jueves, 27 de abril de 2017

CAPITULO 28

Estaba en un lugar apartado, la suave brisa hacia que mis cabellos se mecieran a su ritmo, llevaba esa sensación de plenitud por las que muchos aspiran y a las que otros temen, yo era de las segunda. Sentí unos fuertes brazos que me abrazaban desde detrás, aspire el aroma y no basto más que eso para que una patética sonrisa asomara mi rostro, era PETER. Después de unos momentos reconocí el lugar donde nos encontrábamos, era nuestro lugar favorito en el mundo.

Movía sus dedos rítmicamente en mi panza, minimi, seguro el también disfrutaba de esto que parecía un sueño. El sonido de Uptown Funk hizo que me sobresaltara, amaba la canción, pero no parecía ir con la escena, por lo que me di cuenta al abrir los ojos, era un puto sueño.

- ¿Quién es?- dije sin mirar.

- ¿así le contestas a tu madre?

- Oh madre- dije mirando el identificador- no vi que eras tu

- Solo quería saber cómo iba mi nieto- dijo con una sonrisita, se estaba burlando de mi la perversa esa.

- Búrlate madre- le conteste siseando- está bien al igual que yo, estamos- mire donde estábamos, esta no era mi habitación- medios ocupados ahora, te llamo luego sí.

- Está bien hija, cuídate.

Definidamente, mía, no era esta casa, por obvias razones que no me atrevería a numerar, no quería caer en depresión. Por lo menos en la habitación que me encontraba todo era súper moderna, en esta cama podríamos dormir muchas personas cómodamente, además del maravilloso tv plasma que tenia frente a mis pobres ojos y lo hacía más genial el no tener que levantarme para verla, el estilo en si me resultaba familiar, se parecía mucho al de NICO pero había pasado tanto tiempo su departamento que conocía cada rincón, y esta habitación, jamás la había visto.

Me golpee varias veces, era obvio, más que obvio.

Era la de mi jefecito.

Me levante como flash de la cama, palpe mi cuerpo y suspire aliviada. Rememorando, estaba en la oficina y entre nosotros se estaba teniendo la conversación más seria del siglo, me estaba empezando a molestar y de pronto…

Yo estoy enamorado de ti… había dicho el

Fin de mis recuerdos.

A partir de entonces me queda suponer que sucumbí a sus encantos y de una vez le tome la palabra y vine a vivir a su casa, pero estaba tan cansada que me quede dormida, aunque ahora eran solo las seis de la tarde.

Leer ficción me dañaba lentamente.

Me levante, pues necesitaba respuestas urgentemente, abrí una puerta pero no era la indicada, esta daba paso a una pequeña boutique a la que las personas las personas con dinero llamaban vestidor, volví a cerrarla y para mi suerte, esta vez si abrí la correcta, aunque no sabía porque lado ir.

Después de cantar una canción de mi infancia que utilizaba cuando no sabía nada en los exámenes seguí por la derecha, llegue hasta una escalera de caracol- elegancia ante todo- y baje lo mas calmadamente que en mi opinión podía hacer una chica, que además de bella, joven y embarazada, era una psicópata sin entrenamiento, propensa a pasar por las situaciones más ridículas con su jefe y no menos importante que esta era su casa.

En la que él quería que yo viviera.

Me encontré a un hombre súper alto, al final de estas, llevaba un traje oscuro que seguramente, para yo comprarlo tendría que tener una buena cantidad de dinero. Al parecer esperaba que yo bajara, cuando al fin lo hice inclino su cabeza y me pidió que lo siguiera, lo recordé de cuando le llevo las maletas al aeropuerto. Mis dudas todas fueron respondidas, esta si era la casa del jefe, había, en el salón que habíamos parado, algunos retratos, en los que solo llegue a reconocer a NICO, al señor LANZANI y al PETER.
El estaba sentado muy tranquilo de la vida, como si horas antes no se había enterado de que tendría un hijo, conmigo precisamente, sin mencionar que me había dicho que estaba enamorado de mi y después de eso no recuerdo absolutamente nada.

- Qué bueno que despertaste- dijo caminando hacia mi- ¿ya te encuentras bien?

- ¿Qué paso? recuerdo estar en la oficina no en esta casa- respondí

- Te desmayaste- dijo confundido- ¿no recuerdas nada?

- Recuerdo cosas que seguramente no querías decir.

- Tal vez no me arrepiento de nada, solo de todo lo malo que nos haya ocurrido hasta estos momentos.

- Te pasare el libro para que empieces- bromee- pero hablando en serio ¿decías enserio lo de estar enamorado de mi?- esa pregunta me costó tres golpes en el orgullo

- Solo te he mentido una sola vez en la vida- dijo retomando la seriedad que recordaba- y no fue al decirte eso- sentía mis nervios subir, definitivamente no era algo para lo que estuviera preparaba, pero mentía si diría que no quería escucharlo.

- No tengo todo el día- canturreé nerviosa- ¿Cuándo lo hiciste?

- Al llegar de new york- dijo calmadamente- al decir que no quería ningún tipo de relación seria contigo

Me tense, vale era una miedosa sin remedio, podía golpear un tipo armado robando una joyería y sin irnos tan lejos, podía insultar al espécimen que tenía delante de mí sobre cualquier cosa, obviamente menos en esta. Le hice señas para que esperara que me recuperara, me senté en un mueble cercano al que le me llevo del brazo- tan caballeroso como siempre- y respire profundo. Tenía que afrontar todo lo que venía sobre mí.

- ¿me pregunto porque rayos me lo dices hasta ahora?- dije tratando de disimular lo molesta, por no decir furiosa que me sentía.

- Miedo- dijo de lo más calmado. Este me iba a terminar matando, lo presentia.

- ¿miedo?- pregunte incrédula- espero por tu bien que no sea lo que estoy pensando en este momento.

- Yo también lo espero- murmuro- era a que no sintieras lo mismo por mi- me reí, por la ironía, yo pensaba justo lo mismo, deje de reírme cuando vi dolor en sus ojos y me golpee mentalmente, me había llegado el porqué de estúpida actuación.

- Digamos que tiene lógica tu punto- comente- sentiste miedo de que yo no sintiera lo mismo y que solo estuviera detrás de todo tu dinero, era fácil de pensar para alguien como tú, a POLI le pasa todo el tiempo, pero no te preocupes, no soy así.

- Sé que no eres así, en ningún momento eh querido ofenderte de ninguna manera, yo solo no quería que volviera a pasar otra vez.

- ¿no me digas que te lo habían hecho?- pregunte curiosamente.

- En ese sentido, por supuesto que no… no soy estúpido, aunque lo vivas proclamando- respondió y supe que no diría más del tema.

- No me arrepiento- dije cruzándome de brazos

- No te desvíes de la conversación y no te desmayaras en esta, el doctor dijo que es normal por tu estado y que te dejara dormir, así que ya que dormiste algunas dos horas o más estas más que bien para seguir hablando.

- Dijiste que tu miedo era ¿se supone que ahora crees que siento algo por ti?

- Estoy totalmente convencido que de no ser de esa manera no aguantaras todas las que te hago.
- Igualmente- le respondí.

- Já, no lo negaste- dijo con tono burlón pero no fue eso lo que vi en sus ojos.

- No se mal tan grande hice en el mundo para que me toque este idiota- refunfuñe- tu si puedes bromear ¿verdad?

- No puedes creer que me quedare tranquilo sabiendo que sientes algo por mi- dijo enseñando la mejor de sus sonrisas- llevaba mucho tiempo esperando esto.

- Infeliz- dije riéndome, fue inevitable.

Acorto los pocos centímetros de distancia que había entre nosotros, me miro a los ojos, por primera vez sentí que el brillo que reflejaban estos se debían a mí, sonreí más de lo que ya lo hacía, se sentía bien saber que él me quería y que al parecer no iba a hacer tan extraño el hecho de que tendríamos un hijo, a minimi, suspire sin darme cuenta y a él eso le hizo gracia, muy chistoso el día de hoy, lo fulmine con la mirada y él como siempre, solo pudo besarme.

Cosa que a mí personalmente me encantaba.

No fue uno de esos de los que él era un gran experto, de esos que me dejaban con respiración errática o suspirando como adolescente de secundaria. Este era el mejor de todos, era dulce y agónico, cargado de emociones, grandes emociones que me embargaban y que el también decía sentir.

No puedes comparar un beso de alguien que te guste con el de alguien al que quieras, me había dicho mi POLI una vez, y tenía razón, desgraciado infeliz que siempre sabia que decir.

Después de un rato, el solo rosaba sus labios con los míos, al parecer él no quería separarse y mentía si dijera lo contrario, esto en definitiva era mejor que nada que hubiésemos vivido los dos juntos… pero siempre un teléfono tiene que sonar.

- More- dije contestándole a EUGE.

- No has llegado má- contesto ella- ¿debo preocuparme?

- En absoluto- conteste sentándome en las piernas de PETER mientras este me abrazaba, me podría acostumbrar a esto- llegare en un rato.

- NICO me dijo que tu jefe se había enterado- dijo un poco nerviosa- ¿tiene eso algo que ver con que aun no estés gritándome que te haga de comer ahora?

- Un poco, si- dije riéndome- hablamos en un rato, deja de preocuparte, estas vieja.

- Maldita no estoy vieja- y me colgó.

Me reí, tendría que escucharla cuando llegara a casa, ya me la imaginaba “tu eres más vieja que yo, además amargada y pronto se te caerá el cabello por tu maldad”, que sería de mi vida sin ella, sin ellas.

- Pensaba que te quedarías aquí- dijo el sacándome de la hermosa visión de mi futuro inmediato

- Sabes que nunca coincidiremos en el pensamiento

- Nunca me dijiste si vendrías a vivir conmigo- y ahí era donde yo decía, mátelo alguien.

- Mi hijo- dije girándome para verle la cara- es una decisión que no puedo tomar a la ligera y no me digas que tuve mucho para pensarlo, no es algo que haya pensado nunca hacer en mi vida.

- Pero ahora tendremos un hijo.

- Minimi no tiene nada que ver con eso- dije restándole la importancia que merecía- no podemos hacer las cosas apresuradamente, contrólate.

- Me quedare tranquilo si me dices que lo pensaras.

- Está bien- dije entre dientes.

Nos volvimos a besar, termine ahorcajadas casi sin darme cuenta, las cosas estaban pasando a ligas mayores y estúpidamente no me sentía preparada para llegar más lejos, no sabía cuál era la razón en sí, sabía que me quería y todo eso, pero aun no me sentía del todo segura de nada. Siempre eh sido realista, porque razón tendría eso que cambiar en un día que aun no había terminado, aun tenía que procesar muchas cosas, POLI aun no se iba de la ciudad, aunque estaba trabajando desde aquí, se iría mañana, estaba acostumbrada hacía mucho tiempo a los cambios de humor de PETER, pero nunca obviamente a tal extremo.

Para qué negarlo, como siempre una parte de mi se sentía ridículamente feliz por este hecho, mientras la otra tenía miedo de lo que ocurriera una vez que yo saliera por esa puerta, que de seguro era una gran puerta.

- Deberías llevarme ya- dije separándome un poco y respirando como si hacían años que no lo hacía.

- Quédate un poco mas- dijo mirándome fijamente, era mala lo sabia- tu amiga ya sabe que estas bien.

- Tengo que tomar algunos medicamentos que están en casa- lo que era cierto- así que…

- Lo que me faltaba- dijo entre dientes. Subió hasta la que confirme era su habitación a buscar mi bolso.

Me ponía más nerviosa a cada segundo que pasaba, de corazón esperaba que todo esto fuera para bien.

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