viernes, 24 de julio de 2015

CAPITULO 27

  Mi hermana vuelve a ponerse como un tomate pero, al ver que no le quito ojo,
asiente.
  —Oh, LALI, fue fantástico. Nunca pensé que un aparatito de esos que vibra y se
mueve con pilas junto con la imaginación pudiera dar tanto juego. Sólo puedo
decirte que desde el sábado no hemos parado. Estoy asustada, ¿será malo tanto
sexo? Con decirte que me duele hasta la entrepierna...
  Divertida por la confidencia de mi hermana vuelvo a reírme. No lo puedo
remediar.
  —Pues dile que te regale un vibrador para el clítoris —cuchicheo en su oído de
nuevo—. ¡Es alucinante!
  La cara de mi hermana ahora es un poema.
  Yo... su hermanita pequeña, acabo de revelarle que nada de lo que ella me
pueda contar me asombra. Deja el abanico sobre la mesa y se acerca a mí.
  —Pero ¿desde cuándo utilizas tú esas cosas?
  —Desde hace tiempo —miento.
  —¿Y por qué no me lo habías dicho?
  Asombrada por aquella pregunta, clavo mi mirada en ella.
  —Vamos a ver, CANDE, el que tú necesites explicarme tus intimidades en la cama
con tu marido no significa que yo necesite explicarte las mías. Los utilizo y punto.
Y ahora, si tú has visto que te excitan, te ponen o como quieras llamarlo, disfruta
del momento y seguro que tu vida será más feliz.
  Mi hermana asiente y le da un nuevo trago a su café.
  —Eres mi mejor amiga y necesitaba decírtelo. Sabía que no te escandalizarías y
me animarías a que siguiera jugando con AGUSTIN.
  Sonrío, le tomo de la mano y ella sonríe también. En ocasiones parezco yo la
hermana mayor y eso me gusta.
  —Esas cosas, como tú las llamas, son juguetes sexuales y no hay ningún mal en
utilizarlos —cuchicheo, finalmente, entre risas—. Y sí... yo también juego con ellos
y con la imaginación. Creo que el noventa por ciento del planeta lo hace, pero
pocos lo dicen. El sexo, ya sabes que es tabú y, aunque todos lo hacemos, ninguno
hablamos de ello. Pero el morbo es el morbo y hay que disfrutar de él.
PETER regresa a mi cabeza y, con una sonrisita tonta, añado:
  —Recuerdo que la persona que me regaló mi primer juguete me dijo que cuando
un hombre regala un aparatito de ésos a una mujer es porque quiere jugar con ella
y pasarlo bien. Por lo tanto, hermanita, ¡a disfrutar, que la vida son dos días!
  De pronto, mi hermana suelta una carcajada y yo la imito. Aún no me puedo
creer que yo esté hablando de vibradores y utilizando la palabra «jugar» con mi
hermana cuando entra mi sobrina en la cocina.
  —¿De qué os reís?
  Contra todo pronóstico, Raquel me guiña un ojo y dice, mientras yo me río a
carcajadas.
  —De lo mucho que a tu tía y a mí nos gusta jugar.
  Esa noche, tras una tarde de risas y confidencias con la ahora ¡alocada de mi
hermana!, enciendo el ordenador nada más irse las dos y me quedo ojiplática. ¡He
recibido un correo de PETER! Nerviosa, lo abro y me sorprende ver que lleva un
archivo adjunto. Abro el archivo y veo una foto mía de la noche anterior, bailando
como una loca con los brazos en alto. Eso me cabrea. ¿Me ha vuelto a espiar? Pero
mi enfado se redobla cuando leo el texto del correo.
  De: PETER LANZANI
  Fecha: 21 de julio de 2012 08.31
  Para: LALI ESPOSITO
  Asunto: Preciosa cuando bailas
  Me alegra verte feliz y más aún saber que cumples lo prometido.
  Atentamente,
  PETER LANZANI (el gilipollas)
  La sangre se me espesa. Saber que me vigila, que ha leído el correo donde lo
insulté y que no me respondió me enfurece hasta unos límites insospechados ¿Por
qué no me llama? ¿Por qué no responde a mis correos? ¿Por qué me sigue?
  Pienso en contestarle. Comienzo a escribir, diciéndole de todo menos bonito.
Pero no... me niego a darle ese gusto y lo borro de un plumazo. Finalmente, apago
el portátil y, con un enfado impresionante, me voy a la cama. Nueva noche en

blanco.

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