Había pasado una semana, una larga y metódica semana en la que solo escuchaba canciones como kiss me de ed sheeran y por ahí de patéticas y auto destructivas, como diría POLI dándole dolor al dolor.
Y no es que mi relación con mi jefe haya cambiado a gran escala, nuestra relación seguía de lo más normal, todos nuestros dramas, peleas y enfrentamientos para ver quién puede más que quien seguían cada día, también las bromas y los insultos de mi parte –obviamente –ante cualquier banalidad de la que habláramos, solo exceptuando el hecho de que no volvimos hablar de lo ocurrido y como siempre, para joderme cada vez más, una parte de mi se sentía ridículamente triste por ese hecho.
Tanto es mi miseria que eh pensado seriamente en tatuarme perdedora en la frente y mostrarlo al mundo, aunque para casos tan extremos tenia a mi mejor amigo, el problema es que este no podía dedicarme más de una hora y era a media noche cuando podía salirse de todos sus asuntos, no lo culpaba, es mas apreciaba mas nuestra amistad en estos momentos y si no fuera por vivir tan lejos fuera aun mejor.
Tenía pensado visitarlo un fin de semana de estos, pero por ahora no podía porque como la asistente personal del jefe de jefes de LANZANI INTERNATIONAL debía de hacerme cargo de uno de los eventos más importantes y esperados para los aduladores y tumba polvos de la empresa: el cumpleaños de PETER.
Y como era de esperarse deseaba que llegara ese día como niño espera a santa en navidad, aunque no lo andaba gritando a los cuatro vientos (ya tenia suficiente con tener a MERY y la señora escayolada –EUGE –atosigándome cada momento que podían para ver si me encontraba bien después de mi última y estúpida “charla” con el señor) disimulaba mis risitas infernales cada vez que se me ocurría una forma de molestarlo ese día que precisamente era el vendito viernes próximo para el que faltaban solo un mísero día.
Mis bromas eran de lo mas infantiles lo que era más que obvio, pero una vez maquinadas y bien estructuradas perdían sentido, últimamente me eh sentido más cansada de lo habitual, porque aunque el sensual y maravilloso novio-prometido de EUGE pasa la mayor parte del tiempo cuidando de ella, a mi me toca mi sustancial parte, aunque no me quejo, además de los trabajos de la oficina que tal parecen venir con el único objetivo de martirizarme, sin contar con los preparativos para el cumpleaños del más esperado de todos los tiempos- sarcasmo –cuando quisiera cumplir los 30 ya entraría a un sanatorio o como mínimo una casa de retiro para jefes explotados por sus infames y alarmada mente hermosos jefes.
Y aquí estaba yo, justo ahora, en este preciso momento, siendo las 7 de la tarde, en un increíblemente hermoso y sofisticado restaurante a las afueras de la ciudad, desperdiciando mi tiempo de series y de lecturas porque era el único tiempo estratégicamente bueno para que PETER no se percatara de que le preparábamos una sorpresa en vez de su repetitiva y aburrida cena de todos sus aburridos años. Estaba sentada con un NICO, que estaba más que nervioso por no estar con EUGE, aunque esta estaba cuidada por MERY, a la espera de su padre el señor LANZANI, para terminar con los preparativos.
Estaba más que curiosa por ver al padre de estas criaturas y ver a cuál de sus hijos se parecía: si era al maravilloso y carismático NICO o al egocéntrico y corazón de piedra que era PETER.
Cinco minutos después se presento el esperado señor LANZANI, vestía tan formal como su hijo perverso, traje gris y corbata negra, pero sus facciones eran similares a las de NICO tenían los ojos del mismo color y el negro en su cabello era casi idéntico, digo casi, porque los signos de la vejez ya eran notables en el. Después de presentarnos como lo indica el protocolo, empezamos a trabajar de lleno en lo que consideraríamos que era la mejor opción para la fiesta sorpresa del individuo en cuestión.
Decidimos en común acuerdo, hacerlo en casa del señor LANZANI, pediríamos un organizador de eventos y de esa manera y gracias al cielo, menos trabajo para mí. La fiesta constaría solo con algunos familiares y los miembros de la empresa, puesto que según el señor LANZANI, PETER no es muy partidario de estos eventos y mucho menos de aparecer en las portadas.
El señor LANZANI era, en comparación con su compañera sentimental –la cacatúa –una persona humilde a su manera de ver y era, en su defecto uno de los rasgos característicos de NICO y un poquito de PETER aunque doliera admitirlo. No es que el sea así como lo peor del mundo, pues tenía sus buenos momentos y me alegrara de participar en alguno de ellos.
- Bueno dada por concluida nuestra reunión- dijo el señor LANZANI –tengo que encontrarme con Mónica en 15 minutos, un placer conocerla señorita ESPOSITO.
- Lo mismo digo señor LANZANI
- Con esa carita que tienes, me es difícil verte como la única que no se ha dejado de mi hijo mayor.
- Solo hacemos lo que podemos- repuse –no es más difícil de lo que se ve.
- Me alegro de que cuente con alguien como usted, necesitaba a alguien así.
- Si, gracias- aunque no sabía si eso era lo que en realidad necesitaba, es un tanto difícil de comprender, aunque ya yo no trataba de hacerlo, me limitaba a molestarlo cada vez que se presentaba la ocasión.
Al volver a casa, después de atascarme totalmente de helado y galletas, me fui a dormir sintiendo mi cuerpo como si un tren de cargas hubiese bailado la gasolina encima de mí, y fue la única noche, después de todo lo ocurrido en que no me detuve a pasar horas completas pensando en lo miserable que me sentía por no tener el amor de alguien a quien, increíblemente había comenzado a querer.
A la mañana siguiente y después de arreglarme Salí para comer las tortitas que había estado preparando MERY, que se había quedado a dormir, sentí unas terribles ganas de comerlas de un modo diferente, cosa que no paso desapercibida por MERY.
- ¿Qué se supone que haces, sucia?- me pregunto con incredulidad.
- ¿comer?- dije poniéndole mayonesa a mis tortitas.
- se supone que a las tortitas se les pone sirope- respondió.
- si pero, ay que probar nuevas cosas.
- definitivamente estás loca mana
- a mal tiempo te diste cuenta.
Aun no eran las diez de la mañana y pensaba que mi cabeza iba a explotar, entre el señor LANZANI, sus reuniones y la bendita fiesta, no sabía donde apoyar mi cabeza, sentía el cansancio aun en mis huesos, como si no hubiese dormido nada en toda la bendita noche, lo que me hacía sentir de lo más extraña.
- LALI ¿puedes venir un momento?- llamo PETER
- Ya voy- conteste con pereza
Cuando entre a su oficina me lo encontré de lo mas sensualito, apoyado en su escritorio como quien no quiere la cosa, estaba divertido hoy, lo que me hacia echar chispas por alguna razón desconocida para mi, atribuido por mi sub consiente al hecho de que mañana es su cumpleaños.
- Creo que deberías poner más entusiasmo a tu ya voy- dijo en broma
- U- dramatice- perdóneme príncipe de Persia, señor de los anillos y padre de los umpa-lumpas no era mi intención estar de lo mas sosa y sin entusiasmo, le prometo que para la próxima busco una banda y le monto un espectáculo y todo.
- No seas sarcástica- se rio- a ver siéntate, debemos hablar.
- ¿Qué?- dije sentándome.
- En dos semanas tendremos que volver a new york por lo de la fusión y quería que lo habláramos por si sentías la necesidad de no acompañarme.
- No me digas- dramatice
- Ya lo hice- respondió con el mismo tono
- ¿y porque dejaría de ir de nuevo allá?- aunque era una estúpida pregunta quería escuchar su estúpida respuesta.
- Es por lo que paso en el anterior.
- Pensé que habíamos quedado en que no se volvería a hablar del tema, además su ridículamente costoso apartamento tiene jacuzzi, crees que me lo perderé por ti jefecito, tal parece que no me conoces, no sabes lo triste que es.
- Si que eres dramática –mascullo entre dientes- me alegro de saber que podrás acompañarme.
- ¿necesitas algo más?
- Ya te llamo si pasa algo más.
Si claro, ahí estaba yo haciéndome la súper poderosa, la power ranger que todo lo puede, sabiendo que si en ese viaje el me mira mal, por decirlo de alguna manera, no dudaría un minuto en brincarle encima y arrancarle las ropas y… y… necesitaba agua fría en estos momentos, porque aun faltaba mucho por hacer para la estúpida fiesta.
Me puse manos a la obra y entre distraer al molesto de PETER y terminar de ver todo con el organizador de eventos, a las seis ya estaba libre de toda potencia trabajistica e iba a salir de la empresa cuando recibí la llamada de MERY.
- ¿ama?
- Si yo quien mas- contesto ella
- Uh perdón la doña. ¿Qué paso?
- No mucho ¿Qué harás ahora?
- Yo, irme a la casa, ¿Por qué?
- Iremos a un bar cat y yo, pensé que querrías venir, llevamos días sin alcohol en nuestro sistema.
- Te eh dicho que te quiero alguna vez
- Lo haces todos los días
- Si como sea- conteste- te espero abajo, date prisa.
- Si adiós.
Minutos después estábamos entrando a un bar en el centro muy sofisticado para el gusto de MERY después de las primeras tres copas, cat decía que tenía buen ambiente a esta hora, el lugar tenía un nombre tan simple que no cuadraba mucho con el lugar “El bar de MARIANO”. En si era un lugar muy bonito y acogedor, donde estoy segura que vendríamos más seguido.
- Estupendo –dijo MERY
- Si a mí también me gusta.
- Vengan chicas vamos a la barra –dijo cat con su natural entusiasmo.
Nos sentamos en taburetes altos de madera que hacían juego con la barra, cat nos presento al dueño del lugar que era quien también lo dirigía, según esta, el sujeto en cuestión tenía suficiente dinero como para no levantarse nunca de su cama, pero amaba este lugar así que de por si me pareció buena persona. Cuando íbamos por la cuarta cerveza, la cabeza de MERY ya iba de un lado a otro yo había dejado de beber por alguna extraña razón en la segunda.
Mis amigas se lanzaron a la pista a bailar, malo pero bonito, mientras yo me burlaba de ellas desde mi posición, momentos después el señor MARIANO también imitaba mi nueva afición.
- Si dan más vergüenza, me haría el favor de no decirle a nadie que andan conmigo mientras yo me escabullo.
- Porque, si tienen su ritmo –bromeo
- Si claro –ironice –tienen todo menos eso
- Es una buena terapia, para un largo día de trabajo.
- Largo es poco para mí- suspire- entre aguantar al odioso de mi jefe y tramar una fiesta sorpresa para él a sus espaldas, eh envejecido 5 años desde ayer.
- No lo soportas pero le organizas una fiesta, tiene que ser duro para ti.
- De soportarlo, que va- dije riéndome- si el que tiene que soportarme es el, a veces le hablo como si no fuera mi jefe.
- Me recuerdas a un amigo, tiene una secretaria así
- Supongo que su amigo si es buena gente, no como el mío
- Si lo conocieras no dirías lo mismo
- Creo que te diría la misma frase
Una hora después arrastraba a MERY a su departamento, tuve que llamar al esposo de cat para que viniera por ella, lo que resulto muy cómico, pues en vez de recriminarle por quedarse así, se lamento haberse perdido el espectáculo que dramáticamente le conté que habían protagonizado, después de pasarle algunas fotos se subieron a su auto y nosotras al mío, cuando la pude tirar en su cama, le entregue las llaves a su primo para que vaya a por el carro de MERY.
Y yo al fin más que exhausta, me tire en mi cama al llegar a casa –lo que ya se me iba haciendo costumbre- y hablando de estas, me acorde de mi tortura favorita.
Imaginarme un día rosa con mi jefe mientras esperaba que el señor me venciera.
Y no es que mi relación con mi jefe haya cambiado a gran escala, nuestra relación seguía de lo más normal, todos nuestros dramas, peleas y enfrentamientos para ver quién puede más que quien seguían cada día, también las bromas y los insultos de mi parte –obviamente –ante cualquier banalidad de la que habláramos, solo exceptuando el hecho de que no volvimos hablar de lo ocurrido y como siempre, para joderme cada vez más, una parte de mi se sentía ridículamente triste por ese hecho.
Tanto es mi miseria que eh pensado seriamente en tatuarme perdedora en la frente y mostrarlo al mundo, aunque para casos tan extremos tenia a mi mejor amigo, el problema es que este no podía dedicarme más de una hora y era a media noche cuando podía salirse de todos sus asuntos, no lo culpaba, es mas apreciaba mas nuestra amistad en estos momentos y si no fuera por vivir tan lejos fuera aun mejor.
Tenía pensado visitarlo un fin de semana de estos, pero por ahora no podía porque como la asistente personal del jefe de jefes de LANZANI INTERNATIONAL debía de hacerme cargo de uno de los eventos más importantes y esperados para los aduladores y tumba polvos de la empresa: el cumpleaños de PETER.
Y como era de esperarse deseaba que llegara ese día como niño espera a santa en navidad, aunque no lo andaba gritando a los cuatro vientos (ya tenia suficiente con tener a MERY y la señora escayolada –EUGE –atosigándome cada momento que podían para ver si me encontraba bien después de mi última y estúpida “charla” con el señor) disimulaba mis risitas infernales cada vez que se me ocurría una forma de molestarlo ese día que precisamente era el vendito viernes próximo para el que faltaban solo un mísero día.
Mis bromas eran de lo mas infantiles lo que era más que obvio, pero una vez maquinadas y bien estructuradas perdían sentido, últimamente me eh sentido más cansada de lo habitual, porque aunque el sensual y maravilloso novio-prometido de EUGE pasa la mayor parte del tiempo cuidando de ella, a mi me toca mi sustancial parte, aunque no me quejo, además de los trabajos de la oficina que tal parecen venir con el único objetivo de martirizarme, sin contar con los preparativos para el cumpleaños del más esperado de todos los tiempos- sarcasmo –cuando quisiera cumplir los 30 ya entraría a un sanatorio o como mínimo una casa de retiro para jefes explotados por sus infames y alarmada mente hermosos jefes.
Y aquí estaba yo, justo ahora, en este preciso momento, siendo las 7 de la tarde, en un increíblemente hermoso y sofisticado restaurante a las afueras de la ciudad, desperdiciando mi tiempo de series y de lecturas porque era el único tiempo estratégicamente bueno para que PETER no se percatara de que le preparábamos una sorpresa en vez de su repetitiva y aburrida cena de todos sus aburridos años. Estaba sentada con un NICO, que estaba más que nervioso por no estar con EUGE, aunque esta estaba cuidada por MERY, a la espera de su padre el señor LANZANI, para terminar con los preparativos.
Estaba más que curiosa por ver al padre de estas criaturas y ver a cuál de sus hijos se parecía: si era al maravilloso y carismático NICO o al egocéntrico y corazón de piedra que era PETER.
Cinco minutos después se presento el esperado señor LANZANI, vestía tan formal como su hijo perverso, traje gris y corbata negra, pero sus facciones eran similares a las de NICO tenían los ojos del mismo color y el negro en su cabello era casi idéntico, digo casi, porque los signos de la vejez ya eran notables en el. Después de presentarnos como lo indica el protocolo, empezamos a trabajar de lleno en lo que consideraríamos que era la mejor opción para la fiesta sorpresa del individuo en cuestión.
Decidimos en común acuerdo, hacerlo en casa del señor LANZANI, pediríamos un organizador de eventos y de esa manera y gracias al cielo, menos trabajo para mí. La fiesta constaría solo con algunos familiares y los miembros de la empresa, puesto que según el señor LANZANI, PETER no es muy partidario de estos eventos y mucho menos de aparecer en las portadas.
El señor LANZANI era, en comparación con su compañera sentimental –la cacatúa –una persona humilde a su manera de ver y era, en su defecto uno de los rasgos característicos de NICO y un poquito de PETER aunque doliera admitirlo. No es que el sea así como lo peor del mundo, pues tenía sus buenos momentos y me alegrara de participar en alguno de ellos.
- Bueno dada por concluida nuestra reunión- dijo el señor LANZANI –tengo que encontrarme con Mónica en 15 minutos, un placer conocerla señorita ESPOSITO.
- Lo mismo digo señor LANZANI
- Con esa carita que tienes, me es difícil verte como la única que no se ha dejado de mi hijo mayor.
- Solo hacemos lo que podemos- repuse –no es más difícil de lo que se ve.
- Me alegro de que cuente con alguien como usted, necesitaba a alguien así.
- Si, gracias- aunque no sabía si eso era lo que en realidad necesitaba, es un tanto difícil de comprender, aunque ya yo no trataba de hacerlo, me limitaba a molestarlo cada vez que se presentaba la ocasión.
Al volver a casa, después de atascarme totalmente de helado y galletas, me fui a dormir sintiendo mi cuerpo como si un tren de cargas hubiese bailado la gasolina encima de mí, y fue la única noche, después de todo lo ocurrido en que no me detuve a pasar horas completas pensando en lo miserable que me sentía por no tener el amor de alguien a quien, increíblemente había comenzado a querer.
A la mañana siguiente y después de arreglarme Salí para comer las tortitas que había estado preparando MERY, que se había quedado a dormir, sentí unas terribles ganas de comerlas de un modo diferente, cosa que no paso desapercibida por MERY.
- ¿Qué se supone que haces, sucia?- me pregunto con incredulidad.
- ¿comer?- dije poniéndole mayonesa a mis tortitas.
- se supone que a las tortitas se les pone sirope- respondió.
- si pero, ay que probar nuevas cosas.
- definitivamente estás loca mana
- a mal tiempo te diste cuenta.
Aun no eran las diez de la mañana y pensaba que mi cabeza iba a explotar, entre el señor LANZANI, sus reuniones y la bendita fiesta, no sabía donde apoyar mi cabeza, sentía el cansancio aun en mis huesos, como si no hubiese dormido nada en toda la bendita noche, lo que me hacía sentir de lo más extraña.
- LALI ¿puedes venir un momento?- llamo PETER
- Ya voy- conteste con pereza
Cuando entre a su oficina me lo encontré de lo mas sensualito, apoyado en su escritorio como quien no quiere la cosa, estaba divertido hoy, lo que me hacia echar chispas por alguna razón desconocida para mi, atribuido por mi sub consiente al hecho de que mañana es su cumpleaños.
- Creo que deberías poner más entusiasmo a tu ya voy- dijo en broma
- U- dramatice- perdóneme príncipe de Persia, señor de los anillos y padre de los umpa-lumpas no era mi intención estar de lo mas sosa y sin entusiasmo, le prometo que para la próxima busco una banda y le monto un espectáculo y todo.
- No seas sarcástica- se rio- a ver siéntate, debemos hablar.
- ¿Qué?- dije sentándome.
- En dos semanas tendremos que volver a new york por lo de la fusión y quería que lo habláramos por si sentías la necesidad de no acompañarme.
- No me digas- dramatice
- Ya lo hice- respondió con el mismo tono
- ¿y porque dejaría de ir de nuevo allá?- aunque era una estúpida pregunta quería escuchar su estúpida respuesta.
- Es por lo que paso en el anterior.
- Pensé que habíamos quedado en que no se volvería a hablar del tema, además su ridículamente costoso apartamento tiene jacuzzi, crees que me lo perderé por ti jefecito, tal parece que no me conoces, no sabes lo triste que es.
- Si que eres dramática –mascullo entre dientes- me alegro de saber que podrás acompañarme.
- ¿necesitas algo más?
- Ya te llamo si pasa algo más.
Si claro, ahí estaba yo haciéndome la súper poderosa, la power ranger que todo lo puede, sabiendo que si en ese viaje el me mira mal, por decirlo de alguna manera, no dudaría un minuto en brincarle encima y arrancarle las ropas y… y… necesitaba agua fría en estos momentos, porque aun faltaba mucho por hacer para la estúpida fiesta.
Me puse manos a la obra y entre distraer al molesto de PETER y terminar de ver todo con el organizador de eventos, a las seis ya estaba libre de toda potencia trabajistica e iba a salir de la empresa cuando recibí la llamada de MERY.
- ¿ama?
- Si yo quien mas- contesto ella
- Uh perdón la doña. ¿Qué paso?
- No mucho ¿Qué harás ahora?
- Yo, irme a la casa, ¿Por qué?
- Iremos a un bar cat y yo, pensé que querrías venir, llevamos días sin alcohol en nuestro sistema.
- Te eh dicho que te quiero alguna vez
- Lo haces todos los días
- Si como sea- conteste- te espero abajo, date prisa.
- Si adiós.
Minutos después estábamos entrando a un bar en el centro muy sofisticado para el gusto de MERY después de las primeras tres copas, cat decía que tenía buen ambiente a esta hora, el lugar tenía un nombre tan simple que no cuadraba mucho con el lugar “El bar de MARIANO”. En si era un lugar muy bonito y acogedor, donde estoy segura que vendríamos más seguido.
- Estupendo –dijo MERY
- Si a mí también me gusta.
- Vengan chicas vamos a la barra –dijo cat con su natural entusiasmo.
Nos sentamos en taburetes altos de madera que hacían juego con la barra, cat nos presento al dueño del lugar que era quien también lo dirigía, según esta, el sujeto en cuestión tenía suficiente dinero como para no levantarse nunca de su cama, pero amaba este lugar así que de por si me pareció buena persona. Cuando íbamos por la cuarta cerveza, la cabeza de MERY ya iba de un lado a otro yo había dejado de beber por alguna extraña razón en la segunda.
Mis amigas se lanzaron a la pista a bailar, malo pero bonito, mientras yo me burlaba de ellas desde mi posición, momentos después el señor MARIANO también imitaba mi nueva afición.
- Si dan más vergüenza, me haría el favor de no decirle a nadie que andan conmigo mientras yo me escabullo.
- Porque, si tienen su ritmo –bromeo
- Si claro –ironice –tienen todo menos eso
- Es una buena terapia, para un largo día de trabajo.
- Largo es poco para mí- suspire- entre aguantar al odioso de mi jefe y tramar una fiesta sorpresa para él a sus espaldas, eh envejecido 5 años desde ayer.
- No lo soportas pero le organizas una fiesta, tiene que ser duro para ti.
- De soportarlo, que va- dije riéndome- si el que tiene que soportarme es el, a veces le hablo como si no fuera mi jefe.
- Me recuerdas a un amigo, tiene una secretaria así
- Supongo que su amigo si es buena gente, no como el mío
- Si lo conocieras no dirías lo mismo
- Creo que te diría la misma frase
Una hora después arrastraba a MERY a su departamento, tuve que llamar al esposo de cat para que viniera por ella, lo que resulto muy cómico, pues en vez de recriminarle por quedarse así, se lamento haberse perdido el espectáculo que dramáticamente le conté que habían protagonizado, después de pasarle algunas fotos se subieron a su auto y nosotras al mío, cuando la pude tirar en su cama, le entregue las llaves a su primo para que vaya a por el carro de MERY.
Y yo al fin más que exhausta, me tire en mi cama al llegar a casa –lo que ya se me iba haciendo costumbre- y hablando de estas, me acorde de mi tortura favorita.
Imaginarme un día rosa con mi jefe mientras esperaba que el señor me venciera.
Una maraton pliiis
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