New york!! Un lugar hermoso, grandioso y estupendo, definitivamente
quisiera pasar toda una semana aquí con mis amigas, saliendo de
fiestas y visitando centros comerciales. Hace una hora que llegamos e
íbamos al departamento de mi jefe en esta ciudad- lo bueno de tener
mucho dinero- en un auto de alquiler para trasportarnos por estos tres
días que duraríamos aquí.
Mis pensamientos sobre como nos comportaríamos después de lo de la
noche fueron rápidamente eclipsados porque no resulto para nada
incomodo, PETER no lo saco a relucir por lo que tampoco yo lo hice,
después que salimos de mi departamento fuimos directamente al
aeropuerto, las pertenencias de el se las tenia un hombre que nos
esperaba en la entrada y que al parecer era su chofer. Después de
embarcar y acomodarnos en nuestros asientos mantuvimos un cómodo
silencio en el que por tres horas me dedique a ver tres episodios pre
grabados de la 2da temporada de the originals- amo lo sobrenatural-
hasta que el avión aterrizo.
Por ahora no me importaba hablar, era la primera ves que visitaba esta
ciudad y por lo tanto estaba como cualquier turista, observando hasta
la mas mínima e insignificante cosa por la ventana del asiento del
copiloto, deleitándome de nada en especial para ocupar mis
pensamientos y alejarlo de los recuerdos pasados.
10 minutos después llegamos a un rascacielos en el centro de la
ciudad, subimos en ascensor hasta el piso 26 que era por completo de
mi jefecito, cosa que no me sorprendió, tan hermoso que me dieron
ganas de saltar en los muebles en cuero negro que había en lo que me
pareció la sala de estar.
- ¿Cuál será mi habitación?- cuestione mientras miraba por los
altos ventanales que daban a una terraza.
- La primera puerta a tu izquierda- dijo acercándose a mi- la
siguiente es la mia.
Enarque una ceja cuando me gire a verlo.
- Era por si querías saberlo- dijo restándole importancia.
Sabía muy bien a que se refería tan tranquilamente con sus
insignificantes palabras, no podía negar que de alguna manera me
alegraba de que me lo dijera y que esta mañana me diera cuenta de que
mi alerta de no embarazo se había terminado encajaba de maravillas en
la situación, obviamente no se lo diría pero, si el intenta algo, no
creo que lo detenga.
- Sí, claro.
- ¿quieres comer algo? Ayer llame para que me guardaran todo
listo aquí, a la derecha está la cocina si quieres ir.
- Gracias, primero iré a curiosear mi nueva habitación.
- Esta bien, yo iré a la mía- dijo para caminar hasta donde
estaba su pequeña maleta- ah en la terraza hay un jacuzzi por si
quieres entrar- dicho esto me guiño un ojo y salió en dirección a su
habitación.
Y entonces yo me quede como pensando ¿Quién tiene un jacuzzi en un
piso tan alto? Pero no iba a negar que entrar a mi habitación, husmear
un poco para luego ir a buscar obviamente algo de comer y sin falta
ver si entro al dichoso jacuzzi no era un buen plan para el resto del
día, aun no era medio día por lo que tenía tiempo antes de la reunión
de las dos, así que manos a la obra.
Tome mi maleta azul- amo el azul- y fui hasta la habitación.
Simplemente linda, era de un color solido con un fondo color arena que
me gustaba, una gran cama y enfrente un almario en la que sus puertas
eran espejos, como me gustaban, grandes cortinas color arena ocultaban
un amplio ventanal que ocupaba toda una pared y que daba paso a un
pequeño balcón donde había una silla baja en madera con grandes
cojines y una mesa. Perfecto para mí.
Camine hasta la cama y me arroje en ella, tome de mi pequeño bolso mi
celular y le escribí un mensaje a MERY al igual que a EUGE para que
sepan que había llegado bien. Aun no le había contado nada de lo de
anoche por varias razones, pero la más fuerte de todas era que no
quería hacerme y darle ilusiones donde no había ni habría nada.
Mientras permanecía ahí me propuse vivir el momento- hakuna matata-
sin preocupaciones por lo que pueda pasar y menos por las
consecuencias que pueda traer, ya después me lamentaría o quizás y
solo quizás me alegraría, cosa que dudaba muchísimo.
Unos toques en la puerta mi hicieron incorporarme, camine con pesadez
hasta la puerta hasta abrirla.
- ¿Qué?- pregunte.
- Solo venia a decirte que saldré para hacer algunas cosas-
dijo con sus manos en señal de rendición por mi tono osco supongo-
estaré aquí antes de las dos.
- Esta bien- respondí.
Con una inclinación de cabeza a modo de saludo se alejo, segundos
después escuche como se cerraba la puerta delantera. Me gire para
empezar a deshacer la maleta, lo que me tomo solo unos minutos porque
prácticamente no era mucho lo que había. Fui hasta la cocina, la gran
cocina, la gran y hermosa cocina. Era todo en acero y los muebles de
madera eran preciosos, ame el congelador tanto por dentro y por fuera,
cosa nada rara en mi.
Hice varios sándwiches, zumo de naranja y helado del congelador,
camine hasta la terraza y puse a mis amores en una mesa baja que
estaba entre sillas reclinables, alcance a ver el jacuzzi pero
mientras tuviese algo que comer no le preste la menor importancia.
Mientras comía reproduje mi lista de reproducción que llevaba el
nombre de los placeres de la vida, al momento la voz de de Bruno mars
se hizo escuchar en mi teléfono y me dispuse a ser feliz.
Minutos después y aun con la música aleatoria de mí lista me acerque
hasta donde estaba el barandal del lugar para ver mimitas hacia abajo,
me aleje de la orilla paranoica como siempre y camine hasta el
jacuzzi. Una vez visto las gana que no tenia de entrar en el crecieron
en mi interior como flores en primavera y lamente el no tener un
bañador en esos momentos.
Que importa, me dije.
Estaba sola en un departamento privado y mi jefe había salido y según
sus palabras no vendría en todo este tiempo, además no es como que si
bañarme en bragas y sostén figurara ningún riesgo, porque ya el me
había visto así.
***
Desperté de mi siesta acuática cuando la canción de bruno mars con
mark ronson se escucho en mis oídos, indicándome una llamada entrante.
No me había dado cuenta de que las relajantes burbujas y el rico aroma
de las sales del agua me habían relajado hasta el punto de haberme
quedado dormida. Me seque las manos para tomar mi teléfono y suspire
al ver el nombre de PABLO en la pantalla.
- Hola moii (diminutivo de amor)- conteste.
- Mare, hola- respondió- ¿Cómo estás?
- Bien more y tu como vas.
- Dando un respiro al trabajo para escuchar tu voz, mana,
cuéntame que tienes de nuevo en estos últimos días.
- Pues deberías sentarte…- empecé a contarle los últimos
acontecimientos, es la única persona a la que no le resumo nada,
momentos como estos mis ideas se aclaran y encuentro rumbo a mis
caminos, mientras le contaba no me interrumpió con preguntas, se
limitaba a gruñir de vez en cuando y a burlarse des considerablemente
cuando para el era oportuno. Definitivamente amo a mi mejor amigo.
- Debería de regañarte como el amigo celoso que soy- empezó-
pero, me alegro de que te sientas bien.
- Suena ridículo, lo se- dije entre dientes.
- Es lo que pasa cuando te enamoras- me respondió sin burla-
te conozco lo suficiente como para recordarte quien eres, por si lo
olvidas.
- No quiero pensar que me gusta de esa manera- suspire- solo
quiero vivir el momento.
- Y yo solo quiero que tengas cuidado- escuche unas voces
detrás- te llamare luego more ya tengo que irme.
- Esta bien, te quiero pila manito- dije melosamente.
- Igual yo mi LALI.
Después de finalizar la llamada vi que ya eran la 1:20 PM de la tarde
por lo que apresure a salir del agua y a tomar toda mi ropa para ir
hasta mi habitación. PETER no tardaría en llegar y a pesar de lo
lujurioso que se me antoja, no es buen momento para que me encuentre
semi-desnuda en su terraza.
Apague la música de mi teléfono y me encamine hasta la habitación, a
punto estuve de entrar cuando por mi estupidez olvide abrir la puerta,
y me choque soltando todo lo que llevaba en las manos, maldiciendo me
baje a recogerlas y cuando me fui a levantar vi como PETER con los
brazos cruzados me veía desde el otro lado del pasillo.
Un dia señor, solo un dia sin que pase nada, por favor.
Tenía los ojos en blanco mientras inspeccionaba mi falta de ropa,
normal que pase eso, le dedique una sonrisa irónica y esta vez si pude
abrir la puerta. Azote la puerta al entrar y después de asegurarla me
quede pegada a ella como sanguijuela, escuche como cuando pasaba se
reía y yo lejos de enfurecerme como siempre, sentía unas repentinas
patéticas ganas de verlo mientras lo hacía.
Me estaba dañando y lo sabía, pero, no me daba miedo hacerlo.
Complejos de la estupidez.
Recordé la hora y rápidamente fui a cambiarme, sustituí mi ropa
interior mojada por una nueva, mi ropa consistía en una falda de tubo
negra de lo más formar junto con una camisa de color crema, zapatos de
tacones negros que a pesar de que no me gustaba llevarlos eran de lo
mas lindo y cómodos. Sujete mi cabello en una larga cola como llevaba
ya tiempo haciendo y como maquillaje solo delinee mis ojos y pinte mis
labios de un color suave.
Tome un bolso que lleve de EUGE, porque mentiría si dijera que tenía
uno decente, y puse lo necesario dentro, una vez eso listo tome mi
teléfono y Salí de mi habitación, PETER ya me esperaba en la sala.
Verifique mi teléfono y faltaban 15 minutos para las dos.
Llegamos hasta el estacionamiento y nos dirigimos hasta su coche,
luego de unos 10 minutos mas en los que me volví a dedicar a mirar
como idiota por la ventana llegamos a otro rascacielos, en este unas
letras indicaban que PETER era el dueño porque recitaba, LANZANI&
Sanders international, ostentoso e inmenso. Me intimidaba.
No preste atención al colosal edifico una vez en su interior, puesto
que toda mi atención estaba en ir lo suficientemente rápido para por
lo menos tratar de igualar los pasos de mi jefe, una vez en el
ascensor, subimos hasta el piso 15,en este entramos en la segunda
puerta que daba paso a una enorme sala de juntas. La mayoría de los
puestos ya estaban ocupados, PETER fue a sentarse en la que
encabezaba la gran mesa y yo ocupe uno de los que estaban detrás de
el, dispuestos para los asistentes en su mayoría.
Algunos minutos después mi jefecito daba comienzo a lo que fue una
larga reunión, en la que no me dormí porque tenía que ir haciendo
apuntes y revisando documentos. Tres largas y tediosas horas en los
que creí que me iba a dar un ataque por aburrimiento épico del que
nunca me recuperaría se desarrollo esa sosa reunión.
Cuando termino algunos de los asistentes intentaron entablar
conversación conmigo, uno llamado Antonio era muy simpático y la
verdad es que me la pasaba de maravilla hablando con el, todo era
genial hasta que vi como PETER me dirigía una mirada furiosa que paso
desapercibida por mi moreno, musculoso y simpatico nuevo amigo. Para
mas maldad de mi parte intercambiamos los números para salir después-
si, claro- lo que hizo que mi adorado jefe me llamara para irnos.
No entiendo el porqué de su actitud, pero cuando se trata de
molestarlo, experimento los mejores momentos de mis días.
Sin mencionar cuando nos besamos, o cuando nos tocamos.
Ya me Salí de guion.
Enfurruñado salimos del edificio y en el más aburrido silencio
llegamos hasta el departamento. Cuando entramos al parecer ya se le
había pasado el enojo, porque nada mas tirar el maletín en el sofá, me
alzo en volantas, lo que provoco que chillara como poseída por la
sorpresa. Con sus grandes y fuertes manos me sostuvo hasta que incline
mi cabeza y pude ver el deseo que se marcaba en sus ojos. Mi
respiración empezó a aumentarse hasta que creí que me iba a dar un
infarto. Era la mejor puta experiencia de la historia.
Me bajo lentamente sin soltarme de su abrazo, instintivamente coloque
mis brazos alrededor de su cuello y me quede observándolo a la espera
de que se inclinara a besarme. Después de unos segundos que duraron
más de lo que deseaba lo hizo, era tan suave y delicado que su roce
lento y rítmico, enviaba escalofríos por todo mi cuerpo,
concentrándose en un lugar en concreto. Que me castiguen si decía que
esto era malo, porque definitivamente era el lugar donde quería estar.
quisiera pasar toda una semana aquí con mis amigas, saliendo de
fiestas y visitando centros comerciales. Hace una hora que llegamos e
íbamos al departamento de mi jefe en esta ciudad- lo bueno de tener
mucho dinero- en un auto de alquiler para trasportarnos por estos tres
días que duraríamos aquí.
Mis pensamientos sobre como nos comportaríamos después de lo de la
noche fueron rápidamente eclipsados porque no resulto para nada
incomodo, PETER no lo saco a relucir por lo que tampoco yo lo hice,
después que salimos de mi departamento fuimos directamente al
aeropuerto, las pertenencias de el se las tenia un hombre que nos
esperaba en la entrada y que al parecer era su chofer. Después de
embarcar y acomodarnos en nuestros asientos mantuvimos un cómodo
silencio en el que por tres horas me dedique a ver tres episodios pre
grabados de la 2da temporada de the originals- amo lo sobrenatural-
hasta que el avión aterrizo.
Por ahora no me importaba hablar, era la primera ves que visitaba esta
ciudad y por lo tanto estaba como cualquier turista, observando hasta
la mas mínima e insignificante cosa por la ventana del asiento del
copiloto, deleitándome de nada en especial para ocupar mis
pensamientos y alejarlo de los recuerdos pasados.
10 minutos después llegamos a un rascacielos en el centro de la
ciudad, subimos en ascensor hasta el piso 26 que era por completo de
mi jefecito, cosa que no me sorprendió, tan hermoso que me dieron
ganas de saltar en los muebles en cuero negro que había en lo que me
pareció la sala de estar.
- ¿Cuál será mi habitación?- cuestione mientras miraba por los
altos ventanales que daban a una terraza.
- La primera puerta a tu izquierda- dijo acercándose a mi- la
siguiente es la mia.
Enarque una ceja cuando me gire a verlo.
- Era por si querías saberlo- dijo restándole importancia.
Sabía muy bien a que se refería tan tranquilamente con sus
insignificantes palabras, no podía negar que de alguna manera me
alegraba de que me lo dijera y que esta mañana me diera cuenta de que
mi alerta de no embarazo se había terminado encajaba de maravillas en
la situación, obviamente no se lo diría pero, si el intenta algo, no
creo que lo detenga.
- Sí, claro.
- ¿quieres comer algo? Ayer llame para que me guardaran todo
listo aquí, a la derecha está la cocina si quieres ir.
- Gracias, primero iré a curiosear mi nueva habitación.
- Esta bien, yo iré a la mía- dijo para caminar hasta donde
estaba su pequeña maleta- ah en la terraza hay un jacuzzi por si
quieres entrar- dicho esto me guiño un ojo y salió en dirección a su
habitación.
Y entonces yo me quede como pensando ¿Quién tiene un jacuzzi en un
piso tan alto? Pero no iba a negar que entrar a mi habitación, husmear
un poco para luego ir a buscar obviamente algo de comer y sin falta
ver si entro al dichoso jacuzzi no era un buen plan para el resto del
día, aun no era medio día por lo que tenía tiempo antes de la reunión
de las dos, así que manos a la obra.
Tome mi maleta azul- amo el azul- y fui hasta la habitación.
Simplemente linda, era de un color solido con un fondo color arena que
me gustaba, una gran cama y enfrente un almario en la que sus puertas
eran espejos, como me gustaban, grandes cortinas color arena ocultaban
un amplio ventanal que ocupaba toda una pared y que daba paso a un
pequeño balcón donde había una silla baja en madera con grandes
cojines y una mesa. Perfecto para mí.
Camine hasta la cama y me arroje en ella, tome de mi pequeño bolso mi
celular y le escribí un mensaje a MERY al igual que a EUGE para que
sepan que había llegado bien. Aun no le había contado nada de lo de
anoche por varias razones, pero la más fuerte de todas era que no
quería hacerme y darle ilusiones donde no había ni habría nada.
Mientras permanecía ahí me propuse vivir el momento- hakuna matata-
sin preocupaciones por lo que pueda pasar y menos por las
consecuencias que pueda traer, ya después me lamentaría o quizás y
solo quizás me alegraría, cosa que dudaba muchísimo.
Unos toques en la puerta mi hicieron incorporarme, camine con pesadez
hasta la puerta hasta abrirla.
- ¿Qué?- pregunte.
- Solo venia a decirte que saldré para hacer algunas cosas-
dijo con sus manos en señal de rendición por mi tono osco supongo-
estaré aquí antes de las dos.
- Esta bien- respondí.
Con una inclinación de cabeza a modo de saludo se alejo, segundos
después escuche como se cerraba la puerta delantera. Me gire para
empezar a deshacer la maleta, lo que me tomo solo unos minutos porque
prácticamente no era mucho lo que había. Fui hasta la cocina, la gran
cocina, la gran y hermosa cocina. Era todo en acero y los muebles de
madera eran preciosos, ame el congelador tanto por dentro y por fuera,
cosa nada rara en mi.
Hice varios sándwiches, zumo de naranja y helado del congelador,
camine hasta la terraza y puse a mis amores en una mesa baja que
estaba entre sillas reclinables, alcance a ver el jacuzzi pero
mientras tuviese algo que comer no le preste la menor importancia.
Mientras comía reproduje mi lista de reproducción que llevaba el
nombre de los placeres de la vida, al momento la voz de de Bruno mars
se hizo escuchar en mi teléfono y me dispuse a ser feliz.
Minutos después y aun con la música aleatoria de mí lista me acerque
hasta donde estaba el barandal del lugar para ver mimitas hacia abajo,
me aleje de la orilla paranoica como siempre y camine hasta el
jacuzzi. Una vez visto las gana que no tenia de entrar en el crecieron
en mi interior como flores en primavera y lamente el no tener un
bañador en esos momentos.
Que importa, me dije.
Estaba sola en un departamento privado y mi jefe había salido y según
sus palabras no vendría en todo este tiempo, además no es como que si
bañarme en bragas y sostén figurara ningún riesgo, porque ya el me
había visto así.
***
Desperté de mi siesta acuática cuando la canción de bruno mars con
mark ronson se escucho en mis oídos, indicándome una llamada entrante.
No me había dado cuenta de que las relajantes burbujas y el rico aroma
de las sales del agua me habían relajado hasta el punto de haberme
quedado dormida. Me seque las manos para tomar mi teléfono y suspire
al ver el nombre de PABLO en la pantalla.
- Hola moii (diminutivo de amor)- conteste.
- Mare, hola- respondió- ¿Cómo estás?
- Bien more y tu como vas.
- Dando un respiro al trabajo para escuchar tu voz, mana,
cuéntame que tienes de nuevo en estos últimos días.
- Pues deberías sentarte…- empecé a contarle los últimos
acontecimientos, es la única persona a la que no le resumo nada,
momentos como estos mis ideas se aclaran y encuentro rumbo a mis
caminos, mientras le contaba no me interrumpió con preguntas, se
limitaba a gruñir de vez en cuando y a burlarse des considerablemente
cuando para el era oportuno. Definitivamente amo a mi mejor amigo.
- Debería de regañarte como el amigo celoso que soy- empezó-
pero, me alegro de que te sientas bien.
- Suena ridículo, lo se- dije entre dientes.
- Es lo que pasa cuando te enamoras- me respondió sin burla-
te conozco lo suficiente como para recordarte quien eres, por si lo
olvidas.
- No quiero pensar que me gusta de esa manera- suspire- solo
quiero vivir el momento.
- Y yo solo quiero que tengas cuidado- escuche unas voces
detrás- te llamare luego more ya tengo que irme.
- Esta bien, te quiero pila manito- dije melosamente.
- Igual yo mi LALI.
Después de finalizar la llamada vi que ya eran la 1:20 PM de la tarde
por lo que apresure a salir del agua y a tomar toda mi ropa para ir
hasta mi habitación. PETER no tardaría en llegar y a pesar de lo
lujurioso que se me antoja, no es buen momento para que me encuentre
semi-desnuda en su terraza.
Apague la música de mi teléfono y me encamine hasta la habitación, a
punto estuve de entrar cuando por mi estupidez olvide abrir la puerta,
y me choque soltando todo lo que llevaba en las manos, maldiciendo me
baje a recogerlas y cuando me fui a levantar vi como PETER con los
brazos cruzados me veía desde el otro lado del pasillo.
Un dia señor, solo un dia sin que pase nada, por favor.
Tenía los ojos en blanco mientras inspeccionaba mi falta de ropa,
normal que pase eso, le dedique una sonrisa irónica y esta vez si pude
abrir la puerta. Azote la puerta al entrar y después de asegurarla me
quede pegada a ella como sanguijuela, escuche como cuando pasaba se
reía y yo lejos de enfurecerme como siempre, sentía unas repentinas
patéticas ganas de verlo mientras lo hacía.
Me estaba dañando y lo sabía, pero, no me daba miedo hacerlo.
Complejos de la estupidez.
Recordé la hora y rápidamente fui a cambiarme, sustituí mi ropa
interior mojada por una nueva, mi ropa consistía en una falda de tubo
negra de lo más formar junto con una camisa de color crema, zapatos de
tacones negros que a pesar de que no me gustaba llevarlos eran de lo
mas lindo y cómodos. Sujete mi cabello en una larga cola como llevaba
ya tiempo haciendo y como maquillaje solo delinee mis ojos y pinte mis
labios de un color suave.
Tome un bolso que lleve de EUGE, porque mentiría si dijera que tenía
uno decente, y puse lo necesario dentro, una vez eso listo tome mi
teléfono y Salí de mi habitación, PETER ya me esperaba en la sala.
Verifique mi teléfono y faltaban 15 minutos para las dos.
Llegamos hasta el estacionamiento y nos dirigimos hasta su coche,
luego de unos 10 minutos mas en los que me volví a dedicar a mirar
como idiota por la ventana llegamos a otro rascacielos, en este unas
letras indicaban que PETER era el dueño porque recitaba, LANZANI&
Sanders international, ostentoso e inmenso. Me intimidaba.
No preste atención al colosal edifico una vez en su interior, puesto
que toda mi atención estaba en ir lo suficientemente rápido para por
lo menos tratar de igualar los pasos de mi jefe, una vez en el
ascensor, subimos hasta el piso 15,en este entramos en la segunda
puerta que daba paso a una enorme sala de juntas. La mayoría de los
puestos ya estaban ocupados, PETER fue a sentarse en la que
encabezaba la gran mesa y yo ocupe uno de los que estaban detrás de
el, dispuestos para los asistentes en su mayoría.
Algunos minutos después mi jefecito daba comienzo a lo que fue una
larga reunión, en la que no me dormí porque tenía que ir haciendo
apuntes y revisando documentos. Tres largas y tediosas horas en los
que creí que me iba a dar un ataque por aburrimiento épico del que
nunca me recuperaría se desarrollo esa sosa reunión.
Cuando termino algunos de los asistentes intentaron entablar
conversación conmigo, uno llamado Antonio era muy simpático y la
verdad es que me la pasaba de maravilla hablando con el, todo era
genial hasta que vi como PETER me dirigía una mirada furiosa que paso
desapercibida por mi moreno, musculoso y simpatico nuevo amigo. Para
mas maldad de mi parte intercambiamos los números para salir después-
si, claro- lo que hizo que mi adorado jefe me llamara para irnos.
No entiendo el porqué de su actitud, pero cuando se trata de
molestarlo, experimento los mejores momentos de mis días.
Sin mencionar cuando nos besamos, o cuando nos tocamos.
Ya me Salí de guion.
Enfurruñado salimos del edificio y en el más aburrido silencio
llegamos hasta el departamento. Cuando entramos al parecer ya se le
había pasado el enojo, porque nada mas tirar el maletín en el sofá, me
alzo en volantas, lo que provoco que chillara como poseída por la
sorpresa. Con sus grandes y fuertes manos me sostuvo hasta que incline
mi cabeza y pude ver el deseo que se marcaba en sus ojos. Mi
respiración empezó a aumentarse hasta que creí que me iba a dar un
infarto. Era la mejor puta experiencia de la historia.
Me bajo lentamente sin soltarme de su abrazo, instintivamente coloque
mis brazos alrededor de su cuello y me quede observándolo a la espera
de que se inclinara a besarme. Después de unos segundos que duraron
más de lo que deseaba lo hizo, era tan suave y delicado que su roce
lento y rítmico, enviaba escalofríos por todo mi cuerpo,
concentrándose en un lugar en concreto. Que me castiguen si decía que
esto era malo, porque definitivamente era el lugar donde quería estar.
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