PETER
- ¿a que debo esta sorprendente visita?- dijo abrazándome- pensé que te habías olvidado de tu padre.
- Te vi hace tres días- conteste- necesito hablar contigo
- ¿Qué es tan urgente? Nunca te levantas antes de las diez en sábado.
- Es importante- dije mirando el reloj instintivamente, eran las ocho de la mañana- es sobre LALI
- ¿pasa algo a mi nieto?- pregunto asustado
- Nada de eso- lo tranquilice- es que después de tanto rogarle acepto irse a vivir conmigo, anoche para ser más precisos.
- En hora buena hijo, no veo ningún problema en eso.
- Te equivocas papa- dije- bien sabes que ella no es del agrado de tu esposa.
- Hijo no hay porque...- empezó a decir.
- No padre escucha- lo interrumpí- bien sabes que ella y su hija no la soportan y quise hablar contigo antes, porque no voy a permitir que hagan algo que ponga en peligro mi relación con LALI, sabes que eres importante para mi padre, pero también sabes que tu esposa y su hija no son de mi agrado.
- Lo sé hijo y siento que las cosas sean así- suspiro- siempre he intentado que todo vaya bien, que veas a Mónica como algo mas.
- ¿Cómo una madre?- espete- sabes que eso nunca pasaría, lo último que necesito es una madre, solo te pido que la mantengas a raya, LALI se está tomando esto como una prueba para ver si puede estar conmigo, no quiero que se vaya a ir.
- Sabes hijo, no creí verte nunca así por una mujer- sonrío- haré todo lo que esté en mi poder para evitar que eso pase, en verdad la amas.
- Más de lo que imaginas- suspire.
LALI
Abrí lentamente mis parpados, mi vista era bloqueada por los rayos de sol que entraban por la ventana, toquetee para encontrar el lado de CANDE vacio, el mundo se iba a acabar que se estaba levantando temprano.
Me desespérese mientras me sentaba en la cama, frote mis ojos como poseída, cuando los abrí por fin ahogue un grito. Esta no era mi habitación, era la de PETER, lentamente, pero muy lentamente las imágenes de mi persona llegando anoche a vivir aquí inundaron mi mente, por lo que cuando me levante no me sorprendió verme completamente desnuda.
Vida de casada.
Fui hasta donde recordaba estaba el baño, en el espejo encontré una nota de PETER escrita atropelladamente, al parecer tenía prisa en salir.
Amor, tenía que hacer algunas cosas importantes esta mañana, no sabes lo mucho que lamento no estar ahí para verte despertar en nuestra cama, pero ya habrán muchísimos días más, tienes el desayuno en la cocina, besos. PETER.
De la nota solo me importaron tres palabras: amor, desayuno, cocina. Lo demás, segundo plano, no me sorprendió encontrar mi neceser encima del lavabo, así que rápidamente me adecente lo suficiente para estar entre la gente.
Baje, con cuidado, hasta la cocina, encontré tres notas, una en la encimera dándome los buenos días, otra, en el microondas indicándome que sacara el desayuno y la ultima en la nevera, en esta me pedía que tomara mucho zumo de naranja- como si necesitara motivación para comer- saque todas las cosas y empecé a desayunar.
Estaba colocando la losa en el lavavajillas cuando los fuertes brazos de PETER me rodearon desde atrás, ahí estaba yo sonriendo como poseída por la sensación de estar en el cielo, me dio varios besos en la coronilla antes de susurrarme al oído.
- Me acostumbrare a esto- dijo en un susurro- tú, descalza en la cocina, emocionada por verme regresar todos los días del trabajo. Maravilloso, no crees.
- Discrepo- dije dándome la vuelta- creo que te equivocas en eso de esperarte todos los días, porque yo también trabajo.
- ¿podrías perder un día?- sonrió maliciosamente- me gustaría tener la sensación de ganarte alguna vez.
- Tienes todo el derecho de soñar- deposite varios besos en sus mejillas- pero no a ganar.
- Seguiré soñando entonces- suspiro- ¿Qué quieres hacer hoy?
- Ordenar mis cosas- pensé, aunque me daba flojera- y en la noche tenemos una celebración.
- ¿ah sí?- sus ojos mostraban su excitación, además de otras partes de su cuerpo- ¿quieres celebrar que ahora vivimos juntos?
- No- dramatice, solo para ver su aturdimiento- hoy iremos a celebrar por EUGE y NICO.
- Ah- se limito a decir, al parecer tenía otros planes- entonces te ayudare.
Lo mire sospechosamente, algo había, que tendría que averiguar por mi cuenta como todo.
Pasamos el resto de la mañana organizando mi ropa, por mi parte media, solo media enojada, resulto ser que el Don PETER se había tomado la libertad- según él- de comprar algunas cosas para mí. Esas algunas cosas consistían simplemente en haber llenado prácticamente la mitad de su "pequeño" vestidor, dejando una pequeña, minúscula y casi invisible parte en la que guardaría las cosas que traje.
En si no es que haya cargado con medio departamento, pero en fin, debo decir que por un lado me sentía muy emocionada, había ropa para dar a manos llenas, sin contar los zapatos, accesorios y todo en general. Para salvación de él, las mayorías de las cosas eran de mi agrado, siempre me ha gustado la sencillez a la hora de vestir.
Pase la mayor parte del tiempo sin hablarle, el se limitaba a colgar las prendas, mientras yo guardaba en los cajones, cada vez que intentaba entablar conversación, ahí estaba yo respondiéndole con monosílabos. Debo reconocer que no reaccione con mucha madurez, pero así soy.
Dramática, patética e imbécil.
- No quiero estar as así- dijo después de un largo silencio- se que debí haberte preguntado pero sabía que no ibas a aceptar.
- Qué bien que me conoces- murmure.
- Por favor, olvidemos esto- dijo tomándome por sorpresa desde atrás- el día no va como lo había planeado.
- ¿Que habías planeado?- pregunte con mas animo, yo era una persona fácil de comprar.
- Pasar todo el día en la cama- susurro en mi oído. Chispas corrieron por mis venas.
- Interesante- respondí
- Aun estamos a tiempo- sus manos ya iban deslizándose por mis caderas y mi cuerpo traicionero estaba respondiendo de lo mas bien a ellas.
- ¿tu crees?- susurre
- Te lo mostrare- respondió.
Me hizo dar la vuelta y quedar frente a él, tenía sus hermosos ojos azules más oscuros por la excitación que su cuerpo gritaba a los cuatro vientos. Sin ningún tipo de vergüenza, restregó su miembro contra mí, haciéndome jadear varias veces. Lentamente acerco sus labios a los míos, provocándome, insinuándome, persuadiéndome. Y yo que era de lo más fácil, cuando de él se trataba.
Por lo que, atraje su rostro para darnos así un gran beso, eso, al parecer lo hizo olvidarse de sus tranquilas y concentradas caricias, me empujo, hasta quedar aplastada, pero sin lastimarme, contra los cajones del armario, lo que duro solo unos segundos, pues me levanto hasta quedar sentada. Por instinto, o por lo que sea, de una lo abrace con mis piernas aun sin romper el beso, la fricción que esto desató hizo que ambos ahogáramos gemidos entre nuestro beso.
La verdad, es que, me enamore por otras causas de él, pero esto era...
Empecé a desabrocharle los botones de su camisa, el hizo lo mismo, separándonos lo suficientes para sacarme la blusa, volviéndonos a conectar al instante, una vez que solo quedó nuestra ropa interior, nos separamos, de mi parte a regañadientes, su frente descansaba en la mía, mientras recuperábamos el aire.
- ¿ya quieres ir a la cama?- pregunto con voz ronca.
- No podemos quedar si quieres- respondí de la misma manera.
Con un gruñido, que muy poco tiempo después me di cuenta de que era de satisfacción volvió a besarme, aunque ahora con más calma, sentía mis labios ya hinchados por el ritmo que estábamos llevando, así que mentalmente agradecí el cambio. Con su gran agilidad y destreza, me saco el sostén y las bragas en un tiempo record.
Yo... bueno, por lo menos intente hacer lo mismo con él, pero sin su impecable resultado.
Maldito.
Me sentía de lo más excitada, debo decir que experta, no soy en este ámbito, pero la posición en la que estábamos y el lugar hacia que los fuegos artificiales que siempre sentía, se sintieran como bombas nucleares. Que se repitieron una y otra y otra vez, hasta que después de tanto explotar, gritar y gemir, me quede dormida, una vez terminamos en la cama lo que por dos veces, habíamos hecho en el vestidor.
PETER
El sonido de una estridente canción me hizo despertar de un buen sueño, me incorpore, toda la habitación estaba a oscura y seguramente toda la casa igual, tome la llamada antes de que LALI se despertara, lo que fue un gran error.
- ¿hola?- dije saliendo hasta el corredor
- Tanto ha progresado el amor que ya hasta se toman las llamadas- se burlo ella- ¿Dónde está?
- En la habitación- resople- ¿pasa algo?
- ¿Qué si pasa algo?- me vi obligado a separar el teléfono de mi oreja- por supuesto que pasa, tenemos que encontrarnos en media hora para nuestra celebración.
- Está bien, nos encontraremos allá.
- O los matare- dijo y colgó.
Por lo visto, LALI no era la única con carácter, debía prevenir a mi hermano. Volví a la habitación y maldije, quería dejarla dormir, pero sino la despertaba, corría el riesgo de que ella me matara, antes de que EUGE tuviese su propia oportunidad.
Me acerque y senté en su lado, acaricie lentamente su rostro, caricias a las cuales después de un rato reacciono, sin abrir los ojos me maravillo con su hermosa sonrisa, no pude evitar acercarme y darle suaves besos en la comisura de su boca.
- Sabes que podrías morir ahora ¿verdad?- susurro
- Hay más posibilidades de morir si no te levantas- conteste- ¿dejarías que me matara?
- ¿Quién?- pregunto
- EUGE- y fue todo lo que tuve que decir, se incorporo de un salto, chocando fuertemente su cabeza contra la mía, pero eso no la detuvo, se levanto, busco la hora y maldijo, a continuación corrió hasta el baño cerrando de un portazo.
Media hora después, estaba siendo arrastrado a un club nocturno, al parecer a LALI, se le había pasado lo molesta, porque muy feliz que iba, mientras yo me carcomía por dentro y sentía la necesidad de romperle el bonito y corto vestido que llevaba puesto.
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