Tras la cena, el grupo se retiró al salón, donde Andrew retó a James a una partida de ajedrez. Desesperadamente necesitado de estimulación mental, PETER aceptó. LALI, Lucy, Nathan y Callie se pusieron a jugar a cartas mientras tía JUSTINA se concentraba en su labor de punto. PETER se quedó impresionado por lo bueno que era Andrew jugando al ajedrez. El chico jugó astuta e inteligentemente, y PETER se lo pasó en grande.
- Jaque mate - Anunció PETER al final, mientras movía el alfil - Has jugado de maravilla, Andrew. Eres bueno - Elogió al muchacho - No me has dejado bajar la guardia. ¿Te enseñó a jugar tu padre?-
- Sí, mi padre nos enseñó a todos, salvo a Callie, claro. Siempre gano a Nathan, pero todavía no he conseguido ganar a LALI.-
PETER levantó las cejas en señal de sorpresa.
- ¿Tu hermana juega al ajedrez?-
- LALI jugaba incluso mejor que mi padre, y mi padre era muy bueno, se lo aseguro - Miró a PETER con curiosidad - Usted es bueno, pero apuesto lo que quiera a que LALI le gana.-
PETER llevaba años sin perder una sola partida de ajedrez. Recordaba su última derrota. Debía de tener aproximadamente la edad de Andrew y perdió con su tutor privado. Aquella derrota le había granjeado el mordaz desprecio de su padre.
- Perderías, Andrew.-
- ¿Lo dice en serio? ¿Quiere que hagamos una apuesta? - Preguntó Andrew con los ojos brillantes.
Las manos de PETER hicieron una pausa en la tarea de guardar las piezas de ajedrez.
- ¿Una apuesta?-
- Sí, yo apuesto por que LALI le gana al ajedrez.-
- ¿Cuáles son tus condiciones?-
Andrew estuvo un rato pensando, con la frente arrugada. De repente, se le iluminó el rostro.
- Si usted pierde, tendrá que ayudarnos a Nathan y a mí a acabar de construir nuestro castillo en el prado que hay junto al lago.-
PETER arqueó una ceja.
- ¿Y si gano?-
- No ganará - Afirmó Andrew taxativamente.
- Pero… ¿Y si, por algún milagro, ganara yo?-
- Bueno… - Era evidente que a Andrew aquella posibilidad no le cabía en la cabeza.
PETER se inclinó hacia delante.
- Si gano yo, tú y tu hermano ayudaran a vuestras hermanas a arrancar las malas hierbas del jardín.-
Una expresión de verdadero horror se dibujó en el rostro de Andrew.
- ¿Arrancar las malas hierbas del jardín? Pero eso es… Es cosa de chicas - Refunfuñó a modo de excusa poco convincente.
- Yo solía pensar como tú - Dijo PETER, sonriendo para sus adentros al pensar en la noche anterior - Pero hace poco he descubierto que las flores son algo sobre lo que debería saber todo hombre.-
- ¿Ah, sí?-
Era obvio que Andrew no sabía si tomarse o no en serio aquel consejo de hombre a hombre. PETER se puso la mano en el pecho.
- Confía en mí, Andrew. Ayudar en el jardín también es cosa de hombres. Además - PETER dirigió una sonrisita al muchacho - Si LALI es tan buena jugando al ajedrez como tú dices, no hará falta que arranques ni una sola hierba del jardín.-
- Tiene razón - Dijo Andrew aliviado - Me temo que va a tener que ayudarnos a construir el castillo - Alargando la mano sobre el tablero de ajedrez, el chico estrechó la mano de PETER y añadió - Hecho. Apuesta cerrada.-
PETER devolvió al muchacho el fuerte apretón de manos.
- Hecho.-
- ¿Cuándo la retará? - Preguntó el muchacho con impaciencia.
PETER buscó a LALI con la mirada, que en ese momento estaba mirando las cartas que tenía en la mano con expresión de seriedad.
- No te impacientes. La retaré esta misma noche - Le contestó con voz pausada.
- Tengo entendido que eres muy buena jugando al ajedrez.-
LALI, cuando se dirigía al despacho para escribir después de que el resto de la familia se retirara a descansar, se detuvo sorprendida. PETER estaba de pie junto a la puerta, apoyado en la jamba, soportando el peso de su larga figura con sus anchos hombros. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho, y sus ojos verdes la estudiaban con interés. Ella anduvo hacia él mientras intentaba calmarse el pulso, que se le había acelerado súbitamente.
- Pensaba que todo el mundo se había retirado a descansar - Dijo LALI, deteniéndose ante él.
- Todo el mundo… Salvo nosotros - Dijo James con dulzura - Andrew me ha informado de que eres una excelente jugadora de ajedrez. ¿Puedo retarte a una partida?-
LALI levantó las cejas en señal de sorpresa.
- ¿No se da cuenta de que no sería correcto que nos quedáramos los dos solos, mirándonos fijamente sobre un tablero de ajedrez? No soportaría recibir otro sermón como el de antes.-
- He reconocido que me he pasado de la raya. Creía que habías aceptado mis disculpas.-
- Las he aceptado, pero…-
- Entonces juega al ajedrez conmigo, y haz el favor de volver a tutearme como antes cuando estemos solos.-
LALI dudó un momento. Realmente necesitaba adelantar su trabajo de escritura. Pero la posibilidad de pasar un rato a solas con PETER era sencillamente demasiado tentadora para ignorar aquella proposición. Las aventuras del capitán Haydon Mills podían esperar un par de horas.
Dirigiéndole una breve sonrisa, pasó de largo junto a él y entró en el salón.
- Me encantaría jugar.-
Se sentaron uno enfrente del otro, separados por la mesita de ajedrez de madera de caoba que había delante de la chimenea. Una lenta sonrisa arqueó las comisuras de los labios de PETER.
- ¿Qué nos jugamos?-
LALI le miró sorprendida.
- ¿Que qué nos jugamos? ¿Se refiere a que nos apostemos algo?-
Ella seguía sin tutearle.
- Exactamente. Eso hará la partida más interesante, ¿No te parece?-
- Quizá - Musitó LALI, algo azorada por tener que admitir que no le sobraba precisamente el dinero para jugárselo - Me temo que no me puedo permitir apostar demasiado.-
- No me refiero a apostar dinero.-
- ¿Ah, no? ¿Qué otra cosa podemos apostar?-
PETER se dio varios golpecitos en la mejilla con los dedos.
- ¡Ya lo tengo! Quien gane podrá pedir al perdedor que haga determinada tarea de su elección.-
- ¿Qué tipo de tarea? - Preguntó LALI, completamente despistada.
- Bueno, por ejemplo, si ganas tú, me puedes pedir que arranque las malas hierbas del jardín, y, si gano yo, te puedo pedir que me cosas la camisa. - En los labios de PETER se dibujó una lenta y seductora sonrisa - O quizá que me vuelvas a afeitar.-
LALI contuvo momentáneamente la respiración. Era evidente que le estaba tomando el pelo.
- Pero, PETER, yo estaría encantada de hacer cualquiera de esas dos cosas por ti de todos modos.-
Por fin, se dignó tutearle.
- Oh. Bueno, seguro que se me ocurre algo - Dijo él agitando la mano para quitarle hierro al asunto.
- Suponiendo que me ganas, claro.-
- Claro - PETER se acercó a la mesa y le preguntó en tono desafiante - ¿Jugamos?-
LALI se moría de ganas por iniciar la partida. Hacía siglos que no jugaba al ajedrez con nadie aparte de los chicos. Le dirigió una sonrisa confiada.
- Prepárate a recibir la paliza del siglo.-
LALI enseguida se dio cuenta de que PETER era un gran jugador de ajedrez. Disfrutando del reto, desplegó una ofensiva poco habitual que le había enseñado su padre, y contraatacó ante cada movimiento de PETER. Con cada jugada, fueron recobrando la fresca y desinhibida camaradería que tenían antes de la discusión. La distancia que había entre ambos al principio de la partida se disipó hasta tal punto que no dejaban de pincharse, bromear y reírse entre movimiento y movimiento.
Cuando llevaban dos horas de un juego sumamente reñido, PETER se reclinó sobre el respaldo del asiento con una mirada de suficiencia después de hacer un inteligente movimiento.
- Agárrate.-
- Si te empeñas - LALI se inclinó hacia delante y movió la reina - Jaque mate.-
La sonrisa de suficiencia y satisfacción se desvaneció de los labios de PETER. Bajó la mirada hacia el tablero y negó repetidamente con la cabeza, visiblemente asombrado. Luego la expresión de asombro dio paso a otra de clara admiración.
- Efectivamente, jaque mate – Asintió - No sé cómo lo has hecho, pero no te he visto venir - Se reclinó sobre el respaldo de la silla y sonrió - Quiero que sepas que hacía años que no perdía una partida de ajedrez.-
- No pareces demasiado molesto por la derrota. Tal vez no estés tan contento cuando me cobre lo apostado.-
- ¿Por qué? ¿Acaso ya tienes pensado qué deseas que haga?-
- Todavía no, pero lo de arrancar las malas hierbas del jardín tiene su atractivo.-
PETER se palpó el vendaje de las costillas y del hombro.
- Demasiado duro para un hombre en mi debilitado estado.-
Tosió varias veces exageradamente en un intento de darle lástima. _LALI frunció los labios en una mueca de fingida preocupación.
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