sábado, 29 de abril de 2017

CAPITULO 32

PETER

Hacia las once y media de la mañana, desembarcábamos en el aeropuerto John F. Kennedy de Queens, aun teníamos tiempo de descansar en casa, llegar hasta mi departamento nos tomaría, por lo menos 45 minutos.

El diablillo de LALI estaba más perezosa que de costumbre, después de tomar nuestras pertenencias salimos hasta donde nos esperaba un DBS V12 de Aston Martin- me obsesionan los autos de lujo- negro, el encargado me entrego las llaves y después de un saludo cordial, arrastre a LALI- casi literalmente- hasta el.

Estaba más que sorprendido, asustado, era el lapso más grande de tiempo que LALI no decía ni una sola palabra, ni siquiera un insulto o una burla, todo el trayecto al departamento se dedico a pasar de canal en la emisora y a mirar por el cristal las congestionadas calles de la ciudad. Al llegar al departamento, tiro en el sofá su bolso y entro en la que fue su habitación la vez pasada, la seguí con preocupación y me la encontré tirada en la cama, aprisionando una almohada con sus brazos.

- ¿necesitas algo?- pregunte acercándome a la cama

- No, solo estoy cansada- dijo sin abrir los ojos- dame diez minutos

- Tomate el tiempo que necesites- dije besándole el pelo mientras ella decía algo sobre cortarme la lengua si no me callaba- me llamas si me necesitas

- Limítate a morir- la escuche decir cuando cerraba la puerta.

Me sentía extremadamente bien, después de mucho tiempo, esta era la oportunidad que necesitaba, tres días juntos, tenía tres días para convencerla de que tenía que irse a vivir conmigo, aunque aun no tenía idea de que hacer para lograrlo.

Siendo claro, asumir un compromiso de esa magnitud me asustaba a gran escala, pero esperaba, que el tiempo con ella, me hiciera sentir mejor.

Ni siquiera yo me reconozco.

LALI

Me desperté toda asustada ¿Dónde estaba? Los recuerdos me llegaron tan lentos que casi vuelvo a dormirme, habíamos llegado al departamento del jefe y me había tirado a dormir. La pereza era mi talento.

Me senté en la cama y mire a un punto en la pared, resople y me quite los tacones que aun llevaba puestos, sentí como el estomago y minimi empezaban la tercera guerra mundial en mi interior por no darles de comer, por lo que me levante y toda aburrida fui hasta la cocina.

Le tire algunos besos al refrigerador y saque algunas cosas para prepararme mi plato oficial, un sándwich, después de prepararlo, tome zumo de naranja y me senté en uno de los taburetes que habían en la isla. Me deleite, como siempre cuando comía, esto era la gloria.

Cuando, dolorosamente termine, mire con tristeza el plato y al levantar la vista me encontré con la mirada intensa de PETER que me miraba como si intentara determinar de qué humor estaba, se acerco lentamente y apoyo los codos en la isla, aun sin dejar de mirarme.

- ¿te pasa algo?- pregunte

- Nada- sonrió- ¿ya te encuentras mejor?

- Si como sea- dije- ¿Qué hora es

- Ya es la una y cuarto, deberías apresurarte.

- Si señor- hice el saludo militar

- Anda, corre.

Le lance una mirada interrogatoria, mientras él se limitaba a sonreír el muy inútil, le dije que tenía que limpiar mi desorden y Salí de la cocina, ahora sí, sonriendo yo. Entre a la habitación para buscar mis cosas pero no la encontré por ningún lado. Suspire y fui hasta la sala, peo tampoco encontré nada, por lo que refunfuñando volví a la cocina para buscar a PETER.

- No encuentro mis cosas- dije cruzando mis brazos

- Están en la habitación- dijo arqueando las cejas

- No están ahí- dije como lo más obvio

- Quizás no buscaste en la correcta

Me quede mirándolo boquiabierta ¿estaba de broma? Entorne mis ojos y luego me dirigí a su habitación, y en efecto, encima de la mesa de estudio estaba mi bolso, pero no vi la maleta. Camine hasta el vestidor y, colgada JUNTO a la de PETER, estaban mis pertenencias, junto a su zapatos los míos y no me sorprendió encontrar mi ropa interior en un cajón junto a la de él.

Buena jugada jefe, buena jugada.

Me dirigí hasta el baño y me desnude, al entrar en la bañera no me asombre al ver mis cosas de baño en el estante integrado, resople, que inteligente había sido, debía de devolverle el golpe. Me vestí, maquille y peine con una estúpida sonrisa en mi rostro iluminado. Mientras yo estaba de perezosa el padre de mi hijo había dispuesto todo para que estuviera cómoda y me encantaba.

Aunque no le daría la satisfacción de decirle absolutamente nada al respecto, es lo que él espera.

Tome todo lo que necesitaba para las aburridas reuniones y Salí para encontrarme con el espécimen más lindo que rodeaba mi vida, estaba vestido con un hermoso traje negro a medida, como los que solía llevar, pero eso no hacía que su aspecto impactara cada vez que lo veías, aunque el maldito, aun con harapos se veía bien.

- Te vez hermosa- dijo tomando sus cosas

- Lo mismo digo- sonreímos

Llegamos faltando apenas cinco minutos para empezar la reunión, Erodine, la jefa de la sucursal nos recibió con gran entusiasmo y de una vez subimos hasta el piso 15, donde la vez pasada fueron las reuniones. PETER me lanzo una mirada lasciva antes de ir a sentarse a la cabecera para presidir la reunión, al frente había quedado Erodine y rápidamente los puestos de izquierda a derecha fueron ocupados. Sonreí al ver como Antonio, el mismo chico de la otra vez se sentaba a mi lado y me dedicaba un saludo cortes que no paso desapercibido por la mirada penetrante de PETER, si no dejaba de comportarse así, pronto todos se darían cuenta.

Reconocí a el asistente de Erodine, cuando ponía ante cada uno de los presente, el programa de la reunión. Recordé al instante la posdata que había añadido al correo que me había enviado ayer, me estremecí al pensar en que diría mi jefecito sobre eso.

Después de tres aburridas y largas horas, en las que tuve que tomar notas, responder consultas del jefe y decirme una y otra vez no te duermas, se acabo la reunión, aunque mi jefe tenía algunas cosas que hablar con la jefa, por lo que resoplando, volví a tirarme en mi asiento.

- Pareces como si estuvieras muriendo- escuche una voz a mi lado

- Y así es- dije girándome para encontrarme con MARIANO- estoy pensando cuales serán mis últimas palabras.

- Estas reuniones suelen ser monótonas y aburridas- dijo sentándose- ¿Qué tal el viaje?

- Muy bien

- Me alegro- dijo sonriendo- ¿tienes planes esta noche?

- ¿planes?- este tenía esperanzas conmigo, cuando vi que asentía proseguí- si el señor LANZANI tiene una cena a la que asistir y me pidió que lo acompañara.

- Es una lástima- dijo pareciendo sincero- al menos lo intente

- Eso es algo.
- Señorita LALI, nos vamos- dijo PETER con cierto tonito

- Hasta luego

Echó a andar a zancadas al ascensor, mientras yo, me lo tome con toda la calma del mundo, fue tanto así, que, para su mayor irritación le tocó detener las puertas del ascensor que ya se iban a cerrar. Al entrar me percate de su frustración, pero no dije absolutamente nada aunque en mi interior me imaginaba rodando por el ascensor a causa de la risa.

- ¿Qué quería el asistente de Erodine?- me pregunto cuando íbamos en el coche

- Me invito a salir- dije

- ¿aceptaste?

- No- dije burlonamente- le dije que tenía una cena importante

- Ah- dijo visiblemente aliviado, por mi parte sonreí, lo de celoso se le da graciosísimo.

Empezamos a magrearnos desde el momento en que cerró la puerta del departamento, cuando quise abrir los ojos estábamos sentados en el sofá, respire con dificultad mientras veía como las manos temblorosas de PETER intentaban desabotonar mi camisa sin ningún tipo de éxito.

Entre risas, quite sus manos y en tan solo segundos logre lo que al parecer era el mayor reto del jefe. Arquee las cejas cuando termine de sacármela de la falda tipo lápiz que llevaba, el sonrío arrogantemente, cuando sin darme cuenta me había quitado el sostén. Le quite la chaqueta y la camisa con rapidez y eficacia, siendo yo la ganadora.

Siempre tenía que ganar yo

Seguimos besándonos mientras el tocaba mis pechos, gemía por la deliciosa sensación que me hacía sentir, me levanto del sofá en brazos, pasándome una mano por debajo de las rodillas- estúpida falda- me separe de sus labios para abrir la habitación y bueno... volvía a disfrutar de lo lindo de la vida.

Me deposito en la cama y no dudo un segundo en quitarme la dichosa falda y luego las bragas, me quede observándolo mientras él hacía lo mismo con sus pantalones y el bóxer, suspire, y mirándolo bien, todo su hermoso cuerpo trabajado, con ese tatuaje que lo hace ver tan ahg... ¡que frustración! Si no se venía rápido creo que iba a enloquecer.

- ¿impaciente?- se atrevió a preguntar el estúpido

- Disfruta mientras puedas.

Cuando se canso de reírse el muy maldito, poso sus labios en los míos, me beso exigentemente mientras con sus manos marcaba trazos en mi piel desnuda, exageradamente maravilloso, se separo de mis labios y se quedo mirándome a los ojos como al parecer le gustaba hacer y a mí que lo hiciera, volvió a besarme, esta vez con más calma y dulzura mientras se introducía lenta y deliciosamente en mi.

Decidí dejar de pensar en cuando me cansaría de estar con este hombre, me dedique a sentir las sensaciones mientras el cuidadosamente me hacía el amor, cuando llegamos al clímax, gritamos y nos retorcimos por lo asombroso que fue al mismo tiempo, entre jadeos PETER salió de mi y se recostó en la cama atrayéndome para quedar con recostada en su pecho.

Recientemente reconocido como uno de mis lugares preferíos en todo el mundo.

*********

Desperté y literalmente no pude ver nada por la oscuridad de la habitación, PETER estaba dormido con una de sus manos abrazándome, aun permanecía recostada en su pecho pero sin nada de sueño y famélica por lo poco que había comido.

Quite su brazo lentamente para no despertarlo, lo logre con creces, me levante poco a poco mientras él se removía. Suspire cuando estuve fuera de la cama y él seguía sin despertar. Orgullosa por mi triunfo tome lo primero que vi en el piso (la camisa de PETER) y tape mi desnudes, fui hasta la cocina y rebusque en la nevera, lo mío.

Me senté tarareando casi audiblemente con un mini sándwich a las 5:20 AM porque a minimi le dio por armar la tercera guerra mundial por escases de alimentos. Aun no había nacido, ni siquiera desarrollado bien y ya era igualito a mí. El momento más dramático y aun no amanecía bien.

El sonido de puertas me hizo dar un respingo, seguido de la voz de PETER llamándome, me levante, sin soltar el sándwich que aun no terminaba para ver que se traía entre manos este ahora. Casi me tira cuando pasaba corriendo por el pasillo, por suerte se percato y ni mi comestible ni yo sufrimos ningún daño.

¿Qué le pasaba?

- ¿Dónde estabas?- pregunto visiblemente alterado

- En la cocina

- ¿Por qué?

- Tenía ganas de comer- le enseñe mi bebe- ¿Qué pasa?

- No te encontré en la cama

- ¿y?- su rostro denotaba terror, lo que me asusto también a mí y al parecer él se percato

- No pasa nada- dijo rápidamente- ven, vamos a la cocina

- Sabes, estaba pensando ir a un psicólogo- dije mientras permitía que él me condujera de vuelta a la cocina- pero creo que iremos los dos

- Ni de broma- refunfuño

Volví a sentarme nuevamente en el taburete y el fue directo al frigorífico, saco una botella de agua y se la tomo entera, lo mire con las cejas alzadas, este tenía algo y tenía que saberlo tarde o temprano, se acerco y se acomodo en el taburete de al lado. Volví a prestarle atención a mi bebe y por un segundo me olvide de la existencia de cierto maestro del drama a mi lado.

Pero solo por un segundo

- Me gusta cómo te queda mi camisa- dijo seductoramente

- Fue lo primero que encontré- dije sin prestarle atención, sabia por donde iba

- Supongo que aquí no llevas nada mas- dijo dejando a la vista lo poco que me tapaba la bendita camisa- es interesante

- Para mí no- dije tratando de no alterarme mucho- déjame comer en paz

- Nada te lo impide nena- dijo acariciando mis muslos con sus dedos.

- Sin ofender sigas-

- ¿eso quieres?- dijo burlón

Resople, termine con mi bebe y me quede observándolo por lo que pareció una eternidad, el siguió con sus deliciosos movimientos suaves por mis muslos mientras me miraba a la espera de que estallara o algo por el estilo. Entorne mis ojos mientras me levantaba del taburete, el, por su parte no se movió, me acerque más a él y mientras me reía internamente porque sabía que él estaba esperando algún insulto o golpe, lo bese como nunca había tomado la iniciativa de hacerlo, era uno de esos besos que le dejaban sin aliento, pero esta vez, quien se quedo sin aliento fue el.

- Joder- murmuro después de una eternidad

Me aparte de el seductoramente, camine despaldas- corriendo el riesgo de caerme por no ver por dónde iba- aun sosteniéndole la mirada, mientras me desabotonaba su camisa, sin ninguna prisa la deslice por mis brazos hasta que cayó al piso, PETER a un no se movía y yo, con una picara sonrisa, me gire para ir hasta el dormitorio, no sin antes ver cómo salía de su estupor y corría hacia mí.

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