tomó la mano de LALI e hizo una reverencia formal - Muchísimas gracias por su amable hospitalidad, señorita ESPOSITO, y por todo lo que ha hecho por PETER.-
LALI casi se sintió culpable aceptando aquel agradecimiento por cuidar de James. En realidad, había sido un placer.
- No se merecen, señor MARTINEZ. Cuidar del señor LANZANITIEL no ha sido ninguna molestia. Se lo puedo asegurar.-
El señor MARTINEZ arqueó las cejas.
- Para serle franco, me sorprende oírlo. James puede ser un poco malhumorado, arrogante y cínico - Le susurró con una sonrisa maliciosa - Pero, en el fondo, es un buen tipo.-
LALI miró a PETER y esbozó una sonrisa al contemplar la mirada asesina que acababa de dirigir a su amigo.
- El señor LANZANITIEL es un hombre encantador - Ratificó LALI. Se inclinó hacia delante y susurró a PABLO al oído, dejándose llevar por el malévolo deseo de ver si provocaba alguna reacción en PETER - Y no es malhumorado, arrogante ni cínico. Simplemente, se siente solo.-
El señor MARTINEZ dio un paso atrás y la miró fijamente, visiblemente sorprendido por aquellas palabras.
- ¿Solo?-
LALI percibió el peso de la mirada de PETER y asintió:
- No tiene familia. Está solo en el mundo, como usted bien sabe. Es muy afortunado de tener un buen amigo como usted.-
- Desde luego - Musitó el señor MARTINEZ - Debo decirle que es muy amable de su parte dejarle quedarse aquí hasta que se le curen completamente las heridas. Mi casa es... Bueno, demasiado pequeña y le resultaría incómoda para una estancia larga.-
LALI intentó quitarse mérito.
- En esta laberíntica casa tenemos espacio de sobra. Estaremos encantados de que el señor LANZANITIEL se quede con nosotros todo el tiempo que necesite. El médico ha recomendado que no monte a caballo en varias semanas para que se le suelden bien las costillas.-
Enseñándoles el camino, LALI acompañó a los dos hombres hasta el establo. El señor MARTINEZ recogió su silla de montar, ensilló a su caballo y volvió a tomar la mano de LALI y a hacerle una reverencia.
- Por favor, vuelva a visitarnos - Le invitó ella con una sonrisa.
Luego se encaminó hacia la casa. Cuando se giró para mirarlos, vio a los dos hombres conversando a lo lejos. PETER tenía una expresión muy seria y ella se preguntó de qué estarían hablando.
- Una mujer que se sale de lo corriente - Comentó PABLO. PETER apartó la mirada de la figura que se alejaba por el sendero y miró a su amigo.
- Sí, se sale de lo corriente.-
- Y sumamente inteligente.-
- Cierto.-
- Y bastante encantadora, también - Dijo pensativo, mientras colocaba la bota en el estribo.
Sospechando que aquellos comentarios aparentemente inocentes iban con segundas, PETER dijo con fingido desinterés:
- Supongo que sí.-
PABLO tomó impulso para subirse a la silla de montar.
- ¿Qué edad crees que debe de tener?-
Ahora PETER sabía que su amigo estaba tramando algo.
- ¿Cómo diablos quieres que sepa cuántos años tiene? - Preguntó sin poder disimular su irritación - ¿Y por qué debería importarme?-
- Te ha salvado la vida, PETER. Debo decir que tu actitud no dista mucho de la grosería.-
- Sólo porque tengo la clara impresión de que estás intentando hacer una montaña de nada...-
- En absoluto - Le interrumpió PABLO con voz sosegada - Me estaba limitando a afirmar lo obvio y a preguntarme qué edad debe de tener esa preciosidad. Estás a la que saltas. Bastante susceptible, de hecho - Una sonrisa estiró las comisuras de sus labios - Me preguntó por qué.-
- No hace falta ser ninguna lumbrera. Me encuentro mal. Tengo un fuerte dolor de cabeza, me palpitan las costillas y el brazo me duele como un diablo. Estoy entumecido y dolorido y me ha costado sudor y lágrimas vestirme sin la ayuda de Sigfried. ¡Válgame Dios! Desde ahora valoraré como es debido la labor de un ayuda de cámara. A pesar de que estoy convencido de que quedarme aquí es lo mejor que puedo hacer, no puedo decir que me entusiasme la idea de esta estancia temporal obligatoria en una casa llena de adolescentes ruidosos.-
- Bueno, es mejor que te vayas acostumbrando al ruido, mi querido amigo. O, si no, enséñales a no hacer ruido. Eres tutor, ¿No?-
PETER fulminó a PABLO con la mirada.
- Muy gracioso.-
- Volveré dentro de una semana y te pondré al corriente de lo que pasa en Londres. Si ocurre algo importante antes, adelantaré mi visita o te enviaré a un mensajero.-
- Gracias, PABLO - Dijo PETER con voz pausada - Valoro mucho lo que vas a hacer por mí mientras yo estoy aquí sentado rascándome la barriga.-
PABLO levantó una ceja y ladeó la cabeza mientras dirigía una mirada llena de significado a la casa.
- ¿Es eso lo que piensas hacer? ¿Rascarte la barriga? No sé por qué, pero lo dudo bastante.-
- Ya veo que sigues en tus trece – Dijo PETER en tono gélido.
- Sí. Me cae bastante bien esa mujer, PETER. Supongo que eres consciente de que vas a pasar varias semanas aquí. Sería una verdadera lástima que le robaras el corazón a la señorita ESPOSITO y luego le dieras la patada. Aunque te he estado pinchando, creo que sería mejor que la dejaras en paz.-
PETER dirigió una mirada asesina a su amigo.
- ¿Acaso te has vuelto completamente loco? No tengo ninguna intención de seducirla. Aunque le estoy muy agradecido, no es para nada mi tipo. Es demasiado alta, tiene la lengua demasiado larga y es demasiado directa y demasiado poco convencional.-
- Por lo que yo he visto, es afectuosa, sencilla, natural, simpática y acogedora. Tu tipo debe de ser una mujer fría, calculadora y moralmente corrupta - PABLO miró a PETER con seriedad - Tal vez no me debería preocupar de que le robes el corazón a la señorita ESPOSITO. Es mucho más probable que ella te lo robe a ti.-
- ¿Y qué más? - Murmuró PETER entre dientes.
- ¿Acaso crees que nadie puede robarte el corazón? Eso es lo que creía yo hasta que conocí a tu hermana - PABLO movió enérgicamente la cabeza de un lado a otro en señal de desconcierto - Conocer a ROCIO fue algo parecido a ser arrollado por una manada de elefantes - Alargó el brazo y le dio una palmadita a PETER en el hombro sano - Hasta la próxima semana, amigo. Buena suerte.-
PABLO apretó las rodillas contra los flancos de su caballo. PETER vio cómo su amigo desaparecía camino abajo.
sigueeee
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