PETER
Habían pasado dos semanas desde que LALI había venido a casa a vivir conmigo, todo mi miedo por lo que pudiera ocurrir en los primeros días ya se iban desvaneciendo. No es que no haya visto problemas, con nuestros choques de personalidades pero nada difícil de resolver intensamente en nuestra habitación.
Bueno, todo eso hasta ahora.
Todo el miedo que había perdido volvió en cuanto la vi. Había estado casi toda la mañana con lucían y ella había querido quedarse en casa, en ese momento estaba muy contenta hablando con su madre sobre el embarazo, su vientre estaba considerablemente más hinchado lo que hacia imposible que no se notara. Pero en ese momento estaba feliz o eso me parecía.
En cambio ahora parecía que su vida era miserable y vacía.
Llegue a casa justa al medio día, era sábado por lo que al entrar no me extraño nada el silencio de una casa vacía, al principio pensaba que se había ido con sus amigas como hacia algunas veces sin contarme, por lo que mientras subía, marque su número de teléfono- se supone que ella no era la persona más silenciosas del mundo- pero me sorprendió mucho escuchar su tono de llamada arriba.
El sonido provenía del corredor, supuse que ella se encontraba en la ventana que había declarado "propiedad única y exclusiva de ella, en la que absolutamente nadie se podía sentar" porque le había encantado la vista del lugar, algunas ocasiones se sentaba a leer allí, otras simplemente a holgazanear. Esta vez no sabría decir a que.
En efecto, la encontré ahí sentada, su mirada estaba perdida entre los rayos de sol que se filtraban a través del cristal, estaba tan sumida en sus pensamientos que no se percato del sonido estridente de su teléfono. Eso me asusto, siempre que sonaba ella se ponía a bailar por la música, pero ahora nada.
Me acerque apresuradamente, la llame mientras acariciaba su rostro pero no se inmuto, la moví, le grite y por último la bese, esa vez al parecer, se percato por lo menos de mi existencia, dirigió a mí una mira vacía y opaca, nada de lo que ella en realidad era; LALI era la mujer más divertida que he conocido en mi vida, pero ahora parecía como la más desgraciada en todo el mundo.
Esa mirada hizo que me tambaleara, fue una de las peores cosas que vi en mi vida y sabía que se quedarían grabadas a fuego en mí.
Tome mi teléfono nuevamente, necesitaba que alguien me diera respuestas, ya que no sabía qué hacer para ayudarla, torpemente marque el numero de una de sus amigas, esta me respondió al tercer timbre.
- ¿hola?- contesto animadamente
- Necesito hacerte una pregunta- mi voz salía raposa como si tuviera algo rasgando mi garganta.
- ¿le paso algo a LALI?- dijo cambiando su tono de voz- si le hiciste algo, te juro que te...
- No le hice nada- me apresure a decir- o eso creo.
- ¿eso crees?
- Si, acabo de llegar a casa y solo la encontré sentada, como si fuera un....
- Zombi- termino ella en un susurro- no la muevas, ni le hables, busca su teléfono y conecta sus auriculares, hay una lista de reproducción que tiene tres puntos suspensivos y pónsela, llegare en un rato.
- Está bien- colgué y me apresure a la habitación, saque mis cascos, porque no sabía dónde tenía los de ella y me apresure a llegar a su lado, sentí un gran alivio al ver que cuando le colocaba los cascos suspiraba, por lo menos era un avance.
EUGE se tomo 20 minutos en llegar, cuando le abrí la puerta no se molesto ni en saludarme, sin ningún tipo de rodeo me pregunto dónde se encontraba y la lleve hasta allá, asombrosamente, aun no se movía de donde estaba, dudaba que lo que quiera que le hiciera la música estuviera haciendo efecto.
Se sentó a su lado y miro a sus ojos, ella no estaba sorprendida en lo absoluto, solo la miraba como cuando ella salía con uno de sus dramas, pero me sorprendió ver como la abofeteaba, aunque LALI no se inmuto en lo mas mínimo. Después de esto, se levanto y me agarró por el codo, casi me arrastro hasta bajar y quedarnos en la cocina, definitivamente mi hermano tendría problemas con esta mujer.
- ¿Hice algo mal?- me apresure a preguntarle
- Para que ella este así no- contesto- algunas veces se pierde así
- ¿Por qué?- no entendía porque rayos le pasaría algo así
- ¿Por qué crees que es cómo es?- ironizo- ella no siempre es dura, odiosa o perversa, algunas veces se siente así, como en el aire, se pone a pensar en cosas que pasaron hace años y que le gustaría haber cambiado, pero no podemos cambiar el pasado verdad- sonrió- son espacios que ella necesita para pensar, cuando se le pase, estará igual o mejor que antes.
- Pero eso no puede ser normal, EUGE- conteste- eso no está bien, no pude solo encerrarse en sí misma y sentirse miserable.
- No se encierra, por lo general POLI hace que se sienta mejor, pero no ahora, en estos momentos solo necesita su deprimente música y cualquiera de sus comidas favoritas.
- ¿y cual podemos hacer?- pregunte esperanzado.
- Ya me encargue de eso
En ese momento, el timbre sonó, ella al igual que LALI corrió hacia la puerta- parecía que hacían casi todo igual- y le sonrió amablemente a un chico en la puerta, en las manos tenía una gran bolsa con el nombre de un restaurant del que nunca he escuchado en mi vida.
- ¿Qué es?- pregunte al llegar a la cocina.
- Yaro- respondió sonriente- ¿me prestas un plato y cubiertos?
- Claro- saque lo que me pido y se los pase- ¿Qué es yaroa?
- Es un delicioso manjar dominicano, de la parte norte concretamente, y LALI mata por ellas, así que cuando la vea y coma, se sentirá mejor en menos tiempo del normal.
- ¿Cuánto será eso?- pregunte ansioso mientras ella sacaba la extraña yaroa dentro de su envase plástico la dejaba en el plato.
- Tal vez una hora- susurro- algunas veces dura todo un día o solo unos minutos, pero está bien deja de preocuparte.
La acompañe de vuelta a donde LALI se encontraba, seguía en la misma posición, pero ahora, susurraba la letras de las canciones, aunque no reconocí ninguna de ellas, pero por lo menos, era algo. Ana, después de llamarla bastarda le paso el plato y se alejo. Después de un rato volvió a su lado y besándole el cabello se despidió, dejándome solo con ella nuevamente.
Me senté en el suelo justo al lado, no quise tocarla para darle su espacio, esto no era algo que podría ver esperado, ella nunca dijo nada sobre esto y no se lo reprochaba, de seguro era algo de lo que no le gustaría hablar, conociendo lo orgullosa que llega a ser, juraría que odia que yo la vea así.
Paso alrededor de una hora antes de que ella se moviera, me apresure a levantarme y vi como ya había terminado de comer, una de sus comisuras se levanto casi imperceptiblemente antes de que se levantara y comenzara a bajar, yo, me quede como todo un idiota parado en shock viéndola volver a subir. No había hablado pero se movía, sus ojos iban capturando lentamente la luz que siempre tenían y no pude evitar sentirme mejor.
Fue hasta la habitación y la seguí, allí estaba de pie junto a la cama, parecía esperarme o eso quería yo, y por primera vez en todos nuestros tiempos juntos acerté en algo. Cuando llegue hasta ella y antes de que pudiera decir nada, se lanzo a mis brazos aferrándose a mi cuello, me apresure a devolverle el gesto, entrecerrando mi cara en su cuello, sintiendo por primera vez en todo este tiempo mi corazón latiendo.
Su piel se sentía fría en comparación y sentía como temblaba entre mis brazos, por lo que la lleve hasta la cama y apartando las mantas la hice entrar en ellas, vacile un momento pero luego decidí entrar. Ella no tenía porque estar sola, si ya me tenía mi y a nuestro pequeño minimi. Ella se aferro nuevamente a mi cuerpo, enredando sus piernas con la mía, podía sentir a nuestro hijo entre nosotros, lo que en otras ocasiones podría hacerme sonreír.
- Odio que me veas así- susurro después de un rato.
- Créeme que lo se- dije besando una y otra vez su cabello.
- No quiero que hablemos de esto nuca- repuso.
- N o creo que pueda ayudarte con eso.
- Debes hacerlo, por favor.
- Por ahora no hablaremos de eso- suspire- pero ya luego tendrás que hablarme.
- Ya déjame dormir- gimió.
- Está bien, duerme amor.
- Te quiero- dijo antes de que su respiración se volviera calmada.
- Yo también te quiero- murmure en su cabello
LALI
¡Que calor!
Desperté en medio de la noche entre los fuertes brazos de mi inútil PETER, parecía que quería asfixiarme, me sentía desorientada. Hasta que las imágenes de todo el día llegaron a mi mente.
Maldije.
La verdad es que no le prestaba importancia a que PETER me viera en mi limbo personal, pero conociéndolo como al parecer ya lo iba haciendo, sabía que no descansaría hasta que yo le dijera que había pasado, resople, tenía que evitarlo mientras fuera posible.
Lentamente empecé a desenrollarme de su abrazo, sacando brazos y piernas, que estaban unidas como si fuesen hilos, la poca luz que llegaba de la ventana me permitía ver los rasgos de PETER durmiendo, parecía un niño, un precioso niño al que cuidar y sonreí como maniática. Soñaba con que el minimi, se pareciera a él, que llevara su mismo corte de cabello y sus mismos ojos azules.
Pensando en el minimi, lentamente salí de la cama, baje hasta la cocina para buscar algo de comer y en el camino vi que solo eran las nueve, tendría que hacer muchas cosas para volver a dormir. Toda la casa estaba completamente a oscuras, por lo que atentando por las paredes iba encendiendo todo alrededor- no quería caerme y darles motivos a PETER para que me encerrara para siempre- en la cocina encontré una nota- escrita por EUGE- pegada al hermoso refrigerador: veo que ya se te paso el drama, imbécil, te deje una para que la calientes en la nevera, espero que me lo agradezcas de buena manera. Te quiere, EUGE.
Hablando de ella, tenía que desquitarme la bofetada que me dio, siempre se aprovechaba para darme las que le apetecían, olvidándose que luego le iba peor a ella, tal vez debería de romperle una pierna.
Abrí la nevera y ahí estaba ella esperándome, una fantástica, deliciosa y preciosa yaroa casi lista para comer, lo de casi lo resolveríamos en unos minutos, la entre en microondas y le di diez minutos, si es que mis ansias perimirían que estuviera tanto tiempo ahí.
Escuche los gritos de PETER arriba llamándome y me asuste, nunca sale nada bueno de el gritando en la noche, siempre sucede cuando tiene pesadillas, por lo que corrí un poco hasta el comienzo de las escaleras y lo llame, para que bajara, lo que no le tomo ni dos segundos.
Al parecer, si que había tenido alguna de sus pesadillas, de esas de las que nunca hablaba y de las que yo nunca le preguntaba de igual modo- ya tenía una para responderle- llego con los ojos abiertos, más de la cuenta, corriendo frenéticamente hasta mí, me tambalee, cuando me abrazo tan fuerte y beso mi cabeza, yo me limite a acariciarle la espalda y murmurarle al oído que todo estaría bien.
Ahí se pasaron mis diez minutos de espera, cuando escuche el pitido de alarma, me lo quite de encima y Salí corriendo a la cocina, me coloque los guantes y saque a mi preciosa dejándola en un plato, al girarme a la isla, ya PETER se encontraba ahí, arqueando cejas y todo.
Maldito bipolar
Aunque que hablaba yo si era igual o peor.
Puta conciencia.
Me ayudo a subir en un taburete, yo empecé con mi drama diario de adular a mi plato- debía ver un psicólogo pronto- antes de dar el primer bocado y gemir audiblemente por lo bueno de esta cosa, amaba esta bendita cosa. Me gire para ver a PETER, este me miraba con una de sus bobas sonrisas plasmada en su querido y besable rostro. Sonreí igualmente, imaginándome lo desesperado que estaría esta mañana al encontrarme, lastima no verle prestado atención.
Me sacrifique al compartir mi cena con él, era demasiado grande para mi sola la verdad, pero eso no se lo diría, no quiero ningún tipo de restricciones con el amor de mi vida por parte de PETER. Por su parte, también empezó a hacer sonidos de aprobación, era difícil no hacerlo, yo llevaba todo una vida en ello.
- ¿Qué quieres hacer ahora?- pregunto después de terminar.
- Ah no lo sé- dramatice- se supone que debes de atenderme y complacerme ¿verdad?
- Si, exacto- respondió con voz más aguda de lo habitual.
- Bien- sonreí y lo bese para ganármelo- prepara la bañera, mientras iré a gritarle a EUGE por darme, luego a ti por dejarla.
Me levante para subir a la habitación, aun en las escaleras podía escuchar sus carcajadas, sí que sería mucho, que pronto le borraría esa sonrisa.
Cual sera el pasado que llevan los dos :/
ResponderEliminarQue lindo los cap!!
Feliz cumpleee espero fuera un lindo dia :)