El estaba de pies junto a él gran ventanal por el que se veían los rayos del sol en plena mañana, su postura era tensa, como si tratara de controlarse, lo más extraño fue verlo con una botella de bourbon en las manos, no es que no tomara pero nunca lo hubiese visto a esa hora.
Yo me debatía entre que hacer, por un lado podía irme a mi puesto de trabajo pero eso puede hacer que se enoje mas por lo que decido quedarme no es lo mejor del mundo, pero no dejare que porque este así me afecte.
-¿En qué le puedo ayudar señor?- mi voz sonaba baja y pausada, no por miedo, solo porque lo ameritaba el momento (supongo).
-recoja todos los papeles- maldito- y organícelos por favor.
Por lo menos dijo por favor.
Desgraciado hijo de nadie….
-está bien- dije pero sonó mas para mi, ¡oh porque conciencia no te escuche causando me dijiste que saliera de ahí! Perdóname.
No se volvió en ningún momento para mirarme, pero vi como asintió un poco y como subordinada al fin, volví a mi misión en la vida, ordenar los papeles para el señor Smith. Me propongo hacerlo rápido, mientras mas rápido mejor para dejarlo solito y con su sufrimiento.
Minutos después ya había terminado y me dispuse a salir pero…
-señorita ESPOSITO espere un momento.
¡oh señor ten piedad!
-digame señor LANZANI-voltee para encontrarme con unos profundos ojos clavados en mi ¡soy joven para morir!
-¿Cómo mi asistente tiene que hacer todo lo que le pida, verdad?- no se si aun tengo mi paranoia oh que, pero no me agrada la forma en que lo dice.
-mientras este en mis posibilidades si- en que me estoy metiendo- creo…
Su mirada paso de mis ojos a todo mi cuerpo, espero que no sea lo que estoy pensando, porque si es asi…
-creo que podrá con esto- se esta acercando, esto no puede ser bueno- cancele todo lo que tenga para hoy y acompáñeme.
-pero señor yo...- empecé a decir pero con su mirada me intimidaba.
-esta bien- suspiré- volveré enseguida.
Salí de su oficina con unas ganas intensas de golpearme, tenía que ver echado algo en su café, cancele tres citas, dos reuniones y un almuerzo. Respiré profundamente tres veces y luego salí, y hay estaba esperándome.
-listo señor- me obligue a decir.
-vamos entonces.
Su voz era más fría que polo norte, si me le acerco más moriré por mi sangre congelada.
Al pasar por.él puesto de Susan le lance una mirada para que por lo menos rezara por mi, la cual me devolvió con Mucha compasión.
Seguí caminado hasta llegar al ascensor, cuando estábamos bajando un extraño ruido se escucho lo que hizo que nos sobresaltaramos, luego empezaron unas fuertes sacudidas hasta que se paro y apago todas las luces.
Desesperadamente mi jefe empezó a darle a los botones y a ver que no servía de nada golpeo con fuerza él tablero.
Lo que me faltaba.
-no creo que con eso logre nada.
-¿Te importa lo que haga Oh que?- Ay conmigo él no se va a desquitar no.
-no por mi esfúmate- le dije.con voz fría- pero no quiero que hagas que nos Matemos aquí.
-entonces crees que me gusta estar aquí- dijo exaltado.
-no lo se, pero a mi si que no me gusta, a si que trate de calmarse.
-se te olvida que soy tu jefe para que me estés hablando así.
-no- que ni crea que puede conmigo- no se me olvida, pero si usted tiene algún problema no se descargará conmigo y menos en esta situación así que bájele dos rayitas a su volumen.
Escuche como trataba de calmar su respiración, luego saco su teléfono y al ver que no tenía cobertura, lo estalló contra él piso, también yo revise él mio y tampoco tenía señal.
-maldición- exclamé.
-no me diga que ahora es su turno de perder él control- dijo irónico.
-si le preocupa que repita él drama que usted hizo, no se preocupe no lo hare.
Escuche como se reía... ¿Cómo puede hacerlo en estos momentos? Luego sentí como me presionaba contra la pared y se me acerco tanto que sentía su respiración.
-debería de ser mas cuidadosa con lo que dice señorita ESPOSITO.
Deberías rehacerle caso a tu jefe, babosa. Me grito mi conciencia.
-no le tengo miedo señor LANZANI.
Se cerco un poco más a mi y sentí como mis rodillas se aflojaban, estábamos tan cerca que juro que a lo lejos no creerían que eramos dos personas. Sus hermoso ojos me miraban fijamente, le correspondí con la misma mirada a fin de cuentas y a pesar de lo vulnerable que me sentía así en sus brazos y contra la Pared no dejaría que me intimidara.
-esta bien- se río-como desees.
Y dicho esto termino quitando toda distancia que nos separaban al chocar sus labios con los míos, me besaba con tanta intensidad que temí que me cortará, aún así y a pesar de ser tan brusco se sentía muy bien, por lo cual se lo correspondí enredando mis manos en su cuello y empujándolo para que quedáramos mas cerca.
Cuando se aparto nuestra respiraciones eran entrecortadas y por un momento lamente que se hubiese acabado pero por otro no iba a desperdiciar esta oportunidad...
-¿Por que lo has hecho?- le grite para luego empujarlo lejos de mi.
-lo dices como si no te hubiese gustado.
Buen punto maldito.
-lo que disfrute no es de su incumbencia- no podía contradecirlo si que me gusto- pero no tiene él derecho de hacerlo.
-hace algunos segundos no pensaba eso- su tono no podía ser más irónico.
Esta bien, cambiemos de fichas.
-no entiendo como esto puede divertirle- exclamé- !estamos encerrados en un maldito ascensor!
-¿No cree que ya me si cuenta de eso?.
-deje su sarcasmo conmigo que no le esta resultando.
-esta bien. Dicho esto se acerco de nuevo y antes de que pudiera reaccionar me volvía a besar, pero esta vez no se lo correspondí, no porque no quería si no porque se haría ideas de mi y no pienso darle ventajas, Oh no.
Las luces volvieron a encenderse y un rato después él ascensor empezó a descender de nuevo. Él se despego de mi y empezó recoger lo que quedaba de su teléfono. Se volteo a mirarme pero se sorprendió al ver la dura mirada que le ponía.
Estúpido jefe tan guapo que dan ganas de .... Oh señor ayudanos.
Él ascensor se abrió y en las puertas habían un grupo de personas reunidas en turno a unos bomberos, sin esperar un segundo más salí no le diera por volver a dañarse y después de unos estoy bien gracias que se me antojaron eternos salí del edificio sintiendo como él aire volvía a mis pulmones.
Sentí unos pasos detrás y al voltear vi como mi adorado jefe se me acercaba.
-señorita ESPOSITO- sonrió- aún tenemos algo ir hacer.
Maldición...
Sube otro por ayer q no hiciste
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