PETER y los niños se unieron a LALI y Lucy justo cuando ellas estaban a punto de saludar a dos caballeros y una dama. Cuando los recién llegados se encontraban a unos metros de ellos, se detuvieron.
- ¡Señorita ESPOSITO! - Dijo el más bajo de los hombres - Pero… ¿Qué clase de tragedia se ha cernido sobre usted?-
PETER miró de arriba abajo al hombre que acababa de hablar. Era un joven apuesto de cabello castaño claro y preocupados ojos azules. PETER se dio cuenta de que la mirada de aquel hombre se detenía en Lucy, a quien inmediatamente se le ruborizaron las mejillas, adquiriendo un delicado color rosa. Volviendo a mirar a LALI, a PETER le extrañó que se hubiera puesto pálida y que guardara un silencio impropio de ella. Su atención estaba centrada en el otro hombre del trío.
El otro joven, de cabello rubio y ojos azul claro, también era bastante apuesto. PETER se tensó cuando vio que aquel hombre examinaba la forma en que el empapado vestido de LALI se pegaba a las curvas de su cuerpo. Luego PETER detuvo la vista en la dama que se encontraba entre ambos caballeros. Era bastante atractiva, aunque tenía una expresión un tanto malhumorada.
LALI carraspeó.
- Estábamos jugando con los perros y acabamos todos en el lago, me temo.-
- ¡Qué desafortunado accidente, pero qué propio de usted, querida LALI! - Dijo la mujer arrugando la nariz.
PETER vio cómo la arrogante mirada de la mujer recorría a todo el grupo y se detenía en él. Sus ojos castaños se abrieron de par en par en señal de sorpresa, y luego se entornaron, visiblemente interesados en lo que veían.
- LALI, querida, creo que debería hacer las presentaciones de rigor.-
Musitó la arrogante belleza, mientras sus ojos repasaban ávidamente cada centímetro de la húmeda anatomía de PETER, aparentemente gustándole lo que veía.
- ¿Presentaciones? - LALI siguió la mirada de la mujer y vio a PETER - Oh, sí. Por supuesto. Les presento al señor PETER LANZANITIEL, de Londres. Es nuestro invitado y va a quedarse con nosotros varias semanas -LALI asintió y luego miró a PETER - Señor LANZANITIEL, le presento a la señora Lorelei Smythe, vecina del pueblo - Añadió sin el menor entusiasmo.
PETER hizo una reverencia formal ante la mano que le tendía la mujer.
- Es un placer, señora Smythe.-
- El placer es mío, señor LANZANITIEL.-
Asintió la señora Smythe con voz sedosa mientras volvía a deslizar la mirada por toda la estatura de PETER.
LALI prosiguió con las presentaciones:
- Le presentó al doctor Marshall Wentbridge, también vecino del pueblo. Marshall completó recientemente sus estudios y ahora es médico. Le visitó cuando estaba herido.-
Marshall Wentbridge tendió amistosamente la mano a PETER.
- Me alegra verle tan recuperado, señor LANZANITIEL. Es evidente que ya ha conocido a Winky, Pinky y Stinky - Dijo frunciendo irónicamente los labios.
- Triste pero cierto - Asintió PETER con una mueca.
PETER soltó la mano del doctor Wentbridge y dirigió la atención al hombre de cabello rubio. Para su irritación, aquel hombre estaba mirando sin ningún disimulo los senos de LALI, cuyos contornos se marcaban bajo la ropa mojada. PETER arrugó inmediatamente la nariz.
Esperó a que LALI hablara, y le sorprendió lo afectada que sonaba su voz.
- Señor LANZANITIEL, déjeme presentarle a otro vecino del pueblo: el señor BENJAMI AMADEO
Aquel nombre le sentó a PETER como una patada en la entrepierna. BENJAMI AMADEO. Hizo un gran esfuerzo por permanecer inexpresivo mientras examinaba al hombre que había dejado plantada a LALI.
BENJAMI le tendió la mano.
- Encantado de conocerle, señor LANZANITIEL - Dijo con visible falta de interés, sin apartar la mirada de LALI_.
PETER dio un paso a un lado y se puso delante de LALI, impidiendo de ese modo que BENJAMI siguiera recorriendo su cuerpo tan ávidamente con la mirada, y le estrechó la mano con la misma falta de interés.
- Bueno, me ha encantado volverlos a ver a todos - Dijo LALI asomándose tras el hombro de PETER - Pero, como pueden ver, estamos un poco indispuestos y debemos regresar a casa. Por favor, discúlpennos.-
Se dio la vuelta, cogió a Callie de la mano y empezó a andar hacia la casa. No había dado más de dos pasos cuando la voz de Lorelei Smythe la hizo detenerse.
- Antes de que se vaya, LALI, querida, debo explicarle el motivo que nos ha traído aquí - Dijo mientras alargaba la mano para entregarle a LALI un papel doblado lacrado en rojo - Es una invitación para que usted y Lucy asistan a una pequeña fiesta que celebraré en mi casa dentro de una semana en honor al feliz regreso de BENJAMI a Halstead. También me encantaría que asistiera usted - Añadió dirigiéndose a LALI - Espero que, para entonces, todavía siga en Halstead, señor LANZANITIEL. Será un placer para mí verlo en mi fiesta.-
Una lenta sonrisa iluminó su rostro mientras sus ojos recorrían los músculos claramente visibles bajo la empapada camisa de PETER. PETER percibió enseguida la sugerente invitación en la seductora mirada de la mujer. Parecía como si se lo fuera a comer literalmente como merienda.
Determinado a ser amable con los vecinos de LALI, PETER inclinó la cabeza hacia delante y contestó:
- Sería un honor para mí asistir a su fiesta.-
- Excelente.-
La mirada de Lorelei seguía fija en PETER. Luego miró puntualmente a LALI.
- Espero que para entonces ya haya podido secarse, mi querida LALI - Dijo con una carcajada. Luego se cogió con ambas manos a los brazos de sendos acompañantes - Caballeros, volvamos al pueblo antes de que regresen esos salvajes perros.-
Los dos hombres se despidieron y a James le hizo gracia que Marshall Wentbridge no apartara la vista de Lucy hasta el último segundo. Sin embargo, no le hizo ninguna gracia que BENJAMI AMADEO no apartara la vista de LALI hasta el último segundo. Ni la más mínima.
- LALI, espera.-
PETER no quería que su petición sonara como una orden, pero fue incapaz de ocultar su irritación.
LALI se giró hacia él con las cejas levantadas en señal de interrogación. El resto del desaliñado grupo continuó por el camino hacia la casa.
- ¿Qué ocurre, PETER?-
PETER repasó con la mirada el empapado vestido de LALI, que se pegaba a su voluptuoso cuerpo como un guante de satén, y el más puro deseo masculino se adueñó de él. En vez de sangre, le corría fuego por las venas, y perdió completamente la calma.
- Tenemos que hablar sobre tu falta de… Decencia.-
A LALI se le levantaron todavía más las cejas.
- ¿Qué acabas de decir?-
- Ese hombre, ese tal AMADEcart…-
- AMADEO.-
- Eso. Le ha faltado poco para ponerse a babear cuando te ha visto el vestido pegado al cuerpo de una forma que sólo se puede describir como indecente.-
A LALI se le encendió el rostro.
- Seguro que le has malinterpretado. BENJAMI nunca me ha faltado al respeto.-
- Ya lo creo que lo ha hecho. Te ha desnudado con los ojos hace apenas cinco minutos.-
«Y, maldita sea, yo también lo he hecho».
Su irritación dio paso a la ira.
- Tu forma de vestir dista poco de lo escandaloso. Si no te exhibes en pantalones de montar hiperceñidos…-
- ¡Exhibirme! - Exclamó LALI irritada.
- … vas calada hasta los huesos y… - Indicó su estado con un movimiento de mano - Bueno, calada. Tu comportamiento dista muy poco de lo escandaloso.-
Los ojos de LALI echaban chispas azules.
- ¿Ah, sí? Entonces, dime, ¿Qué es exactamente lo que encuentras tan ofensivo?-
- ¡Todo! - Dijo furioso. Toda la frustración que había ido acumulando en su interior explotó y salió a bocajarro - La forma en que montas a caballo, a horcajadas. Que las revistas de hombres. Que siempre lleves el pelo suelto. Por el amor de Dios, sólo las niñas y las cortesanas llevan el pelo de ese modo - Empezó a dar vueltas nerviosamente delante de ella - Siempre estás tocando a la gente. ¿Tienes alguna idea de lo inapropiado que fue que me afeitaras? ¿Pasear a solas conmigo por el jardín? ¿Dejar que te besara? - PETER hizo una breve pausa para tomar aire y prosiguió - Y luego está la forma en que llevas la casa. Tus hermanos deberían estar en un internado, Callie necesita una institutriz y a todos les iría bien un poco más de disciplina y unas normas estrictas a seguir. Las clases se dan entre cuatro paredes, no sobre una colcha apolillada. Los niños y el personal de servicio no comen en el comedor ni en la misma mesa que los adultos - Hizo una pausa en su invectiva y se pasó los dedos por el pelo mojado - Winston necesita pulir su lenguaje y Pierre controlar su genio. Tu casa está a un paso del caos, y el comportamiento de toda tu familia a menudo roza los límites de la decencia.-
LALI seguía echando fuego azul por los ojos.
- ¿Ya ha acabado el señor?-
PETER asintió tensamente.
- Sí, creo que eso lo abarca prácticamente todo.-
- Excelente.-
En vez de amedrentarse en vista del enfado de PETER, como él esperaba, LALI dio un paso hacia él y le golpeó fuertemente con el índice en el pecho. PETER retrocedió sorprendido.
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