La
cena de aquella noche fue algo completamente diferente de lo que PETER
había experimentado hasta entonces. El día anterior había comido con la
familia y le había sorprendido que los niños ocuparan la misma mesa que
los adultos, pero pensó que aquella violación de las normas sociales
básicas debía de ser propia sólo de la comida informal del mediodía.
Puesto que el día anterior LALI le había llevado la cena al dormitorio en una bandeja, aquélla era su primera cena con los ESPOSITO.
Para su sorpresa, Andrew, Nathan y Callie compartieron mesa con los adultos. Pero se quedó todavía más de piedra cuando comprobó que Winston y Grimsley también comían con la familia. LALI presidía la mesa mientras tía JUSTINA se sentaba en el otro extremo de la larga mesa. La charla era animada y constante, algo a lo que PETER no estaba habituado.
De niño, nunca le dejaban comer con sus padres. El duque y la duquesa comían en el comedor formal mientras PETER, ROCIO y Gregory lo hacían con la institutriz, una mujer dura y taciturna que no favorecía precisamente la conversación durante las comidas. Por lo tanto, PETER estaba acostumbrado a comer en silencio. El bullicio de la mesa de los ESPOSITO le sorprendía y desconcertaba.
Cuando todo el mundo tuvo el plato lleno, LALI dio un golpecito en su copa con el tenedor para atraer la atención del grupo.
- ¡Silencio en la mesa! - Exclamó. Cuando todo el mundo se hubo callado, se levantó y dijo - Tengo una cosa que anunciarles antes de empezar a comer. Quiero que todo el mundo sepa que vamos a tener el placer de tener al señor LANZANITIEL como invitado durante las próximas semanas hasta que tenga las costillas lo bastante curadas como para regresar a Londres a caballo sin que le duelan y sin lesionarse todavía más…-
- ¿Significa eso que podrá venir a una de mis meriendas? - La interrumpió Callie con una mirada esperanzada iluminando su dulce rostro.
- ¿Y que podremos seguir almohazando a Pericles? - Preguntó Nathan - Es el caballo más bonito que he visto nunca.-
- ¿Y tal vez hasta lo podamos montar? - Intervino Andrew emocionado.
- Eso sólo depende del señor LANZANITIEL - Dijo LALI en tono de reprobación.
Cogió la copa llena de sidra y la levantó, mirando a PETER, que ocupaba el lugar de honor, a la derecha de LALI.
- Estamos encantados de compartir nuestra mesa con usted, señor LANZANITIEL. Propongo un brindis por su completa y rápida recuperación.-
Y luego inclinó la copa hacia él.
PETER cogió su copa y rozó su borde con la copa de LALI. Sus miradas se cruzaron y él no pudo evitar ver la ternura y la aceptación en los ojos de ella. Luego repasó la mesa con la mirada, deteniéndose en cada uno de los presentes.
- Gracias, muchas gracias - Dijo él, sorprendido por el nudo que se le acababa de hacer en la garganta.
Todos alzaron sus copas y brindaron a su salud.
- ¿A quién le toca hoy dar gracias por los alimentos, LALI? - Preguntó Lucy cuando todo el mundo se hubo aposentado de nuevo en sus sillas.
- Creo que le toca a Callie - Contestó LALI sonriendo a su hermana pequeña, que estaba sentada al otro lado de PETER.
La niña tendió la mano a PETER. Él miró fijamente la diminuta palma sin entender absolutamente nada.
- Nos damos la mano durante la oración de la cena - Dijo Callie solemnemente.
PETER se puso tenso.
«¡Maldita sea! ¡Esta gente se toca constantemente!».
La niña percibió sus dudas porque se inclinó hacia él y le susurró al oído:
- No tenga miedo, señor LANZANITIEL, no le haré daño. Yo no aprieto tan fuerte como Winston.-
Con cierta reticencia, PETER le cogió la mano y le sorprendió lo pequeña que se veía dentro de su inmensa mano. Justo en ese momento notó que alguien le tocaba suavemente la otra mano. Se giró y vio a LALI sonriéndole mientras le tendía la mano. Él levantó la mano del regazo y la puso sobre la mesa con la palma hacia arriba. Sin dudar un momento, LALI deslizó su mano dentro de la de PETER, apretándole los dedos con suavidad y firmeza al mismo tiempo.
- Gracias, señor, por obsequiarnos con esta comida y con otro día más - Dijo Callie con voz dulce y aguda, bajando la frente en postura de oración - Por favor, bendice a LALI, Lucy , Andrew, Nathan, tía JUSTINA, Grimsley, Winston y Pierre. Por favor, cuida de mamá y papá, que están en el cielo, y diles que les queremos - Levantó la cabeza y dirigió una breve mirada a PETER - Y, por favor, bendice también al señor LANZANITIEL, porque ahora forma parte de nuestra familia. Amén.-
Todo el mundo repitió «amén», se soltó de las manos y empezó a comer.PETER todavía notaba la cálida huella que le había dejado en la palma la manita de Callie y el hormigueo que le había dejado en la otra mano el contacto con la mano de LALI. Por algún motivo, se le tensó la garganta y se llevó la copa a los labios en un intento de ocultar su confusión.
- Ha sido una oración preciosa, Callie - Dijo LALI con una sonrisa.
- Gracias - Contestó la pequeña.
Luego inclinó la cabeza hacia arriba para mirar a PETER, sus ojos cristalinos eran una réplica exacta de los de PETER, y examinó atentamente su rostro.
- ¿Qué le ha pasado a su pelo? - Le preguntó al final.
PETER reprimió una sonrisa.
- Me lo he afeitado.-
- ¿Por qué?-
- Porque me picaba.-
Callie asintió con la cabeza y luego dijo:
- Mi papá también tenía pelo en la cara. No sé si le picaba o no, pero a mí sí que me picaba cada vez que me besaba.-
PETER no sabía muy bien qué contestar.
«¿Cómo se supone que se debe hablar a una niña, especialmente a una niña que está hablando sobre su padre muerto?».
Le embargó una profunda compasión por aquella pequeña que había perdido a sus padres y que nunca podría volver a recibir un beso de su padre.
Callie se llevó el tenedor lleno de guisantes a la boca y luego se inclinó hacia PETER.
LALI me da muchos besos, pero no pica nada - Le confesó en voz baja - ¿Es porque ella también se afeita?-
Antes de que PETER pudiera pensar siquiera en la respuesta, intervino LALI:
- Cuéntenme lo que han hecho esta tarde en el pueblo - Preguntó a la mesa.
Todo el mudo empezó a hablar al mismo tiempo; PETER no podía seguir aquella atropellada y caótica conversación que llenaba el comedor.
«¿Es así como come la gente corriente? ¿Hablando desordenadamente y a voz en grito?».
Andrew, a pesar de las numerosas interrupciones de Nathan, explicó qué había comprado en una librería. Lucy contó su visita al sastre, y Callie explicó emocionada la golosina que se había comprado y comido de camino a casa.
- ¿Y usted, tía JUSTINA? - Preguntó LALI levantando un poco la voz.
Como la mujer siguió comiendo sin dar muestras de haber oído a LALI, Grimsley le dio un codazo y ella levantó súbitamente la cabeza en señal de sorpresa.
- ¿Se lo ha pasado bien en el pueblo? - Preguntó LALI levantando todavía más la voz.
- ¡¿Qué?!-
- El pueblo. ¿Se lo ha pasado bien en el pueblo?-
- ¿Por qué? Sí, cariño. Muy bueno, está muy bueno. ¿Me pones otra patata, por favor? - Contestó tía JUSTINA con una radiante sonrisa.
LALI sonrió y le pasó la bandeja de las patatas.
- Tía JUSTINA me ha acompañado al sastre - Intervino Lucy - Ha estado haciendo media mientras yo me probaba varios vestidos.-
Tía JUSTINA se sirvió otra patata y fijó su atención en PETER.
- Tiene mucho mejor aspecto, señor LANZANITIEL - Le dijo con una sonrisa maliciosa - Y la ropa que lleva le sienta estupendamente.
- Sí. He…-
Antes de que PETER pudiera decir nada más, la puerta del comedor se abrió de par en par, al tiempo que entraba un hombre bajito y de pelo moreno ataviado con un delantal. Llevaba un gorro de cocinero ladeado y la piel y la ropa llenas de algún tipo de verdura. Parecía muy enfadado.
- Sacrebleu! - Entró pisando fuerte en el comedor - ¡Esta gata tiene que igse! ¡Miguen cómo ha dejado al pobgue Pierre! - Gritó refiriéndose al lamentable estado de sus ropas mientras agitaba las manos en el aire - No puedo cocinag con esa bestia gondándome pog los pies. ¡Mon Dieu, casi me pagto la cguisma al tgopezag con esa cguiatuga! ¡O sale de la cocina o la conviegto en suflé!-
Señaló a LALI con dedo acusador.
- Mademoiselle LALI, la cocina es un caos. Si no se deshace de esa bestia, segá Pierre quien se deshaga de ella. ¡Sea como sea, la bestia no puede seguig aquí!-
Dejando aquella ominosa amenaza en el aire, el pequeño hombre se dio la vuelta y salió del comedor, dejando tras de sí varias hojas verdes.
PETER hizo un gran esfuerzo para no quedarse boquiabierto. No le cabía en la cabeza que un sirviente pudiera hablar a su señor de aquel modo. Si hubiera ocurrido algo así en su casa, el sirviente se habría ganado el despido inmediato sin referencias. Sin embargo, la familia ESPOSITO al completo parecía aceptar las airadas palabras del cocinero sin pestañear. PETER tuvo que morderse literalmente la lengua para no dar a aquel insolente la reprimenda que se había ganado con creces.
«Pero soy PETER LANZANITIEL, tutor. No el marqués de LANZANI».
Puesto que el día anterior LALI le había llevado la cena al dormitorio en una bandeja, aquélla era su primera cena con los ESPOSITO.
Para su sorpresa, Andrew, Nathan y Callie compartieron mesa con los adultos. Pero se quedó todavía más de piedra cuando comprobó que Winston y Grimsley también comían con la familia. LALI presidía la mesa mientras tía JUSTINA se sentaba en el otro extremo de la larga mesa. La charla era animada y constante, algo a lo que PETER no estaba habituado.
De niño, nunca le dejaban comer con sus padres. El duque y la duquesa comían en el comedor formal mientras PETER, ROCIO y Gregory lo hacían con la institutriz, una mujer dura y taciturna que no favorecía precisamente la conversación durante las comidas. Por lo tanto, PETER estaba acostumbrado a comer en silencio. El bullicio de la mesa de los ESPOSITO le sorprendía y desconcertaba.
Cuando todo el mundo tuvo el plato lleno, LALI dio un golpecito en su copa con el tenedor para atraer la atención del grupo.
- ¡Silencio en la mesa! - Exclamó. Cuando todo el mundo se hubo callado, se levantó y dijo - Tengo una cosa que anunciarles antes de empezar a comer. Quiero que todo el mundo sepa que vamos a tener el placer de tener al señor LANZANITIEL como invitado durante las próximas semanas hasta que tenga las costillas lo bastante curadas como para regresar a Londres a caballo sin que le duelan y sin lesionarse todavía más…-
- ¿Significa eso que podrá venir a una de mis meriendas? - La interrumpió Callie con una mirada esperanzada iluminando su dulce rostro.
- ¿Y que podremos seguir almohazando a Pericles? - Preguntó Nathan - Es el caballo más bonito que he visto nunca.-
- ¿Y tal vez hasta lo podamos montar? - Intervino Andrew emocionado.
- Eso sólo depende del señor LANZANITIEL - Dijo LALI en tono de reprobación.
Cogió la copa llena de sidra y la levantó, mirando a PETER, que ocupaba el lugar de honor, a la derecha de LALI.
- Estamos encantados de compartir nuestra mesa con usted, señor LANZANITIEL. Propongo un brindis por su completa y rápida recuperación.-
Y luego inclinó la copa hacia él.
PETER cogió su copa y rozó su borde con la copa de LALI. Sus miradas se cruzaron y él no pudo evitar ver la ternura y la aceptación en los ojos de ella. Luego repasó la mesa con la mirada, deteniéndose en cada uno de los presentes.
- Gracias, muchas gracias - Dijo él, sorprendido por el nudo que se le acababa de hacer en la garganta.
Todos alzaron sus copas y brindaron a su salud.
- ¿A quién le toca hoy dar gracias por los alimentos, LALI? - Preguntó Lucy cuando todo el mundo se hubo aposentado de nuevo en sus sillas.
- Creo que le toca a Callie - Contestó LALI sonriendo a su hermana pequeña, que estaba sentada al otro lado de PETER.
La niña tendió la mano a PETER. Él miró fijamente la diminuta palma sin entender absolutamente nada.
- Nos damos la mano durante la oración de la cena - Dijo Callie solemnemente.
PETER se puso tenso.
«¡Maldita sea! ¡Esta gente se toca constantemente!».
La niña percibió sus dudas porque se inclinó hacia él y le susurró al oído:
- No tenga miedo, señor LANZANITIEL, no le haré daño. Yo no aprieto tan fuerte como Winston.-
Con cierta reticencia, PETER le cogió la mano y le sorprendió lo pequeña que se veía dentro de su inmensa mano. Justo en ese momento notó que alguien le tocaba suavemente la otra mano. Se giró y vio a LALI sonriéndole mientras le tendía la mano. Él levantó la mano del regazo y la puso sobre la mesa con la palma hacia arriba. Sin dudar un momento, LALI deslizó su mano dentro de la de PETER, apretándole los dedos con suavidad y firmeza al mismo tiempo.
- Gracias, señor, por obsequiarnos con esta comida y con otro día más - Dijo Callie con voz dulce y aguda, bajando la frente en postura de oración - Por favor, bendice a LALI, Lucy , Andrew, Nathan, tía JUSTINA, Grimsley, Winston y Pierre. Por favor, cuida de mamá y papá, que están en el cielo, y diles que les queremos - Levantó la cabeza y dirigió una breve mirada a PETER - Y, por favor, bendice también al señor LANZANITIEL, porque ahora forma parte de nuestra familia. Amén.-
Todo el mundo repitió «amén», se soltó de las manos y empezó a comer.PETER todavía notaba la cálida huella que le había dejado en la palma la manita de Callie y el hormigueo que le había dejado en la otra mano el contacto con la mano de LALI. Por algún motivo, se le tensó la garganta y se llevó la copa a los labios en un intento de ocultar su confusión.
- Ha sido una oración preciosa, Callie - Dijo LALI con una sonrisa.
- Gracias - Contestó la pequeña.
Luego inclinó la cabeza hacia arriba para mirar a PETER, sus ojos cristalinos eran una réplica exacta de los de PETER, y examinó atentamente su rostro.
- ¿Qué le ha pasado a su pelo? - Le preguntó al final.
PETER reprimió una sonrisa.
- Me lo he afeitado.-
- ¿Por qué?-
- Porque me picaba.-
Callie asintió con la cabeza y luego dijo:
- Mi papá también tenía pelo en la cara. No sé si le picaba o no, pero a mí sí que me picaba cada vez que me besaba.-
PETER no sabía muy bien qué contestar.
«¿Cómo se supone que se debe hablar a una niña, especialmente a una niña que está hablando sobre su padre muerto?».
Le embargó una profunda compasión por aquella pequeña que había perdido a sus padres y que nunca podría volver a recibir un beso de su padre.
Callie se llevó el tenedor lleno de guisantes a la boca y luego se inclinó hacia PETER.
LALI me da muchos besos, pero no pica nada - Le confesó en voz baja - ¿Es porque ella también se afeita?-
Antes de que PETER pudiera pensar siquiera en la respuesta, intervino LALI:
- Cuéntenme lo que han hecho esta tarde en el pueblo - Preguntó a la mesa.
Todo el mudo empezó a hablar al mismo tiempo; PETER no podía seguir aquella atropellada y caótica conversación que llenaba el comedor.
«¿Es así como come la gente corriente? ¿Hablando desordenadamente y a voz en grito?».
Andrew, a pesar de las numerosas interrupciones de Nathan, explicó qué había comprado en una librería. Lucy contó su visita al sastre, y Callie explicó emocionada la golosina que se había comprado y comido de camino a casa.
- ¿Y usted, tía JUSTINA? - Preguntó LALI levantando un poco la voz.
Como la mujer siguió comiendo sin dar muestras de haber oído a LALI, Grimsley le dio un codazo y ella levantó súbitamente la cabeza en señal de sorpresa.
- ¿Se lo ha pasado bien en el pueblo? - Preguntó LALI levantando todavía más la voz.
- ¡¿Qué?!-
- El pueblo. ¿Se lo ha pasado bien en el pueblo?-
- ¿Por qué? Sí, cariño. Muy bueno, está muy bueno. ¿Me pones otra patata, por favor? - Contestó tía JUSTINA con una radiante sonrisa.
LALI sonrió y le pasó la bandeja de las patatas.
- Tía JUSTINA me ha acompañado al sastre - Intervino Lucy - Ha estado haciendo media mientras yo me probaba varios vestidos.-
Tía JUSTINA se sirvió otra patata y fijó su atención en PETER.
- Tiene mucho mejor aspecto, señor LANZANITIEL - Le dijo con una sonrisa maliciosa - Y la ropa que lleva le sienta estupendamente.
- Sí. He…-
Antes de que PETER pudiera decir nada más, la puerta del comedor se abrió de par en par, al tiempo que entraba un hombre bajito y de pelo moreno ataviado con un delantal. Llevaba un gorro de cocinero ladeado y la piel y la ropa llenas de algún tipo de verdura. Parecía muy enfadado.
- Sacrebleu! - Entró pisando fuerte en el comedor - ¡Esta gata tiene que igse! ¡Miguen cómo ha dejado al pobgue Pierre! - Gritó refiriéndose al lamentable estado de sus ropas mientras agitaba las manos en el aire - No puedo cocinag con esa bestia gondándome pog los pies. ¡Mon Dieu, casi me pagto la cguisma al tgopezag con esa cguiatuga! ¡O sale de la cocina o la conviegto en suflé!-
Señaló a LALI con dedo acusador.
- Mademoiselle LALI, la cocina es un caos. Si no se deshace de esa bestia, segá Pierre quien se deshaga de ella. ¡Sea como sea, la bestia no puede seguig aquí!-
Dejando aquella ominosa amenaza en el aire, el pequeño hombre se dio la vuelta y salió del comedor, dejando tras de sí varias hojas verdes.
PETER hizo un gran esfuerzo para no quedarse boquiabierto. No le cabía en la cabeza que un sirviente pudiera hablar a su señor de aquel modo. Si hubiera ocurrido algo así en su casa, el sirviente se habría ganado el despido inmediato sin referencias. Sin embargo, la familia ESPOSITO al completo parecía aceptar las airadas palabras del cocinero sin pestañear. PETER tuvo que morderse literalmente la lengua para no dar a aquel insolente la reprimenda que se había ganado con creces.
«Pero soy PETER LANZANITIEL, tutor. No el marqués de LANZANI».
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