Varias horas después, LALI se unió al desayuno familiar.
- Tengo buenas noticias para todos - Informó al grupo con una radiante sonrisa en el rostro - Parece ser que nuestro paciente va a salir de ésta. Esta madrugada se ha despertado y hemos estado hablando un rato. He ido a ver cómo se encontraba y le he tocado la frente justo antes de venir. Está durmiendo plácidamente y no parece tener fiebre.-
«Y tiene los ojos miel. De un precioso color miel. Como un bosque en el crepúsculo», añadió para sus adentros.
- Son muy buenas noticias, señorita LALI - Dijo Grimsley mientras dejaba en la mesa una gran fuente de huevos revueltos y arenques ahumados.
- Ya lo creo que sí - Intervino Andrew, de catorce años - ¿Crees que el tipo ese sabrá jugar al ajedrez? Nathan juega fatal.-
Andrew dirigió a su hermano menor una mirada fulminante.
- Se llama PETER, no tipo ese - Informó LALI a su hermano con una mirada de aviso.
Supuso que aún debía de estar agradecida porque Andrew no hubiera utilizado una expresión más dura, como asqueroso y repugnante canalla, para referirse al herido.
- ¿Crees que le gustarán las meriendas con pastas y té, LALI? - Preguntó Callie, de seis años, con la esperanza brillando en sus ojitos azules.
- Por descontado que no - Intervino Nathan. Puso los ojos en blanco con toda la aversión masculina de que puede hacer acopio un niño de once años - Es un hombre, no una...-
- Ya basta, Nathan - Le regañó LALI con un tono que hizo callar al niño inmediatamente. Se giró hacia Callie y acarició los negros rizos de la pequeña - Estoy segura de que le encantará tomar el té contigo.-
Nathan y Andrew resoplaron disgustados. Callie sonrió alegremente.
Winston entró en el comedor con ropa de trabajo. A petición de LALI, tanto él como Grimsley comían en el comedor con el resto de la familia. En casa de los Albright nadie estaba para formalismos, y los dos sirvientes eran como dos miembros más de la familia.
LALI saludó al ex marinero con una afectuosa sonrisa, haciendo un esfuerzo por no reírse abiertamente ante la expresión que se dibujaba en su rostro. Tenía cara de haberse levantado con el pie izquierdo, como un oso a quien han despertado en plena hibernación.
- Buenos días, Winston. Tengo buenas noticias. El hombre se ha despertado y le ha bajado la fiebre.-
Winston negó repetidamente con la cabeza y señaló a LALI con su recio dedo acusador.
- ¡Que me encadenen a la regala y me golpeen con el sextante! Hay que tener cuidado con quién mete uno en casa. Espero que no sea ningún asesino, zeñorita LALI. Lo arrastramos hasta aquí, le salvamos su miserable vida y ahora tenemos que rezar para que no sea un criminal que nos pueda matar mientras durmamos. Parece despiadado, ya lo creo que lo parece. He visto suficiente mundo con su padre, que en paz descanse, para reconocer a un canalla en cuanto lo veo. Lo mataré con mis propias manos. Le...-
- Estoy segura de que no será necesario - Interrumpió LALI sin apenas poder contener la risa - Parece un hombre muy agradable.-
- Parece un necio gorrón - Masculló Winston.
- ¿Te ha dicho algo, LALI? - Preguntó Lucy en un evidente intento de modificar el cariz que estaba tomando la conversación.
- Sólo ha dicho unas pocas palabras. Tenía mucho dolor, de modo que le di un poco de láudano. Tal vez se encuentre mejor conforme vaya avanzando la mañana.-
Tía JUSTINA levantó súbitamente la cabeza y miró hacia arriba, con una expresión de confusión en el rostro.
- ¿Cabaña? ¿Para qué queremos una cabaña?-
LALI se mordió la cara interna de los pómulos para contener la risa. Tía JUSTINA, que guardaba un extraordinario parecido con su fallecido padre, siempre estaba absorta en el libro que estaba leyendo o en su labor de punto. Con la atención fija en su última novela o labor, y siendo un poco sorda, raramente podía seguir una conversación entera.
- No, nadie va a construir ninguna cabaña, tía JUSTINA - Contestó Lucy en lugar de su hermana levantando la voz - Esperamos que el herido mejore durante esta mañana.-
Tía JUSTINA asintió, con la comprensión reflejándose en sus ojos.
- Bueno, eso espero. La pobre LALI ha cuidado a ese hombre hasta la extenuación. Recuperarse por completo es lo mínimo que puede hacer él. Y me alegra oír que no vamos a construir ninguna cabaña. No la necesitamos para nada. Ya tenemos bastante con la casa, el establo y el corral.-
Todos los días, después de desayunar, el grupo recogía la mesa y luego cada uno se dedicaba a sus obligaciones. Todo el mundo se ponía manos a la obra para ayudar en las tareas domésticas. Yendo tan justos de dinero como iban, no podían contratar a ningún sirviente, exceptuando a una mujer que venía una vez por semana para ayudar a lavar la ropa.
Haciendo caso omiso de las protestas de Andrew y Nathan, LALI reunió a toda la familia para encargarle a cada uno la tarea de aquel día. A los chicos les tocaba sacudir las alfombras de sus dormitorios, una tarea que odiaban, aduciendo que era cosa de mujeres. Sin inmutarse, LALI los mandó afuera. A Lucy le tocaba sacar el polvo, y a tía JUSTINA zurcir ropa. Callie iría a recoger los huevos al gallinero mientras Winston reparaba el tejado. Y LALI trabajaría en el jardín con Grimsley en cuanto comprobara cómo se encontraba PEDRO.
LALI fue a coger la cesta de los huevos para entregársela a Callie.
- ¿Has visto a Callie? - Le preguntó a Lucy.
- No durante los últimos minutos. Probablemente ya está de camino al corral.-
- Se ha olvidado de coger la cesta - Dijo LALI con un suspiro.
Fue hasta la puerta principal, salió al exterior y cruzó el césped. Cuando llegó al corral, asomó la cabeza y miró dentro.
- ¿Callie? ¿Dónde estás? Te has olvidado de coger la cesta.-
Sólo obtuvo el silencio como respuesta. Miró alrededor, sin ver ni rastro de su hermana pequeña.
«Y ahora, ¿Dónde puede haberse metido esta niña?»
PETER abrió lentamente los ojos con un gran esfuerzo, parpadeando ante la fuerte luz solar que se colaba por la ventana. En silencio, repasó mentalmente su anatomía y constató, para su alivio, que se encontraba mejor que la última vez que se había despertado. Le seguían doliendo la cabeza y el brazo, pero el dolor sordo que le paralizaba todos los huesos del cuerpo se había esfumado.
Giró la cabeza y se encontró mirando fijamente a una niña pequeña de cabello oscuro que estaba sentada en el sofá. Recordaba vívidamente a la joven que había visto la última vez que se había despertado, y aquella niña era un duplicado en miniatura de ella.
Los mismos rizos relucientes, los mismos llamativos ojos de color azul claro. Era obvio que eran madre e hija.
La niña apretaba una vieja y desgastada muñeca entre sus rollizos bracitos y estudiaba a PETER, con el rostro iluminado por una ávida curiosidad.
- Hola - Le dijo con una sonrisa - Por fin se ha despertado.-
PETER se humedeció los resecos labios con la punta de la lengua.
- Hola - Le contestó con voz ronca.
- Me llamo Callie - Dijo la niña, balanceando las piernas adelante y atrás como un péndulo - Y usted se llama PETER.-
PETER asintió con la cabeza y sintió un gran alivio al comprobar que el movimiento sólo le había provocado un leve latido en las sienes.
La pequeña le enseñó su muñeca.
- Le presento a la señorita Josephine Chilton-Jones. Puede llamarla señorita Josephsine, pero no la llame nunca Josie. A ella no le gusta, y no se deben hacer cosas que no le gustan a la gente.-
PETER, sin saber si la pequeña esperaba una respuesta, se limitó a volver a asentir con la cabeza. Al parecer, su respuesta agradó a la niña, porque volvió a estrechar a la muñeca entre sus brazos y siguió hablando.
- Estaba muy grave. Los mayores se turnaron para cuidarle, pero a mí no me dejaron. Todo el mundo dice que soy demasiado pequeña, pero eso no es verdad - Se inclinó hacia delante - Tengo seis años, ¿Sabe? De hecho, estoy a punto de cumplir siete.-
Después de facilitarle esta información, se recostó en el respaldo del sofá y volvió a balancear las piernas.
En vista de la mirada expectante de la niña, PETER llegó a la conclusión de que la pequeña quería que le dijera algo. Se rompió la cabeza intentando pensar en algo que decirle, pero se le había quedado la mente en blanco. La última vez que había mantenido una conversación con un niño él debía de ser también un niño.
- ¿Dónde está tu madre? - Le preguntó por fin.
- Mi mamá está muerta.-
- ¿Muerta? Pero... si la vi ayer por la noche - Susurró PETER visiblemente confundido.
- Ésa era LALI. Es mi hermana, pero me cuida como si fuera una mamá. Nos cuida a todos. A mí, a Lucy, a Andrew, a Nathan, a tía JUSTINA, a Grimsley, a Winston y hasta a Pierre. Ah, y también a los perros y la gata. Mamá está muerta.-
- ¿Dónde está tu padre?-
- Papá también está muerto, pero tenemos a LALI. Yo quiero mucho a LALI. Todo el mundo la quiere. Tú también la querrás - Predijo la pequeña asintiendo solemnemente.
- Ya entiendo - Dijo LALI, aunque no entendía nada.
¿Aquella joven cuidaba de toda aquella gente? ¿La única adulta? No, la niña había mencionado a una tía, ¿No?
- ¿Tienes una tía?-
Callie asintió, y el gesto hizo rebotar sus brillantes rizos negros.
- Oh, sí, tía JUSTINA. Es hermana de papá, y vino a vivir con nosotros cuando él murió. Se parece mucho a papá, pero ella no tiene barba, sólo un bigote muy pequeño. Tienes que sentarte en su falda para verlo. Está bastante sorda, ¿Sabe?, pero huele a flores y me cuenta cuentos divertidos - Sin hacer ninguna pausa para respirar, la niña prosiguió - Y luego está mi hermana Lucy. Es muy guapa y viene a casi todas las meriendas que organizo. Andrew y Nathan son mis hermanos - Hizo una mueca de disgusto - Supongo que son simpáticos, pero siempre se están metiendo conmigo y eso no me gusta.-
- ¿Y quiénes son los demás... Winslow, Grimsdale y Pierre?-
A Callie se le escapó una risita.
- Querrá decir Winston, Grimsley y Pierre. Antes eran marineros, igual que papá, pero ahora viven con nosotros. Pierre es el cocinero. Es muy refunfuñón, pero hace pasteles que están para chuparse los dedos. Winston arregla las cosas que se estropean en casa - Se acercó más a PETER y se inclinó hacia delante, de una forma claramente conspiradora - Tiene tatuajes por todo el cuerpo y los brazos muy peludos y dice las palabras más feas que se pueda imaginar, como «vete al asqueroso infierno», y dice que Grimsley es «una patada en el culo».-
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