viernes, 11 de marzo de 2016

CAPITULO 9




PETER la miró fijamente, sin salir de su asombro. Era obvio que no estaban hablando del mismo animal.
Sin interpretar el silencio de PETER como una muestra de sorpresa, LALI prosiguió:
- Cuando mi padre estaba vivo, teníamos varios buenos caballos, pero ahora sólo tenemos a Sansón. Es un caballo pío castrado, tan dócil como un corderito, pero fuerte y vigoroso.-
- ¿Pericles se dejó montar? Normalmente no permite que lo monte nadie excepto yo.-
Ella negó con la cabeza.
- Se me dan muy bien los caballos. Parece como si tuviéramos una afinidad mutua. Su Pericles es muy inteligente. Es obvio que sabía que usted tenía problemas y supo ver que yo podría ayudarle.-
- ¿Cómo consiguió montarlo sin una silla de mujer?-
A LALI se le sonrojaron las mejillas y se mordió el labio inferior.
- Yo... Bueno... Lo monté a horcajadas.
- ¿A horcajadas? - Preguntó PETER.
«Seguro que he oído mal.»
LALI se sonrojó todavía más.
- Por experiencia, sé que las circunstancias extremas a menudo requieren soluciones que se salen de lo corriente.-
- Entiendo - Dijo PETER, aunque, de hecho, no entendía nada.
Era evidente que LALI ESPOSITO era una mujer que se salía de lo corriente, algo por lo que él debía estar agradecido, puesto que, gracias a eso, había podido salvarle la vida.
- ¿Tiene usted algún familiar o amigo a quien podamos informar sobre su paradero? Estoy segura de que deben de estar muy preocupados por usted.-
PETER tuvo que contenerse la amarga risa que le provocaban las palabras de LALI.
«Muy preocupados. Lo dudo mucho».
Sus padres, el duque y la duquesa de Moreland, no se percatarían de su ausencia a menos que ésta interfiriera con alguno de sus interminables compromisos sociales o aventuras extramatrimoniales. Su hermano, Gregory, era demasiado egoísta, se emborrachaba demasiado a menudo y estaba demasiado metido en sí mismo para preocuparse por el paradero de PETER. Y la apocada mujer de Gregory, Melissa, parecía tenerle miedo, de modo que era poco probable que lamentara su ausencia. Solamente su hermana pequeña, ROCIO, podría preguntarse por su paradero, pero hasta eso era poco probable, puesto que él y ROCIO no tenían ninguna cita programada para la semana anterior.
Pero, fuera quien fuese quien estaba intentando matarlo, era evidente que estaría pensando en él. ¿Pensaría quien había intentado asesinarle que había logrado su objetivo? ¿O ya se había percatado de su fracaso y le estaba buscando?
Sin saber quién quería verle muerto ni por qué, PETER decidió que tal vez sería mejor no informar sobre su verdadera identidad.
Nadie sabía que «el herido» era el marqués de LANZANI, heredero de un ducado. Ahora estaba seguro en aquel pueblecito alejado de Londres, un tranquilo refugio donde podría recuperarse y decidir qué hacer. Sería un estúpido si no se aprovechara de la situación.
Un plan se empezó a fraguar en su mente.
- No tengo familia - Dijo, y sintió una punzada de culpabilidad cuando los ojos de LALI se llenaron inmediatamente de compasión.
- ¡Eso es terrible! ¡Qué triste! - Susurró mientras le cogía la mano y se la apretaba suavemente.
PETER bajó la mirada y miró su mano entre las de LALI. Las manos de aquella mujer parecían fuertes y capaces, pero también suaves y delicadas. Él notó que le embargaba una indescriptible ternura y se preguntó por qué. Indudablemente porque aquel gesto de cordialidad tan normal era algo completamente desconocido para él.
- Seguro que hay alguien con quien le gustaría ponerse en contacto - Dijo ella - ¿Tal vez otro caballero? ¿Un amigo? ¿O tal vez la persona para quien trabaja?-
«¿Trabajar?»
Era obvio que ella creía que él era un plebeyo. En circunstancias normales, PETER se habría tronchado sólo de pensarlo y su ayuda de cámara habría bufado como un gato enrabiado. Pero aquéllas no eran circunstancias normales.
Sopesó rápidamente sus opciones. Aunque no quería que nadie conociera su paradero, necesitaba confiar en alguien, y sólo había una persona que merecía toda su confianza. Su mejor amigo y cuñado: PABLO MARTINEZ, conde de Blackmoor.
- De hecho, me gustaría contactar con alguien.-
- Excelente. ¿Un amigo?-
- Sí, alguien con quien solía trabajar.-
- ¿A qué se dedica? - Le preguntó ella, con los ojos brillantes de curiosidad.
- Soy... Soy tutor - Improvisó rápidamente - Trabajo para una familia en Londres.-
- ¿Tutor? ¡Eso es estupendo! ¿Qué asignaturas imparte?-
- Ah, las habituales. Las clásicas.-
- ¿Matemáticas? ¿Latín?-
- Por supuesto.-
Una amplia sonrisa iluminó el rostro de LALI.
- ¿Lingua latina? ¿Vero?-
A PETER por poco se le escapa un gruñido.
«¡Maldita sea, todas las mujeres saben latín».
Él lo había estudiado, por descontado, pero nunca se le había dado muy bien esa lengua y hacía años que no intentaba hablarla. A la desesperada, conjugó para sus adentros unos cuantos verbos y deseó lo mejor.
- Caput tuum saxum immane mittam.-
La sonrisa de LALI dio paso a una expresión de profunda extrañeza.
- ¿Por qué le gustaría tirarme una piedra enorme a la cabeza?-
Él intentó no inmutarse. Al parecer, no había dicho: «Encantado de conocerla».
- Estoy seguro de que no lo ha entendido bien - Para distraerla, carraspeó varias veces - ¿Puedo beber un poco de agua?-
- Por supuesto - LALI llenó un vaso y se lo dio a PETER.
Él dio un par de sorbos y le devolvió el vaso.
- Gracias.-
- De nada, PETER - Se le sonrojaron las mejillas - En realidad, no debería llamarle PETER. ¿Cuál es su apellido?-
Sin pensar, PETER contestó:
- LANZANI… - Y deseó poder darse a sí mismo una patada en el culo.
«Tanta complicación sólo para mantener el anonimato».
Tosió varias veces y añadió:
- LANZANITIEL-
-PETER LANZANITIEL... Hum... El nombre James significa «victorioso», y LANZANITIEL algo parecido a «fiero como un oso» - LALI le dirigió una sonrisa de complicidad - Tengo la afición de estudiar el origen y el significado de los nombres. El suyo es un nombre de gran nobleza.-
- Para un don nadie... - Se apresuró PETER a añadir.
- Oh, pero usted no es un don nadie. En absoluto, señor LANZANITIEL. No hace falta tener un título nobiliario para ser un hombre noble.-
- Desde luego que no - Dijo PETER en voz baja, preguntándose si eran o no imaginaciones suyas que ella había pronunciado las palabras «tener un título nobiliario» con cierta amargura.
«Si tiene a la nobleza en mal concepto, menos mal que no le he dicho quién soy».
- LALI es un nombre poco frecuente. ¿Qué significa?-
Para sorpresa de PETER, a LALI se le sonrojaron considerablemente las mejillas.
- Significa «del prado de heno».-
PETER no se podía imaginar por qué motivo «del prado de heno» podía hacer que las mejillas de LALI adquirieran un color tan febril.
Intentó recordar la última vez que había visto sonrojarse a una mujer adulta y se dio cuenta de que no lo había visto nunca. Hasta entonces. Todas las mujeres que conocía eran sofisticadas y finas; mujeres de mundo que antes de sonrojarse se prenderían fuego a sí mismas.
Incapaz de contener su curiosidad, le preguntó:
- ¿Por qué se ha ruborizado?-
A LALI todavía se le subieron más los colores y se mordió el labio inferior mientras se le curvaban las comisuras de los labios en una divertida sonrisa.
- ¿Me he ruborizado?-
- Muchísimo. Y también parece divertida. Créame, como si le hubieran contado un buen chiste. Pero... ¿Qué tiene «del prado de heno» para que se le suban tanto los colores?-
- Tal vez se lo explique cuando se sienta más fuerte. Me sabría fatal escandalizarle o provocarle una conmoción que le haga recaer - Contestó LALI a punto de reírse - Además, es algo que no puedo contarle hasta que nos conozcamos mejor.-
Antes de que él pudiera cuestionar las intrigantes palabras de LALI, ella cogió una servilleta de lino de la bandeja y se inclinó hacia PETER.
- Se ha dejado una miguita de pan - Le dijo, frotándole el labio inferior con la servilleta.

1 comentario: