sábado, 29 de abril de 2017

CAPITULO 34

Todo el viaje de vuelta lo pase resoplando, fue el vuelo mas largo de toda mi vida, sentía que en vez de new york, estábamos en china o en Finlandia, al llegar a mi departamento y despedir melosamente a Erich en la entrada, camine hasta la puerta pensando en lo maravilloso que sería llegar, ducharme, comer y dormir. Si tenía el resto del día planeado.

Y dije tenia porque como siempre mis planes salían frustrados.

Me encontré con una escena de lo mas perturbadora al entrar, mis tres amigas estaban bailando como poseídas por todo el salón, cosa que no me sorprendió mucho la verdad, hasta que repare en que la canción era happy de pharel willians y eso solo quería decir algo. Estaban celebrando algo, la pregunta era ¿Qué celebraban?

Y sin mí

Hijas de nadie

Me acerque bailando hasta el ipod de EUGE y así mismo bailando, se lo apague, todas giraron a verme mal de una vez mientras yo esperaba que alguna reparara en que yo había llegado de mi aburrido y sensual viaje de negocios, o de magreo- si quieren- y que esperaba respuesta. Al final la insolente de caro tuvo la decencia de hablar.

- Pensábamos que te hubieses casado y quedado a vivir allá

- Lamento defraudarlas- dije dramáticamente- ¿me pueden decir que celebran?

- EUGE ya tiene la fecha de su boda- contesto MERY impaciente

- ¿ah sí?

- Si- respondí ahora EUGE- será dentro de dos meses

Se pueden imaginar la descarga de gritos y saltitos de locas retrasadas que empezamos a dar, todas menos caro que se cree la mas normalita de las cuatro. Volví a encender el ipod y reproduje la canción nuevamente, si había cosas que celebrar, EUGE se casaría, se iría y la casa para CANDE y para mi sola, si libertad en mi habitación nuevamente. Estábamos celebrando así, ellas tomando vino barato y yo zumo de fresas muy contentas y felices, hasta que yo recordé algo.

- Un momento- dije corriendo a apagar la música, otra vez- dejemos la felicidad y la movedera para otro momento, acabo de recordar algo.

- Si vas a contarnos de tus encuentros sórdidos y sexuales mejor no- dijo caro

- Aunque te mueras por saberlos no- dije sonriendo ante algunos recuerdos- es algo mucho peor.

- Haz el grandísimo favor de hablar de una vez- dijo EUGE entonces- sabes que me pones de los nervios cuando dramatizas las tragedias.

- Está bien, no era para que te entrara a ti entonces- resople- bien, que esta celebración me hizo pensar en que volveré a tener mi habitación para mi sola y por eso bailaba con mas entusiasmo, pero acabo de recordar que no servirá de nada

- ¿Por qué?- pregunto CANDE visiblemente intrigada

- Si anda mare no nos desesperes- volvió a decir EUGE

- Yo sé porque- dijo MERY con superioridad, todas nos giramos y enarcamos las cejas para que prosiguiera- se irá a vivir con mi jefe

Todas jadeamos al mismo tiempo lo que fue muy sorprendente, pero por mi parte me recupere rápidamente- ¿Cómo lo sabes?

- No lo sabía- respondió contenta con su acierto- era obvio que pasaría de un momento a otro, pero pensé que tardarías mas, has cambiado.

- Si hasta yo me sorprendí- mire a CANDE y EUGE que aun estaban anonadadas con la noticia, sabía que esto pasaría- a ver despierten ustedes, tenemos que llorar.
- Nada de llorar- dijo Ana levantándose- nuestra LALI ha sucumbido a un hombre, es señal de que las cosas serán mejores o del fin del mundo- dijo en un murmuro- espero y sea lo primero.

- ¿para cuándo?- pregunto caro

- No lo sé- conteste- le dije que tenía que arreglar todas las cosas antes.

- Y eso que cambio- resoplo caro- está igual o peor que antes, menuda maldita estas hecha

- Discrepo mi querida amiga- dije calmadamente- no tomare mucho tiempo, solo tengo que arreglar mis cosas, ver lo del departamento y pasar mi parte a tu nombre y cosas así

- Es tan bello el amor- suspiro MERY- caro tenemos que hacer algo al respecto.

Nos reímos por mucho tiempo de la reacción de caro, no es que fuera anti-amor o algo parecido, solo que aun no superaba muy bien un amor, aunque nunca lo diría ni siquiera a nosotras que somos como una familia. Pero no la presionábamos tampoco, como siempre decía, había que aceptarla tal y como era.

Olvide por completo la frustración de mi viaje, aunque cuando me fui a dormir en los brazos de caro, refunfuñando por su imperfección en comparación con los del jefe, me quede dormida hasta que la estúpida alarma me despertó para ir a trabajar.

Ese mismo día al llegar a casa, en vez de mi habitual rutina de comer, cotorrear con mis amigas, empecé a decidir qué cosas llevaría y cuáles no a la casa del jefe, era un hecho, hasta aquí había llegado.

***

El fin de semana y la semana siguiente pasaron de la misma manera, aunque digamos que el domingo en la tarde tomamos un merecido descanso de "todo" el inmenso trabajo de guardar unas cuantas cosas en maletas, mis amigas no quisieron dejarme ir sola al spa en el que había ganado toda una sesión por haber superado el record de susan el día de las flores. De tal manera que la tarde del domingo fue increíblemente agradable.

Así que aquí estábamos, ya no tenía ninguna excusas y por más que quisiera disimularlo, el viernes me levante mas ansiosa que de costumbre, por primera vez el sonido de la alarma no me molesto, así que con una estúpida sonrisa, Salí de entre mis cobijas y de los brazos de caro hasta el baño, iba tan ocupada tarareando que no me fije en que minimi había empezado a hacerse notar, para cuando quise darme cuenta, estaba desnudándome aun tarareando para entrar a la ducha.

Como era de esperarse lance un grito que seguramente fue escuchado en el parque de la otra calle, cuando me calle, escuche el golpe producto de la caída de caro de la cama y en consecuencia las maldiciones que siguieron al grito de dolor, la puerta fue aporreada hasta que me digne a abrirles y no me sorprendió ver las caras de terror de EUGE y CANDE.

Me repasaron con la mirada por lo menos tres veces antes de notar el porqué del grito, aun tenía mis dedos toqueteando la leve hinchazón de mi abdomen, no es que sea tan impresionante, pero se sentía magnifico, se sentía como un recordatorio de que minimi estaba ahí.

Después de que mis amigas superaron el grito se acercaron a toquetearme hasta que recordé que estaba completamente desnuda, les di algunas palmadas y las saque del baño.

Enfermas

Me vestí con un mis nuevos pantalones de vestir negros que me quedaban maravillosamente con una camisa holgada, aun no tenía idea de cómo llevaría lo de mi embarazo en la empresa, ese aun estaba en la lista de cosas por pensar.

Pero mientras tanto, el reciente descubrimiento del crecimiento del minimi y que esta noche me mudaba a casa de PETER eran suficientes.

Al llegar a la oficina, sentía la paranoica sensación de que todos me miraban, por lo que hice el camino a mi puesto más rápido de lo normal, llegue hasta mi lugar, después de saludar a susan, con el corazón entre mis dedos, metafóricamente hablando, sus latidos no hicieron más que ir en aumento cuando me encontré, como no, con PETER en mi sillón sonriendo como poseído.
Aquí estaba la parte que me hacia rodar los ojos a cada momento, toda la bendita semana, en todos los benditos días, sin importar la hora de cada uno de ellos, el maniático que tenia frente a mi me recordaba la bendita fecha, hubo un momento en que pensé que se me iban a pasar las ganas de hacerlo pero me equivocaba, las muy malditas y traicioneras no hicieron más que incrementar.

Se acerco a mí rápidamente y me abrazo como si hubiesen pasado tres años desde la última vez que lo hizo, aunque su beso, su beso... ese fue tan delicado y delicioso que cuando se aparto no pude disimular un sonido de protesta.

- ¿Cómo amanecieron hoy?- pregunto sin apartarse de mis labios

- Amanecimos mas grandes- dije acariciando sus labios con los míos y sintiendo las repercusiones de ese acto en algunas zonas de mi cuerpo.

- ¿mas grandes?- pregunto separándose

- Si moii, mira- lleve una de sus manos a mi abdomen recién descubierto y la deje en libertad para que explorara por su cuenta.

- Es cierto- dijo plenamente asombrado, su cara iluminada fue lo mejor que había visto en todo el día- mi bebe está haciéndose notar.

- Exacto, por eso, ahora visto más holgada

- Eres la embarazada mas sexi de toda la tierra- dijo abrazándome- y toda mía.

No conteste pero si me reí, bueno ahora lo hacía, porque de seguro que no le encontraría el chiste cuando mi cuerpo se transformara en el titánic o algo así, después de unos segundos nos separamos y aun riendo nos dimos un corto beso, PETER se giro para irse a su oficina, pero sentí como se tensaba, aun tenía su mano en mi abdomen. Me gire para preguntarle que pasa y al momento descubrí la causa de su estado.

En la puerta estaba susan más blanca que un papel, haciendo lo que mejor me salía cuando estaba impresionada, abriendo y cerrando la boca por no saber qué decir.

Actué rápido, al parecer, eso de quedarse en blanco para PETER era normal, arrastre a susan y cerré la puerta, por los hombros la guie hasta dejarla caer en una silla y me propuse hacer lo mismo con PETER pero este sí que fue un caso difícil, su cuerpo estaba mas rígido de lo que parecía- lo que fue muy chistoso, la forma en que lo arrastraba era increíblemente dramática- solo me quedo un camino y como siempre que lo hacía, lo disfrute.

Lo abofetee par de veces hasta que me detuvo agarrándome de las muñecas.

La decepción creció en mí dolorosamente.

Se sentó en la silla cercana a la de susan y quiso que me sentara en su regazo y por primera vez, me negué a esa delicia, había cosas que hacer antes, evitar que susan muriera de un infarto era una de ellas.

- Escucha susan- empezó PETER, pero ella no lo dejo terminar

- Una cosa es saberlo- murmuro levantando la vista por primera vez, en todo el rato- otra diferente es verla

- ¿lo sabías?- preguntamos al mismo tiempo

- Soy vieja, no ciega- dijo totalmente recuperada, a PETER debería darle vergüenza- aunque saben disimularlo muy bien, nadie en la empresa se ha dado cuenta y lo sé porque yo sé todo.

- Y por consecuencia yo- dije con suficiencia, estar arriba tenía sus beneficios- ¿Por qué nunca dijiste nada?

- No lo creí necesario, ustedes me decían todo sin hablar, lo del embarazo, también por si se lo preguntan.

- Increíble- murmuro PETER

Me reí, que mas me quedaba, después de ese pequeño intercambio de información le contamos a susan algunos de nuestros planes, luego el jefe tenía que darse a notar mandándonos a trabajar como si fuésemos esclavas, aunque nos recompenso con dos sonoros besos a las dos, que podía decir, habían algunas cosas que me encantaban de él, su rara personalidad era una de ellas.

Que me dejara abofetearlo, la principal.

En todo el día, no pude evitar mirar de reojo a susan cada vez que se me presentaba la ocasión, algunas veces se daba cuenta y se reía, otras en las que no, era yo la que me reía, siempre había querido contárselo, pero al parecer el creer que ella me juzgaría me detuvo, aunque ese no fue el caso

Susan era genial.

Esa tarde, Salí primero que ellos de la empresa, tenía que pasar un poquito más de tiempo en mi departamento, esa noche ya no dormiría en el, tenía que darle amor, por lo cual al llegar empecé a abrazar todo lo caía en mi vista.

- Ni que te fueras al fin del mundo, dramática- dijo caro arruinándome el momento.

- Como puedes ver- señale- estoy en un momento intimo y como tal necesito silencio

- Sabes que estás loca verdad- repuso quitándome los brazos del tv- yo lo siento por el pobre PETER que tendrá que soportarte mas ahora.

- Y no te compadeces de mi que soy prácticamente tu hermana- resople- no me valoras

- Pues no la verdad- dijo riendo- tu jefe me cae mejor.

Hice lo que haría cualquier persona racional, empecé a arrojarle todos los cojines del sofá, correteamos un rato hasta que el bendito timbre sonó, jadeando abrí la puerta para encontrarme con PETER y el hombre que siempre está en su casa- ese del que nunca recuerdo su nombre- ahora si es oficial, me voy.

Una vez que las cosas estuvieron en la parte trasera de una Range Rove negra, en la que andaba el señor aquel, me despedí dramáticamente de mis amigas- como si no fuera a verlas mañana- y subí al auto de PETER.

Al llegar a las puertas de su casa, suspire dramáticamente, si alguien me hubiese dicho que esto me pasaría a mí, le daría el numero de los psicólogos que me han recomendado a lo largo de mi vida, pero aquí estaba, caminando de la mano con PETER LANZANI, el insoportable de mi jefe y el padre de mi hijo.

Al cerrar las puertas me abrazo y después de un largo beso, me susurro al oído.

- Bienvenida a nuestra casa amor

Y yo casi que me derrito.

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