domingo, 30 de abril de 2017

CAPITULO 38

- Te ves horrible- dijo susan al percatarse de mi presencia- ¿Por qué no te quedaste en casa?

- Me siento horrible- conteste- pero tenía que enviar lo de la fusión hoy, no pienso permanecer mucho tiempo.

- ¿quieres que te sirva algo?

- No está bien- sonreí- no tardan en traerme el amor de mi vida.

- Está bien entonces- contesto- ve, anda para que puedas irte pronto.

- Hasta luego.

En verdad, me veía más que horrible... asquerosamente mal. La causa, no dormí un solo segundo. Me había levantado de lloriquear en mi vieja y adorada cama, mis amigas me hicieron, por no decir que me amenazaron a salir por lo menos un rato. Todos los días no era tu cumpleaños.

Me vestí con alguna de las cosas que había dejado tirada en el apartamento, unos pantalones jeans y una de mis blusas holgadas, mis sandalias bajas y ni siquiera me moleste mucho con el peinado. Me sorprendí de lo mucho que me divertí al fin y al cabo, pero más me dolió recordar que PETER no lo estaría pasando bien.

Cuando nos tiramos en la cama, luchaba con todas mis fuerzas por no levantarme y correr hasta la casa del maldito aquel, tenía que darnos tiempo a los dos para pensar las cosas y con tantas horas de sueño sin utilizar no podía poner excusa de no verlo hecho.

No pensaba venir hoy a la oficina, pero recordé vagamente la importancia de enviar los documentos de la fusión el día de hoy, sabía que mi amado jefecito no tendría cabeza para ello ni hoy, ni los días que seguían a este. Apostaba a que todavía estaba en shock.

Entre en mi lugar y resople. Inmediatamente me coloque mis audífonos y encendí el computador, mientras más rápido terminaba mucho mejor, tenía la certeza de que hoy me quedaba dormida.

Juro que no pasaron ni 15 minutos cuando mis puertas se abrieron de golpe, yo, ni siquiera ose inmutarme, sabía que esta seria así. Siguiendo con las apostaderas, apostaba que susan le había dicho que estaba aquí. A este paso sería rica ganando tanto.

Estaba más horrible que yo, aunque aun así se veía malditamente bien, llevaba puesto uno de sus polos informales- cosa que me sorprendió- apretados pantalones vaqueros negros, su cabello despeinado y como no se había afeitado ayer, una incipiente barba de dos días, esto, junto con sus ojeras y pálido rostro me resumieron el sufrimiento por el que estaba pasando. Soy una blanda.

- Te ves horrible- dije recordando las palabras de susan.

- Pensé que no vendrías hoy- contesto

- Tenía esos planes- sonreí con tristeza- pero recordé lo de la fusión y vine a enviar los documentos.

- ¿estas bien?- pregunto acercándose- estas muy pálida

- Estoy bien- suspire- solo que no dormí anoche.

- Yo tampoco- sonrió sarcásticamente- me acostumbré a tenerte en mi cama

- PETER- gimotee- no me iré de tu lado, entiende, solo, ayer no era un buen día para quedarnos juntos.

- Arruine tu cumpleaños

- Tú no lo hiciste, además mis amigas me hicieron salir anoche.

- Algo así me dijo NICO.

- Maldito chismoso- refunfuñe.

Unos golpes en la puerta me hicieron desviar la mirada de los cansados ojos de PETER, sonreí ampliamente por primera vez después de tantas horas, cosa que no paso desapercibida por él, se apresuro a abrir la puerta y dejándome ver al causante de mi sincera alegría: Juan.
- Disculpa la tardanza- dijo al entrar.

- No te preocupes- dije corriendo hacia el- sabes que no debes de disculparte.

- Aquí tienes- dijo claramente intimidado por la mirada de PETER- tengo que volver.

- ¿te he dicho lo mucho que te quiero?- dije besando su mejilla. Juan era uno de los dependientes de la cafetería, y algunas veces, después de mi embarazo el me traía cosas a la oficina, así no tenía que bajar.

- Todos los días lo haces, hasta luego.

- Adiós.

Sonriendo, como siempre salió, debía tener la charla de la intimidación con PETER algún día, cuando no hubieran niños ni nada de eso de por medio. Mientras tanto, llegue hasta mi mesa y de la bolsa saque mi delicioso y añorado batido de chocolate y, cómo no, mis hermosos hockeys. Amaba a esa gente.

- Por un minuto pensé que te alegrabas de verme a mí- dijo haciéndose el dolido.

- No seas dramático- conteste- siempre me alegro de verte, ven me sacrificare, te vez como que no has comido en años.

- Lo haré más tarde- resople y le lance una venenosa mirada, por lo que tomo asiento a mi lado- está bien señor.

- Que no se te olvide quien manda.

- No señora- dijo aparentemente más animado.

Algunos minutos después y habiendo terminado, después de contarle las loqueras de mis amigas ebrias anoche, volvió a estar serio y como siempre, sabía que algo serio se aproximaba.

- Dime de una vez- sisee.

- Tengo que pasar por el niño hoy- dijo en voz baja- mi padre, insistió para tenerlo mucho antes, ya nos hicieron las pruebas.

- Gracias al cielo- suspire- ¿a qué hora iras?

- En media hora- dijo mirando su reloj- crees que podrías venir conmigo, de verdad te necesito.

Lo pensé, medite y reflexione, sabía que PETER no sería capaz o si lo seria pero no objetivamente de ir a conocer al niño. Tenía toda la disposición de ayudarlo, pero en estos momentos me sentía intimidad. No sabía cómo resultaría todo eso.

Recordé que me gustaba hacer las cosas sin pensar, por lo que levantándome, tome mis cosas y me dirigí a la puerta. Le sonreí y él se apresuro a seguirme. Por suerte ya había hecho parte de lo que me proponía al llegar a la empresa.

El viaje en auto fue de lo más silencioso, apreciaba el espacio que PETER me estaba dando, sabía que no debía presionarme, porque sino mas difícil se le aria la vida. Por lo menos más de lo que ya era. En tan solo veinte minutos llegamos a una edificación de dos plantas, era muy modesta, con colores llamativos y dibujos de niños en alguna de las paredes.

Los nervios que no tenia me llegaron más rápido de lo que creía capaz, tenía unas ganas de hacer girar el volante y que condujéramos hasta Finlandia si se podía, pero debíamos hacer frente a lo que se avecinaba. Otro niño en nuestra dramática y disfuncional familia.

Ay dije familia.

Respiramos hondo al mismo tiempo. Después de mirarnos algunos segundos salimos del auto, mientras más rápido mejor. No proteste cuando PETER entrelazo nuestros dedos y nos insto a caminar- buen el caminaba, yo daba zancadas- hasta la recepción del lugar. Una señorita muy sonriente, que en otra vida seguro fue mis sonrisa nos llevo hasta la oficina del coordinador del centro. Después de esperarlo unos cinco minutos, nos honro con su presencia.
Era parecido a uno de esos que salen en las películas de narcotráfico. El típico policía panzón y calvo- debería de dejar de hacer eso- llevaba unos lentes más grande que su pobre cara, mis nervios fueron reemplazadas por una amenazadora carcajada, pero no era tiempo de reír.

M recompuse en mi asiento, mientras hacían las presentaciones, yo estaba embarazada, lo que me daba todo el derecho de quedarme sentada, así que así lo hice.

- Tengo entendido que el señor LANZANI a insistido en que el niño salga hoy- dijo mientras tomaba asiento frente a nosotros- debo decir que no es parte de nuestras políticas.

- Lo sabemos señor Muñiz- dijo PETER- pero no queremos que pase tanto tiempo aquí.

- Legalmente, cuando una persona se hará responsable de uno de nuestros niños, deben pasar, mínimo 15 días.

- Es demasiado tiempo- intervine- queremos al niño con nosotros lo más pronto posible, me disculpa usted, pero no quiero que este en casas de acogida.

- Entiendo su parecer, tratamos con la junta y hemos decidido que podrían llevarlo, pero una asistente social, estará visitándolos entre semana.

- ¿Qué día?- pregunto PETER

- Sería una visita sorpresa, políticas de la institución- sonrió con suficiencia.

- Por mi bien- conteste mirando a PETER.

- Estamos bien con eso, entonces.

- Muy bien entonces- se levanto de su lugar al igual que PETER, yo... me tome mi tiempo- vallamos a buscarlo.

Los nervios me volvieron nuevamente y maldije internamente, debía estar segura para poder aguantar a PETER por si se desmayaba de la impresión. Respire hondo y los seguí fuera de su oficina.

Volvió a entrelazar nuestros dedos, esta vez se tomo su tiempo manejando, pasamos por un corredor aburrido, caminando unos pasos por detrás del señor muñoz, se detuvo delante de unas puertas dobles y antes de que abriera, apreté mas nuestro agarre y bese fugazmente la mejilla de PETER. Quería hacerle saber que estaría ahí apara él.

Era un enorme salón, las paredes, en vez de tener el mismo tono aburrido rebosaban de color, era un bonito cuarto de juegos, había por lo menos una veintena de niños pequeños revoloteando y corriendo por todo el lugar, algunos tenían carros, un grupo de niñas muñecas, saltaban la cuerda o eran doctoras. Esto era más que lindo.

Antes de que el señor muñoz nos presentara al niño, mis ojos se habían posado en el, estaba sentado frente a nosotros, pero no nos había visto. Estaba coloreando junto a un niño, más pequeño que el con la piel morena, más de lo que nunca había visto a alguien. Mi corazón se detuvo por un instante, era la viva imagen de PETER.

Un mini PETER.

Tenía el mismo color oscuro de cabello, el mismo tono de piel y la misma postura que PETER usaba cuando se concentraba leyendo. Todo lo que siempre quise que minimi fuera y que podría ser.

Antes de que PETER dijera nada camine aun embobada con aquel precioso ángel a su encuentro, al parecer en ese momento fue que el lento procesador de mi jefe registro mis movimientos, pues sentí como se iba tensando. Cuando llegamos hasta donde se encontraba levanto la vista. Tenía sus mismos penetrantes ojos verde.

Nos miraba con el seño fruncido, mientras yo le daba una de mis sonrisas psicópatas y girándome a ver a PETER vi que se había quedado en blanco, resople, este sí que no nos serbia.

- Hola- tendí la mano para saludarlo- soy LALI.

- El mío es SANTINO- dijo con una seguridad nada de niño de cuatro años.

- El es PETER- dije señalando al inútil- se queda así por ratos, es por la edad.

- Se parece a mi abuelo.

- Si bueno- como decirle a un niño esto- el es tu papa, hijo de tu abuelo.

- ¿mi papa?- dijo asombrado- yo no tenía papa

- Pero ahora si- contesto PETER por primera vez- ¿te gusta la idea?

- Si- dijo frunciendo otra vez el ceño. Era toda una ternura- entonces ¿tu serás mi mama? Mi otra mami murió y está en el cielo cuidándome ahora.

Mire a PETER alarmada, no creía que el pudiera hacer esas preguntas tan pronto, se supone que los niños la hacen cuando tienen siete o diez años, no ahora, el me devolvió la misma mirada, lo que no fue de mucha ayuda, volví a girarme otra vez.

- Bueno, solo si quieres- me apresure a decirle mientras sonreía- pero si no quieres decírmelo está bien.

- Eres muy bonita- sonrió.

- Gracias, tu pareces un angelito- toque sus cabellos- sabes, vinimos a buscarte ¿estás listo?

- ¿Viviré con ustedes?- volvió a asombrarse.

- Así es- le respondimos al mismo tiempo.

- ¡genial!

- Señor LANZANI- dijo el muñoz acercándose- debe firmar algunos papeles, mientras le traemos las pertenencias del niño.

- Si, por supuesto.

- Sígame entonces.

- ¿te quedaras aquí?- me pregunto entonces.

- Si- le acaricie la mejilla- acabo de encontrar a esta preciosura, no tienes oportunidad.

- Are como que no escuche eso.

Salió del salón siguiendo al rarito señor muñoz, yo, volví mi atención al pequeño SANTI, que me había desplazado y cambiado por su dibujo. Suspire aliviada, era más fácil de lo que tenía pensado.

Dos horas después, estábamos en casa, mirando la habitación que habían preparado para el pequeño, estaba mas vacía que cuarto de hospital, por lo que recuperando mi bolso, y tomando la manito de mi nueva obsesión salimos al centro comercial. Con PETER y su tarjeta de crédito detrás.

No habíamos aclarado nada, ni siquiera habíamos tenido una conversación normal, pero ahí estábamos, en una tienda de niños practicando para cuando al minimi le pareciera bien llegar a nuestras vidas. Y mentía si decía que no me sentía bien con eso.

1 comentario:

  1. Que lindo como se lo esta tomando lali.
    Sera q su gran pasado tiene que ver algo con eso ?

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